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ACG – Adviento 2016
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ACG – Adviento 2016
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Adviento
Un tiempo para la Alegría
“Un renuevo brotará del
tronco de Jesé” (Is 11, 1-10)
ACG – Adviento 2016
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Índice
I. Introducción
II. A modo de pregón
III. Para leer y profundizar
a. Alegría para salir.
b. Alegría para caminar.
c. Alegría para sembrar.
IV. Vida cristiana
a. Reflexión – La alegría.
b. Reflexión – Sta. Teresa de Calcuta.
c. Película – La ciudad de la alegría
d. Canción – Brazo fuerte
e. Trending topic
V. Un camino en cuatro semanas
a. Primera semana: PREPÁRATE
b. Segunda semana: CONVIÉRTETE
c. Inmaculada Concepción: ACÓGELO
d. Tercera semana: ALÉGRATE
e. Cuarta semana: ANÚNCIALO
VI. Adaptación para Infancia: Un renuevo de alegría
VII. Vigilia de la Inmaculada: María, mujer de la Alegría.
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ACG – Adviento 2016
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Con este material queremos ofrecer una ayuda para todos aquellos que, tanto a nivel
personal como desde su propio equipo de vida, quieran vivir con más intensidad el
Tiempo de Adviento, como preparación para la celebración de la Navidad y para la
acogida constante de Jesús en nuestra vida.
La llegada de alguien esperado siempre genera un sentimiento de alegría en nosotros,
pues se ven cumplidas todas las ilusiones, los sueños y esperanzas. Ocurre cuando una
madre espera ver el rostro del fruto de su vientre. Ocurre cuando esperamos volver a
ver a alguien querido que nos ha anunciado su visita.
En el Adviento ocurre algo más que esto. Esperamos la llegada del Salvador y esto
provoca en nosotros una expectación esperanzada que se torna, a cada momento, en
alegría que espera ser desbordada. Pero una alegría que no permanece en el
inmovilismo de la espera sino que se vuelve gozosa al descubrir la presencia constante,
y siempre nueva, de Aquel que esperamos un día llegue de manera plena.
Esta espera alegre genera un estilo de vida en todos aquellos que seguimos a Jesús,
pues la vida de los cristianos ha de convertirse en el testimonio gozoso del Encuentro
con Aquel que es capaz de dar un nuevo sentido a nuestra vida.
En el Adviento, “Un tiempo para la Alegría”, vamos a profundizar sobre este don de la
alegría en nuestra vida de fe. Comenzaremos “a modo de pregón” con una
introducción elaborada a partir de palabras del Papa Francisco (Homilía diaria del 14
diciembre de 2014), y continuaremos ofreciendo toda una serie de recursos que
posibiliten: profundizar, compartir, orar y vivir.
ACG – Adviento 2016
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El corazón
del hombre
desea la
Alegría
Queridos hermanos y hermanas, queridos niños, queridos jóvenes ¡buenos días!
“El Tiempo de Adviento nos invita a la vigilancia espiritual para preparar el camino del
Señor, Señor que viene”. Una actitud fundamental que debemos vivir en esta espera
del Señor es la alegría.
“El corazón del hombre desea la alegría. Todos deseamos la alegría, cada familia, cada
pueblo aspira a la felicidad. ¿Pero cuál es la alegría que el cristiano está llamado a vivir,
está llamado a testimoniar? Es aquella que viene de la cercanía de
Dios, de su presencia en nuestra vida. Desde cuando Jesús entró
en la historia, con su nacimiento en Belén, la humanidad recibió
el germen del Reino de Dios, como un terreno que recibe la
semilla, promesa de la futura cosecha. ¡No es más necesario
buscar en otro lugar! Jesús vino a traer la alegría a todos y para
siempre. No se trata de una alegría solamente esperada o
postergada al Paraíso: aquí en la tierra estamos tristes pero en el
Paraíso seremos dichosos. ¡No, no! ¡No es ésta! Sino una alegría ya real y
experimentable ahora, porque Jesús mismo es nuestra alegría, y nuestra casa con
Jesús es alegre... Y sin Jesús ¿hay alegría? ¡No!¡Bravo! Él está vivo y es el Resucitado y
obra en nosotros y entre nosotros, especialmente con la Palabra y los Sacramentos.
Todos nosotros bautizados, hijos de la Iglesia, estamos llamados a acoger siempre
nuevamente la presencia de Dios en medio de nosotros y a ayudar a los otros a
descubrirla, o a redescubrirla en el caso de que la hubieran olvidado. Se trata de una
misión bellísima, similar a aquella de Juan Bautista: orientar la gente a Cristo - ¡no a
nosotros mismos! – porque es Él la meta hacia la cual tiende el corazón del hombre
cuando busca la alegría y la felicidad.
De nuevo San Pablo nos indica las condiciones para ser “misioneros de la alegría”: orar
con perseverancia, dar siempre gracias a Dios, secundar su Espíritu, buscar el bien y
evitar el mal (cfr 1 Ts 5, 17-22). Si esto será nuestro estilo de vida, entonces la Buena
Noticia podrá entrar en tantas casas y ayudar a las personas y a las familias a descubrir
que en Jesús está la salvación. En Él es posible encontrar la paz interior y la fuerza para
afrontar cada día las diversas situaciones de la vida, también aquellas más pesadas y
ACG – Adviento 2016
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difíciles. Nunca se ha escuchado de un santo triste o de una santa con cara de funeral.
¡Jamás se ha escuchado! Sería un contrasentido. El cristiano es una persona que tiene
el corazón rebosante de paz porque sabe poner su alegría en el Señor también cuando
atraviesa los momentos difíciles de la vida. Tener fe no significa no tener momentos
difíciles, sino tener la fuerza de afrontarlos sabiendo que no estamos solos. Y ésta es la
paz que Dios dona a sus hijos.
Con la mirada dirigida a la Navidad ya cercana, la Iglesia nos invita a testimoniar que
Jesús no es un personaje del pasado; Él es la Palabra de Dios que hoy continúa
iluminando el camino del hombre; sus gestos – los Sacramentos – son la manifestación
de la ternura, de la consolación y del amor del Padre hacia todo ser humano. La Virgen
María, “Causa de nuestra alegría”, nos haga siempre dichosos en el Señor, que viene a
liberarnos de tantas esclavitudes interiores y exteriores.
ACG – Adviento 2016
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La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que
se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son
liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del
aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En
esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para
invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa
alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los
próximos años. (EG 1)
Así comienza el Papa Francisco, en la Exhortación Evangeli Gaudium, a ofrecernos una
de las claves más importante y necesarias para entender todo su Magisterio: la
vivencia de la Alegría. Pero no una alegría sin más, sino aquella que nace del
encuentro con Cristo. Una alegría capaz de llenar de esperanza el corazón de todas las
personas. Pero,
 ¿En qué consiste realmente la alegría cristiana?1
En palabras del Papa Francisco:
“La alegría cristiana no es una simple diversión, no es una alegría pasajera; la
alegría cristiana es un don, es un don del Espíritu Santo. Es tener el corazón
siempre alegre porque el Señor ha vencido, el Señor reina, el Señor está a la
derecha del Padre, el Señor me ha mirado y me ha enviado, y me ha dado su
gracia y me ha hecho hijo del Padre… Esa es la alegría cristiana. Un cristiano vive
en la alegría”2
.
Y según el diccionario de la Real Academia de la Lengua:
1
Todas las preguntas que podemos reflexionar en el equipo de vida o bien de manera personal, las
encontraremos con el siguiente signo: 
2
Homilía diaria 15 mayo 2015
ACG – Adviento 2016
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El Adviento es el
tiempo propicio
para revisar la
alegría en
nuestra vida
cristiana
“Sentimiento grato y vivo que suele manifestarse con signos exteriores”.
Recogiendo ambas definiciones podríamos decir que la Alegría es el sentimiento que
brota en nuestro corazón, don del Espíritu Santo, y fruto del encuentro con Cristo, que
nos transforma, y nos hace proclamarlo Señor de nuestra vida y nuestra historia. Un
sentimiento que late en nosotros con un impulso vivo y que nos lleva a anunciarlo a Él
como la fuente de esta alegría en nosotros. Un sentimiento firme, que va más allá de la
mera diversión, que nos hace sentirnos hijos amados y que nos impulsa a responder
con el mismo amor que hemos recibido, haciendo de nuestra vida una misión
permanente que nos mueve a iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar y liberar.
Pero ¿Realmente podemos considerarnos misioneros de esta alegría o, por el
contrario, nos conformamos con esbozar sonrisas tan fugaces como el devenir de los
acontecimientos que vivimos?
 ¿En qué basas tu alegría? ¿Cuánto te dura?
El Adviento fundamenta esta alegría, pues es el tiempo de la espera, que se transforma
en Esperanza y en Promesa vislumbrada. El Adviento es el momento propicio para
profundizar, revisar y renovar la alegría en nuestra vida cristiana.
Una alegría que es el fruto de una vida de fe firmemente
arraigada en la confianza cierta de la promesa de Dios,
que nos hace sabernos sostenidos por el brazo fuerte de
nuestro Padre, que nunca nos dejará caer.
Es la seguridad de la fidelidad de Dios, que hace, que en
medio de tormentas y tempestades, no perdamos la
calma pues sabemos que la voluntad de Dios fiel nos
guiará.
El Tiempo de Adviento es el tiempo donde esta alegría no solamente nos llega como
promesa sino como realidad vivida, pues ha sido esperada, porque había sido
prometida y, ahora, en Jesús la vemos cumplida. En el Adviento vemos el movimiento
de amor de Dios por su pueblo, por cada uno de nosotros, dándonos razones para la
Esperanza, e impulsándonos en la dinámica de “salir, caminar y sembrar siempre de
nuevo” (EG 21).
 ¿Qué es para ti el Adviento? ¿Cómo lo vives?
ACG – Adviento 2016
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A. Alegría para salir
Dios sale continuamente al encuentro del hombre, y nosotros hemos de imitar este
movimiento, poniendo nuestra vida de fe en actitud permanente de salida. Pero no
una salida cualquiera, sin rumbo ni horizonte fijo, sino una salida fundamentada en la
Palabra de Dios, que nos ayuda a vivir la alegría en cada paso recorrido.
La Sagrada Escritura nos ayuda, precisamente, a entender esta alegría no como un
mero sentimiento, sino como la respuesta a la fidelidad de Dios, donde nace nuestra
alegría cristiana. Fijémonos en los siguientes textos y reflexionemos sobre si la alegría
en nosotros sigue el mismo recorrido:
Lc 2, 10-20
El ángel les dijo: «No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran
alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un
Salvador, el Mesías, el Señor».
Como acabamos de subrayar la alegría cristiana nace en el Encuentro con Cristo. Él es
la fuente de nuestra alegría, el que inunda nuestro corazón con una esperanza nueva,
con un nuevo impulso, capaz de “hacer nuevas todas las cosas” (Ap 21, 5). Es el punto
de arranque de toda vida cristiana. Como nos dijo el Papa Benedicto XVI: “No se
comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro
con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con
ello, una orientación decisiva”3
. El Señor Jesús es nuestra alegría.
Lc 24, 32.
«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para
quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la
bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo
reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No
ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las
Escrituras?».
3
Benedicto XVI, Deus Caritas est, 1
ACG – Adviento 2016
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Necesitamos dejar que Jesús se convierta en nuestro compañero de camino. Hemos
de crecer en la humildad de saber que no tenemos respuestas para todo, que la
salvación no depende de nosotros, que necesitamos dejarnos construir por su Palabra;
y que descubrirlo presente en nuestra vida, de fatigas y esperanzas, dará un nuevo
impulso a nuestra esperanza. Nuestra alegría nace del encuentro con Él, y este
encuentro nos llevará a acoger con sed su Palabra, a descubrirlo en los sacramentos,
especialmente en la Eucaristía, y a vivirlo en la Caridad, acercando nuestra vida a la
vida de los hermanos más desfavorecidos.
Lc 10, 20
«Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder
del enemigo, y nada os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres
porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres
están inscritos en el cielo».
Este encuentro con cristo vivido y renovado cada día hará que no deje de crecer la
semilla de la fe, que Él mismo plantó en nuestro corazón. “Con Jesucristo siempre nace
y renace la alegría” (EG 1). Es por este motivo por lo que nuestra alegría no puede
cimentarse sobre las cosas de este mundo, de cuyas alegrías hemos de participar, sino
únicamente en Dios, capaz de colmar de paz y esperanza el corazón de todos los
hombres.
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Flp 4, 4-7
«Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. Que vuestra mesura la
conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada os preocupe; sino que en
toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras
peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que supera todo juicio,
custodiara vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».
Si realmente, cada día, aprendemos a poner en Él nuestra esperanza,
experimentaremos como la alegría que produce en nosotros perdura por siempre y
nada ni nadie podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús,
nuestro Señor (Cf. Rm 8, 39).
2 Cor 7,4
«Puedo hablaros con toda franqueza, estoy orgulloso de vosotros, estoy lleno
de consuelo, desbordo de gozo en todas nuestras tribulaciones».
Hch 5, 41
«Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje
por el Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas,
anunciando la buena noticia acerca del Mesías Jesús».
Esta alegría no es pueril o ajena a la cruda realidad en la que, en muchas ocasiones,
transcurre la vida de los hombres, sino que nos hace vivirla con la esperanza que nos
da la Cruz del Señor. En ocasiones, porque somos nosotros los que hemos de
mantenernos firmes ante las pruebas de la vida, pero también porque en muchos
momentos hemos de hacer nuestro el sufrimiento de muchos hermanos, que son
sostenidos por el calor de nuestra fe. En uno y otro momento la alegría de la fe, se
traduce en paz y esperanza en el Señor Resucitado.
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Mc 10, 22
«Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y
le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». Jesús le
contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya
sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no
darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre». El replicó:
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud». Jesús se lo quedó
mirando, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo
a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme». A estas
palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico».
Pero la alegría cristiana, no olvidemos, debemos vivirla cada día, buscando no
estancarnos nunca, sino encontrar nuevas maneras de expresar a Dios nuestro
agradecimiento por tanto amor recibido. Es una acogida libre que produce en nosotros
una inmensa y real alegría. De esta misma manera, sabemos y, en ocasiones,
experimentamos todo lo contrario, es decir, como al rechazar el amor de Dios
sentimos en nosotros una profunda tristeza.
Hch 8, 5-8
«Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo. El gentío
unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído
hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían
los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se
curaban. La ciudad se llenó de alegría».
Por el contrario, todos aquellos que vivimos esta gran alegría en el Señor, no podemos
callar, hemos de convertimos en discípulos misioneros que tienen por bandera
anunciar a todos lo que hemos visto y oído (Cf. 1Jn 1, 3), comprobando el fruto que la
alegría comienza a producir en los demás.
Lc 1, 46-56.
«María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
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su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con ella unos tres meses y volvió a su casa».
Y como todos estamos necesitado del testimonio de aquellos que han sido fiel reflejo
de esta alegría cristiana, no podemos dejar de fijar nuestra mirada en la Virgen María
para que ella nos acompañe, cada día, para saber responder con su misma
generosidad al proyecto de Dios sobre cada uno de nosotros.
 Busca en tu vida un momento en el que has tenido certeza de Cristo. ¿Cómo te
has sentido?
 En tu entorno, ¿quién es para ti testimonio de esta Alegría?
B. Alegría para caminar
Hoy nuestro mundo y nuestra sociedad están necesitados de que los cristianos
vivamos con pasión esta alegría, la alegría en el Espíritu Santo. No se trata de
esconder los problemas e injusticias que nos rodean, sino testimoniar que una
esperanza nueva nos sostiene y nos anima a salir de nosotros mismos para buscar
caminos nuevos que recorrer siempre juntos, sembrando a nuestro paso semillas de
paz y de consuelo. Es, precisamente, en medio de todas estas dificultades cuando
nuestros contemporáneos tienen necesidad de conocer la alegría, de escuchar su
canto. Constatamos que vivimos un momento repleto de oportunidades, donde
avances de todo tipo ayudan a mejorar la vida de las personas, pero sin embargo,
vemos como cada día más “el tedio, la aflicción, la tristeza forman parte, por desgracia,
de la vida de muchos”. “Esto llega a veces a la angustia y a tal desesperación que ni la
aparente despreocupación ni el frenesí del gozo presente o los paraísos artificiales
logran evitar”. “Esto suele suceder porque la sociedad tecnológica ha logrado
multiplicar las ocasiones de placer, pero encuentra muy difícil engendrar la alegría”4
. A
esto, sumamos el sufrimiento de tantos hombres y mujeres maltratados por el
hambre, la miseria y la guerra.
4
Evangelii Gaudium, 7
ACG – Adviento 2016
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Lo contrario
a la alegría
del Espíritu
es el miedo
Ante todas estas situaciones, reflexionando sobre la alegría cristiana, queremos
aportar luz y claridad. Pues solamente aquel que es capaz de experimentar la alegría
del Espíritu Santo es capaz de reconocer en el otro al hermano a quien amar, sin el cual
sería poco oportuno hablar de alegría.
Como nos dice el Papa Francisco:
“La alegría cristiana no es una simple diversión, no es una alegría pasajera. Más
bien, la alegría cristiana es un don del Espíritu Santo: es tener el corazón siempre
alegre porque el Señor ha vencido, el Señor reina, el Señor está a la derecha del
Padre, el Señor me miró a mí, me envió, me dio su gracia y me hizo hijo del Padre.
He aquí lo que de verdad es la alegría cristiana.
Un cristiano, por lo tanto, vive en la alegría. Pero, ¿dónde está esta alegría en los
momentos más tristes, en los momentos de dolor? Pensemos en Jesús en la Cruz,
¿tenía alegría? ¡Pues no! En cambio, ¡sí, tenía paz! En efecto, la alegría, en el
momento del dolor, de la prueba, se convierte en paz. En cambio, la sola
diversión en el momento del dolor se convierte en oscuridad, se hace tiniebla”5
.
Cuando la fe flaquea en nosotros, cuando perdemos el horizonte de nuestra
esperanza, cuando Dios no es el centro de nuestras decisiones, la alegría se torna en
miedo, el dinamismo del ardor evangelizador en un
inmovilismo que nos lleva a dar vueltas sobre nosotros
mismos, sobre nuestros proyectos e ideas. La fuerza del
Espíritu Santo queda aguardando en la puerta de nuestra vida,
para poder entrar. Por tanto, tengamos claro que lo contrario
a la alegría del Espíritu es el miedo. Un miedo que paraliza y
que impide que vivamos bajo su impulso. En el fondo, es no
confiar en la fidelidad de Dios, perder de vista el horizonte de su
presencia en nuestra vida. Este miedo nos convierte en personas errantes, en busca de
caminos que nos den algo de felicidad, agotados por ir de un lugar para otro, sin llegar
a vislumbrar que ese camino cierto está muy cerca de nosotros mismos, en nuestro
interior, donde solo Dios puede morar.
“No tener miedo y tener alegría. No tener miedo es pedir la gracia del valor, el
valor del Espíritu Santo; y tener alegría es pedir el don del Espíritu Santo, también
en los momentos más difíciles, con la paz que nos da el Señor”6
.
Como decíamos al principio, la alegría cristiana es confianza en la fidelidad de Dios,
manifestada en el designio salvífico de Cristo, en su Muerte y Resurrección. La Sagrada
5
PAPA FRANCISCO. Homilía del 15-05-2015
6
Ibid.
ACG – Adviento 2016
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Escritura tiene en su seno este misterio de salvación y no deja de anunciarlo al pueblo,
como una promesa de salvación. “Los libros del Antiguo Testamento habían
preanunciado la alegría de la salvación, que se volvería desbordante en los tiempos
mesiánicos” (EG 4). Este anuncio llega a nosotros a través del testimonio de numerosos
hombres y mujeres que nos ayudan a traducirlo es actitudes concretas: confianza,
fidelidad, espera, humildad, servicio, disponibilidad.
Nos fijamos en “Abrahán, nuestro Padre, elegido con miras al cumplimiento futuro de
la Promesa, y esperando contra toda esperanza, recibe, en el nacimiento de su hijo
Isaac, las primicias proféticas de esta alegría (cf. Gen 21, 1-7). Tal alegría se encuentra
como transfigurada a través de una prueba de muerte, cuando su hijo único es
devuelto vivo, prefiguración de la resurrección de Aquel que ha de venir: el Hijo único
de Dios, prometido para un sacrificio redentor. Abrahán exultó ante el pensamiento de
ver el Día de Cristo, el Día de la salvación: él «lo vio y se alegró» (Jn 8, 56)”7
.
