El primer párrafo invita al lector a dejar sus armas y vestimentas guerreras para asistir a una noche mágica en la naturaleza donde podrá escuchar lo que dicen las cosas en la oscuridad. El segundo párrafo enfatiza la importancia del trabajo duro, diciendo que una frente honrada por el sudor del esfuerzo nunca se avergüenza ni se somete a quien la menosprecia. El pan ganado por el trabajo es más sabroso que la miel escondida que busca la abeja perezosa.

1. Noche rústica de Walpurgis
Antonio José Peón y Contreras
Coge la lira de oro y abandona
el tabardo, descálzate la espuela,
deja las armas, que para esta vela
no has menester ni daga ni tizona.
Si tu voz melancólica no entona
ya sus himnos de amor, conmigo vuela
a esta región que asombra y que consuela,
pero antes ciñe la triunfal corona.
Tú que de Pan comprendes el lenguaje,
ven de un drama admirable a ser testigo.
Ya el campo eleva su canción salvaje;
Venus se prende el luminoso broche...
Sube al agrio peñón, y oirás conmigo
lo que dicen las cosas en la noche.

2. De Elías Calixto Pompa (venezolano)
Trabaja
Trabaja, joven, sin cesar trabaja:
la frente honrada que en sudor se moja,
jamás ante otra frente se sonroja,
ni se rinde servil a quien la ultraja.
Tarde la nieve de los años cuaja
sobre quien lejos la indolencia arroja;
su cuerpo al roble por lo fuerte, enoja;
su alma del mundo al lodazal no baja.
El pan que da el trabajo es más sabroso
que la escondida miel que con empeño
liba la abeja en el rosal frondoso.
Si comes ese pan serás tú dueño,
más si del ocio ruedas al abismo
todo serlo podrás, menos tú mismo.