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Aventuras de una gotita de agua
EusA DE PAuT
Dirección general: Marisel Mu,ioz Pradem,s.
Dirección editorial: Patricio Varelto Cab,P..
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Ilustración: Mariano Soto Lahr.
Diagramación: Andrea Rojas Murioz
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Cuarta edición de mayo de 2007.
Impreso en C&C lmpre ores Lld.i.,
San Francisco 1434, Santia�o
IMPRESO EN CH!LE/PRINTED IN HILE
ÍNDICE
Primera parte:
EL CICLO DEL AGUA
El curioso nacimiento del Agua ............... . 9
La misión del Agua .................................... 15
°Las hijas del Agua... ................................... 19
La Gotita Aventurera
llega al Mar .................. ........................ ...... 23
Lo ·que ócurrió en el Mar ........................... 29
Romance de la Gotita y
el Sol en la Montaña .................................. 37
En el Riachuelo y el Lago ..... ................... 43
Algo terrible le sucede
a la Gotita ..................................................... 51
Una nueva aventura ........... ....................... 57
Un lindo u/aje por el Río ........................... 61
La Gotita en el Glaciar ......... ................... 69
Viaje en el Témpano ... .......................... .. 77
En la Napa ....... ........................ ................. 83
Segunda parte:
LOS TRABAJOS DEL AGUA
El Agua comienza a trabajar ...... .... ........... 91
Un encuentro sorprendente ................... ... 97
Un nuevo trabajo del Agua ................... 105
Estadía de la Gotita en la Planta ........... 111
Una nueva sorpresa para la Gotita ........ 115
Los servicios del Agua .
.............................. 119
El Agua abre caminos ............................ .. 123
El Hombre disfruta del Agua .................. 127
El Agua, campeona del trabajo .............. 131
................................ 137
Historia de la Arcilla
El mensaje del Ostión ... ........... .. .... ..... 143
El Agua se enferma .... .............................. 151
La "Hermana Agua" ......................... ........ 159
,-�-
Primera parte
EL CICLO DEL AGUA
El curioso nacimiento
del Agua
�112r;:---
-"¡Jr.u:
¡( �·'í. ,),1/3).
r ·i ace muchos miles de millones de
.�. ' .JA años, existía un gran número de
�f:f.�--..21:, :<: elementos químicos que después
formarían la Tierra, pero en el comienzo
de los tiempos estaban en completo des­
orden.
Entre esos elementos químicos se encon­
traban el Oxígeno y el Hidrógeno, los que
caminaban de un lado para otro, como si
no llevaran un rumbo fijo. Por lo menos eso
era lo que parecía.
Un buen día, un átomo de Oxígeno y dos
átomos de Hidrógeno que andaba juntos,
se pwjeron a conversar y se hicieron muy
amigos. Enseguida se les ocurrió una idea1.
-Oye -les dijo el Oxígeno a sus
amigos-, así solos, cada uno por su lacio,
somos importantes, nadie lo negaría. Ima­
gínense, yo...
-No sólo tú eres importante -lo inte­
rrumpió uno de los Hidrógeno� .
Iba a seguir hablando, pero el Oxígeno
lo atajó diciéndole:
-Bueno, bueno. Dejemos esas tonterías
a un lado. Yo quería proponerles qué nos
asociáramos ustedes y yo.
Parece que a ambos Hidrógenos esta
idea los tomó por sorpresa y se quedaron
un momento pensativos, pero después !e
contestaron:
-Nos gusta tu idea. Unidos, seremos
más poderosos, porque la unión hace la
fuerza.
-¿Hecho? -preguntó el Oxígeno.
-¡Hecho! -respondieron los Hidró-
genos.
Y los tressedieron un fuerteapretóndema­
nos que tuvo curiosas consecuencias. Al cabo
de un rato, se pregw1taron, s011Jrendidos:
...�@. li G);?
¡. (!j é)S.'º
-¿Qué sucede?