Pero también llega hasta nosotros, con mucha fuerza, el testimonio de la Virgen María,
que canta, exultante de gozo por haber sido escogida para ser la Madre del Salvador.
Aquel momento que había esperado con tanta fe lo está viendo realizado en la
humildad de su persona. Ella, predilecta, ha sido escogida, preparada y preservada,
para este momento, expresión de la alegría cristiana para toda la humanidad, para
todos aquellos que “en el correr de los tiempos, acogerán su mensaje y se esforzarán
en vivirlo. Fue María la primera en recibir el anuncio del ángel Gabriel y su Magnificat
era ya el himno de exultación de todos los humildes”8
.
Pero, la vivencia o el deseo de vivir la
alegría cristiana no debe llevarnos al
aislamiento, al ensimismamiento
sobre nosotros mismo, a desarrollar
una espiritualidad desencarnada,
mostrando recelo de todas las
alegrías humanas, como si no fuesen
expresión de la alegría de Dios. Si
ponemos nuestra mirada en Jesús, Él
nos enseña a comprender que todas
ellas, vividas desde el corazón,
pueden ser un “momento de Dios”.
“Jesús ha experimentado en su
humanidad todas nuestras alegrías.
7
Gaudete in Domino, 1975
8
Ibid.
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Él ha conocido, apreciado, ensalzado toda una gama de alegrías humanas, de
esas alegrías sencillas y cotidianas que están al alcance de todos. La profundidad
de su vida interior no ha desvirtuado la claridad de su mirada, ni su sensibilidad…
Él exalta de buena gana la alegría del sembrador y del segador; la del hombre
que haya un tesoro escondido; la del pastor que encuentra la oveja perdida o de
la mujer que haya el dracma; la alegría de los invitados al banquete, la alegría de
las bodas; la alegría del padre cuando recibe a su hijo, al retorno de una vida de
pródigo; la de la mujer que acaba de dar a luz un niño. Estas alegrías humanas
tienen para Jesús tanta mayor consistencia en cuanto son para Él signos de las
alegrías espirituales del Reino de Dios”9
.
Fijándonos en el Maestro llegamos a comprender la felicidad del apóstol, pues en Jesús
vemos como su felicidad mayor es ver la acogida que se da a la Palabra, y todos
aquellos momentos de realización del Reino: la conversión de los pecadores, la
liberación de los oprimidos o la atención de los necesitados.
Como cristianos debemos hacer el recorrido de considerarnos meros discípulos a
convertirnos en discípulos y apóstoles que, como Jesús, aceptan, viven y gustan estas
alegrías como un don de Dios. Esto supone experimentar el amor de Dios, pasar por la
vida sintiéndonos hijos amados del Padre, llamados a participar de su alegría, para así
poder compartirla con todos. Como decía el Papa Pablo VI:
“Es una alegría concedida a lo largo de un camino escarpado, que requiere una
confianza total en el Padre y en el Hijo, y dar preferencia a las cosas del Reino”.
Y el Papa Francisco no dice:
“Nuestra alegría cristiana bebe de la fuente de su corazón rebosante. Él promete
a los discípulos: «Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría»
(Jn 16,20). E insiste: «Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón, y nadie os
podrá quitar vuestra alegría» (Jn 16,22)”. (EG 5)
Una alegría que requiere confianza y abandono, aunque esto esté ligado al misterio de
la cruz, pues sabemos que el canto de la alegría por excelencia se entona ante la
presencia de Cristo Resucitado, Camino, Verdad y Vida. Continúa el Papa diciendo que
esta “alegría del Reino hecha realidad, no puede brotar más que de la celebración
conjunta de la muerte y resurrección de Cristo”. Cuando celebramos los sacramentos
actualizamos y vivimos plenamente esta alegría cristiana. “Ni las pruebas, ni los
sufrimientos quedan eliminados de este mundo, sino que adquieren un nuevo sentido,
ante la certeza de compartir la redención llevada a cabo por el Señor y de participar en
su gloria”. “El cristiano, sometido a las dificultades de la existencia común, no queda
9
Ibid.
ACG – Adviento 2016
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sin embargo reducido a buscar su camino a tientas, ni a ver en la muerte el fin de sus
esperanzas”. Es la alegría de todos aquellos que habitados por el Espíritu Santo, viven
la experiencia de una nueva presencia de Cristo, que da un nuevo horizonte a su
esperanza.
 ¿Por qué no entramos también nosotros en ese río de la alegría?
El Papa Francisco quiere situar la
vivencia de la alegría cristina en el
centro de la tarea evangelizadora de
la Iglesia. La presenta no como un
don exclusivo de unos pocos, sino
destinada a llenar el corazón de
todos los hombres, de todos aquellos
que se han encontrado con Jesús,
como nos dice en Evangelii Gaudium.
Este documento nos ofrece un nuevo
impulso en nuestra vida cristiana y
en nuestra tarea evangelizadora,
pues la alegría del Evangelio es capaz
de llenar el corazón de todos los
hombres, los que ya han tenido ese
encuentro y necesitan revitalizarlo
cada día y aquellos que aguardan un
rayo de luz que disipe las tinieblas en
las que viven. Todos tienen derecho
a encontrarse con Cristo y los
cristianos tenemos el deber de
anunciarlo. Es tan importante este concepto en el Magisterio del Papa Francisco. En
Evangelii Gaudium la palabra “alegría” aparece setenta y tres veces, y en Amoris
laetitia cuarenta, todo ello sin contar la numerosas homilías y mensajes en las que es
constante la llamada a la alegría.
“Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a
renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar
la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No
hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque
«nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor». Al que arriesga, el
Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre
que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos” (EG 3)
ACG – Adviento 2016
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Esta invitación vuelve a situar la vida de cada cristiano en clave misionera. No es tarea
reservada para un grupo escogido, sino que toda la Iglesia vive la alegría del encuentro
con Cristo, y no puede hacer otra cosa que comunicarlo, anunciarlo constantemente,
tanto a aquellos que viven en lugares recónditos como aquellos que, viviendo en el
mismo territorio, necesitan un nuevo anuncio o una nueva cercanía o presencia de la
Iglesia en la periferia de su existencia. Este es el movimiento del cristiano, vivir la
alegría cristiana en permanente estado de misión, buscando continuamente caminos
nuevos por los que todos puedan transitar hacia Dios. Ante esto el Papa Francisco nos
invita a todos a:
 Recobrar y acrecentar la dulce y confortadora alegría de evangelizar.
 Convertirnos en evangelizadores alegres capaces de testimoniar la alegría de
Cristo.
 Ofrecer un anuncio renovado capaz de suscitar una nueva alegría en la fe.
 Confiar en que la iniciativa es de Dios, y por tanto Él es el garante de nuestra
alegría evangelizadora en medio de las dificultades del camino.
 Pedir constantemente la gracia de la alegría evangelizadora.
 Vivir en permanente estado de conversión que nos devuelva constantemente la
alegría de la fe y el deseo de comprometernos con el Evangelio.
La vivencia de la alegría cristiana nos ayuda a comprender ésta como una llamada
universal. “La alegría no será completa si no miramos juntos, con plena confianza,
hacia el autor y consumador de la fe, Jesús”10
, “es para todo el pueblo, no puede
excluir a nadie”11
.
 Señala o subraya la frase, párrafo o palabra que más te ha llamado la atención
¿Qué piensas que el Señor te quiere decir con ella?
C. Alegría para sembrar
La vivencia de la fe nos urge, de manera natural y constante, a vivir la alegría de
evangelizar en la realidad cotidiana de nuestra vida, en las pequeñas cosas de cada
día, haciendo de nuestro propio testimonio el medio más eficaz de evangelización.
Pero también nos ha de llevar a trabajar en comunión por conseguir, cada día, la
necesaria conversión pastoral que posibilite que nuestro testimonio comunitario sea
realmente eficaz. Conseguir que a nuestras parroquias no se acuda simplemente en
10
Cf. Pablo VI, Gaudete in domino, 1975
11
Evangelii Gaudium, 23
ACG – Adviento 2016
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busca de servicios, sino que realmente sea el lugar donde los sedientos van a beber
para seguir caminando, y desde donde muchos recibimos el envío para seguir
evangelizando. El fruto de la fe, vivida en comunidad, será una alegría constantemente
renovada, sostenida por la fraternidad, animada por la fuerza la Palabra del Señor,
acogida y compartida, y celebrada en los sacramentos, que es la expresión máxima de
la alegría en el Señor.
Sólo desde aquí, cobra sentido el concepto de Nueva Evangelización, “nueva en su
ardor, en sus métodos y en su expresión”12
, que desde que San Juan Pablo II lo acuñó
por primera en 1979, no hemos dejado de encontrarlo tanto en las enseñanzas de
Benedicto XVI, como, ahora, en las del Papa Francisco. La Nueva Evangelización es dar
razón de nuestra fe, comunicando la esperanza de la salvación a todos los hombres,
que lo sepan o no, tienen necesidad de este anuncio.
La ausencia del conocimiento de Cristo y de su Evangelio genera soledad y desaliento,
obstáculos que provocan falta de alegría y de esperanza. A menudo esta falta de
alegría y esperanza es tan fuerte que incide en la misma vida de nuestras comunidades
cristianas. La Nueva Evangelización, con todas sus iniciativas, es propuesta en estos
contextos como una medicina para dar alegría y vida, contra cualquier tipo de miedo.
Pero por nuestra falta de alegría o de arrojo evangelizador no podemos convertirnos
en cristianos estériles, incapaces de generar fe, como tampoco podemos convertir
nuestras comunidades, o contemplar como se transforman, en estructuras caducas
que no aportan nada en la vida de las personas que conforman el territorio. No
dejemos escapar la alegría.
«Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, [la fe] nos
compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo
resucitado en el mundo. Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el
testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra
del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios
y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin»13
.
“Afrontemos la Nueva Evangelización con entusiasmo. Aprendamos la dulce y
reconfortante alegría de evangelizar, aun cuando parezca que el anuncio sea un
sembrar entre lágrimas (cf. Sal 126,6). El mundo, que busca respuestas a los
grandes interrogantes acerca del sentido de la vida y la verdad, podrá vivir con
renovada sorpresa la alegría de encontrar testigos del Evangelio que, con la
simplicidad y la credibilidad de la propia vida sepan mostrar la fuerza
transformadora de la fe cristiana. Como afirma el Papa Pablo VI: «Sea ésta la
12
San Juan Pablo II, Discurso ante el CELAM, 1983
13
Benedicto XVI, Porta Fidei. Carta Apostólica en forma de motu proprio con la cual se convoca el Año
de la Fe (11 de octubre de 2011), 15
ACG – Adviento 2016
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mayor alegría de nuestras vidas entregadas. Y ojalá que el mundo actual – que
busca a veces con angustia, a veces con esperanza – pueda así recibir la Buena
Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o
ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de
quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo, y aceptan
consagrar su vida a la tarea de anunciar el reino de Dios y de implantar la Iglesia
en el mundo».[91] «No temáis»: es la palabra del Señor (cf. Mt 14,27) y del ángel
(cf. Mt 28,5) que sostiene la fe de los anunciadores, dándoles fuerza y
entusiasmo. Sea también ésta la palabra de los anunciadores, que sostienen y
nutren el camino de cada hombre hacia el encuentro con Dios. «¡No temáis!» sea
la palabra de la nueva evangelización, con la cual la Iglesia, animada por el
Espíritu Santo anuncia «hasta los confines de la tierra» (Hch 1,8) Jesucristo,
Evangelio de Dios para la fe de los hombres”14
.
El momento actual nos urge a tomar conciencia de nuestra condición de bautizados,
viviendo con alegría la fe que se nos ha regalado y respondiendo con prontitud a la
llamada para ser discípulos misioneros, que viven, testimonian y anuncian la alegría del
Señor Resucitado, esperanza de la humanidad. Cinco aspectos formativos15
deberíamos de tener en cuenta para encaminarnos a ello:
1. Poner en el principio del camino de todo cristiano el Encuentro con Jesucristo,
unido al anuncio del Kerygma, que suscita la conversión que emana de este
encuentro.
2. La conversión que transforma nuestras vidas y conduce a la decisión de seguir
a Jesús como Señor, desde el bautismo y la reconciliación.
3. El discipulado, a través del cual el corazón de la persona madura en el
conocimiento y amor a Jesús, profundizando y celebrándolo, a través de la
catequesis y los sacramentos.
4. La comunión, entendida como comunidad vital, como equipo de vida, donde se
da el encuentro con otros discípulos. Es el lugar del ánimo, apoyo, donde
madurar y renovar nuestra alegría.
5. La misión, consecuencia de vivir y madurar el Encuentro con Cristo con
autenticidad. Solamente desde ahí estamos en condiciones de asumir la misión
de proclamar a Jesús a los demás con alegría, amando y sirviendo a los
necesitados y construyendo el Reino de Dios.
 ¿Cómo vives estos cinco aspectos? ¿Cómo se viven en tu propio equipo de vida o
grupo parroquial? ¿Cómo se viven en tu parroquia?
14
La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana, Instrumentun laboris del Sínodo de los
Obispos, 2012, n. 169
15
Cf. Mallon J., Una renovación divina, BAC, Madrid, 2016, p. 34
ACG – Adviento 2016
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 ¿A qué nos podemos comprometer para que nuestra vida y la de nuestra
comunidad responda a la llamada a ser discípulos misioneros?
“Sólo la fe en Jesús nos da alegría”, nos dijo el Papa en una de sus homilías diarias en
Santa Marta (26-03-2015). No es la doctrina fría, o la rígida ley, sino la fe y la esperanza
de encontrar a Jesús, que viene a salvarnos. Se trata de vivir con el corazón abierto a la
esperanza que encontramos en Jesús, en su promesa, que nos sostiene en todo
momento, y que nos ayuda a permanecer en todo momento abierto al amor, a Dios y
al hermano. “La alegría de la fe, la alegría del Evangelio es la piedra miliar de la fe de
una persona. Sin alegría aquella persona no es un verdadero creyente”.
En el Adviento, tiempo de espera y de presencia de Cristo,
renovemos nuestra fidelidad a Él. Cantemos, junto a toda
la Iglesia, Maranatha, esperando que el Señor venga cada día
a nuestra vida, y nos haga capaces de seguir caminando juntos,
guiados por la alegría, siempre nueva, de su Evangelio.
ACG – Adviento 2016
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A. Reflexión - La alegría16
No es la euforia de los momentos de subidón, ni la chispa de un momento jocoso. No
es risa floja ni alboroto y algazara. No es alegría etílica ni televisiva, pastillera ni
hooligan, histérica ni simple, cervecera o evasiva. La alegría del Evangelio es algo muy
diferente. Es optimista sin ser ciega. Es constante sin ser fácil. Tiene que ver con
palabras como sentido, fe, lucha, opción, camino, reto, humanidad. Es la alegría que
puede reír, y también llorar.
Como un torrente
Flp 4, 4-5
«Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.
Que vuestra bondad sea conocida de todos los hombres. El
Señor está cerca.»
Imagina un desfiladero profundo. Un camino más bien agreste. Mucho verde, rocas,
árboles. Al fondo se oye el agua de un río que corre. Y a medida que avanzas
kilómetros por ese sendero, que a veces baja y luego vuelve a subir, en algún
momento el agua está cerca, a la vista, casi puedes tocarla. Otras veces desaparece y
sólo se oye como un rumor o un murmullo. Pero está ahí. Y tú en el camino a veces te
sientes cansado, y otras lleno de energía. Tal vez has parado a recuperar fuerzas.
Ahora vas hablando con tus gentes, o cantando, y luego hay silencio. Hoy hay sol, y tal
vez mañana habrá tormenta. Pero el murmullo del torrente, el agua que corre está ahí.
La alegría profunda del Evangelio es algo así. Es encontrar, en el fondo, un manantial
fresco, una fuerza vital que, por más piedras y barreras que encuentre, siempre
16
Reflexión tomada de www.pastoralsj.org
ACG – Adviento 2016
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encontrará un espacio para ser parte de tu vida cotidiana, de los momentos fáciles y
los problemas, del canto y del silencio.
 ¿Podrías decir que el evangelio es para ti fuente de alegría? En concreto ¿qué
tiene de buena noticia, de esas que te alegran el día?
Momentos de magia
Flp 4, 13
«Todo lo puedo en aquel que me conforta»
En la película «El Rey Pescador» hay un momento mágico. Un hombre espera en el
vestíbulo de la Estación Central de Nueva York. Cientos, tal vez miles de personas
pasan apresuradas, sin mirarse, evitándose, aislados en la masa. Él espera. De pronto
ve, a lo lejos, la silueta que espera: una mujer. Podría pasar perfectamente
desapercibida. No es guapa. Su ropa es normal. Camina encogida entre esta multitud.
Pero, en el momento en que él la ve, de golpe todo el entorno cambia. En ese
momento el andar apresurado de todos los transeúntes se convierte en un baile, y la
estación en una gran sala. El desorden en armonía. El ruido en música. La indiferencia
en sonrisas. La anciana baila con el joven. La monja con el ejecutivo. El médico con la
abogada… Y mientras el hombre sigue a esa mujer que, para él, es la más maravillosa
del mundo, la estación se convierte en un lugar mágico, donde todo es posible. Hasta
que ella sale por la puerta, se pierde de vista, y todo vuelve a su lugar. Descubrir el
Evangelio es encontrar que, en algún momento, el mundo se ve como ese espacio en
el que la alegría profunda y común es posible. Es saber que el ser humano es capaz de
lo mejor, y creer que eso es posible. Es ser capaces de soñar, y construir ese sueño.
 Dedica un momento a imaginar el mundo mejor de lo que es… y a creer que es
posible… y a soñar caminos para conseguirlo.
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B. Según Madre Teresa
https://www.youtube.com/watch?v=2SGkFRr4vvg
La alegría…
es el misterio del amor.
Si estás llena de amor,
entonces también llena de alegría.
Si aceptamos la Buena Nueva de que Dios nos
ama,
de que somos algo muy especial para Él,
de que en ternura y amor nos ha creado,
nos ha amado, nos cuida,
y todo eso con ternura y amor…
esa es la razón de toda alegría
y esa es la razón por la que Jesús vino:
“Para que mi gozo sea el de ustedes”
C. Vídeo – Alegría, “Siempre alegres”
(https://www.youtube.com/watch?v=hQGifuP7N4o&feature=youtu.be)
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D. Película – “La ciudad de la alegría”
Título: La ciudad de la alegría
Dirección: Roland Joffé
País: Francia, Reino Unido, Estados Unidos
Año: 1992
Duración: 132 min
Género: Drama
Reparto: Patrick Swayze, Om Puri, Pauline Collins, Shabana
Azmi, Ayesha Dharker, Santu Chowdhury, Imran Badsan
Khan
Guión: Mark Medoff
Para pensar:
1. Fíjate en los personajes principales. Describe quiénes son, como piensan y actúan,
qué sienten.
2. ¿Qué mueve a cada uno de ellos?
3. ¿Qué piensas que pueden enseñarnos estos personajes?
4. ¿Cómo se manifiesta la presencia de Dios en cada uno de ellos?
5. ¿Por qué crees que el barrio donde se desarrolla la película se llama “la ciudad de
la alegría”?
E. Canción – Brazo fuerte
La alegría del cristiano nace de la seguridad y confianza en Dios. Como nos dice la
siguiente canción es la seguridad que tienes un niño en brazos de su padre, pues sabe
que nunca le dejará caer.
https://www.youtube.com/watch?v=Bp7nOMzvVh4
Título: Brazo fuerte
Cantautora: Carmela Martínez
Álbum: Busca la verdad
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Me sé sostenida
me sé sostenida
y este sostén me da calma y seguridad.
No es la confianza segura del hombre,
que con propia fuerza se mantiene en pie
sobre suelo firme.
Es la seguridad suave y alegre del niño
que reposa dulce sobre un brazo fuerte
que lo quiere sostener.
Y no es razonable que ese niño viva
siempre con la angustia
de que un día su padre
lo dejará caer.
Me sé sostenida,
me sé sostenida en brazos de mi Padre.
Si yo no me suelto Él nunca me suelta,
Él es mi sostén.
Abrazo de luz, reposo de amor,
calma que me inunda el corazón,
alma confortada, niña rebujada
en brazos de mi Dios.
F. Trending topic
Hoy en día tienen gran influencia en nuestra vida las redes
sociales, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Muchos las
usan para pasar el tiempo, para mantenerse informados,
para comunicarse, para evangelizar… Nosotros en este
Tiempo de Adviento queremos usarlas para esto último, y
que mejor manera de hacerlo que transmitiendo un
testimonio de alegría.
