Muere lentamente quien no viaja, no lee, destruye su amor propio o no se deja ayudar. También muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito repitiendo siempre lo mismo, no se atreve a cambiar o conversar con desconocidos. Finalmente, muere lentamente quien evita las pasiones y emociones, no cambia de trabajo o amor cuando es infeliz, y no se permite seguir sus sueños.