El documento contrasta el matrimonio como un pacto eterno frente a un contrato temporal. Un pacto implica compromiso y fidelidad incondicionales hasta la muerte, mientras que un contrato se basa en la desconfianza y puede romperse. Se insta a luchar por el matrimonio renovando los votos del pacto inicial a través del amor, el respeto y los cambios mutuos con la ayuda de Dios.