Todos estamos llamados a ser felices, y tras la reflexión que hemos hecho sobre este
tema vamos a compartirla con todos. Para ello queremos invitar a todos a que
contesten en un tweet a esta pregunta: ¿Qué es para ti la felicidad cristiana?, o dicho
de otra manera ¿por qué eres feliz siguiendo a Jesús?
Si quieres participar en esta campaña debes:
1. Reflexionar el tema de este material
2. Orar, para dejar que el Señor derrame sobre ti el don de su alegría.
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3. Hacerte la pregunta que proponemos.
4. Escribir y preparar tu respuesta. Recuerda que no debe tener más de 140
caracteres.
5. Y publicarla ¡ojo! el III Domingo de Adviento, que es el domingo de Gaudete (de
la alegría).
6. Para publicarla debes utilizar el siguiente hastag #alegríacristiana, que podrás
encontrar ese día en @ACGevangelizar. Ese domingo lanzaremos un tweet
invitando a esta actividad para que podáis retweetearlo tanto como queráis.
7. Puedes publicar todos los tweets que quieres, pero en distintos días de esa
semana.
8. Será bonito leer las aportaciones de la gente.
ACG – Adviento 2016
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PREPÁRATE
Primera lectura: Is 2, 1-5: “Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus
sendas”.
Salmo 121: “Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor”
Segunda lectura: Rm 13, 11-14a: “Ya es hora de despertaros del sueño”
Evangelio: Mt 24, 37-44
Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. En los días
antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres
tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo
esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga
el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a
otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la
dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el
ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso,
estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el
Hijo del hombre.
Desde tu vida:
Jesús nos propone una actitud para este tiempo: “estad en vela, estad
preparados”, atentos, dispuestos para actuar. Que el nacimiento de Jesús no nos
pille dormidos, sino despiertos, es decir, atentos, vigilantes, preocupados,
pendientes de lo que ocurre a nuestro alrededor, de lo que les pasa a las
PRIMER DOMINGO
ACG – Adviento 2016
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personas que viven a nuestro lado, para poder actuar en consecuencia y que nuestra
manera de vivir responda a lo que el evangelio nos pide para el momento actual. De lo
contrario, viviremos una Navidad insípida, monótona, caeremos en la relajación, la
dejadez y la tibieza.
Estemos en vela, para crecer cada día en la alegría del evangelio que nos hará capaces
de pintar de esperanza todas aquellas escenas de la vida, en las que el sufrimiento, el
dolor y las injusticias, han dejado sin color. Estemos en vela para no convertirnos en
cristianos sin luz, que se dejan habitar por la fría sensación del miedo y la oscuridad.
¡Estad en vela! Es el toque de atención que al comienzo del adviento se nos da para
vivir este tiempo como un momento nuevo de encuentro con el Señor.
Este toque de atención nos hace parar en seco, pensar, reflexionar y
preguntarnos ¿cómo nos preparamos en este Adviento para la venida de Cristo en
nuestra vida? ¿Cómo es nuestra esperanza?
La comercialización excesiva, el que todo sea desechable, la propaganda que ofrece las
cosas como indispensables y fuente de felicidad, nos impiden pensar en la importancia
de la vida y el tiempo. Obtener lo que deseamos (un coche, un viaje, ropa de moda…)
llega a obsesionar nuestro corazón, y maleducar nuestro deseo a obtenerlo de manera
inmediata nos hace perder la capacidad de sufrimiento en la espera, en el esfuerzo, en
los logros y los méritos. Vivir sin plazos de espera anula nuestra dimensión de
esperanza, borra de nuestra vista el horizonte de la verdadera esperanza: la venida de
Cristo.
 ¿Cómo es mi esperanza? ¿Sobre qué la construyo?
 Expón un hecho de vida propio que lo ilustre.
ACG – Adviento 2016
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Pero la esperanza cristiana no es corta ni fácil. Consiste en
esperar que el reino de Dios se haga realidad entre las personas y los pueblos, sin
desfallecer ante la adversidad producida por el orgullo, el egoísmo, la avaricia y el
deseo de poder humanos. Dios alimenta nuestra esperanza al hacernos sus
colaboradores. Orar, denunciar el mal, construir lazos de amor y comprensión, servir al
otro, luchar por nuestra superación, levantarnos cuando caemos… son maneras activas
de esperar, que fortalecen la esperanza.
 ¿Cómo podemos acoger esta Palabra que el Señor nos regala?
 ¿Cómo vivo el don de la esperanza cristiana?
 El medidor de dicha esperanza es la alegría ¿la experimento?
Para poder vivir la esperanza como don y no como mérito o logro nuestro, el Señor nos
pone la Eucaristía. En ella nos encontremos con Él, llenándonos de esperanza y
convirtiéndonos en “coloreadores de esperanza” entre nuestros hermanos. Si así la
empezamos a vivir, haremos posible una Navidad verdadera y para todos, llena de
alegría y esperanza, porque Dios, una vez más, viene a nacer entre nosotros. Es una
nueva oportunidad. Aprovechémosla.
 ¿Cómo puedo, en este Adviento, profundizar más en la Esperanza?
 ¿Cómo puedo celebrar más la Esperanza?
 ¿Cómo puedo vivir más la Esperanza?
 Formula un compromiso sencillo que te haga vivir más la esperanza y celebrarla
ACG – Adviento 2016
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CONVIÉRTETE
Primera lectura: Is 11, 1-10: “Aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé,
un vástago florecerá de su raíz”.
Salmo 71: “Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente”.
Segunda lectura: Rm 15, 4-9: “Acogeos mutuamente como Cristo os acogió
para gloria de Dios”.
Evangelio: Mt 3, 1-12
Por aquel tiempo, Juan el Bautista se presentó en el «desierto de Judea,
predicando: «Convertíos porque está cerca el reino de los cielos». Este es el que
anunció el profeta Isaías diciendo: «Una voz grita en el desierto: "Preparad el
camino del Señor, allanad sus senderos"». Juan llevaba un vestido de piel de
camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y
miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca
del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que
muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: «¡Raza de
víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que
pide la conversión.
Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Tenemos por padre a Abrahán", pues os digo
que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la
raíz de los árboles y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al
fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de
mí es más fuerte que yo y no soy digno de llevarle las sandalias. Él os bautizará
con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva,
reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se
apaga».
Desde tu vida:
El domingo pasado se nos pedía una esperanza activa. El Señor viene, pero
nosotros tenemos que ir hacia Él. Esto exige un cambio de mente y de corazón. Es
SEGUNDO DOMINGO
ACG – Adviento 2016
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decir, requiere volvernos a Dios. El mensaje de este segundo domingo de Adviento es
la conversión. El primer Isaías anuncia la llegada de los tiempos mesiánicos, en los que
brotará un renuevo del tronco de Jesé. Está hablando de la descendencia de David,
cuyo padre precisamente era Jesé. Anuncia la llegada de tiempos de justicia y de paz.
Es la justicia de Dios, basada en la misericordia y conducente a la paz. En nuestro
mundo hay violencia y guerra, crisis económica, paro, miles de inocentes mueren cada
día a consecuencia del hambre. El profeta anuncia que llegará un día en que la vaca
pastará con el oso. Sólo llegará esto cuando cumplamos las palabras del Apóstol San
Pablo a los Romanos, es decir cuando seamos capaces de “acogernos unánimes”
todos, sea cual sea nuestra condición, origen o raza.
Cuando un personaje – un jefe de Estado, el Papa, un artista famoso
– viaja, con mucha anticipación se preparan itinerarios, discursos, comidas,
homenajes… Prepararnos para la venida de Cristo implica entrar en sus caminos, para
coincidir y caminar con Él, e implica, también, conocer cómo son nuestros propios
caminos.
Los de Jesús son rectos y llevan a la meta; los nuestros tienen altas y bajas, o parecen
laberintos que no llevan a ninguna parte. De ahí que valga la pena preguntarse:
 ¿Qué caminos necesitan nivelarse en mi vida?
 ¿Cuáles estoy siguiendo, caminos falsos o aquellos que conducen a la
verdadera felicidad?
Dios está cerca, tan cerca que es presencia constante. El Adviento nos
enseña a vivir en la dinámica continua de descubrirlo cada día en nuestra vida.
Mantenernos en la esperanza de acogerlo más y mejor en cada gesto, palabra,
situación o persona, sosteniendo desde la fe nuestra vida en la confianza de su venida
definitiva. Juan Bautista nos invita al movimiento de la conversión constante: ir
ACG – Adviento 2016
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continuamente hacia Dios, beber del torrente de su misericordia y dejarnos
transformar por Él.
Juan Bautista nos invita a revisar nuestros pensamientos, sentimientos y actos, para
que así nuestra fe produzca los frutos que debe. El principal fruto que producirá será
nuestra felicidad. Una alegría fruto del Espíritu Santo que nos acercará más y más a la
salvación en Jesús.
Esta conversión nos lleva a dejar un poco el bullicio de las compras para entrar en
nuestro interior, revisar la intención de nuestros actos, descubrir la doblez del corazón
y analizar cómo tratamos a las personas que nos rodean.
 ¿Cómo enderezar mis caminos para vivir intensamente la llegada del Reino de
Dios?
 ¿Cómo es mi oración? ¿Abro mi corazón al Señor presentándole toda mi
realidad? ¿Siento a través de ella la llamada a la conversión? ¿En qué?
En este momento, el mayor signo de un buen “actuar” en nosotros, será aquel
que nos lleve a una profunda conversión. Acudamos al sacramento de la reconciliación
y dejemos que Él transforme nuestro corazón de piedra en un corazón de carne como
el suyo.
Anota en tu agenda que día te vas a acercar a este sacramento.
ACG – Adviento 2016
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ACÓGELO
Primera lectura: Gn 3, 9-15.20: “¿Es que has comido del árbol que te prohibí
comer?
Salmo 97: “Cantad al Señor una cántico nuevo, porque ha hecho maravillas”
Segunda lectura: Ef 1, 3-6.11-12: “Nos eligió en la persona de Cristo antes de
crear el mundo”.
Evangelio: Lc 1, 26-38
En aquel tiempo, al ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la
estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
- Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las
mujeres.
Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
- No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en
tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se
llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará
sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
Y María dijo al ángel:
- ¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?
El ángel le contestó:
- El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya
está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.
María contestó:
- Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.
Y el ángel se retiró.
INMACULADA
CONCEPIÓN
ACG – Adviento 2016
36
Desde tu vida:
María no puede estar lejos de la mente y del corazón del cristiano, especialmente
durante el tiempo de Adviento. Ella es la mujer dispuesta desde siempre a acoger la
Palabra del Señor en su vida. La fiesta de la Inmaculada, al comienzo de este tiempo es
un estímulo para nuestra "espera confiada". ¿Quién mejor que ella, que lo llevó en su
seno, pudo esperar su venida? En este camino de esperanza no podemos dejar de fijar
nuestra mirada en María. En el tiempo de Adviento ella es siempre una presencia llena
de significado. La madre que espera, la mujer que acoge la palabra, la muchacha que
arriesga, la amiga que ayuda, la creyente que calla y medita. Todo esto lo encontramos
en María. Que se convierte en espejo en el que mirarnos. Porque también nosotros
necesitamos acoger, arriesgar, servir y dejar que la buena noticia sea semilla que
arraigue en la tierra que somos. Mirémosla a ella y dejémonos mirar por ella, para
acoger el tierno abrazo de su Hijo Jesús, un abrazo que nos da vida, esperanza, paz y
alegría.
La fe es gracia y conversión. Consiste en compenetrarse con Dios, en entrar en
su mente y sus pensamientos, en su corazón y sus sentimientos, en su gran obra
creadora y sus acciones diarias en nuestra vida. Para todos nosotros el modelo de esta
gran fe es María. Su respuesta a la acción del Espíritu Santo en ella: “Aquí está la
esclava del Señor, que me suceda como tú dices” (v. 38), revela su aceptación
consciente de su misión ante el camino de la “imposibilidad humana” elegido por Dios
para mostrar que para él todo es posible.
Con su fe y humildad, venció María el desafío de una realidad que está más allá de
inteligencia y pensamientos humanos. Su compenetración absoluta con Dios, ya desde
su concepción inmaculada, permitió que la Palabra de Dios se hiciera carne en su seno
virginal.
 ¿Cómo está tu fe? ¿Con qué fe recibes el mensaje de las Escrituras?
ACG – Adviento 2016
37
Acoger, como María, la Palabra en nuestra vida
supone emprender un camino de conversión, pero no desde la
tristeza de la renuncia sino desde la alegría de dar pequeños pasos en el camino del
seguimiento de Cristo, pequeños pasos que van dejando huellas de esperanza.
 ¿Cómo te sientes llamado a responder a la Palabra en tu vida actual?
 ¿A qué te sientes llamado?
La fe se alimenta de la Palabra y su acogida
nos mueve siempre a intentar, humildemente, hacerla
vida. No se trata de ponernos grandes metas, que se conviertan en una cima
tan alta que no podamos alcanzar, sino descubrir que el Evangelio ha de encarnarse en
nuestra vida diaria, en nuestros hábitos y acciones cotidianas, compartiendo con todos
la alegría que el Señor en cada momento nos permite vivir. Convertirnos en discípulos
misioneros, que desde Él y junto a Él, hagamos de nuestra vida una misión.
 ¿A qué compromiso misionero siento que me llama la Palabra? Concrétalo.
ACG – Adviento 2016
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ALÉGRATE
Primera lectura: Is 35, 1-6a.10: “Fortalecer la manos débiles, robusteced las
rodilla vacilantes”.
Salmo 145: “Ven, Señor, a salvarnos”.
Segunda lectura: St 5, 7-10: “Tened paciencia, manteneos firmes, porque la
venida del Señor está cerca”.
Evangelio: Mt 11, 2-11
Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a
preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?». Jesús
les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven
y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos
resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se
escandalice de mí!».
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a
contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a
ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los
palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que
profeta. Este es de quien está escrito: "Yo envío a mi mensajero delante de ti,
para que prepare tu camino ante ti". En verdad os digo que no ha nacido de
mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino
de los cielos es más grande que él.
Desde tu vida:
A lo largo de nuestra vida cristiana nos forjamos, muchas veces, una idea
equivocada de quien es Jesús, o si realmente, merece la pena vivir para Él. Algo
parecido le ocurrió a Juan en los últimos días de su vida. Juan vivió toda su vida
preparando la llegada del Mesías Salvador y cuando lo tuvo presente comenzó
un camino de abajamiento, de disminuir él para que Jesús creciera. Pero las
noticias que le llegan no le hablan de eso, pues Jesús no tenía el más mínimo
tercer DOMINGO
ACG – Adviento 2016
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interés de hacerlo, o por lo menos con el estilo que todos esperaban que lo hiciera:
huía de los que le proclamaban Rey y se decía siervo y servidor de todos.
Pero aun con esta situación de desconcierto no deja de servir a la Palabra. Ni siquiera a
él se le ahorró la oscuridad o el dolor en su vida. No se queda en sus dudas o angustias
y envía a sus discípulos a que hicieran la pregunta a Jesús: ¿eres tú o debemos esperar
a otro?
La respuesta de Jesús es clave, el testimonio de la Alegría, que surge de las obras que
realiza. La Alegría del Reino, testimoniada por todos aquellos que son los principales
invitados a entrar en él. Y nosotros, ¿Somos capaces de descubrir signos de alegría y
esperanza en medio de tanta crisis?
Tener esperanza es confiar en que algo bueno y deseado se realizará, a
pesar de lo oscuro que podamos ver el momento presente y futuro de la vida. La
esperanza crea una expectativa alegre, una disposición interna a recibir lo que
esperamos, para gozarlo y aprovecharlo al máximo, y una actitud positiva para trabajar
por conseguirlo. Supone actividades concretas y eficaces que permiten construir
nuestra esperanza.
 Piensa en algún hecho concreto que vivas con esperanza.
 ¿Se dan ya signos de alegría que te ayuden a mantener esa esperanza?
Cristo llegará en la Navidad y al final de los tiempos,
sea si lo esperamos y deseamos, como si no lo hacemos. Pero su
venida nos afectará de forma muy diferente según nuestra disposición y la importancia
que le demos. La esperanza en Cristo es fuente de alegría, oración, perseverancia y
paciencia, por eso genera buen humor y amor a la vida. No hay nada más lejano a la
esperanza que el resentimiento, la seriedad, la angustia y la tristeza, el egocentrismo
que genera amargura frente a sí mismo y desprecio del prójimo.
ACG – Adviento 2016
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 Hay muchos motivos en nuestra vida, tanto felices como tristes, en los cuales
necesitamos avivar la esperanza en Cristo. En multitud de ocasiones
manifestamos la necesidad que tenemos de Él, pero ¿cómo lo vivimos?
 Juan, en medio de su dolor, no deja de servir a la Palabra, de dejar que ella una
vez más le muestre los signos de su presencia. Y nosotros, ¿acudimos a ella
para dejarnos iluminar por ella?
 Descubrir la Alegría en la obras del Reino no eximió a Juan del martirio.
Experimentó una alegría que ni la muerte podría robarle. ¿Qué buscamos
nosotros del Señor? ¿La solución, ajena a nosotros mismos de nuestros
problemas, o la fortaleza que nos haga capaces de vivir con esperanza cada
acontecimiento?
Jesús, con sus obras, nos muestra que la esperanza y la alegría que Él nos trae
supera nuestro momento presente.
 ¿Crees que vale la pena acrecentar tu esperanza en Cristo? Si es así, ¿cómo lo
piensas hacer?
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ANÚNCIALO
Primera lectura: Is 7, 10-14: “Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y
le pone por nombre Enmanuel (que significa: “Dios con nosotros”)”.
Salmo 23: “Va a entrar el Señor”.
Segunda lectura: Rm 1, 1-7: “Por Él hemos recibido este don y esta misión”.
Evangelio: Mt 1, 18-24
La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba
desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por
obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla,
decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le
apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas
acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu
Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio
del profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por
nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"». Cuando José se despertó,
hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
Desde tu vida:
María, después de acoger el anuncio del Ángel, quedó embarazada por obra del
Espíritu Santo. Cuando José se dio cuenta del hecho, quedó desconcertado. José
quiere hacer la voluntad de Dios y decide, seguramente con gran dolor, repudiar
a María en privado. Una prueba semejante a la del sacrificio de Abrahán, cuando
Dios le pidió el hijo Isaac (cf. Gen 22): renunciar a lo más precioso, a la persona
más amada. Pero, como en el caso de Abrahán, el Señor interviene: encontró la
fe que buscaba y abre un camino distinto, una vía de amor y de felicidad. Nos
cuarto DOMINGO
ACG – Adviento 2016
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disponemos entonces a celebrar la Navidad contemplando a María y a José: María, la
mujer llena de gracia que tuvo la valentía de fiarse totalmente de la Palabra de Dios:
José, el hombre fiel y justo que prefirió creer al Señor en lugar de escuchar las voces de
la duda y del orgullo humano. Con ellos, caminamos juntos hacia Belén. (Papa
Francisco)
La vocación es un don de Dios y sólo Él tiene la iniciativa de salir
al encuentro y suscitar el deseo de seguirlo. Esa llamada, la vocación, es la
gran pregunta del hombre, un interrogante que compromete toda su existencia: qué
quiere Dios de mí. Se abre en la vida de cada uno un proceso de discernimiento, que
vivido con valentía y confianza (y prudentemente acompañado) encamina a la persona
al encuentro, más profundo con Dios y con ella misma. Dios da la vocación y, con ella,
las luces para verla. Por nuestra parte, debemos allanarle el camino, salir a su
encuentro con la oración y la rectitud de vida.
El resultado de descubrir la vocación es la alegría. Dios quiere que seamos plenamente
felices, y por eso nos busca y nos llama. Aceptar la llamada de Dios, supone aceptar la
vida que Él ha pensado para ti, vivirla en fidelidad y experimentar la verdadera alegría.
 ¿Cómo estás viviendo tu propia vocación?
 Recuerda momentos concretos de tu vida donde hayas experimentado la
alegría de Dios, es decir, la alegría de vivir lo que Dios te pide, tu vocación.