-Sucede que acabo de nacer -les res-
pondió una voz desconocida.
Los amigos miraron en dirección a la voz
y vieron que desde sus manos unidas bro­
taba un ser nuevo, vaporoso, que formaba
una especie de nube.
-¿Qué es esto? -preguntaron, extra­
ñados.
-Soy el Agua -dijo la voz nueva y
fresca-. Necesitaba que ustedes tres se
asociaran para que yo pudiera nacer.
-¡Oh! -exclamó el Oxígeno, moviendo
la cabeza, asombrado.
-¡Es sorprendente! -dijo uno de los
Hidrógenos.
-¡Quién lo hubiera pensado!-comentó
el otro-. Así ocurren las casualidades.
-Pero el Oxígeno, que tenía más peso,
le replicó:
-Nada ocurre por casualidad. Si de
nuestra asociación ha nacido el Agua, es
porque así estaba dispuesto en el plan de
Dios.
-Quizás tengas razón -admitió un
Hidrógeno, porque no le gustaban las dis­
cusiones.
-¿Y qué función cumplirá el Agua?
--interrogó el Oxígeno.
-Seré abundantísima en la naturaleza
y en la Vida, ¿entienden?, la Vida -recal­
có-. Ella no podrá desarrollarse sin mí.
-Ahora comprendo por qué congenia­
mos tanto -dijo el Oxígeno-. Nuestra
amistad nos llevó a crear el Agua.
-¡Así es! -·manifestaron los Hidróge­
nos, con alegría.
-Gracias por haberme dado la existen­
cia -les dijo el Agua-. Presiento que me
aguarda una hermosa tarea.
. La misión del Agua
-�
,·  ,
"'
<if ios sabía que había nacido el
.< Agua, así que la llamó para
-1 �lJ>, .
• ....�:� decirle:
--Tú, hijita, tienes un trabajo
enorme por delante.
Ella lo tomó al pie de la letra y miró hacia
delante con mucha atención.
-Oh, rio seas torpe -la amonestó
Él con tono bondadoso-. "Por delante"
significa que a partir de ahora trabajarás
constantemente.
-Bueno, pero, ¿en qué quedamos con
el descanso dominical? -se atrevió a alegar
el Agua.
-Tendrás tus descansos también, no te
preocupes -la tranquilizó Dios.
--Está bien, Señor.
-Por el momento te adelanto que vivi­
rás por todas partes. En la Atmósfera y la
Tierra.
-Comprendo --contestó ella.
-Comprendes, pero no completamen-
te. Aún no te lo he dicho todo.
-Habla, Señor. Dímelo todo.
-No te puedo decir todo de una vez,
porque es mucho. Por ahora basta que
sepas lo más importante.
Dios hizo una pausa y prosiguió:
-Por el momento vivirás en el Aire.
-¿Vivir en el Aire? Pero aterrízarne un
poco, por favor --rogó el Agua.
-Claro que descenderás a su debido
tiempo, y en la Tierra tendrás una vasta
morada que será el Mar. El Mar ocupará
las tres cuartas partes de la Tierra. ¿Te das
cuenta?.
-¡Caramba! -exclamó el Agua.
-Fuera de ese palacio del Mar, dispon-
drás de otras habitaciones.También vivirás
en las Nubes, en las Montañas y en las
Hondonadas.
-Sospecho que si he de vivir en tantas
partes, deberé de viajar mucho.
-.Exactamente. Viajarás todo el tiempo
de un lugar a otro, formando los Ríos el
Granizo, la Nieve. Tu viaje se llamará «'Ci­
clo del Agua» y no se acabará nunca -le
comunicó Dios.
-¿Ciclo del Agua? Qué bonito suena,
pero, ¿qué es «ciclo,,, Señor?
-Ciclo es una serie de sucesos distintos
que se repiten siempre en el mismo orden.
¿Cornprendes?
