Este documento narra la historia de un joven de 35 años que estaba muriendo de cáncer de páncreas terminal. El autor recibió un llamado de Dios para visitar a su amigo enfermo en el hospital. Cuando lo visitó, el joven admitió que todavía no había abierto su corazón a Jesús. El autor compartió el evangelio y la necesidad de prepararse para encontrarse con Dios. Dos días después, el joven aceptó a Cristo y murió en paz, ahora preparado para la vida eterna.