La vocación es el primer paso para la misión. “No se puede
perseverar en una evangelización fervorosa si uno no sigue convencido, por
experiencia propia, de que no es lo mismo haber conocido a Jesús que no conocerlo,
no es lo mismo caminar con Él que caminar a tientas, no es lo mismo poder escucharlo
que ignorar su Palabra, no es lo mismo poder contemplarlo, adorarlo, descansar en Él,
ACG – Adviento 2016
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que no poder hacerlo. No es lo mismo tratar de construir el mundo con su Evangelio
que hacerlo sólo con la propia razón. Sabemos bien que la vida con Él se vuelve mucho
más plena y que con Él es más fácil encontrarle un sentido a todo. Por eso
evangelizamos. El verdadero misionero, que nunca deja de ser discípulo, sabe que
Jesús camina con él, habla con él, respira con él, trabaja con él. Percibe a Jesús vivo
con él en medio de la tarea misionera. Si uno no lo descubre a Él presente en el
corazón mismo de la entrega misionera, pronto pierde el entusiasmo y deja de estar
seguro de lo que transmite, le falta fuerza y pasión. Y una persona que no está
convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie” (EG 266)
 ¿Cómo vives tu vocación misionera? ¿cómo evangelizas?
 ¿Te sientes enviado para la misión, tomando conciencia que la obra es de Dios?
 ¿Cómo arraigas tu vida en Cristo para que realmente tu tarea evangelizadora
sea fecunda?
 ¿Evangelizas o anuncias tus propias ideas?
María y José llevaron a cabo la misión para la
que habían sido escogidos. “La misión en el corazón
del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo
quitar; no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo
arrancar de mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso
estoy en el mundo (EG 273)
 ¿Qué compromisos concretos te pueden llevar a vivir estas palabras “yo soy un
misión”?
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El Adviento es un tiempo para la esperanza y para renovar nuestra alegría. Ser
cristianos es vivir la gran alegría de habernos encontrado con el Señor y tener la
seguridad de que Él siempre está con nosotros.
No es una alegría como cuando nos hacen un regalo, nos dan una sorpresa o nos
ocurre algo bonito. Es más bien la alegría de saber que tenemos Alguien que nos
amará siempre, que nos comprenderá siempre y nos guiará por el camino de esa
alegría, y que reconoceremos porque da paz y esperanza a nuestro corazón.
Hay momentos en la vida en los que parece que todo es tristeza a nuestro alrededor,
que todo va mal, que nos sentimos solos. Pero en esos momentos, si acudimos a Jesús,
Él nos ayudará a no “tirar la toalla”, a saber esperar, a buscar soluciones, a saber cómo
tenemos que comportarnos; Él nos marcará el camino, y eso, nos dará paz y alegría.
VER
Pero ¿Cuáles son aquellas situaciones que nos hacen vivir en tristeza, sin esperanza y
sin alegría? (Podemos enumerarlas. En un primer momento las pueden ir diciendo, en
forma de lluvia de ideas, el acompañante las anota. Cuando estén todas vamos
analizando los sentimientos que esas situaciones provocan en nosotros. Es importante
que el acompañante recuerde la confidencialidad del grupo, pues podría ocurrir que
alguno revele algún problema personal que le produce tristeza)
En muchas ocasiones de nuestra vida, todas estas situaciones pueden hacernos perder
la esperanza. Buscando una imagen para describirlo, podemos utilizar la de un árbol
seco. Hay muchas causas que pueden hacer que un árbol se seque, que poco a poco
Adaptación para el
Sector de infancia
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vaya secándose la sabia que le ayuda a mantenerse vivo y corre el riesgo de secarse,
convirtiéndose en un árbol seco, como en este dibujo:
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JUZGAR
¿Quién nos puede ayudar para que nuestra vida no se convierta en un tronco seco?
Escuchemos el siguiente texto del profeta Isaías, que leeremos en misa, el II Domingo
de Adviento, y veamos como el Adviento puede ayudarnos.
Is 11, 1-10
“Aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de
consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. No juzgará por apariencias ni
sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los
desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de
sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el
león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso,
sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura
del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni
estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como
las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los
pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.
El Adviento es el tiempo propicio para ver que de nuestra vida siempre puede brotar
algo nuevo. Nos ayuda a comprender que Jesús nace en nosotros como una esperanza
nueva, para llenar de alegría todos los momentos que vivimos. Él es ese renuevo que
brota en nosotros y cada paso que demos para acogerlo será como un nuevo brote de
esperanza y alegría en nuestra vida.
JUZGAR
Durante todo el Adviento nos iremos preparando para acoger el nacimiento de Jesús
cada día en nuestro corazón, celebrándolo el día de Navidad. Cada vez que damos un
paso para acogerlo es como un nuevo brote de su vida en nosotros. Por ello, cada
semana buscaremos un compromiso que nos ayude a alimentar el deseo de su venida.
Estos compromisos los escribiremos en el dibujo de una hoja verde. Estas hojas
representarán esos brotes de Jesús en nuestra vida, que nos ayudan a vivir con
esperanza y alegría su nacimiento en nosotros.
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Cada semana de Adviento, al comenzar la reunión de nuestro equipo, lo haremos
leyendo el Evangelio del próximo domingo. Compartiremos la reflexión del VER y del
JUZGAR, que será común para todo este tiempo, y lo concretaremos un juzgar
diferente cada semana.
Para ello, iremos pegando en la rama correspondiente una hoja verde con el actuar al
que nos comprometamos cada semana. Cada semana pegaremos estas hojas en la
rama del árbol correspondiente. En cada rama escribiremos (si el árbol es de papel) o
colgaremos (si el árbol es de verdad), un cartel con parte de una frase, que
construiremos a lo largo de todo el Adviento: “Prepárate y conviértete para acogerlo
y, con alegría, anunciarlo”.
Primera semana: PREPÁRATE.
 “Estad preparados”, nos dice el Evangelio ¿Qué compromiso me puede ayudar
a prepararme para acoger al Señor?
Segunda semana: Y CONVIÉRTETE
 Esta preparación conlleva cambiar aquellas cosas que nos impiden acoger a
Cristo. ¿Qué compromiso me puede ayudar a cambiar?
Fiesta de la Inmaculada: PARA ACÓGERLO
 María supo acoger el proyecto de Dios sobre ella. ¿Qué compromiso me pueda
ayudar a descubrir lo que Dios quiere de mí?
Tercera semana: Y CON ALEGRÍA
 Esta semana se nos invita a vivir con alegría, una alegría que nace por
reconocer a Cristo en nuestra vida. ¿Qué compromiso me puede ayudar a
testimoniar la alegría del Señor a los demás?
Cuarta semana: ANUNCIARLO
 Nos preparamos para acoger a Jesús, pero no para quedárnoslo para nosotros
mismos, sino para darlo y anunciarlo a los demás. ¿Cómo puedo anunciarlo en
la escuela, a mis amigos, mi familia…?
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Dos posibilidades: el gesto con el árbol puede ser muy visual tanto para los niños
como para el resto de la comunidad. Una posibilidad es que éste quede solo para el
equipo de vida, con lo cual podríamos dibujar el árbol en una cartulina o papel
continuo y colocarlo en nuestra sala de reuniones. La otra posibilidad es que el árbol
forme parte de las celebraciones de la parroquia, quizá en torno a él podríamos
montar la “corona de adviento”. En este caso, los grupos de infancia, en la misa
dominical colocarían en él las hojas que han trabajado durante la reunión con su
grupo.
Mi compromiso:
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Anexo 1:
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Anexo 2
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AMBIENTACIÓN
Toda esta celebración girará en torno a la figura de la Virgen María, por lo que
colocaremos una imagen, preferiblemente de la Inmaculada, en un lugar destacado.
Reflexionaremos y oraremos a raíz de dos textos del Evangelio de Lucas, a través de los
cuales buscaremos actitudes de la Virgen María que nos sirvan para nuestra propia
vida cristiana.
Tras la lectura de estos textos realizaremos un gesto mediante el cual subrayaremos
estas cualidades. Este consistirá en ir colocando unos velones alrededor de la imagen,
simulando las doce estrellas con las que aparece coronada en el Apocalipsis. Cada
velón llevara escrito un nombre, que será una característica de María para nuestra vida
cristiana. Seis de los doce velones los colocaremos tras la lectura del primer texto,
cinco tras la lectura del segundo y el último nos servirá para una reflexión todavía más
personal.
Desarrollemos toda la celebración en clima de oración, dejando momentos de silencio
para la reflexión personal, apoyándonos de música instrumental y de los cantos
propuestos u otros más conocidos por nuestra asamblea.
MONICIÓN
“Una mujer coronada de doce estrellas”. Así nos presenta, junto con otros elementos,
el libro del Apocalipsis la figura de María. Las estrellas son “aquellos puntos de luz” que
en la noche pueden guiar nuestro peregrinar. María se convierte para todos los
cristianos en la gran estrella de la mañana, capaz de iluminar toda nuestra vida. De ella
aprendemos a acoger la Palabra, a sentirnos elegidos, a vivir cada día como un don, a
Vigilia de la
Inmaculada
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descubrir que la Alegría de Dios puede ser el sentimiento más profundo que mueva
nuestro corazón y lo haga latir al ritmo de la misericordia, la esperanza y el amor.
Durante esta vigilia vamos a ir poniendo nombre a cada una de esas estrellas que
acompañan a María. Nombres que surgen de la contemplación de María y que nos
ayudarán a dar pasos firmes para prepararnos para la acogida de Dios en nosotros.
Canto de entrada. Hágase
(Aim Karem. Disco: Según tu Palabra. www.aimkarem.es)
Hágase en mí según tu Palabra,
Hágase en mí según tu sueño,
Hágase en mí según Tú quieras,
Hágase en mí Tu amor.
En la luz o en la tiniebla,
en el gozo o el dolor,
en certezas o entre dudas,
¡HÁGASE!, SEÑOR.
En la riqueza o la nada,
en la guerra o en la paz,
en la fiesta o en el duelo,
¡HÁGASE!, SEÑOR.
Envuelta en miedo o sosiego,
en silencio o con tu Voz,
en risas o entre sollozos,
¡HÁGASE!, SEÑOR.
En la muerte o en la vida,
en salud o enfermedad,
frágil o fortalecida.
¡HÁGASE!, SEÑOR
Oración (rezamos a dos coros)
Tú eres, María, la experiencia más bella del Evangelio.
En ti Dios se ha hecho Noticia Buena para el hombre.
Eres como la luz del alba que abre camino al Sol;
eres esa estrella matutina que anuncia el día.
Eres la mujer creyente que acoge y guarda la Palabra;
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la Mujer joven que entra en el plan de Dios libre y gozosa.
Eres estilo de vida, nuevo y fascinante en la historia;
eres, María, la virgen bella y fecunda de Nazareth.
Gracias, María, por tu corazón bueno y disponible.
Gracias, María, por tu corazón sincero y transparente.
Gracias, María, por tu corazón claro y luminoso.
Gracias, María, por tu corazón sencillo y humilde.
Gracias, María, por tu corazón lleno de luz y de amor.
Gracias, María, por tu corazón abierto al infinito.
Gracias, María, por tu corazón joven; sencillamente, joven.
Aquí me tienes, en busca de un camino libre de fe
Aquí me tienes, en busca de un proyecto de vida.
Aquí me tienes, en busca de Alguien en quien dar mi amor.
Aquí me tienes, en busca de semillas de alegría.
Aquí me tienes, en busca de la paz y el bien.
Aquí me tienes, en busca de un sendero de justicia.
Aquí me tienes, en busca del rostro del Dios vivo.
Aquí me tienes, en busca de la libertad perdida.
Gloria a ti, María, Casa donde Dios mora.
Gloria a ti, María, Madre de Cristo y Madre mía.
Lector:
Decimos a veces que el mundo está loco, que faltan personas que demuestren con su
vida en qué creen, que sean coherentes, felices con lo que tienen, firmes y a la vez
humanos. Por eso, hoy, María, te miramos a ti, que nos sirves de ejemplo y que
quieres compartir con nosotros tu mirada, tu sentir, tus palabras. Te miramos
intentando parecernos un poquito a ti, entrando algo más en tu corazón para
compartir contigo este tiempo de búsqueda y redescubrimiento de Jesús, de vida.
Lc 1, 26-38
En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el
nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y
se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has
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encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le
pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le
dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su
reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te
cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios.
También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la
que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible». María contestó: «He aquí
la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.
(silencio y meditación)
Canto: Tú, mi pilar
(Brotes de Olivo. Disco: Cómo te podré pagar)
Mantendré los oídos abiertos, los ojos atentos.
Hoy te elijo, hoy te consagro para que estés siempre en mí.
Mi corazón estará siempre en ti. Mis ojos estarán siempre en ti.
TÚ, MI PILAR, SOTÉN DE MI VIDA,
APOYO EN MIS DUDAS, LUZ DE MI CAMINO.
TÚ, MI PILAR, TRANSFORMA MI ALMA,
TRAE PAZ, TRAÉME CALMA, ESPERO EN TI....
Gesto: Las estrellas con las que María nos ilumina. (Una persona saldrá, desde el
fondo de la Iglesia con un velón encendido. En él estará escrita la característica de
María con la que ella nos ilumina en nuestra vida cristiana. Entre velón y velón
dejaremos unos instantes de silencio para facilitar la oración personal, acompañados
con una música instrumental apropiada).
Velón 1: CREYENTE – María es una mujer creyente, fiel a Dios, capaz de ver más allá de
lo cotidiano y establecido. Una creyente que por su fe es capaz de arriesgarlo
todo. Donde todos hubiesen visto una locura, María vio un horizonte.
 Mi fe ¿me ayuda a mirar mi vida con los ojos de Dios?
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Velón 2: VALIENTE – María es una mujer valiente. No se acobarda por los
acontecimientos de la vida, sino que se deja fortalecer por la Palabra de Dios.
Donde todos hubiesen visto una
trasgresión, ella se afianzó en la promesa
de Dios.
 Mi fe ¿la alimento con la Palabra?
Velón 3: ELEGIDA – María es una mujer elegida por
Dios. Desde su sencillez, con una acogida
hecha al tiempo de ignorancia y valentía,
de confianza y entrega, fue capaz de
colaborar con Dios.
 Mi fe, ¿la vivo como un don de Dios?
¿Elegido para qué?
Velón 4: ALEGRE – María es la mujer de la alegría.
En todos los momentos de su vida, testigo
de la Alegría, que nace de ser portadora
del amor y se convierte en referencia del
amor que todos estamos llamados a vivir.
 Mi fe, ¿me lleva a ser testimonio alegre del
amor de Cristo?
Velón 5: CONFIADA – María es la mujer que confía
en todo momento. Donde tantos se
hubiesen estremecido ante la perspectiva
que se le presentaba y hubiesen exigido
más pruebas, más seguridades o más
garantías, ella exclamó: “Hágase”.
 Mi fe, ¿me ayuda a vencer el inmovilismo que producen en mi las dudas o los
miedos?
Velón 6: ORANTE – María es la mujer que hace de su vida una oración. Una oración
confiada, suplicante, contemplativa y agradecida, que le lleva en todo
momento a poner su vida en Dios.
 Mi fe, ¿me hace tomar conciencia de la oración en mi vida?
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Canto: Tú, mi pilar
Mantendré los oídos abiertos, los ojos atentos.
Hoy te elijo, hoy te consagro para que estés siempre en mí.
Mi corazón estará siempre en ti. Mis ojos estarán siempre en ti.
TÚ, MI PILAR, SOTÉN DE MI VIDA,
APOYO EN MIS DUDAS, LUZ DE MI CAMINO.
TÚ, MI PILAR, TRANSFORMA MI ALMA,
TRAE PAZ, TRAÉME CALMA, ESPERO EN TI....
Lc 1, 39-56
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la
montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció
que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó
Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y
bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en
generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de
corazón,
derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes,
a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la
misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre».
María se quedó con ella unos tres meses y volvió a
su casa.
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Canon: Hágase (Grupo Ixcis)
http://ixcis.org/index.php/component/k2/item/68-confio-1997
Hágase en mí,
Cuanto quieras, como quieras, donde quieras.
Aquí estoy para vivir tu Palabra.
Velón 7: SERVICIAL – María, mujer integra en la fe, firme en la esperanza y sincera en
la caridad, se convierte en modelo de servicio, en el testimonio del fruto de la
fe.
 Mi fe, ¿se torna en servicio? ¿qué hago por servir a los demás?
Velón 8: BIENAVENTURADA – María es el espejo del Evangelio. Ella es la que vive el
espíritu de las bienaventuranzas. Y la que nos enseña a nosotros a vivir desde
la humildad y la sencillez nuestro seguimiento de Jesús.
 Mi fe, ¿me ayuda a vivir con sencillez y humildad? Con sinceridad, ¿dónde
pongo mi esperanza?
Velón 9: HUMILDAD – María es la esperanza de los pequeños. De su pequeñez Dios
hizo cosas grandes. Donde la ley era la referencia y la condena, ella fue capaz
de cantar la grandeza de Dios que está con los más pequeños.
 Mi fe, ¿me anima a estar cerca de los humildes, de los que sufren, de los que
son excluidos?
Velón 10: PORTADORA – María es portadora del amor y la esperanza. Ella nos enseña
a acoger el amor de Dios cada día, y a vivirlo en todos los momentos. Desde
la alegría, contagiándolo a todos, y desde el sufrimiento, viviendo con
esperanza la carga de la cruz.
 Mi fe, ¿me hace ser portador de este amor, sobre todo para aquellos que más
necesitan de Él?
Velón 11: MISIONERA – María es la mujer en salida. Ella no entiende su vocación como
algo intimista, sino que le mueve a llegar a todos, a ser la madre de todos,
sin excepción.
 Mi fe, ¿me mueve a ser discípulo misionero?
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Velón 12: MARÍA PARA TI – En este velón no vamos a ofrecer ninguna característica,
sino simplemente va a ser una invitación para que le digas a María quién es
ella para ti y en qué aspecto de tu vida necesitas que ella ponga un poco de
luz.
Gesto del velón 12. Tras haber realizado, en este momento, nuestra
oración, y saber qué aspecto en nuestra vida queremos que María ilumine,
nos levantamos y del velón 12 encenderemos una velita pequeña (de
quemador) y nos volveremos con ella encendida a nuestro sitio, mientras
escuchamos o cantamos la siguiente canción. Que este momento nos sirva
para una oración profunda. Tras el canto apagamos las velas.
Canto: Ave María y gesto de la luz (Autor: Verbum Panis)
https://www.youtube.com/watch?v=oylNSK8o9KA
Ave María, ave
Ave María, ave.
Madre de la espera y mujer de la esperanza, ora pro nobis.
Madre de sonrisa y mujer de los silencios, ora pro nobis.
Madre de frontera y mujer apasionada, ora pro nobis.
Madre del descanso y mujer de los caminos, ora pro nobis.
Ave María, ave
Ave María, ave.
Madre del respiro y mujer de los desiertos, ora pro nobis.
Madre del ocaso y mujer de los recuerdos,
ora pro nobis.
Madre del presente y mujer de los retornos,
ora pro nobis.
Madre del amor y mujer de la ternura,
ora pro nobis.
Ave María, ave
Ave María, ave. (bis)
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De la carta encíclica Redemptoris Mater de Juan Pablo II
“Este fiat de María -“hágase en mí”- ha decidido, desde el punto de vista humano, la
realización del misterio divino. Se da una plena consonancia con las palabras del Hijo
que, según la Carta a los Hebreos, al venir al mundo dice al Padre: “Sacrificio y oblación
no quisiste: pero me has formado un cuerpo... He aquí que vengo... a hacer, oh Dios, tu
voluntad” (Hb 10, 5-7). El misterio de la Encarnación se ha realizado en el momento en
el cual María ha pronunciado su fiat: “hágase en mí según tu Palabra”, haciendo
posible, en cuanto concernía a ella, según el designio divino, el cumplimiento del deseo
de su Hijo”.
María ha pronunciado ese fiat por medio de la fe. Por medio de la fe se confió a Dios
sin reservas y “se consagró totalmente así misma, cual esclava del Señor, a la persona y
a la obra de su Hijo”. Y este Hijo - como enseñan los Padres - lo ha concebido en la
mente antes que en el seno: precisamente por medio de la fe (nº 13).
Peticiones libres
Padrenuestro
Oración final. Oración del Papa Francisco.
Virgen Santa e Inmaculada,
a Ti, que eres el orgullo de nuestro pueblo
y el amparo maternal de nuestra ciudad,
nos acogemos con confianza y amor.
Eres toda belleza, María.
En Ti no hay mancha de pecado.