-Hum... Algo. Sí, sí. Entendí.
-Bueno. Cuando realices tu ciclo en-
'
tonces lo entenderás mejor.
-¡Qué emocionante es todo esto Se-
'
ñor! Será una tremenda aventura.
-Sí una gran y hermosa aventura, hijita
mía. Y ahora te bendeciré para que tengas
éxito.
El Agua se arrodilló ante Dios y levantó
�u frente cristalina pararecibir su bendición.
El la tocó con uno de sus dedos prodigiosos
y después acarició su cabellera de húmedas
hebras.
-Agua, te bendigo -le dijo-. Eres
una criatura pura, santa. Serás activa y be­
néfica. Tú harás posible la Vida, limpiarás
lo sucio. También te conferiré la dignidad
de ayudar a la limpieza de las almas: en el
Agua del Bautismo los Hombres se harán
hijos míos.
El Agua no entendió entonces todo lo
que había dicho Dios, pero se quedó calla­
dita porque el momento era muy solemne.
Sintió en su corazón una emoción muy
grande y muy difícil de explicar.
Las hijas del Agua
""�-- �*
�.'/',•·.s.�
>r; �.: < n aquel remoto tiempo, la
� , -�,
Tierra y su Atmósfera estaban
�!�:�· '"'�1� extremadamente calientes. El
Vapor de Agua semejaba al de una enorme
tetera hirviendo. Este Vapor merodeaba de
un lado a otro flotando en el Aire. Como es
muy inquieto y nunca se-sosiega, se movía y
se movía, hasta que un día llegó a las capas
exteriores de la Atmósfera, donde hacía un
frío tremend? que aumentaba mucho por
momentos. Este fue el instante cuando el
Vapor del Agua dio nacimiento a millones
de Gotitas que cayeron sobre la Tierra for­
mando la Lluvia.
Pero, ¡horror! En ese tiempo la Tierra
era una brasa ardiente. Al caer, las Gotitas
de Agua· se sofocaban. Ardían tanto las
pobrecitas que se convertían en Vapor de
Agua nuevamente y regresaban a flotar en
la Atmósfera. Poco después, este Vapor de
Agua ingresaba otra vez a las capas exterio­
res de la Atmósfera, donde volvía a helarse
y a transformarse en Gotitas que caían so­
bre la Tierra quemante como un tizón. Pero
las Gotitas intentaban aterrizar inútilmente
¡No había esperanza! La Tierra parecía no
quererlas y, al contrario, decirles: ''Váyanse,
, ))
vayanse
Cuántas veces bajaron las pobres_Gotitas y
cuántas regresaron a su Nube, nadie lo sabe.
Pasaron muchos miles de años hasta que
la superficie de la Tierra se enfrió un poco.
Por entonces se escuchó la voz de Dios
ordenando a las Gotitas de Agua:
--Ha llegado la hora de que ustedes
formen el Mar.
-¡Sensacional! -exclamó una de ellas,
la más entusiasta, a la que sus compañeras
llamaban Gotita Aventurera.
Entonces bajaron todas juntas tomaditas
de las manos, felices, y produjeron un in­
mens9 diluvio que inundó casi toda la Tierra.
Cayeron y cayeron a montones hasta dar
nacimiento al Mar.
Mientras tanto, Mamá Agua, en la Nube,
miraba desconsolada cómo se desprendían
y separaban de su cuerpo sus pequeñas hi-­
jas, sin que regresaran, como había sucedi­
do antes cuando la Tierra estaba caliente.
-¡Mis hijas, se van mis hijitas! -lloraba,
despidiéndose, porque creía que las perdía
para siempre.
-No te aflijas -la consoló Dios-. Ya
empezarán a volver poco a poco. Déjalas
vivir. Ahora ha comenzado tu ciclo, sí, tu
ciclo: el Ciclo del Agua.
La Gotita Aventurera
llega al Mar
a Gotita Aventurera se fue a vivir
-�
..._
« -.''.
