Jesús entra humildemente a Jerusalén montado en un asno, siendo aclamado por la multitud. Pocos días después es traicionado, juzgado y crucificado, cumpliendo las profecías del Antiguo Testamento. A pesar del sufrimiento, Jesús ofrece su vida por nuestra salvación.
2. ¡Exulta sin freno,
hija de Sión,
grita de alegría,
hija de Jerusalén!
He aquí que viene
a ti tu rey:
justo él y victorioso,
humilde y montado en un
asno, en un pollino,
cría de asna.
Zacarías 9, 9
3. Jesús:
escoge para su Nacimiento
un pesebre,
utiliza como almohada una
piedra
y para su ingreso a
Jerusalén entra montado en
un animal de carga.
¡Cuánto ejemplo de
humildad,
el ver al Señor de Señores,
al Dios de Cielos y Tierra,
montado en una burra!
4. Así nos quiere demostrar que lo que
realmente importa:
es la riqueza de nuestro interior,
y no las riquezas materiales.
5. La gente, muy numerosa,
extendió sus mantos por
el camino; otros cortaban
ramas de los árboles y las
tendían por el camino.
Y la gente que iba
delante y detrás de él
gritaba:
«¡Hosanna al Hijo de
David! ¡Bendito el que
viene en nombre del
Señor! ¡Hosanna en las
alturas!»
Mt.21, 8-9
6. entregado y apresado,
golpeado, humillado,
flagelado, burlado,
A los pocos días de tan hermoso
recibimiento,
fue traicionado por su amigo (Judas),
Aquel Rey entra sin
vestidos, y es
presentado ante
todos vestido de
Sangre
Y los que antes dijeron:
“Hosanna al hijo de David”;
Ahora dicen:
“Crucifíquenlo”.
7.
8. Fue entregado y condenado a muerte a los 33 años,
tuvo una muerte que se acostumbraba
dar a los peores criminales porque no todos
los criminales crucificados eran clavados,
cada clavo medía aproximadamente de 15 a 20 cm:
dos clavos en sus manos y un clavo en los pies,
que esfuerzo tuvo que hacer al estar en esa Posición,
su cuerpo tendía a apoyarse en el clavo de sus pies,
aguantó esto por mas o menos tres horas
Todo lo padeció para que nuestras almas sean salvadas.
9. Y TODO LO DICHO POR
JESÚS Y LOS PROFETAS SE
CUMPLIÓ:
10. En el Antiguo Testamento
en Isaías 52, 13 – 15, se
lee:
He aquí que prosperará mi
Siervo, será enaltecido,
levantado y ensalzado
sobremanera.
Así como se asombraron
de él muchos - pues tan
desfigurado tenía el
aspecto que no parecía
hombre, ni su apariencia
era humana -
11. otro tanto se admirarán
muchas naciones;
ante él cerrarán los reyes
la boca, pues lo que
nunca se les contó
verán, y lo que nunca
oyeron reconocerán.
12. En Isaías 53, 3 – 5, se lee:
3 Despreciable y
desecho de hombres,
varón de dolores y
sabedor de dolencias,
como uno ante quien
se oculta el rostro,
despreciable, y no le
tuvimos en cuenta.
13. 4 ¡Y con todo eran
nuestras dolencias las
que él llevaba y
nuestros dolores los
que soportaba!
Nosotros le tuvimos
por azotado,
herido de Dios y
humillado.
14. 5 El ha sido herido
por nuestras
rebeldías,
molido por nuestras
culpas.
El soportó el castigo
que nos trae la paz,
y con sus cardenales
hemos sido curados.
15.
En Isaías 53, 7 – 8,
7 Fue oprimido, y él se humilló y no abrió la boca.
Como un cordero al degüello era llevado, y como oveja que
ante los que la trasquilan está muda, tampoco él abrió la
boca.
8 Tras arresto y juicio fue arrebatado, y de sus
contemporáneos,
¿quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos;
16. En Juan 12, 24 se lee:
24 En verdad, en verdad
os digo:
si el grano de trigo no cae
en tierra y muere,
queda él solo; pero si
muere, da mucho fruto.
En Juan 2, 19 se lee:
19 Jesús les respondió:
«Destruid este Santuario
y en tres días lo
levantaré.»