Renueva en nosotros el deseo de ser santos:
que en nuestras palabras resplandezca la verdad,
que nuestras obras sean un canto a la caridad,
que en nuestro cuerpo y en nuestro corazón brillen la pureza y la castidad,
que en nuestra vida se refleje el esplendor del Evangelio.
Eres toda belleza, María.
En Ti se hizo carne la Palabra de Dios.
Ayúdanos a estar siempre atentos a la voz del Señor:
que no seamos sordos al grito de los pobres,
que el sufrimiento de los enfermos y de los oprimidos no nos encuentre distraídos,
ACG – Adviento 2016
61
que la soledad de los ancianos y la indefensión de los niños no nos dejen indiferentes,
que amemos y respetemos siempre la vida humana.
Eres toda belleza, María.
En Ti vemos la alegría completa de la vida dichosa con Dios.
Haz que nunca perdamos el rumbo en este mundo:
que la luz de la fe ilumine nuestra vida,
que la fuerza consoladora de la esperanza dirija nuestros pasos,
que el ardor entusiasta del amor inflame nuestro corazón,
que nuestros ojos estén fijos en el Señor, fuente de la verdadera alegría.
Eres toda belleza, María.
Escucha nuestra oración, atiende a nuestra súplica:
que el amor misericordioso de Dios en Jesús nos seduzca,
que la belleza divina nos salve, a nosotros, a nuestra ciudad y al mundo entero. Amén.
Canto final. María, Madre buena
(Grupo Kairoi)
1. Tantas cosas en la vida
nos ofrecen plenitud
y no son más que mentiras
que desgastan la inquietud.
Tú has llenado mi existencia
al quererme de verdad.
Yo quisiera, Madre buena, amarte más.
En silencio escuchabas
la palabra de Jesús
y la hacías pan de vida
meditando en tu interior.
La semilla que ha caído
ya germina y está en flor.
Con el corazón en fiesta cantaré
AVE MARIA, AVE MARIA.
AVE MARIA, AVE MARIA.

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Material de Adviento 2016

  • 1.
  • 3. ACG – Adviento 2016 2 Adviento Un tiempo para la Alegría “Un renuevo brotará del tronco de Jesé” (Is 11, 1-10)
  • 4. ACG – Adviento 2016 3 Índice I. Introducción II. A modo de pregón III. Para leer y profundizar a. Alegría para salir. b. Alegría para caminar. c. Alegría para sembrar. IV. Vida cristiana a. Reflexión – La alegría. b. Reflexión – Sta. Teresa de Calcuta. c. Película – La ciudad de la alegría d. Canción – Brazo fuerte e. Trending topic V. Un camino en cuatro semanas a. Primera semana: PREPÁRATE b. Segunda semana: CONVIÉRTETE c. Inmaculada Concepción: ACÓGELO d. Tercera semana: ALÉGRATE e. Cuarta semana: ANÚNCIALO VI. Adaptación para Infancia: Un renuevo de alegría VII. Vigilia de la Inmaculada: María, mujer de la Alegría.
  • 6. ACG – Adviento 2016 5 Con este material queremos ofrecer una ayuda para todos aquellos que, tanto a nivel personal como desde su propio equipo de vida, quieran vivir con más intensidad el Tiempo de Adviento, como preparación para la celebración de la Navidad y para la acogida constante de Jesús en nuestra vida. La llegada de alguien esperado siempre genera un sentimiento de alegría en nosotros, pues se ven cumplidas todas las ilusiones, los sueños y esperanzas. Ocurre cuando una madre espera ver el rostro del fruto de su vientre. Ocurre cuando esperamos volver a ver a alguien querido que nos ha anunciado su visita. En el Adviento ocurre algo más que esto. Esperamos la llegada del Salvador y esto provoca en nosotros una expectación esperanzada que se torna, a cada momento, en alegría que espera ser desbordada. Pero una alegría que no permanece en el inmovilismo de la espera sino que se vuelve gozosa al descubrir la presencia constante, y siempre nueva, de Aquel que esperamos un día llegue de manera plena. Esta espera alegre genera un estilo de vida en todos aquellos que seguimos a Jesús, pues la vida de los cristianos ha de convertirse en el testimonio gozoso del Encuentro con Aquel que es capaz de dar un nuevo sentido a nuestra vida. En el Adviento, “Un tiempo para la Alegría”, vamos a profundizar sobre este don de la alegría en nuestra vida de fe. Comenzaremos “a modo de pregón” con una introducción elaborada a partir de palabras del Papa Francisco (Homilía diaria del 14 diciembre de 2014), y continuaremos ofreciendo toda una serie de recursos que posibiliten: profundizar, compartir, orar y vivir.
  • 7. ACG – Adviento 2016 6 El corazón del hombre desea la Alegría Queridos hermanos y hermanas, queridos niños, queridos jóvenes ¡buenos días! “El Tiempo de Adviento nos invita a la vigilancia espiritual para preparar el camino del Señor, Señor que viene”. Una actitud fundamental que debemos vivir en esta espera del Señor es la alegría. “El corazón del hombre desea la alegría. Todos deseamos la alegría, cada familia, cada pueblo aspira a la felicidad. ¿Pero cuál es la alegría que el cristiano está llamado a vivir, está llamado a testimoniar? Es aquella que viene de la cercanía de Dios, de su presencia en nuestra vida. Desde cuando Jesús entró en la historia, con su nacimiento en Belén, la humanidad recibió el germen del Reino de Dios, como un terreno que recibe la semilla, promesa de la futura cosecha. ¡No es más necesario buscar en otro lugar! Jesús vino a traer la alegría a todos y para siempre. No se trata de una alegría solamente esperada o postergada al Paraíso: aquí en la tierra estamos tristes pero en el Paraíso seremos dichosos. ¡No, no! ¡No es ésta! Sino una alegría ya real y experimentable ahora, porque Jesús mismo es nuestra alegría, y nuestra casa con Jesús es alegre... Y sin Jesús ¿hay alegría? ¡No!¡Bravo! Él está vivo y es el Resucitado y obra en nosotros y entre nosotros, especialmente con la Palabra y los Sacramentos. Todos nosotros bautizados, hijos de la Iglesia, estamos llamados a acoger siempre nuevamente la presencia de Dios en medio de nosotros y a ayudar a los otros a descubrirla, o a redescubrirla en el caso de que la hubieran olvidado. Se trata de una misión bellísima, similar a aquella de Juan Bautista: orientar la gente a Cristo - ¡no a nosotros mismos! – porque es Él la meta hacia la cual tiende el corazón del hombre cuando busca la alegría y la felicidad. De nuevo San Pablo nos indica las condiciones para ser “misioneros de la alegría”: orar con perseverancia, dar siempre gracias a Dios, secundar su Espíritu, buscar el bien y evitar el mal (cfr 1 Ts 5, 17-22). Si esto será nuestro estilo de vida, entonces la Buena Noticia podrá entrar en tantas casas y ayudar a las personas y a las familias a descubrir que en Jesús está la salvación. En Él es posible encontrar la paz interior y la fuerza para afrontar cada día las diversas situaciones de la vida, también aquellas más pesadas y
  • 8. ACG – Adviento 2016 7 difíciles. Nunca se ha escuchado de un santo triste o de una santa con cara de funeral. ¡Jamás se ha escuchado! Sería un contrasentido. El cristiano es una persona que tiene el corazón rebosante de paz porque sabe poner su alegría en el Señor también cuando atraviesa los momentos difíciles de la vida. Tener fe no significa no tener momentos difíciles, sino tener la fuerza de afrontarlos sabiendo que no estamos solos. Y ésta es la paz que Dios dona a sus hijos. Con la mirada dirigida a la Navidad ya cercana, la Iglesia nos invita a testimoniar que Jesús no es un personaje del pasado; Él es la Palabra de Dios que hoy continúa iluminando el camino del hombre; sus gestos – los Sacramentos – son la manifestación de la ternura, de la consolación y del amor del Padre hacia todo ser humano. La Virgen María, “Causa de nuestra alegría”, nos haga siempre dichosos en el Señor, que viene a liberarnos de tantas esclavitudes interiores y exteriores.
  • 9. ACG – Adviento 2016 8 La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años. (EG 1) Así comienza el Papa Francisco, en la Exhortación Evangeli Gaudium, a ofrecernos una de las claves más importante y necesarias para entender todo su Magisterio: la vivencia de la Alegría. Pero no una alegría sin más, sino aquella que nace del encuentro con Cristo. Una alegría capaz de llenar de esperanza el corazón de todas las personas. Pero,  ¿En qué consiste realmente la alegría cristiana?1 En palabras del Papa Francisco: “La alegría cristiana no es una simple diversión, no es una alegría pasajera; la alegría cristiana es un don, es un don del Espíritu Santo. Es tener el corazón siempre alegre porque el Señor ha vencido, el Señor reina, el Señor está a la derecha del Padre, el Señor me ha mirado y me ha enviado, y me ha dado su gracia y me ha hecho hijo del Padre… Esa es la alegría cristiana. Un cristiano vive en la alegría”2 . Y según el diccionario de la Real Academia de la Lengua: 1 Todas las preguntas que podemos reflexionar en el equipo de vida o bien de manera personal, las encontraremos con el siguiente signo:  2 Homilía diaria 15 mayo 2015
  • 10. ACG – Adviento 2016 9 El Adviento es el tiempo propicio para revisar la alegría en nuestra vida cristiana “Sentimiento grato y vivo que suele manifestarse con signos exteriores”. Recogiendo ambas definiciones podríamos decir que la Alegría es el sentimiento que brota en nuestro corazón, don del Espíritu Santo, y fruto del encuentro con Cristo, que nos transforma, y nos hace proclamarlo Señor de nuestra vida y nuestra historia. Un sentimiento que late en nosotros con un impulso vivo y que nos lleva a anunciarlo a Él como la fuente de esta alegría en nosotros. Un sentimiento firme, que va más allá de la mera diversión, que nos hace sentirnos hijos amados y que nos impulsa a responder con el mismo amor que hemos recibido, haciendo de nuestra vida una misión permanente que nos mueve a iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar y liberar. Pero ¿Realmente podemos considerarnos misioneros de esta alegría o, por el contrario, nos conformamos con esbozar sonrisas tan fugaces como el devenir de los acontecimientos que vivimos?  ¿En qué basas tu alegría? ¿Cuánto te dura? El Adviento fundamenta esta alegría, pues es el tiempo de la espera, que se transforma en Esperanza y en Promesa vislumbrada. El Adviento es el momento propicio para profundizar, revisar y renovar la alegría en nuestra vida cristiana. Una alegría que es el fruto de una vida de fe firmemente arraigada en la confianza cierta de la promesa de Dios, que nos hace sabernos sostenidos por el brazo fuerte de nuestro Padre, que nunca nos dejará caer. Es la seguridad de la fidelidad de Dios, que hace, que en medio de tormentas y tempestades, no perdamos la calma pues sabemos que la voluntad de Dios fiel nos guiará. El Tiempo de Adviento es el tiempo donde esta alegría no solamente nos llega como promesa sino como realidad vivida, pues ha sido esperada, porque había sido prometida y, ahora, en Jesús la vemos cumplida. En el Adviento vemos el movimiento de amor de Dios por su pueblo, por cada uno de nosotros, dándonos razones para la Esperanza, e impulsándonos en la dinámica de “salir, caminar y sembrar siempre de nuevo” (EG 21).  ¿Qué es para ti el Adviento? ¿Cómo lo vives?
  • 11. ACG – Adviento 2016 10 A. Alegría para salir Dios sale continuamente al encuentro del hombre, y nosotros hemos de imitar este movimiento, poniendo nuestra vida de fe en actitud permanente de salida. Pero no una salida cualquiera, sin rumbo ni horizonte fijo, sino una salida fundamentada en la Palabra de Dios, que nos ayuda a vivir la alegría en cada paso recorrido. La Sagrada Escritura nos ayuda, precisamente, a entender esta alegría no como un mero sentimiento, sino como la respuesta a la fidelidad de Dios, donde nace nuestra alegría cristiana. Fijémonos en los siguientes textos y reflexionemos sobre si la alegría en nosotros sigue el mismo recorrido: Lc 2, 10-20 El ángel les dijo: «No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor». Como acabamos de subrayar la alegría cristiana nace en el Encuentro con Cristo. Él es la fuente de nuestra alegría, el que inunda nuestro corazón con una esperanza nueva, con un nuevo impulso, capaz de “hacer nuevas todas las cosas” (Ap 21, 5). Es el punto de arranque de toda vida cristiana. Como nos dijo el Papa Benedicto XVI: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”3 . El Señor Jesús es nuestra alegría. Lc 24, 32. «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». 3 Benedicto XVI, Deus Caritas est, 1
  • 12. ACG – Adviento 2016 11 Necesitamos dejar que Jesús se convierta en nuestro compañero de camino. Hemos de crecer en la humildad de saber que no tenemos respuestas para todo, que la salvación no depende de nosotros, que necesitamos dejarnos construir por su Palabra; y que descubrirlo presente en nuestra vida, de fatigas y esperanzas, dará un nuevo impulso a nuestra esperanza. Nuestra alegría nace del encuentro con Él, y este encuentro nos llevará a acoger con sed su Palabra, a descubrirlo en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía, y a vivirlo en la Caridad, acercando nuestra vida a la vida de los hermanos más desfavorecidos. Lc 10, 20 «Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo». Este encuentro con cristo vivido y renovado cada día hará que no deje de crecer la semilla de la fe, que Él mismo plantó en nuestro corazón. “Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (EG 1). Es por este motivo por lo que nuestra alegría no puede cimentarse sobre las cosas de este mundo, de cuyas alegrías hemos de participar, sino únicamente en Dios, capaz de colmar de paz y esperanza el corazón de todos los hombres.
  • 13. ACG – Adviento 2016 12 Flp 4, 4-7 «Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada os preocupe; sino que en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiara vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús». Si realmente, cada día, aprendemos a poner en Él nuestra esperanza, experimentaremos como la alegría que produce en nosotros perdura por siempre y nada ni nadie podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor (Cf. Rm 8, 39). 2 Cor 7,4 «Puedo hablaros con toda franqueza, estoy orgulloso de vosotros, estoy lleno de consuelo, desbordo de gozo en todas nuestras tribulaciones». Hch 5, 41 «Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando la buena noticia acerca del Mesías Jesús». Esta alegría no es pueril o ajena a la cruda realidad en la que, en muchas ocasiones, transcurre la vida de los hombres, sino que nos hace vivirla con la esperanza que nos da la Cruz del Señor. En ocasiones, porque somos nosotros los que hemos de mantenernos firmes ante las pruebas de la vida, pero también porque en muchos momentos hemos de hacer nuestro el sufrimiento de muchos hermanos, que son sostenidos por el calor de nuestra fe. En uno y otro momento la alegría de la fe, se traduce en paz y esperanza en el Señor Resucitado.
  • 14. ACG – Adviento 2016 13 Mc 10, 22 «Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre». El replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud». Jesús se lo quedó mirando, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme». A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico». Pero la alegría cristiana, no olvidemos, debemos vivirla cada día, buscando no estancarnos nunca, sino encontrar nuevas maneras de expresar a Dios nuestro agradecimiento por tanto amor recibido. Es una acogida libre que produce en nosotros una inmensa y real alegría. De esta misma manera, sabemos y, en ocasiones, experimentamos todo lo contrario, es decir, como al rechazar el amor de Dios sentimos en nosotros una profunda tristeza. Hch 8, 5-8 «Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría». Por el contrario, todos aquellos que vivimos esta gran alegría en el Señor, no podemos callar, hemos de convertimos en discípulos misioneros que tienen por bandera anunciar a todos lo que hemos visto y oído (Cf. 1Jn 1, 3), comprobando el fruto que la alegría comienza a producir en los demás. Lc 1, 46-56. «María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
  • 15. ACG – Adviento 2016 14 su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como lo había prometido a nuestros padres— en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con ella unos tres meses y volvió a su casa». Y como todos estamos necesitado del testimonio de aquellos que han sido fiel reflejo de esta alegría cristiana, no podemos dejar de fijar nuestra mirada en la Virgen María para que ella nos acompañe, cada día, para saber responder con su misma generosidad al proyecto de Dios sobre cada uno de nosotros.  Busca en tu vida un momento en el que has tenido certeza de Cristo. ¿Cómo te has sentido?  En tu entorno, ¿quién es para ti testimonio de esta Alegría? B. Alegría para caminar Hoy nuestro mundo y nuestra sociedad están necesitados de que los cristianos vivamos con pasión esta alegría, la alegría en el Espíritu Santo. No se trata de esconder los problemas e injusticias que nos rodean, sino testimoniar que una esperanza nueva nos sostiene y nos anima a salir de nosotros mismos para buscar caminos nuevos que recorrer siempre juntos, sembrando a nuestro paso semillas de paz y de consuelo. Es, precisamente, en medio de todas estas dificultades cuando nuestros contemporáneos tienen necesidad de conocer la alegría, de escuchar su canto. Constatamos que vivimos un momento repleto de oportunidades, donde avances de todo tipo ayudan a mejorar la vida de las personas, pero sin embargo, vemos como cada día más “el tedio, la aflicción, la tristeza forman parte, por desgracia, de la vida de muchos”. “Esto llega a veces a la angustia y a tal desesperación que ni la aparente despreocupación ni el frenesí del gozo presente o los paraísos artificiales logran evitar”. “Esto suele suceder porque la sociedad tecnológica ha logrado multiplicar las ocasiones de placer, pero encuentra muy difícil engendrar la alegría”4 . A esto, sumamos el sufrimiento de tantos hombres y mujeres maltratados por el hambre, la miseria y la guerra. 4 Evangelii Gaudium, 7
  • 16. ACG – Adviento 2016 15 Lo contrario a la alegría del Espíritu es el miedo Ante todas estas situaciones, reflexionando sobre la alegría cristiana, queremos aportar luz y claridad. Pues solamente aquel que es capaz de experimentar la alegría del Espíritu Santo es capaz de reconocer en el otro al hermano a quien amar, sin el cual sería poco oportuno hablar de alegría. Como nos dice el Papa Francisco: “La alegría cristiana no es una simple diversión, no es una alegría pasajera. Más bien, la alegría cristiana es un don del Espíritu Santo: es tener el corazón siempre alegre porque el Señor ha vencido, el Señor reina, el Señor está a la derecha del Padre, el Señor me miró a mí, me envió, me dio su gracia y me hizo hijo del Padre. He aquí lo que de verdad es la alegría cristiana. Un cristiano, por lo tanto, vive en la alegría. Pero, ¿dónde está esta alegría en los momentos más tristes, en los momentos de dolor? Pensemos en Jesús en la Cruz, ¿tenía alegría? ¡Pues no! En cambio, ¡sí, tenía paz! En efecto, la alegría, en el momento del dolor, de la prueba, se convierte en paz. En cambio, la sola diversión en el momento del dolor se convierte en oscuridad, se hace tiniebla”5 . Cuando la fe flaquea en nosotros, cuando perdemos el horizonte de nuestra esperanza, cuando Dios no es el centro de nuestras decisiones, la alegría se torna en miedo, el dinamismo del ardor evangelizador en un inmovilismo que nos lleva a dar vueltas sobre nosotros mismos, sobre nuestros proyectos e ideas. La fuerza del Espíritu Santo queda aguardando en la puerta de nuestra vida, para poder entrar. Por tanto, tengamos claro que lo contrario a la alegría del Espíritu es el miedo. Un miedo que paraliza y que impide que vivamos bajo su impulso. En el fondo, es no confiar en la fidelidad de Dios, perder de vista el horizonte de su presencia en nuestra vida. Este miedo nos convierte en personas errantes, en busca de caminos que nos den algo de felicidad, agotados por ir de un lugar para otro, sin llegar a vislumbrar que ese camino cierto está muy cerca de nosotros mismos, en nuestro interior, donde solo Dios puede morar. “No tener miedo y tener alegría. No tener miedo es pedir la gracia del valor, el valor del Espíritu Santo; y tener alegría es pedir el don del Espíritu Santo, también en los momentos más difíciles, con la paz que nos da el Señor”6 . Como decíamos al principio, la alegría cristiana es confianza en la fidelidad de Dios, manifestada en el designio salvífico de Cristo, en su Muerte y Resurrección. La Sagrada 5 PAPA FRANCISCO. Homilía del 15-05-2015 6 Ibid.