¿./� al Mar, un enorme palacio con
� -- techo azul, ondulado y transpa-
rente, compuesto por interminables recove-_
cos. En las playas y orillas era bajo, pero en
otros sectores este palacio alcanzaba tanta
altura como el mayor de los rascacielos
actuales. En algunas zonas, el suelo estaba
cubierto con rocas que mostraban todas las
formas imaginables, mientras en otras era
simplemente de arena o fango. Allí, la Gotita
encontró grandes llanuras, montañas, cor­
dilleras, mesetas y acantilados.
Estepalaciotanenormenotenía ventanas
porque el techo, o sea, la superficie del Mar,
era como una gran claraboya que dejaba
pasar los rayos de luz del Sol. Claro que
éstos iluminaban sólo los pisos superiores;
los pisos intermedios quedaban siempre en
penumbra, y los inferiores, absolutamente
a oscuras.
-¡Oh! -exclamó la Gotita, que estaba
en la superficie-. Aquí no me aburriré
nunca. Tengo mucho tiempo para recorrer
e investigar tantos lugares.
Y como a las Gotitas les gusta andar
siempre tomadas de las manos I grupo al
que pertenecía la Aventurera dio un peque­
ño salto juguetón y se encontraron con el
Viento, que pasaba por ese lugar.
-Hola -las saludó éste.
-¿0/a?-preguntó la Gotita Aventure-
ra, que era la más sociable-. ¿Así se llaman
estos lomitos que hacemos?
-Yo les dije "hola" para. saludarlas,
"hola" con hache -les contestó él.
Al Viento le interesaba la ortografía, pues
es muy culto y, como visita distintas partes
del mundo, sabe mucho.
-Ah, yo creí que era "ola" sin hache
-le dijo la Gotita, un poco confusa, que-
riendo continuar la conversación.
-¿Olasin hache?-preguntóelViento-.
¿Sabes? Es un bonito nombre para todos
esos lomitos a los que tú te refieres. De­
jémoslos con ese nombre, ¿qué te parece?
--¡Sí! ¡Sí! --gritaron todas entusiasma­
das-. Nos parece bien. Quiere decir que
en el Mar haremos olas. ¡Queremos hacer
muchas olas! -exclamaron después.
El Viento, que es muy caballero cuando
quiere serlo, las empujó soplando un poco
más fuerte. Así se formaron muchas olas y
las Gotitas se entretuvieron un rato jugando
felices con el Viento, hasta que fueron a dar
a la orilla del Mar, donde había arena.
-jQué rico es jugar con la arena!
-exclamaron alejándose y volviendo sobre
ella.
Después se fueron a jugar alrededor de
la Roca, hasta que la despertaron.
-Hola -la saludaron a coro las Gotití:ls.
-Hola, ola -les respondió la Roca.
A ellas les pareció divertido el juego de
palabras y se rieron haciendo espumita
mientras se azotaban contra la Roca. El
Vie�to había partido a soplar a otros sitios,
así que ahora se movían solas.
-Qué lástima que no haya alguien más
con quien jugar -suspiró la Gotita Aven­
turera.
Entonces Dios, que conoce todos los
pensamientos, hasta los de una Gotita de
Agua. la consoló diciéndole:
-Tengan un poco de paciencia. En unos
cuantos miles de millones de años más'
habrá unos seres preciosos con quienes
jugarán. Serán los Niños y las Niflas, quie­
nes vendrán a la playa para que ustedes les
mojen los pies.
-¡Qué bueno! -exclamó el Agua-.
Esperaré ansiosa la llegada de esos Niños
y Niñas.
-Además -agregó Dios-, vendrá mi
Hijo y hará cosas maravillosas.
-¿Tu Hijo? -preguntó el Agua. ¿Y yo
lo conoceré?
-No sólo lo conocerás. Algunos de sus
prodigios y milagros Él los realizará con el
Agua.
