VOLUMEN 1 COLECCION PRODUCCION BOVINA . SERIE SANIDAD ANIMAL
Memorias
1. ´´Institución Educativa Fiscal Miguel de Santiago´´
Memorias
Nombre: Esteban David Caiquetán Pilataxi
Curso: 1ero E2
Materia: Educación Artística
Docente: Ing. Diego Gallo
Año lectivo: 2020 – 2021
2. ´´Institución Educativa Fiscal Miguel de Santiago´´
Los 13 hombrecillos de navidad
Cuenta la leyenda que en Islandia habitaban hace mucho, mucho tiempo, unos
jovencitos muy bajitos llamados jólasveinarnir, a los que les gustaba gastar muchas
bromas a los niños, hasta el punto de atemorizarles. Todos ellos eran hermanos, hijos
de una ogra, pero cada uno tenía una particularidad. Eso sí, les encantaba esconderse
entre las rocas, la nieve o los glaciares. Los niños tenían auténticas pesadillas, y cada
vez que veían a alguno de estos jólasveinarnir o enanitos, salían corriendo a
esconderé a sus casas. Los habitantes de este lugar, enfadados con esta
actitud, decidieron pedir ayuda al rey o gobernante del lugar. Al principio éste no
les escuchó, hasta el día en que sus propios hijos recibieron la burla de estos
hombrecitos. Harto de esta situación, decidió castigarles de esta forma: si no querían ser
desterrados de por vida de Islandia, debían llevar un regalo a cada niño, un día al año,
como recompensa por todo el mal que les habían hecho. Los hombrecitos, que eran
13, acordaron llevar los regalos el antes del 25 de diciembre. Y como eran 13, la
Navidad comenzaría trece días antes del día 25. Cada uno de ellos debía recorrer un
largo camino hasta la casa de un niño. Pero como seguían siendo un poco traviesos,
además del presente dejaban también una travesura. Además, decidieron que sólo
dejarían regalo en forma de juguete, libro o dulce a los niños que se habían portado
bien. A los que se habían portado mal, les dejaría... ¡una patata! Por si eso no fuera
poco, también acordaron no renunciar nunca a su carácter travieso y burlón. Durante
esas dos semanas previas al 25 de diciembre, los hombrecitos gastarían bromas en
cada hogar. Y como son invisibles, podrían hacerlo sin disimulo. Y así es como desde
entonces, los niños islandeses no reciben la visita de Papá Noel, sino la de 13 Papá
Noel o 13 hombrecitos que deciden cada Navidad si dejarán regalo o una patata a los
pies del abeto navideño de cada hogar y que de paso gastan alguna que otra broma para
dejar constancia de que pasaron por allí.
3. ´´Institución Educativa Fiscal Miguel de Santiago´´
Las arañas de navidad
La Navidad había llegado a Alemania y cómo no, también a un pueblecito escondido
entre las nevadas montañas. Como cada año, todos sus habitantes se disponían a
celebrar las fiestas en familia. Eran días especiales y las casas tenían que estar
relucientes, así que se preocupaban por limpiar sus hogares y alegrarlos con la preciosa
decoración navideña. Sucedió que en una de esas casas habitaba un grupo de arañas
de patas largas y cuerpo delgado, de esas feúchas pero totalmente inofensivas. Siempre
permanecían escondidas en una esquina del comedor, ocultas tras un aparador de
madera con tiradores de bronce. Llevaban allí varias semanas y el sitio escogido
parecía seguro. Habían tejido sus resistentes telarañas y hasta el momento habían
permanecido intactas. No contaban con que la dueña, dispuesta a que su casa fuera la
más limpia de todas, aparecería con la escoba de un momento a otro.
Desgraciadamente, eso fue lo que sucedió. La mujer corrió las mesas y las sillas, las
estanterías y los muebles, para barrer hasta la última mota de polvo. Las arañas, por
suerte, se dieron cuenta a tiempo de que se acercaba a su esquinita y salieron
despavoridas antes de ser arrasadas por el implacable cepillo de la escoba. Se ocultaron
en una viga del techo y vieron cómo la señora hacía desaparecer las telarañas que
tanto trabajo les había costado fabricar. Llegó el día 24 de diciembre y desde su
escondite, vieron a la familia reunida en el salón para montar un precioso árbol de
Navidad, lleno de lazos y muñequitos de madera. Cuando terminaron, padres e hijos
disfrutaron de una opípara cena y cantaron villancicos hasta bien entrada la noche.