  • 17. ACG – Adviento 2016 16 Escritura tiene en su seno este misterio de salvación y no deja de anunciarlo al pueblo, como una promesa de salvación. “Los libros del Antiguo Testamento habían preanunciado la alegría de la salvación, que se volvería desbordante en los tiempos mesiánicos” (EG 4). Este anuncio llega a nosotros a través del testimonio de numerosos hombres y mujeres que nos ayudan a traducirlo es actitudes concretas: confianza, fidelidad, espera, humildad, servicio, disponibilidad. Nos fijamos en “Abrahán, nuestro Padre, elegido con miras al cumplimiento futuro de la Promesa, y esperando contra toda esperanza, recibe, en el nacimiento de su hijo Isaac, las primicias proféticas de esta alegría (cf. Gen 21, 1-7). Tal alegría se encuentra como transfigurada a través de una prueba de muerte, cuando su hijo único es devuelto vivo, prefiguración de la resurrección de Aquel que ha de venir: el Hijo único de Dios, prometido para un sacrificio redentor. Abrahán exultó ante el pensamiento de ver el Día de Cristo, el Día de la salvación: él «lo vio y se alegró» (Jn 8, 56)”7 . Pero también llega hasta nosotros, con mucha fuerza, el testimonio de la Virgen María, que canta, exultante de gozo por haber sido escogida para ser la Madre del Salvador. Aquel momento que había esperado con tanta fe lo está viendo realizado en la humildad de su persona. Ella, predilecta, ha sido escogida, preparada y preservada, para este momento, expresión de la alegría cristiana para toda la humanidad, para todos aquellos que “en el correr de los tiempos, acogerán su mensaje y se esforzarán en vivirlo. Fue María la primera en recibir el anuncio del ángel Gabriel y su Magnificat era ya el himno de exultación de todos los humildes”8 . Pero, la vivencia o el deseo de vivir la alegría cristiana no debe llevarnos al aislamiento, al ensimismamiento sobre nosotros mismo, a desarrollar una espiritualidad desencarnada, mostrando recelo de todas las alegrías humanas, como si no fuesen expresión de la alegría de Dios. Si ponemos nuestra mirada en Jesús, Él nos enseña a comprender que todas ellas, vividas desde el corazón, pueden ser un “momento de Dios”. “Jesús ha experimentado en su humanidad todas nuestras alegrías. 7 Gaudete in Domino, 1975 8 Ibid.
  • 18. ACG – Adviento 2016 17 Él ha conocido, apreciado, ensalzado toda una gama de alegrías humanas, de esas alegrías sencillas y cotidianas que están al alcance de todos. La profundidad de su vida interior no ha desvirtuado la claridad de su mirada, ni su sensibilidad… Él exalta de buena gana la alegría del sembrador y del segador; la del hombre que haya un tesoro escondido; la del pastor que encuentra la oveja perdida o de la mujer que haya el dracma; la alegría de los invitados al banquete, la alegría de las bodas; la alegría del padre cuando recibe a su hijo, al retorno de una vida de pródigo; la de la mujer que acaba de dar a luz un niño. Estas alegrías humanas tienen para Jesús tanta mayor consistencia en cuanto son para Él signos de las alegrías espirituales del Reino de Dios”9 . Fijándonos en el Maestro llegamos a comprender la felicidad del apóstol, pues en Jesús vemos como su felicidad mayor es ver la acogida que se da a la Palabra, y todos aquellos momentos de realización del Reino: la conversión de los pecadores, la liberación de los oprimidos o la atención de los necesitados. Como cristianos debemos hacer el recorrido de considerarnos meros discípulos a convertirnos en discípulos y apóstoles que, como Jesús, aceptan, viven y gustan estas alegrías como un don de Dios. Esto supone experimentar el amor de Dios, pasar por la vida sintiéndonos hijos amados del Padre, llamados a participar de su alegría, para así poder compartirla con todos. Como decía el Papa Pablo VI: “Es una alegría concedida a lo largo de un camino escarpado, que requiere una confianza total en el Padre y en el Hijo, y dar preferencia a las cosas del Reino”. Y el Papa Francisco no dice: “Nuestra alegría cristiana bebe de la fuente de su corazón rebosante. Él promete a los discípulos: «Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría» (Jn 16,20). E insiste: «Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón, y nadie os podrá quitar vuestra alegría» (Jn 16,22)”. (EG 5) Una alegría que requiere confianza y abandono, aunque esto esté ligado al misterio de la cruz, pues sabemos que el canto de la alegría por excelencia se entona ante la presencia de Cristo Resucitado, Camino, Verdad y Vida. Continúa el Papa diciendo que esta “alegría del Reino hecha realidad, no puede brotar más que de la celebración conjunta de la muerte y resurrección de Cristo”. Cuando celebramos los sacramentos actualizamos y vivimos plenamente esta alegría cristiana. “Ni las pruebas, ni los sufrimientos quedan eliminados de este mundo, sino que adquieren un nuevo sentido, ante la certeza de compartir la redención llevada a cabo por el Señor y de participar en su gloria”. “El cristiano, sometido a las dificultades de la existencia común, no queda 9 Ibid.
  • 19. ACG – Adviento 2016 18 sin embargo reducido a buscar su camino a tientas, ni a ver en la muerte el fin de sus esperanzas”. Es la alegría de todos aquellos que habitados por el Espíritu Santo, viven la experiencia de una nueva presencia de Cristo, que da un nuevo horizonte a su esperanza.  ¿Por qué no entramos también nosotros en ese río de la alegría? El Papa Francisco quiere situar la vivencia de la alegría cristina en el centro de la tarea evangelizadora de la Iglesia. La presenta no como un don exclusivo de unos pocos, sino destinada a llenar el corazón de todos los hombres, de todos aquellos que se han encontrado con Jesús, como nos dice en Evangelii Gaudium. Este documento nos ofrece un nuevo impulso en nuestra vida cristiana y en nuestra tarea evangelizadora, pues la alegría del Evangelio es capaz de llenar el corazón de todos los hombres, los que ya han tenido ese encuentro y necesitan revitalizarlo cada día y aquellos que aguardan un rayo de luz que disipe las tinieblas en las que viven. Todos tienen derecho a encontrarse con Cristo y los cristianos tenemos el deber de anunciarlo. Es tan importante este concepto en el Magisterio del Papa Francisco. En Evangelii Gaudium la palabra “alegría” aparece setenta y tres veces, y en Amoris laetitia cuarenta, todo ello sin contar la numerosas homilías y mensajes en las que es constante la llamada a la alegría. “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor». Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos” (EG 3)
  • 20. ACG – Adviento 2016 19 Esta invitación vuelve a situar la vida de cada cristiano en clave misionera. No es tarea reservada para un grupo escogido, sino que toda la Iglesia vive la alegría del encuentro con Cristo, y no puede hacer otra cosa que comunicarlo, anunciarlo constantemente, tanto a aquellos que viven en lugares recónditos como aquellos que, viviendo en el mismo territorio, necesitan un nuevo anuncio o una nueva cercanía o presencia de la Iglesia en la periferia de su existencia. Este es el movimiento del cristiano, vivir la alegría cristiana en permanente estado de misión, buscando continuamente caminos nuevos por los que todos puedan transitar hacia Dios. Ante esto el Papa Francisco nos invita a todos a:  Recobrar y acrecentar la dulce y confortadora alegría de evangelizar.  Convertirnos en evangelizadores alegres capaces de testimoniar la alegría de Cristo.  Ofrecer un anuncio renovado capaz de suscitar una nueva alegría en la fe.  Confiar en que la iniciativa es de Dios, y por tanto Él es el garante de nuestra alegría evangelizadora en medio de las dificultades del camino.  Pedir constantemente la gracia de la alegría evangelizadora.  Vivir en permanente estado de conversión que nos devuelva constantemente la alegría de la fe y el deseo de comprometernos con el Evangelio. La vivencia de la alegría cristiana nos ayuda a comprender ésta como una llamada universal. “La alegría no será completa si no miramos juntos, con plena confianza, hacia el autor y consumador de la fe, Jesús”10 , “es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie”11 .  Señala o subraya la frase, párrafo o palabra que más te ha llamado la atención ¿Qué piensas que el Señor te quiere decir con ella? C. Alegría para sembrar La vivencia de la fe nos urge, de manera natural y constante, a vivir la alegría de evangelizar en la realidad cotidiana de nuestra vida, en las pequeñas cosas de cada día, haciendo de nuestro propio testimonio el medio más eficaz de evangelización. Pero también nos ha de llevar a trabajar en comunión por conseguir, cada día, la necesaria conversión pastoral que posibilite que nuestro testimonio comunitario sea realmente eficaz. Conseguir que a nuestras parroquias no se acuda simplemente en 10 Cf. Pablo VI, Gaudete in domino, 1975 11 Evangelii Gaudium, 23
  • 21. ACG – Adviento 2016 20 busca de servicios, sino que realmente sea el lugar donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y desde donde muchos recibimos el envío para seguir evangelizando. El fruto de la fe, vivida en comunidad, será una alegría constantemente renovada, sostenida por la fraternidad, animada por la fuerza la Palabra del Señor, acogida y compartida, y celebrada en los sacramentos, que es la expresión máxima de la alegría en el Señor. Sólo desde aquí, cobra sentido el concepto de Nueva Evangelización, “nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión”12 , que desde que San Juan Pablo II lo acuñó por primera en 1979, no hemos dejado de encontrarlo tanto en las enseñanzas de Benedicto XVI, como, ahora, en las del Papa Francisco. La Nueva Evangelización es dar razón de nuestra fe, comunicando la esperanza de la salvación a todos los hombres, que lo sepan o no, tienen necesidad de este anuncio. La ausencia del conocimiento de Cristo y de su Evangelio genera soledad y desaliento, obstáculos que provocan falta de alegría y de esperanza. A menudo esta falta de alegría y esperanza es tan fuerte que incide en la misma vida de nuestras comunidades cristianas. La Nueva Evangelización, con todas sus iniciativas, es propuesta en estos contextos como una medicina para dar alegría y vida, contra cualquier tipo de miedo. Pero por nuestra falta de alegría o de arrojo evangelizador no podemos convertirnos en cristianos estériles, incapaces de generar fe, como tampoco podemos convertir nuestras comunidades, o contemplar como se transforman, en estructuras caducas que no aportan nada en la vida de las personas que conforman el territorio. No dejemos escapar la alegría. «Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, [la fe] nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo. Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin»13 . “Afrontemos la Nueva Evangelización con entusiasmo. Aprendamos la dulce y reconfortante alegría de evangelizar, aun cuando parezca que el anuncio sea un sembrar entre lágrimas (cf. Sal 126,6). El mundo, que busca respuestas a los grandes interrogantes acerca del sentido de la vida y la verdad, podrá vivir con renovada sorpresa la alegría de encontrar testigos del Evangelio que, con la simplicidad y la credibilidad de la propia vida sepan mostrar la fuerza transformadora de la fe cristiana. Como afirma el Papa Pablo VI: «Sea ésta la 12 San Juan Pablo II, Discurso ante el CELAM, 1983 13 Benedicto XVI, Porta Fidei. Carta Apostólica en forma de motu proprio con la cual se convoca el Año de la Fe (11 de octubre de 2011), 15
  • 22. ACG – Adviento 2016 21 mayor alegría de nuestras vidas entregadas. Y ojalá que el mundo actual – que busca a veces con angustia, a veces con esperanza – pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo, y aceptan consagrar su vida a la tarea de anunciar el reino de Dios y de implantar la Iglesia en el mundo».[91] «No temáis»: es la palabra del Señor (cf. Mt 14,27) y del ángel (cf. Mt 28,5) que sostiene la fe de los anunciadores, dándoles fuerza y entusiasmo. Sea también ésta la palabra de los anunciadores, que sostienen y nutren el camino de cada hombre hacia el encuentro con Dios. «¡No temáis!» sea la palabra de la nueva evangelización, con la cual la Iglesia, animada por el Espíritu Santo anuncia «hasta los confines de la tierra» (Hch 1,8) Jesucristo, Evangelio de Dios para la fe de los hombres”14 . El momento actual nos urge a tomar conciencia de nuestra condición de bautizados, viviendo con alegría la fe que se nos ha regalado y respondiendo con prontitud a la llamada para ser discípulos misioneros, que viven, testimonian y anuncian la alegría del Señor Resucitado, esperanza de la humanidad. Cinco aspectos formativos15 deberíamos de tener en cuenta para encaminarnos a ello: 1. Poner en el principio del camino de todo cristiano el Encuentro con Jesucristo, unido al anuncio del Kerygma, que suscita la conversión que emana de este encuentro. 2. La conversión que transforma nuestras vidas y conduce a la decisión de seguir a Jesús como Señor, desde el bautismo y la reconciliación. 3. El discipulado, a través del cual el corazón de la persona madura en el conocimiento y amor a Jesús, profundizando y celebrándolo, a través de la catequesis y los sacramentos. 4. La comunión, entendida como comunidad vital, como equipo de vida, donde se da el encuentro con otros discípulos. Es el lugar del ánimo, apoyo, donde madurar y renovar nuestra alegría. 5. La misión, consecuencia de vivir y madurar el Encuentro con Cristo con autenticidad. Solamente desde ahí estamos en condiciones de asumir la misión de proclamar a Jesús a los demás con alegría, amando y sirviendo a los necesitados y construyendo el Reino de Dios.  ¿Cómo vives estos cinco aspectos? ¿Cómo se viven en tu propio equipo de vida o grupo parroquial? ¿Cómo se viven en tu parroquia? 14 La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana, Instrumentun laboris del Sínodo de los Obispos, 2012, n. 169 15 Cf. Mallon J., Una renovación divina, BAC, Madrid, 2016, p. 34
  • 23. ACG – Adviento 2016 22  ¿A qué nos podemos comprometer para que nuestra vida y la de nuestra comunidad responda a la llamada a ser discípulos misioneros? “Sólo la fe en Jesús nos da alegría”, nos dijo el Papa en una de sus homilías diarias en Santa Marta (26-03-2015). No es la doctrina fría, o la rígida ley, sino la fe y la esperanza de encontrar a Jesús, que viene a salvarnos. Se trata de vivir con el corazón abierto a la esperanza que encontramos en Jesús, en su promesa, que nos sostiene en todo momento, y que nos ayuda a permanecer en todo momento abierto al amor, a Dios y al hermano. “La alegría de la fe, la alegría del Evangelio es la piedra miliar de la fe de una persona. Sin alegría aquella persona no es un verdadero creyente”. En el Adviento, tiempo de espera y de presencia de Cristo, renovemos nuestra fidelidad a Él. Cantemos, junto a toda la Iglesia, Maranatha, esperando que el Señor venga cada día a nuestra vida, y nos haga capaces de seguir caminando juntos, guiados por la alegría, siempre nueva, de su Evangelio.
  • 24. ACG – Adviento 2016 23 A. Reflexión - La alegría16 No es la euforia de los momentos de subidón, ni la chispa de un momento jocoso. No es risa floja ni alboroto y algazara. No es alegría etílica ni televisiva, pastillera ni hooligan, histérica ni simple, cervecera o evasiva. La alegría del Evangelio es algo muy diferente. Es optimista sin ser ciega. Es constante sin ser fácil. Tiene que ver con palabras como sentido, fe, lucha, opción, camino, reto, humanidad. Es la alegría que puede reír, y también llorar. Como un torrente Flp 4, 4-5 «Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra bondad sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.» Imagina un desfiladero profundo. Un camino más bien agreste. Mucho verde, rocas, árboles. Al fondo se oye el agua de un río que corre. Y a medida que avanzas kilómetros por ese sendero, que a veces baja y luego vuelve a subir, en algún momento el agua está cerca, a la vista, casi puedes tocarla. Otras veces desaparece y sólo se oye como un rumor o un murmullo. Pero está ahí. Y tú en el camino a veces te sientes cansado, y otras lleno de energía. Tal vez has parado a recuperar fuerzas. Ahora vas hablando con tus gentes, o cantando, y luego hay silencio. Hoy hay sol, y tal vez mañana habrá tormenta. Pero el murmullo del torrente, el agua que corre está ahí. La alegría profunda del Evangelio es algo así. Es encontrar, en el fondo, un manantial fresco, una fuerza vital que, por más piedras y barreras que encuentre, siempre 16 Reflexión tomada de www.pastoralsj.org
  • 25. ACG – Adviento 2016 24 encontrará un espacio para ser parte de tu vida cotidiana, de los momentos fáciles y los problemas, del canto y del silencio.  ¿Podrías decir que el evangelio es para ti fuente de alegría? En concreto ¿qué tiene de buena noticia, de esas que te alegran el día? Momentos de magia Flp 4, 13 «Todo lo puedo en aquel que me conforta» En la película «El Rey Pescador» hay un momento mágico. Un hombre espera en el vestíbulo de la Estación Central de Nueva York. Cientos, tal vez miles de personas pasan apresuradas, sin mirarse, evitándose, aislados en la masa. Él espera. De pronto ve, a lo lejos, la silueta que espera: una mujer. Podría pasar perfectamente desapercibida. No es guapa. Su ropa es normal. Camina encogida entre esta multitud. Pero, en el momento en que él la ve, de golpe todo el entorno cambia. En ese momento el andar apresurado de todos los transeúntes se convierte en un baile, y la estación en una gran sala. El desorden en armonía. El ruido en música. La indiferencia en sonrisas. La anciana baila con el joven. La monja con el ejecutivo. El médico con la abogada… Y mientras el hombre sigue a esa mujer que, para él, es la más maravillosa del mundo, la estación se convierte en un lugar mágico, donde todo es posible. Hasta que ella sale por la puerta, se pierde de vista, y todo vuelve a su lugar. Descubrir el Evangelio es encontrar que, en algún momento, el mundo se ve como ese espacio en el que la alegría profunda y común es posible. Es saber que el ser humano es capaz de lo mejor, y creer que eso es posible. Es ser capaces de soñar, y construir ese sueño.  Dedica un momento a imaginar el mundo mejor de lo que es… y a creer que es posible… y a soñar caminos para conseguirlo.
  • 26. ACG – Adviento 2016 25 B. Según Madre Teresa https://www.youtube.com/watch?v=2SGkFRr4vvg La alegría… es el misterio del amor. Si estás llena de amor, entonces también llena de alegría. Si aceptamos la Buena Nueva de que Dios nos ama, de que somos algo muy especial para Él, de que en ternura y amor nos ha creado, nos ha amado, nos cuida, y todo eso con ternura y amor… esa es la razón de toda alegría y esa es la razón por la que Jesús vino: “Para que mi gozo sea el de ustedes” C. Vídeo – Alegría, “Siempre alegres” (https://www.youtube.com/watch?v=hQGifuP7N4o&feature=youtu.be)
  • 27. ACG – Adviento 2016 26 D. Película – “La ciudad de la alegría” Título: La ciudad de la alegría Dirección: Roland Joffé País: Francia, Reino Unido, Estados Unidos Año: 1992 Duración: 132 min Género: Drama Reparto: Patrick Swayze, Om Puri, Pauline Collins, Shabana Azmi, Ayesha Dharker, Santu Chowdhury, Imran Badsan Khan Guión: Mark Medoff Para pensar: 1. Fíjate en los personajes principales. Describe quiénes son, como piensan y actúan, qué sienten. 2. ¿Qué mueve a cada uno de ellos? 3. ¿Qué piensas que pueden enseñarnos estos personajes? 4. ¿Cómo se manifiesta la presencia de Dios en cada uno de ellos? 5. ¿Por qué crees que el barrio donde se desarrolla la película se llama “la ciudad de la alegría”? E. Canción – Brazo fuerte La alegría del cristiano nace de la seguridad y confianza en Dios. Como nos dice la siguiente canción es la seguridad que tienes un niño en brazos de su padre, pues sabe que nunca le dejará caer. https://www.youtube.com/watch?v=Bp7nOMzvVh4 Título: Brazo fuerte Cantautora: Carmela Martínez Álbum: Busca la verdad
  • 28. ACG – Adviento 2016 27 Me sé sostenida me sé sostenida y este sostén me da calma y seguridad. No es la confianza segura del hombre, que con propia fuerza se mantiene en pie sobre suelo firme. Es la seguridad suave y alegre del niño que reposa dulce sobre un brazo fuerte que lo quiere sostener. Y no es razonable que ese niño viva siempre con la angustia de que un día su padre lo dejará caer. Me sé sostenida, me sé sostenida en brazos de mi Padre. Si yo no me suelto Él nunca me suelta, Él es mi sostén. Abrazo de luz, reposo de amor, calma que me inunda el corazón, alma confortada, niña rebujada en brazos de mi Dios. F. Trending topic Hoy en día tienen gran influencia en nuestra vida las redes sociales, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Muchos las usan para pasar el tiempo, para mantenerse informados, para comunicarse, para evangelizar… Nosotros en este Tiempo de Adviento queremos usarlas para esto último, y que mejor manera de hacerlo que transmitiendo un testimonio de alegría. Todos estamos llamados a ser felices, y tras la reflexión que hemos hecho sobre este tema vamos a compartirla con todos. Para ello queremos invitar a todos a que contesten en un tweet a esta pregunta: ¿Qué es para ti la felicidad cristiana?, o dicho de otra manera ¿por qué eres feliz siguiendo a Jesús? Si quieres participar en esta campaña debes: 1. Reflexionar el tema de este material 2. Orar, para dejar que el Señor derrame sobre ti el don de su alegría.
