Este poema de despedida de Rosalía de Castro expresa su profunda tristeza al alejarse de su tierra natal. La autora describe escuchar las campanas de la iglesia y recordar su hogar, sintiendo un gran dolor en su interior. Se despide de los ríos, fuentes y paisajes que la vieron crecer, preguntándose cuándo los volverá a ver. Aunque se aleja físicamente, su tierra siempre estará presente en su mente y corazón.