Sobre las dos de la mañana, todos se fueron a dormir. Las arañitas estaban
deseando ver ese precioso árbol más de cerca, así que cuando en toda la casa reinó el
silencio, bajaron por la pared y treparon ágilmente por las ramas del abeto. Disfrutaron
muchísimo recorriendo el arbolito navideño, deslizándose por sus adornos y sintiendo
las cosquillas de las piñas en sus tripas. Iban de aquí para allá soltando hilos de seda y
al final, tanto se movieron, que el árbol quedó cubierto por una enorme telaraña. Ni se
enteraron de que por la chimenea apareció Santa Claus, que venía a dejar los regalos
a los niños. Al acercarse al árbol, vio que estaba lleno de arañitas y que no se veían los
adornos porque estaban cubiertos por una grande y tupida tela de araña gris. Sintió
ternura por esos bichitos que tan bien se lo estaban pasando ¡Al fin y al cabo, para
ellas también era Navidad! Sonriendo les preguntó si querían quedarse para siempre
viviendo en ese árbol. Las arañitas contestaron que sí, entusiasmadas. Santa Claus tocó
el árbol y se hizo la magia: las arañitas se convirtieron en preciosos adornos dorados
y las telarañas, en brillantes guirnaldas e hilos de plata que embellecieron y dieron luz
al árbol de Navidad. Desde entonces muchos alemanes decoran con largas cintas sus
árboles y no se olvidan de comprar un adorno con forma de arañita, en recuerdo a esta
hermosa leyenda.
4. ´´Institución Educativa Fiscal Miguel de Santiago´´
La befana
La leyenda de la Befana, que es muy antigua, pero muyyy antigua, cuenta que cuando los
Reyes Magos llevaban los presentes para el Niño Jesús hacia Belén, se perdieron en el
camino. ¿Sabes por qué? Los Reyes Magos perdieron por un momento de vista la
brillante estrella que les guiaba, porque unas nubes muy oscuras ocultaron su estela. Los
Reyes, desesperados, comenzaron a preguntar a todas las personas que encontraban
por el camino. Primero fue un pastor, que no supo contestar. '¿Una estrella?, preguntó
extrañado el pastor... '¡Si con estas nubes no se ve ninguna!'. Andando por el mismo
camino, los Reyes Magos se encontraron con un niño, que tampoco supo contestar a
su pregunta. 'Había una estrella muy brillante en lo alto del cielo, pero hace un rato que
dejé de verla, y mis papás nunca me dijeron dónde está ese sitio que buscáis... ¿Belén?...
Nunca me llevó con él a ese lugar'... Los Reyes Magos continuaron preguntando a
diferentes campesinos del lugar, pero ninguno supo contestar... y justo cuando ya estaban
a punto de perder las esperanzas, cuando comenzaban a pensar que estaban realmente
perdidos y no llegarían a tiempo de ver al niño Jesús, se encontraron con una anciana
de cabellos blancos y ropa muy oscura: La Befana. Los niños del lugar le tenía miedo, e
incluso le llamaban 'bruja Befana', porque siempre estaba sola y andaba con ayuda de
una vieja escoba por caminos muy largos y misteriosos. Pues fue justo la anciana Befana
la única que les pudo decir a los tres Reyes Magos qué camino seguir hacia Belén, ya que
de tanto andar una vez la anciana Befana consiguió llegar hasta Belén. Para agradecerle
su ayuda, los tres Reyes Magos invitaron a la anciana a seguir el viaje con ellos hasta
Belén, pero ella rehusó. Más tarde la anciana Befana, arrepentida de haber dejado pasar
la oportunidad de ver al recién nacido, salió en su busca de los Reyes Magos, pero ya era
tarde, y no consiguió dar con ellos. Fue entonces cuando decidió regalar un dulce a
todos los niños que se encontraba en su camino, con la esperanza de que algunos de
ellos fuese el Niño Jesús. Desde entonces, todos los niños reciben en navidad un regalo
sorpresa o dulce de la anciana Befana, en recuerdo del día en el que nació el Niño Jesús.