  • 29. ACG – Adviento 2016 28 3. Hacerte la pregunta que proponemos. 4. Escribir y preparar tu respuesta. Recuerda que no debe tener más de 140 caracteres. 5. Y publicarla ¡ojo! el III Domingo de Adviento, que es el domingo de Gaudete (de la alegría). 6. Para publicarla debes utilizar el siguiente hastag #alegríacristiana, que podrás encontrar ese día en @ACGevangelizar. Ese domingo lanzaremos un tweet invitando a esta actividad para que podáis retweetearlo tanto como queráis. 7. Puedes publicar todos los tweets que quieres, pero en distintos días de esa semana. 8. Será bonito leer las aportaciones de la gente.
  • 30. ACG – Adviento 2016 29 PREPÁRATE Primera lectura: Is 2, 1-5: “Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas”. Salmo 121: “Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor” Segunda lectura: Rm 13, 11-14a: “Ya es hora de despertaros del sueño” Evangelio: Mt 24, 37-44 Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. Desde tu vida: Jesús nos propone una actitud para este tiempo: “estad en vela, estad preparados”, atentos, dispuestos para actuar. Que el nacimiento de Jesús no nos pille dormidos, sino despiertos, es decir, atentos, vigilantes, preocupados, pendientes de lo que ocurre a nuestro alrededor, de lo que les pasa a las PRIMER DOMINGO
  • 31. ACG – Adviento 2016 30 personas que viven a nuestro lado, para poder actuar en consecuencia y que nuestra manera de vivir responda a lo que el evangelio nos pide para el momento actual. De lo contrario, viviremos una Navidad insípida, monótona, caeremos en la relajación, la dejadez y la tibieza. Estemos en vela, para crecer cada día en la alegría del evangelio que nos hará capaces de pintar de esperanza todas aquellas escenas de la vida, en las que el sufrimiento, el dolor y las injusticias, han dejado sin color. Estemos en vela para no convertirnos en cristianos sin luz, que se dejan habitar por la fría sensación del miedo y la oscuridad. ¡Estad en vela! Es el toque de atención que al comienzo del adviento se nos da para vivir este tiempo como un momento nuevo de encuentro con el Señor. Este toque de atención nos hace parar en seco, pensar, reflexionar y preguntarnos ¿cómo nos preparamos en este Adviento para la venida de Cristo en nuestra vida? ¿Cómo es nuestra esperanza? La comercialización excesiva, el que todo sea desechable, la propaganda que ofrece las cosas como indispensables y fuente de felicidad, nos impiden pensar en la importancia de la vida y el tiempo. Obtener lo que deseamos (un coche, un viaje, ropa de moda…) llega a obsesionar nuestro corazón, y maleducar nuestro deseo a obtenerlo de manera inmediata nos hace perder la capacidad de sufrimiento en la espera, en el esfuerzo, en los logros y los méritos. Vivir sin plazos de espera anula nuestra dimensión de esperanza, borra de nuestra vista el horizonte de la verdadera esperanza: la venida de Cristo.  ¿Cómo es mi esperanza? ¿Sobre qué la construyo?  Expón un hecho de vida propio que lo ilustre.
  • 32. ACG – Adviento 2016 31 Pero la esperanza cristiana no es corta ni fácil. Consiste en esperar que el reino de Dios se haga realidad entre las personas y los pueblos, sin desfallecer ante la adversidad producida por el orgullo, el egoísmo, la avaricia y el deseo de poder humanos. Dios alimenta nuestra esperanza al hacernos sus colaboradores. Orar, denunciar el mal, construir lazos de amor y comprensión, servir al otro, luchar por nuestra superación, levantarnos cuando caemos… son maneras activas de esperar, que fortalecen la esperanza.  ¿Cómo podemos acoger esta Palabra que el Señor nos regala?  ¿Cómo vivo el don de la esperanza cristiana?  El medidor de dicha esperanza es la alegría ¿la experimento? Para poder vivir la esperanza como don y no como mérito o logro nuestro, el Señor nos pone la Eucaristía. En ella nos encontremos con Él, llenándonos de esperanza y convirtiéndonos en “coloreadores de esperanza” entre nuestros hermanos. Si así la empezamos a vivir, haremos posible una Navidad verdadera y para todos, llena de alegría y esperanza, porque Dios, una vez más, viene a nacer entre nosotros. Es una nueva oportunidad. Aprovechémosla.  ¿Cómo puedo, en este Adviento, profundizar más en la Esperanza?  ¿Cómo puedo celebrar más la Esperanza?  ¿Cómo puedo vivir más la Esperanza?  Formula un compromiso sencillo que te haga vivir más la esperanza y celebrarla
  • 33. ACG – Adviento 2016 32 CONVIÉRTETE Primera lectura: Is 11, 1-10: “Aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz”. Salmo 71: “Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente”. Segunda lectura: Rm 15, 4-9: “Acogeos mutuamente como Cristo os acogió para gloria de Dios”. Evangelio: Mt 3, 1-12 Por aquel tiempo, Juan el Bautista se presentó en el «desierto de Judea, predicando: «Convertíos porque está cerca el reino de los cielos». Este es el que anunció el profeta Isaías diciendo: «Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos"». Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: «¡Raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Tenemos por padre a Abrahán", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la raíz de los árboles y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no soy digno de llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga». Desde tu vida: El domingo pasado se nos pedía una esperanza activa. El Señor viene, pero nosotros tenemos que ir hacia Él. Esto exige un cambio de mente y de corazón. Es SEGUNDO DOMINGO
  • 34. ACG – Adviento 2016 33 decir, requiere volvernos a Dios. El mensaje de este segundo domingo de Adviento es la conversión. El primer Isaías anuncia la llegada de los tiempos mesiánicos, en los que brotará un renuevo del tronco de Jesé. Está hablando de la descendencia de David, cuyo padre precisamente era Jesé. Anuncia la llegada de tiempos de justicia y de paz. Es la justicia de Dios, basada en la misericordia y conducente a la paz. En nuestro mundo hay violencia y guerra, crisis económica, paro, miles de inocentes mueren cada día a consecuencia del hambre. El profeta anuncia que llegará un día en que la vaca pastará con el oso. Sólo llegará esto cuando cumplamos las palabras del Apóstol San Pablo a los Romanos, es decir cuando seamos capaces de “acogernos unánimes” todos, sea cual sea nuestra condición, origen o raza. Cuando un personaje – un jefe de Estado, el Papa, un artista famoso – viaja, con mucha anticipación se preparan itinerarios, discursos, comidas, homenajes… Prepararnos para la venida de Cristo implica entrar en sus caminos, para coincidir y caminar con Él, e implica, también, conocer cómo son nuestros propios caminos. Los de Jesús son rectos y llevan a la meta; los nuestros tienen altas y bajas, o parecen laberintos que no llevan a ninguna parte. De ahí que valga la pena preguntarse:  ¿Qué caminos necesitan nivelarse en mi vida?  ¿Cuáles estoy siguiendo, caminos falsos o aquellos que conducen a la verdadera felicidad? Dios está cerca, tan cerca que es presencia constante. El Adviento nos enseña a vivir en la dinámica continua de descubrirlo cada día en nuestra vida. Mantenernos en la esperanza de acogerlo más y mejor en cada gesto, palabra, situación o persona, sosteniendo desde la fe nuestra vida en la confianza de su venida definitiva. Juan Bautista nos invita al movimiento de la conversión constante: ir
  • 35. ACG – Adviento 2016 34 continuamente hacia Dios, beber del torrente de su misericordia y dejarnos transformar por Él. Juan Bautista nos invita a revisar nuestros pensamientos, sentimientos y actos, para que así nuestra fe produzca los frutos que debe. El principal fruto que producirá será nuestra felicidad. Una alegría fruto del Espíritu Santo que nos acercará más y más a la salvación en Jesús. Esta conversión nos lleva a dejar un poco el bullicio de las compras para entrar en nuestro interior, revisar la intención de nuestros actos, descubrir la doblez del corazón y analizar cómo tratamos a las personas que nos rodean.  ¿Cómo enderezar mis caminos para vivir intensamente la llegada del Reino de Dios?  ¿Cómo es mi oración? ¿Abro mi corazón al Señor presentándole toda mi realidad? ¿Siento a través de ella la llamada a la conversión? ¿En qué? En este momento, el mayor signo de un buen “actuar” en nosotros, será aquel que nos lleve a una profunda conversión. Acudamos al sacramento de la reconciliación y dejemos que Él transforme nuestro corazón de piedra en un corazón de carne como el suyo. Anota en tu agenda que día te vas a acercar a este sacramento.
  • 36. ACG – Adviento 2016 35 ACÓGELO Primera lectura: Gn 3, 9-15.20: “¿Es que has comido del árbol que te prohibí comer? Salmo 97: “Cantad al Señor una cántico nuevo, porque ha hecho maravillas” Segunda lectura: Ef 1, 3-6.11-12: “Nos eligió en la persona de Cristo antes de crear el mundo”. Evangelio: Lc 1, 26-38 En aquel tiempo, al ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: - Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres. Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: - No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Y María dijo al ángel: - ¿Cómo será eso, pues no conozco a varón? El ángel le contestó: - El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible. María contestó: - Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y el ángel se retiró. INMACULADA CONCEPIÓN
  • 37. ACG – Adviento 2016 36 Desde tu vida: María no puede estar lejos de la mente y del corazón del cristiano, especialmente durante el tiempo de Adviento. Ella es la mujer dispuesta desde siempre a acoger la Palabra del Señor en su vida. La fiesta de la Inmaculada, al comienzo de este tiempo es un estímulo para nuestra "espera confiada". ¿Quién mejor que ella, que lo llevó en su seno, pudo esperar su venida? En este camino de esperanza no podemos dejar de fijar nuestra mirada en María. En el tiempo de Adviento ella es siempre una presencia llena de significado. La madre que espera, la mujer que acoge la palabra, la muchacha que arriesga, la amiga que ayuda, la creyente que calla y medita. Todo esto lo encontramos en María. Que se convierte en espejo en el que mirarnos. Porque también nosotros necesitamos acoger, arriesgar, servir y dejar que la buena noticia sea semilla que arraigue en la tierra que somos. Mirémosla a ella y dejémonos mirar por ella, para acoger el tierno abrazo de su Hijo Jesús, un abrazo que nos da vida, esperanza, paz y alegría. La fe es gracia y conversión. Consiste en compenetrarse con Dios, en entrar en su mente y sus pensamientos, en su corazón y sus sentimientos, en su gran obra creadora y sus acciones diarias en nuestra vida. Para todos nosotros el modelo de esta gran fe es María. Su respuesta a la acción del Espíritu Santo en ella: “Aquí está la esclava del Señor, que me suceda como tú dices” (v. 38), revela su aceptación consciente de su misión ante el camino de la “imposibilidad humana” elegido por Dios para mostrar que para él todo es posible. Con su fe y humildad, venció María el desafío de una realidad que está más allá de inteligencia y pensamientos humanos. Su compenetración absoluta con Dios, ya desde su concepción inmaculada, permitió que la Palabra de Dios se hiciera carne en su seno virginal.  ¿Cómo está tu fe? ¿Con qué fe recibes el mensaje de las Escrituras?
  • 38. ACG – Adviento 2016 37 Acoger, como María, la Palabra en nuestra vida supone emprender un camino de conversión, pero no desde la tristeza de la renuncia sino desde la alegría de dar pequeños pasos en el camino del seguimiento de Cristo, pequeños pasos que van dejando huellas de esperanza.  ¿Cómo te sientes llamado a responder a la Palabra en tu vida actual?  ¿A qué te sientes llamado? La fe se alimenta de la Palabra y su acogida nos mueve siempre a intentar, humildemente, hacerla vida. No se trata de ponernos grandes metas, que se conviertan en una cima tan alta que no podamos alcanzar, sino descubrir que el Evangelio ha de encarnarse en nuestra vida diaria, en nuestros hábitos y acciones cotidianas, compartiendo con todos la alegría que el Señor en cada momento nos permite vivir. Convertirnos en discípulos misioneros, que desde Él y junto a Él, hagamos de nuestra vida una misión.  ¿A qué compromiso misionero siento que me llama la Palabra? Concrétalo.
  • 39. ACG – Adviento 2016 38 ALÉGRATE Primera lectura: Is 35, 1-6a.10: “Fortalecer la manos débiles, robusteced las rodilla vacilantes”. Salmo 145: “Ven, Señor, a salvarnos”. Segunda lectura: St 5, 7-10: “Tened paciencia, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca”. Evangelio: Mt 11, 2-11 Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?». Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!». Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: "Yo envío a mi mensajero delante de ti, para que prepare tu camino ante ti". En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. Desde tu vida: A lo largo de nuestra vida cristiana nos forjamos, muchas veces, una idea equivocada de quien es Jesús, o si realmente, merece la pena vivir para Él. Algo parecido le ocurrió a Juan en los últimos días de su vida. Juan vivió toda su vida preparando la llegada del Mesías Salvador y cuando lo tuvo presente comenzó un camino de abajamiento, de disminuir él para que Jesús creciera. Pero las noticias que le llegan no le hablan de eso, pues Jesús no tenía el más mínimo tercer DOMINGO
  • 40. ACG – Adviento 2016 39 interés de hacerlo, o por lo menos con el estilo que todos esperaban que lo hiciera: huía de los que le proclamaban Rey y se decía siervo y servidor de todos. Pero aun con esta situación de desconcierto no deja de servir a la Palabra. Ni siquiera a él se le ahorró la oscuridad o el dolor en su vida. No se queda en sus dudas o angustias y envía a sus discípulos a que hicieran la pregunta a Jesús: ¿eres tú o debemos esperar a otro? La respuesta de Jesús es clave, el testimonio de la Alegría, que surge de las obras que realiza. La Alegría del Reino, testimoniada por todos aquellos que son los principales invitados a entrar en él. Y nosotros, ¿Somos capaces de descubrir signos de alegría y esperanza en medio de tanta crisis? Tener esperanza es confiar en que algo bueno y deseado se realizará, a pesar de lo oscuro que podamos ver el momento presente y futuro de la vida. La esperanza crea una expectativa alegre, una disposición interna a recibir lo que esperamos, para gozarlo y aprovecharlo al máximo, y una actitud positiva para trabajar por conseguirlo. Supone actividades concretas y eficaces que permiten construir nuestra esperanza.  Piensa en algún hecho concreto que vivas con esperanza.  ¿Se dan ya signos de alegría que te ayuden a mantener esa esperanza? Cristo llegará en la Navidad y al final de los tiempos, sea si lo esperamos y deseamos, como si no lo hacemos. Pero su venida nos afectará de forma muy diferente según nuestra disposición y la importancia que le demos. La esperanza en Cristo es fuente de alegría, oración, perseverancia y paciencia, por eso genera buen humor y amor a la vida. No hay nada más lejano a la esperanza que el resentimiento, la seriedad, la angustia y la tristeza, el egocentrismo que genera amargura frente a sí mismo y desprecio del prójimo.
  • 41. ACG – Adviento 2016 40  Hay muchos motivos en nuestra vida, tanto felices como tristes, en los cuales necesitamos avivar la esperanza en Cristo. En multitud de ocasiones manifestamos la necesidad que tenemos de Él, pero ¿cómo lo vivimos?  Juan, en medio de su dolor, no deja de servir a la Palabra, de dejar que ella una vez más le muestre los signos de su presencia. Y nosotros, ¿acudimos a ella para dejarnos iluminar por ella?  Descubrir la Alegría en la obras del Reino no eximió a Juan del martirio. Experimentó una alegría que ni la muerte podría robarle. ¿Qué buscamos nosotros del Señor? ¿La solución, ajena a nosotros mismos de nuestros problemas, o la fortaleza que nos haga capaces de vivir con esperanza cada acontecimiento? Jesús, con sus obras, nos muestra que la esperanza y la alegría que Él nos trae supera nuestro momento presente.  ¿Crees que vale la pena acrecentar tu esperanza en Cristo? Si es así, ¿cómo lo piensas hacer?
  • 42. ACG – Adviento 2016 41 ANÚNCIALO Primera lectura: Is 7, 10-14: “Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Enmanuel (que significa: “Dios con nosotros”)”. Salmo 23: “Va a entrar el Señor”. Segunda lectura: Rm 1, 1-7: “Por Él hemos recibido este don y esta misión”. Evangelio: Mt 1, 18-24 La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer. Desde tu vida: María, después de acoger el anuncio del Ángel, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. Cuando José se dio cuenta del hecho, quedó desconcertado. José quiere hacer la voluntad de Dios y decide, seguramente con gran dolor, repudiar a María en privado. Una prueba semejante a la del sacrificio de Abrahán, cuando Dios le pidió el hijo Isaac (cf. Gen 22): renunciar a lo más precioso, a la persona más amada. Pero, como en el caso de Abrahán, el Señor interviene: encontró la fe que buscaba y abre un camino distinto, una vía de amor y de felicidad. Nos cuarto DOMINGO
  • 43. ACG – Adviento 2016 42 disponemos entonces a celebrar la Navidad contemplando a María y a José: María, la mujer llena de gracia que tuvo la valentía de fiarse totalmente de la Palabra de Dios: José, el hombre fiel y justo que prefirió creer al Señor en lugar de escuchar las voces de la duda y del orgullo humano. Con ellos, caminamos juntos hacia Belén. (Papa Francisco) La vocación es un don de Dios y sólo Él tiene la iniciativa de salir al encuentro y suscitar el deseo de seguirlo. Esa llamada, la vocación, es la gran pregunta del hombre, un interrogante que compromete toda su existencia: qué quiere Dios de mí. Se abre en la vida de cada uno un proceso de discernimiento, que vivido con valentía y confianza (y prudentemente acompañado) encamina a la persona al encuentro, más profundo con Dios y con ella misma. Dios da la vocación y, con ella, las luces para verla. Por nuestra parte, debemos allanarle el camino, salir a su encuentro con la oración y la rectitud de vida. El resultado de descubrir la vocación es la alegría. Dios quiere que seamos plenamente felices, y por eso nos busca y nos llama. Aceptar la llamada de Dios, supone aceptar la vida que Él ha pensado para ti, vivirla en fidelidad y experimentar la verdadera alegría.  ¿Cómo estás viviendo tu propia vocación?  Recuerda momentos concretos de tu vida donde hayas experimentado la alegría de Dios, es decir, la alegría de vivir lo que Dios te pide, tu vocación. La vocación es el primer paso para la misión. “No se puede perseverar en una evangelización fervorosa si uno no sigue convencido, por experiencia propia, de que no es lo mismo haber conocido a Jesús que no conocerlo, no es lo mismo caminar con Él que caminar a tientas, no es lo mismo poder escucharlo que ignorar su Palabra, no es lo mismo poder contemplarlo, adorarlo, descansar en Él,
  • 44. ACG – Adviento 2016 43 que no poder hacerlo. No es lo mismo tratar de construir el mundo con su Evangelio que hacerlo sólo con la propia razón. Sabemos bien que la vida con Él se vuelve mucho más plena y que con Él es más fácil encontrarle un sentido a todo. Por eso evangelizamos. El verdadero misionero, que nunca deja de ser discípulo, sabe que Jesús camina con él, habla con él, respira con él, trabaja con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera. Si uno no lo descubre a Él presente en el corazón mismo de la entrega misionera, pronto pierde el entusiasmo y deja de estar seguro de lo que transmite, le falta fuerza y pasión. Y una persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie” (EG 266)  ¿Cómo vives tu vocación misionera? ¿cómo evangelizas?  ¿Te sientes enviado para la misión, tomando conciencia que la obra es de Dios?  ¿Cómo arraigas tu vida en Cristo para que realmente tu tarea evangelizadora sea fecunda?  ¿Evangelizas o anuncias tus propias ideas? María y José llevaron a cabo la misión para la que habían sido escogidos. “La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar; no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en el mundo (EG 273)  ¿Qué compromisos concretos te pueden llevar a vivir estas palabras “yo soy un misión”?
