Noé recibe instrucciones de Dios para construir un arca para salvar a los animales y la humanidad de un diluvio. Sin embargo, como puertorriqueño, Noé enfrenta numerosos problemas burocráticos con agencias gubernamentales que le impiden obtener permisos y completar el arca a tiempo, incluyendo regulaciones sobre construcción, protección ambiental, y requisitos laborales. Al final, Dios decide no destruir la tierra, afirmando que el propio gobierno se está encargando de eso.