17. En Juan 12, 28 se lee:
28 Les dijo, pues, Jesús:
“Cuando hayáis levantado
al Hijo del hombre,
entonces sabréis que Yo
Soy, y que no hago
nada por mi propia
cuenta; sino que, lo que
el Padre me ha
enseñado, eso es lo que
hablo”.
18. Salmos, 22
1 Del maestro de coro.
Sobre «la cierva de la aurora».
Salmo. De David.
2 Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
¡lejos de mi salvación la voz de mis
rugidos!
3 Dios mío, de día clamo, y no
respondes,
también de noche, no hay silencio para
mí.
4 ¡Mas tú eres el Santo, que moras en las
laudes de Israel!
5 En ti esperaron nuestros padres,
esperaron y tú los liberaste;
19. 6 a ti clamaron, y salieron salvos, en ti
esperaron, y nunca quedaron
confundidos.
7 Y yo, gusano, que no hombre,
vergüenza del vulgo, asco del
pueblo,
8 todos los que me ven de mí se
mofan, tuercen los labios, menean la
cabeza:
9 «Se confió a Yahveh, ¡pues que él le
libre, que le salve, puesto que le
ama!»
10 Sí, tú del vientre me sacaste, me
diste confianza a los pechos de mi
20. 11 a ti fui entregado cuando salí del seno, desde el vientre de mi madre
eres tú mi Dios.
12 ¡No andes lejos de mí, que la angustia está cerca, no hay para mí
socorro!
13 Novillos innumerables me rodean, acósame los toros de Basán;
14 ávidos abren contra mí sus fauces; leones que desgarran y rugen.
15 Como el agua me derramo, todos mis huesos se dislocan, mi corazón se
vuelve como cera, se me derrite entre mis entrañas.
21. 16 Está seco mi paladar como una
teja y mi lengua pegada a mi
garganta; tú me sumes en el
polvo de la muerte.
17 Perros innumerables me
rodean, una banda de malvados
me acorrala como para prender
mis manos y mis pies.
18 Puedo contar todos mis huesos;
ellos me observan y me miran,
19 reparten entre sí mis vestiduras
y se sortean mi túnica.
20 ¡Mas tú, Yahveh, no te estés
lejos, corre en mi ayuda, oh
fuerza mía,
22. 21 libra mi alma de la espada,
mi persona de las garras de los
perros;
22 sálvame de las fauces del león,
y mi pobre ser de los cuernos de
los búfalos!
23 ¡Anunciaré tu nombre a mis
hermanos, en medio de la
asamblea te alabaré!:
24 «Los que a Yahveh teméis,
dadle alabanza, raza toda de Jacob,
glorificadle, temedle,
raza toda de Israel».
25 Porque no ha despreciado ni ha
desdeñado la miseria del mísero;
no le ocultó su rostro, mas
cuando le invocaba le escuchó.
23. 26 De ti viene mi alabanza en la
gran asamblea, mis votos
cumpliré ante los que le
temen.
27 Los pobres comerán, quedarán
hartos, los que buscan a
Yahveh le alabarán: «¡Viva por
siempre vuestro corazón!»
28 Le recordarán y volverán a
Yahveh todos los confines de
la tierra, ante él se postrarán
todas las familias de las gentes.
29 Que es de Yahveh el imperio,
del señor de las naciones.
24. 30 Ante él solo se postrarán
todos los poderosos de la
tierra, ante él se doblarán
cuantos bajan al polvo.
Y para aquél que ya no viva,
31 le servirá su descendencia: ella
hablará del Señor a la edad
32 venidera, contará su justicia
al pueblo por nacer: Esto hizo
él.
25. Mi Señor,
quiero estar contigo
todo el tiempo,
quiero ser como San
Juan que estuvo
contigo hasta el
final,
no quiero negarte
como lo hizo San
Pedro,
no quiero rechazarte
como todos los que
pidieron tu
crucifixión,
26. no quiero herir tu Corazón con mis malos
sentimientos,
no quiero herir tu cabeza con mis malos
pensamientos,
no quiero herir tu carne con mis malos deseos,
no quiero herir tus manos con mis manos
cerradas,
no quiero herir tus pies al negarme el ir por tu
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Y que permanezcamos unidos en el amor de
Jesús.