Un estudiante universitario realizó un voluntariado en Kenia donde cuidó a niños moribundos en un orfanato de las Hermanas de la Caridad en Nairobi. Una hermana le pidió que tomara a un niño pequeño que lloraba desconsoladamente y le diera todo su amor; el niño dejó de llorar y sonrió en sus brazos, pero falleció poco después. Esta experiencia le hizo comprender el verdadero significado del amor y que puede llevar la presencia de Dios a cualquier lugar.