1. No soy poeta No soy poeta. Apenas sé que el día a día es un diario milagroso. Veo que las hojas bailan una canción y aun en mí, invisible, la reconocen. Las viejas risas del sol en el cielo se ríen de mi. No soy poeta. Apenas inhalo y mi respiración fue,. Era un acto divino, y el siguiente también. Mis ojos se maravillan en la reflexión de un espejo y no es debido a mi propia belleza, ya que para la maravilla de la vista, no soy poeta. Veo ojos de los amantes mientras se abrazan mirarse fijamente, y les canto una canción solamente en mis oídos. Sonrío a el niño que fui como un maniquí. No soy poeta. Me divierten y respondo con los bramidos de la risa. Oigo a un músico jugar en mi cuerpo y danzo en canto. No soy poeta. Nunca fui poeta. Escucho melodías de palabras en el silencio del caos. Las mismas hojas que bailaban mis ronquidos hacen que sus ruidos sordos sean visibles, de la misma manera agitan la orilla, mientras los seres humanos respiran y respiran. Somos la audiencia de un funcionamiento increíble. No soy poeta. Soy apenas el que ama a la vida. Siento que el tacto de mi corazón recuerda a los siglos pasados. Veo y mi mente aplaude o frunce el ceño. No soy poeta. Soy apenas vivo. Pruebo y mi lengua salta con alegría. Miro el dolor de otros y ruego a la utopía de fe que responda. No soy poeta, apenas sé que vivo. De la misma manera la noche sabe cuándo llegar a la mañana. De la misma manera las estrellas brillan en la noche incluso cuando no vemos su luz en la ciudad. De la misma manera se nubla a veces la pintura del cielo. No soy poeta Nunca he sido poeta. Soy vivo en la vida y he aplaudido siempre su descolorida magnificencia maravillosa. He esperado tantas veces el podría ser, pues no soy poeta. Pero hoy puedo ser y estaré siempre afligido de lo que no hacemos. Ángel Fúnez 5/01/10