La música de videojuegos se ha establecido como un género musical propio desde principios del siglo XXI. A menudo es música programada para influir en el estado de ánimo y gustos musicales del jugador. La instrumentación varía dependiendo del entorno del juego, y desde los 80 la tecnología ha permitido mejorar la música. Sirve para distraer a personas de todo rango etario y llevarlos a un mundo de fantasía y diversión.