5. ´´Institución Educativa Fiscal Miguel de Santiago´´
La flor de noche buena
Cuenta una leyenda que hace mucho, mucho tiempo, en un pequeño pueblo de México,
todos los habitantes se reunían en la iglesia cada año durante el nacimiento de Jesús
para dejarle algún regalo. A Pablo le encantaba aquella tradición. Todos los años veía
llegar a muchas personas desde muy lejos con regalos hermosos: cestas de fruta, ropa,
algún juguete... Pero según pasaban los años, Pablo se ponía más y más triste. Él sólo
veía como todos iban y depositaban sus regalos pero él no tenía nada que regalar, él
era muy pobre y eso lo hacía sentir mal. Pablo quiso esconderse para evitar que otro
miraran que no tenía nada que dar, fue y se escondió en un rincón de la iglesia y
comenzó a llorar, pero pronto de sus lágrimas que habían caído al suelo, comenzó a
brotar una hermosa flor con pétalos rojos. Pablo comprendió que aquella flor era un
regalo de Dios, para que Pablo se la regalara al niño Jesús. Contento fue y deposito
aquella flor juntos con los demás regalos, pero manteniendo el secreto que había nacido
de sus lágrimas. El resto de personas, al ver aquella planta tan bella, decidieron llevar
una idéntica cada año. Ese gesto, poco a poco, se convirtió en una tradición, y hoy en
todos los hogares, una bella flor de Pascua deslumbra a todos con sus intensas hojas
rojas.
6. ´´Institución Educativa Fiscal Miguel de Santiago´´
El ayudante de Santa Claus
Papá Noel recibe cada año todas las cartas de los niños, de todos los países del mundo, y
él las va archivando según lo que piden: muñecos, videojuegos, ropa... Pero tenía una
carta que no podía clasificar... en ella, una niña suiza, Erika, no pedía ni juegos, ni ropa
ni material escolar. Decía lo siguiente: 'Querido Papá Noel: este año no quiero que me
traigas ningún juguete, porque mi hermano es tan malo que siempre me los rompe. Sólo
quiero que mi hermano sea bueno y no me moleste más, ni a mí ni a mi perrita, porque
siempre le está haciendo trastadas'. Papá Noel estaba conmovido. ¿Qué podía hacer para
conceder el deseo de la pequeña? Lo primero que hizo fue buscar en la lista de niños
buenos. Y ahí estaba Erika, entre los primeros nombres. Según ponía en la descripción,
Erika ayudaba en casa, hacía sus deberes, se esforzaba por sacar buenas notas, y por si
eso fuera poco, ayudaba a los ancianos y nunca se peleaba con sus amigos. Después
buscó el nombre de su hermano. Lo que se suponía: Hans no estaba en la lista. Papá
Noel pensó qué hacer. Y entonces se le ocurrió una idea. Recordó que muchos niños
suizos le pedían en sus cartas que atrapara a Krampus, un demonio de grandes
cuernos y dientes afilados, que paseaba a sus anchas por el campo atemorizando a
todos y llevándose en un saco gallinas y ovejas. Papá Noel buscó a Krampus y le
encontró en una granja. Era enorme, y muy peludo, y cargaba a su espalda un enorme
saco lleno de gallinas. - Krampus - le dijo al demonio - Necesito que vengas conmigo.
Necesito un ayudante para asustar a los niños que se han portado mal. Pero en lugar de
gallinas, les llevarás carbón. A Krampus le gustó la idea. Le encantaba asustar a los
demás, y más aún a los niños. Así que aceptó. Esa nochebuena, Hans recibió la visita
de Krampus. Él pensó que había sido una pesadilla, porque se presentó mientras
dormía, pero al ver sus regalos a la mañana siguiente, se dio cuenta de que fue real. En
lugar de juguetes, sólo había recibido un montoncito de carbón. Con este gesto,
aprendió la lección, y no volvió a portarse tan mal en casa nunca más.