  • 45. ACG – Adviento 2016 44 El Adviento es un tiempo para la esperanza y para renovar nuestra alegría. Ser cristianos es vivir la gran alegría de habernos encontrado con el Señor y tener la seguridad de que Él siempre está con nosotros. No es una alegría como cuando nos hacen un regalo, nos dan una sorpresa o nos ocurre algo bonito. Es más bien la alegría de saber que tenemos Alguien que nos amará siempre, que nos comprenderá siempre y nos guiará por el camino de esa alegría, y que reconoceremos porque da paz y esperanza a nuestro corazón. Hay momentos en la vida en los que parece que todo es tristeza a nuestro alrededor, que todo va mal, que nos sentimos solos. Pero en esos momentos, si acudimos a Jesús, Él nos ayudará a no “tirar la toalla”, a saber esperar, a buscar soluciones, a saber cómo tenemos que comportarnos; Él nos marcará el camino, y eso, nos dará paz y alegría. VER Pero ¿Cuáles son aquellas situaciones que nos hacen vivir en tristeza, sin esperanza y sin alegría? (Podemos enumerarlas. En un primer momento las pueden ir diciendo, en forma de lluvia de ideas, el acompañante las anota. Cuando estén todas vamos analizando los sentimientos que esas situaciones provocan en nosotros. Es importante que el acompañante recuerde la confidencialidad del grupo, pues podría ocurrir que alguno revele algún problema personal que le produce tristeza) En muchas ocasiones de nuestra vida, todas estas situaciones pueden hacernos perder la esperanza. Buscando una imagen para describirlo, podemos utilizar la de un árbol seco. Hay muchas causas que pueden hacer que un árbol se seque, que poco a poco Adaptación para el Sector de infancia
  • 46. ACG – Adviento 2016 45 vaya secándose la sabia que le ayuda a mantenerse vivo y corre el riesgo de secarse, convirtiéndose en un árbol seco, como en este dibujo:
  • 47. ACG – Adviento 2016 46 JUZGAR ¿Quién nos puede ayudar para que nuestra vida no se convierta en un tronco seco? Escuchemos el siguiente texto del profeta Isaías, que leeremos en misa, el II Domingo de Adviento, y veamos como el Adviento puede ayudarnos. Is 11, 1-10 “Aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada. El Adviento es el tiempo propicio para ver que de nuestra vida siempre puede brotar algo nuevo. Nos ayuda a comprender que Jesús nace en nosotros como una esperanza nueva, para llenar de alegría todos los momentos que vivimos. Él es ese renuevo que brota en nosotros y cada paso que demos para acogerlo será como un nuevo brote de esperanza y alegría en nuestra vida. JUZGAR Durante todo el Adviento nos iremos preparando para acoger el nacimiento de Jesús cada día en nuestro corazón, celebrándolo el día de Navidad. Cada vez que damos un paso para acogerlo es como un nuevo brote de su vida en nosotros. Por ello, cada semana buscaremos un compromiso que nos ayude a alimentar el deseo de su venida. Estos compromisos los escribiremos en el dibujo de una hoja verde. Estas hojas representarán esos brotes de Jesús en nuestra vida, que nos ayudan a vivir con esperanza y alegría su nacimiento en nosotros.
  • 48. ACG – Adviento 2016 47 Cada semana de Adviento, al comenzar la reunión de nuestro equipo, lo haremos leyendo el Evangelio del próximo domingo. Compartiremos la reflexión del VER y del JUZGAR, que será común para todo este tiempo, y lo concretaremos un juzgar diferente cada semana. Para ello, iremos pegando en la rama correspondiente una hoja verde con el actuar al que nos comprometamos cada semana. Cada semana pegaremos estas hojas en la rama del árbol correspondiente. En cada rama escribiremos (si el árbol es de papel) o colgaremos (si el árbol es de verdad), un cartel con parte de una frase, que construiremos a lo largo de todo el Adviento: “Prepárate y conviértete para acogerlo y, con alegría, anunciarlo”. Primera semana: PREPÁRATE.  “Estad preparados”, nos dice el Evangelio ¿Qué compromiso me puede ayudar a prepararme para acoger al Señor? Segunda semana: Y CONVIÉRTETE  Esta preparación conlleva cambiar aquellas cosas que nos impiden acoger a Cristo. ¿Qué compromiso me puede ayudar a cambiar? Fiesta de la Inmaculada: PARA ACÓGERLO  María supo acoger el proyecto de Dios sobre ella. ¿Qué compromiso me pueda ayudar a descubrir lo que Dios quiere de mí? Tercera semana: Y CON ALEGRÍA  Esta semana se nos invita a vivir con alegría, una alegría que nace por reconocer a Cristo en nuestra vida. ¿Qué compromiso me puede ayudar a testimoniar la alegría del Señor a los demás? Cuarta semana: ANUNCIARLO  Nos preparamos para acoger a Jesús, pero no para quedárnoslo para nosotros mismos, sino para darlo y anunciarlo a los demás. ¿Cómo puedo anunciarlo en la escuela, a mis amigos, mi familia…?
  • 49. ACG – Adviento 2016 48
  • 50. ACG – Adviento 2016 49 Dos posibilidades: el gesto con el árbol puede ser muy visual tanto para los niños como para el resto de la comunidad. Una posibilidad es que éste quede solo para el equipo de vida, con lo cual podríamos dibujar el árbol en una cartulina o papel continuo y colocarlo en nuestra sala de reuniones. La otra posibilidad es que el árbol forme parte de las celebraciones de la parroquia, quizá en torno a él podríamos montar la “corona de adviento”. En este caso, los grupos de infancia, en la misa dominical colocarían en él las hojas que han trabajado durante la reunión con su grupo. Mi compromiso:
  • 51. ACG – Adviento 2016 50 Anexo 1:
  • 52. ACG – Adviento 2016 51 Anexo 2
  • 53. ACG – Adviento 2016 52 AMBIENTACIÓN Toda esta celebración girará en torno a la figura de la Virgen María, por lo que colocaremos una imagen, preferiblemente de la Inmaculada, en un lugar destacado. Reflexionaremos y oraremos a raíz de dos textos del Evangelio de Lucas, a través de los cuales buscaremos actitudes de la Virgen María que nos sirvan para nuestra propia vida cristiana. Tras la lectura de estos textos realizaremos un gesto mediante el cual subrayaremos estas cualidades. Este consistirá en ir colocando unos velones alrededor de la imagen, simulando las doce estrellas con las que aparece coronada en el Apocalipsis. Cada velón llevara escrito un nombre, que será una característica de María para nuestra vida cristiana. Seis de los doce velones los colocaremos tras la lectura del primer texto, cinco tras la lectura del segundo y el último nos servirá para una reflexión todavía más personal. Desarrollemos toda la celebración en clima de oración, dejando momentos de silencio para la reflexión personal, apoyándonos de música instrumental y de los cantos propuestos u otros más conocidos por nuestra asamblea. MONICIÓN “Una mujer coronada de doce estrellas”. Así nos presenta, junto con otros elementos, el libro del Apocalipsis la figura de María. Las estrellas son “aquellos puntos de luz” que en la noche pueden guiar nuestro peregrinar. María se convierte para todos los cristianos en la gran estrella de la mañana, capaz de iluminar toda nuestra vida. De ella aprendemos a acoger la Palabra, a sentirnos elegidos, a vivir cada día como un don, a Vigilia de la Inmaculada
  • 54. ACG – Adviento 2016 53 descubrir que la Alegría de Dios puede ser el sentimiento más profundo que mueva nuestro corazón y lo haga latir al ritmo de la misericordia, la esperanza y el amor. Durante esta vigilia vamos a ir poniendo nombre a cada una de esas estrellas que acompañan a María. Nombres que surgen de la contemplación de María y que nos ayudarán a dar pasos firmes para prepararnos para la acogida de Dios en nosotros. Canto de entrada. Hágase (Aim Karem. Disco: Según tu Palabra. www.aimkarem.es) Hágase en mí según tu Palabra, Hágase en mí según tu sueño, Hágase en mí según Tú quieras, Hágase en mí Tu amor. En la luz o en la tiniebla, en el gozo o el dolor, en certezas o entre dudas, ¡HÁGASE!, SEÑOR. En la riqueza o la nada, en la guerra o en la paz, en la fiesta o en el duelo, ¡HÁGASE!, SEÑOR. Envuelta en miedo o sosiego, en silencio o con tu Voz, en risas o entre sollozos, ¡HÁGASE!, SEÑOR. En la muerte o en la vida, en salud o enfermedad, frágil o fortalecida. ¡HÁGASE!, SEÑOR Oración (rezamos a dos coros) Tú eres, María, la experiencia más bella del Evangelio. En ti Dios se ha hecho Noticia Buena para el hombre. Eres como la luz del alba que abre camino al Sol; eres esa estrella matutina que anuncia el día. Eres la mujer creyente que acoge y guarda la Palabra;
  • 55. ACG – Adviento 2016 54 la Mujer joven que entra en el plan de Dios libre y gozosa. Eres estilo de vida, nuevo y fascinante en la historia; eres, María, la virgen bella y fecunda de Nazareth. Gracias, María, por tu corazón bueno y disponible. Gracias, María, por tu corazón sincero y transparente. Gracias, María, por tu corazón claro y luminoso. Gracias, María, por tu corazón sencillo y humilde. Gracias, María, por tu corazón lleno de luz y de amor. Gracias, María, por tu corazón abierto al infinito. Gracias, María, por tu corazón joven; sencillamente, joven. Aquí me tienes, en busca de un camino libre de fe Aquí me tienes, en busca de un proyecto de vida. Aquí me tienes, en busca de Alguien en quien dar mi amor. Aquí me tienes, en busca de semillas de alegría. Aquí me tienes, en busca de la paz y el bien. Aquí me tienes, en busca de un sendero de justicia. Aquí me tienes, en busca del rostro del Dios vivo. Aquí me tienes, en busca de la libertad perdida. Gloria a ti, María, Casa donde Dios mora. Gloria a ti, María, Madre de Cristo y Madre mía. Lector: Decimos a veces que el mundo está loco, que faltan personas que demuestren con su vida en qué creen, que sean coherentes, felices con lo que tienen, firmes y a la vez humanos. Por eso, hoy, María, te miramos a ti, que nos sirves de ejemplo y que quieres compartir con nosotros tu mirada, tu sentir, tus palabras. Te miramos intentando parecernos un poquito a ti, entrando algo más en tu corazón para compartir contigo este tiempo de búsqueda y redescubrimiento de Jesús, de vida. Lc 1, 26-38 En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has
  • 56. ACG – Adviento 2016 55 encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible». María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró. (silencio y meditación) Canto: Tú, mi pilar (Brotes de Olivo. Disco: Cómo te podré pagar) Mantendré los oídos abiertos, los ojos atentos. Hoy te elijo, hoy te consagro para que estés siempre en mí. Mi corazón estará siempre en ti. Mis ojos estarán siempre en ti. TÚ, MI PILAR, SOTÉN DE MI VIDA, APOYO EN MIS DUDAS, LUZ DE MI CAMINO. TÚ, MI PILAR, TRANSFORMA MI ALMA, TRAE PAZ, TRAÉME CALMA, ESPERO EN TI.... Gesto: Las estrellas con las que María nos ilumina. (Una persona saldrá, desde el fondo de la Iglesia con un velón encendido. En él estará escrita la característica de María con la que ella nos ilumina en nuestra vida cristiana. Entre velón y velón dejaremos unos instantes de silencio para facilitar la oración personal, acompañados con una música instrumental apropiada). Velón 1: CREYENTE – María es una mujer creyente, fiel a Dios, capaz de ver más allá de lo cotidiano y establecido. Una creyente que por su fe es capaz de arriesgarlo todo. Donde todos hubiesen visto una locura, María vio un horizonte.  Mi fe ¿me ayuda a mirar mi vida con los ojos de Dios?
  • 57. ACG – Adviento 2016 56 Velón 2: VALIENTE – María es una mujer valiente. No se acobarda por los acontecimientos de la vida, sino que se deja fortalecer por la Palabra de Dios. Donde todos hubiesen visto una trasgresión, ella se afianzó en la promesa de Dios.  Mi fe ¿la alimento con la Palabra? Velón 3: ELEGIDA – María es una mujer elegida por Dios. Desde su sencillez, con una acogida hecha al tiempo de ignorancia y valentía, de confianza y entrega, fue capaz de colaborar con Dios.  Mi fe, ¿la vivo como un don de Dios? ¿Elegido para qué? Velón 4: ALEGRE – María es la mujer de la alegría. En todos los momentos de su vida, testigo de la Alegría, que nace de ser portadora del amor y se convierte en referencia del amor que todos estamos llamados a vivir.  Mi fe, ¿me lleva a ser testimonio alegre del amor de Cristo? Velón 5: CONFIADA – María es la mujer que confía en todo momento. Donde tantos se hubiesen estremecido ante la perspectiva que se le presentaba y hubiesen exigido más pruebas, más seguridades o más garantías, ella exclamó: “Hágase”.  Mi fe, ¿me ayuda a vencer el inmovilismo que producen en mi las dudas o los miedos? Velón 6: ORANTE – María es la mujer que hace de su vida una oración. Una oración confiada, suplicante, contemplativa y agradecida, que le lleva en todo momento a poner su vida en Dios.  Mi fe, ¿me hace tomar conciencia de la oración en mi vida?
  • 58. ACG – Adviento 2016 57 Canto: Tú, mi pilar Mantendré los oídos abiertos, los ojos atentos. Hoy te elijo, hoy te consagro para que estés siempre en mí. Mi corazón estará siempre en ti. Mis ojos estarán siempre en ti. TÚ, MI PILAR, SOTÉN DE MI VIDA, APOYO EN MIS DUDAS, LUZ DE MI CAMINO. TÚ, MI PILAR, TRANSFORMA MI ALMA, TRAE PAZ, TRAÉME CALMA, ESPERO EN TI.... Lc 1, 39-56 En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá». María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como lo había prometido a nuestros padres— en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con ella unos tres meses y volvió a su casa.
  • 59. ACG – Adviento 2016 58 Canon: Hágase (Grupo Ixcis) http://ixcis.org/index.php/component/k2/item/68-confio-1997 Hágase en mí, Cuanto quieras, como quieras, donde quieras. Aquí estoy para vivir tu Palabra. Velón 7: SERVICIAL – María, mujer integra en la fe, firme en la esperanza y sincera en la caridad, se convierte en modelo de servicio, en el testimonio del fruto de la fe.  Mi fe, ¿se torna en servicio? ¿qué hago por servir a los demás? Velón 8: BIENAVENTURADA – María es el espejo del Evangelio. Ella es la que vive el espíritu de las bienaventuranzas. Y la que nos enseña a nosotros a vivir desde la humildad y la sencillez nuestro seguimiento de Jesús.  Mi fe, ¿me ayuda a vivir con sencillez y humildad? Con sinceridad, ¿dónde pongo mi esperanza? Velón 9: HUMILDAD – María es la esperanza de los pequeños. De su pequeñez Dios hizo cosas grandes. Donde la ley era la referencia y la condena, ella fue capaz de cantar la grandeza de Dios que está con los más pequeños.  Mi fe, ¿me anima a estar cerca de los humildes, de los que sufren, de los que son excluidos? Velón 10: PORTADORA – María es portadora del amor y la esperanza. Ella nos enseña a acoger el amor de Dios cada día, y a vivirlo en todos los momentos. Desde la alegría, contagiándolo a todos, y desde el sufrimiento, viviendo con esperanza la carga de la cruz.  Mi fe, ¿me hace ser portador de este amor, sobre todo para aquellos que más necesitan de Él? Velón 11: MISIONERA – María es la mujer en salida. Ella no entiende su vocación como algo intimista, sino que le mueve a llegar a todos, a ser la madre de todos, sin excepción.  Mi fe, ¿me mueve a ser discípulo misionero?
  • 60. ACG – Adviento 2016 59 Velón 12: MARÍA PARA TI – En este velón no vamos a ofrecer ninguna característica, sino simplemente va a ser una invitación para que le digas a María quién es ella para ti y en qué aspecto de tu vida necesitas que ella ponga un poco de luz. Gesto del velón 12. Tras haber realizado, en este momento, nuestra oración, y saber qué aspecto en nuestra vida queremos que María ilumine, nos levantamos y del velón 12 encenderemos una velita pequeña (de quemador) y nos volveremos con ella encendida a nuestro sitio, mientras escuchamos o cantamos la siguiente canción. Que este momento nos sirva para una oración profunda. Tras el canto apagamos las velas. Canto: Ave María y gesto de la luz (Autor: Verbum Panis) https://www.youtube.com/watch?v=oylNSK8o9KA Ave María, ave Ave María, ave. Madre de la espera y mujer de la esperanza, ora pro nobis. Madre de sonrisa y mujer de los silencios, ora pro nobis. Madre de frontera y mujer apasionada, ora pro nobis. Madre del descanso y mujer de los caminos, ora pro nobis. Ave María, ave Ave María, ave. Madre del respiro y mujer de los desiertos, ora pro nobis. Madre del ocaso y mujer de los recuerdos, ora pro nobis. Madre del presente y mujer de los retornos, ora pro nobis. Madre del amor y mujer de la ternura, ora pro nobis. Ave María, ave Ave María, ave. (bis)
  • 61. ACG – Adviento 2016 60 De la carta encíclica Redemptoris Mater de Juan Pablo II “Este fiat de María -“hágase en mí”- ha decidido, desde el punto de vista humano, la realización del misterio divino. Se da una plena consonancia con las palabras del Hijo que, según la Carta a los Hebreos, al venir al mundo dice al Padre: “Sacrificio y oblación no quisiste: pero me has formado un cuerpo... He aquí que vengo... a hacer, oh Dios, tu voluntad” (Hb 10, 5-7). El misterio de la Encarnación se ha realizado en el momento en el cual María ha pronunciado su fiat: “hágase en mí según tu Palabra”, haciendo posible, en cuanto concernía a ella, según el designio divino, el cumplimiento del deseo de su Hijo”. María ha pronunciado ese fiat por medio de la fe. Por medio de la fe se confió a Dios sin reservas y “se consagró totalmente así misma, cual esclava del Señor, a la persona y a la obra de su Hijo”. Y este Hijo - como enseñan los Padres - lo ha concebido en la mente antes que en el seno: precisamente por medio de la fe (nº 13). Peticiones libres Padrenuestro Oración final. Oración del Papa Francisco. Virgen Santa e Inmaculada, a Ti, que eres el orgullo de nuestro pueblo y el amparo maternal de nuestra ciudad, nos acogemos con confianza y amor. Eres toda belleza, María. En Ti no hay mancha de pecado. Renueva en nosotros el deseo de ser santos: que en nuestras palabras resplandezca la verdad, que nuestras obras sean un canto a la caridad, que en nuestro cuerpo y en nuestro corazón brillen la pureza y la castidad, que en nuestra vida se refleje el esplendor del Evangelio. Eres toda belleza, María. En Ti se hizo carne la Palabra de Dios. Ayúdanos a estar siempre atentos a la voz del Señor: que no seamos sordos al grito de los pobres, que el sufrimiento de los enfermos y de los oprimidos no nos encuentre distraídos,
  • 62. ACG – Adviento 2016 61 que la soledad de los ancianos y la indefensión de los niños no nos dejen indiferentes, que amemos y respetemos siempre la vida humana. Eres toda belleza, María. En Ti vemos la alegría completa de la vida dichosa con Dios. Haz que nunca perdamos el rumbo en este mundo: que la luz de la fe ilumine nuestra vida, que la fuerza consoladora de la esperanza dirija nuestros pasos, que el ardor entusiasta del amor inflame nuestro corazón, que nuestros ojos estén fijos en el Señor, fuente de la verdadera alegría. Eres toda belleza, María. Escucha nuestra oración, atiende a nuestra súplica: que el amor misericordioso de Dios en Jesús nos seduzca, que la belleza divina nos salve, a nosotros, a nuestra ciudad y al mundo entero. Amén. Canto final. María, Madre buena (Grupo Kairoi) 1. Tantas cosas en la vida nos ofrecen plenitud y no son más que mentiras que desgastan la inquietud. Tú has llenado mi existencia al quererme de verdad. Yo quisiera, Madre buena, amarte más. En silencio escuchabas la palabra de Jesús y la hacías pan de vida meditando en tu interior. La semilla que ha caído ya germina y está en flor. Con el corazón en fiesta cantaré AVE MARIA, AVE MARIA. AVE MARIA, AVE MARIA.