--¿Vendrá al Mar entonces?-interrogó
la Gotita.
-Por cierto que sí. Sus mejores amigos
serán pescadores -anunció Dios.
La Gotita no entendió completamente
lo que había dicho Dios, pero no formuló
ninguna pregunta para no mostrar su ig­
norancia.
-Ya vas a ver, vas a ver -repitió Él con
tono misterioso.
La Gotita arrastró a sus hermanas, que
hicieron muchc.s olas de felicidad después
de hablar con Dios. Luego se fueron a
estrellar nuevamente contra la Roca para
juguetear con ella, y la dejaron salpicada
con espuma.
Lo que ocurrió en el Mar
· �
��� n día, el Sol se acercó más a la
·:
1
Tierra. El Mar se veía transpa-
., �· rente e iluminado hasta muy
abajo.
-¡Qué rico! -exclamó la Gotita Aven­
turera-. Aprovecharé este tiempo tan
hermoso para darme un estupendo baño
del Sol.
Y se tendió para asolearse. Pronto
se empezó a entibiar con el calor, hasta
que se quedó dormida. Al rato despertó
sintiéndose tan liviana que le pareció que
flotaba. Recordó cuando vivía en el Aire. La
Gotita abrió los ojos pero debió cerrarlos
de nuevo, porque el Sol estaba demasiado
deslumbrante.
De pronto le pareció sentir al Viento
cerca de ella.
-¿Eres tú, Viento? ¿Dónde estoy? Me
siento tan liviana -le dijo, dándose vuelta
perezosamente.
-Abre los ojos y verás-fue la respuesta.
La Gotita se restregó los ojos y los abrió
poco a poco. Entonces se dio cuenta de que
ya no estaba en el Mar. Había vuelto a la
Atmósfera, donde la rodeaban miles de otras
Gotitas, muchas de ellas desconocidas.
-¿Qué sucedió? ¿Por qué estoy aquí?
-interrogó, asombrada.
-Simplemente, ha continuado tu viaje,
tu Ciclo. Ahora formas parte de la Nube
-le informó el Viento.
-¿La Nube'? ¿Y el Mar, dónde quedó?
-¿El Mar? Obsérvalo-le dijo el Viento,
indicando hacia abajo.
La Aventurera r:niró, pero d8bió cerrar los
ojos inmediatamente porque sintió vértigo.
Abajo, muy abajo, se veía el Mar.
-¿Y ustedes?-preguntó, dirigiéndose
a las otras Gotitas-. ¿Desde cuándo están
aquí?
-Llegamos hace rato -le respondieron.
,A� 't' �.:.;,.
S<'
(!¡
• ¡ C)�!
Entonces comprendió: muchas de sus
hermanitas la habían acompañado desde el
Mar y todas juntas habían formado la Nube.
Sobre la Nube todo era celeste. Abajo, muy
lejos entre las brumas, se divisaba la Tierra.
Vio grandes desiertos cubiertos de arena
amarillenta y gris, enormes montañas cor-
'
dilleras, grandes rocas de distintos tonos y
unos caminos negros formados por la lava
de los volcanes en erupción.
De pronto, desde una de las montañas
empezaron a brotar piedras que eran impul­
sadas con mucha fuerza y caían en distintas
direcciones.
-¿Qué es eso? -preguntó la Gotita,
asombrada, señalando con un dedo muy
leve.
--Es un Volcán en erupción-respondió
el Viento.
Al decirlo aparecieron unas rojas llama­
radas: eran las lenguas del Fueg�.
La Gotita vio otras bocas semejantes a las
del Volcán que en ese momento vomitaba
piedras, lava y ceniza.
-¿Son otros Volcanes? --preguntó a
su amigo.
-Exactamente. Por el momento están
descansando. Hay Volcanes activos e in­
activos.
-¿Volcanes en reposo, se podría decir?
-preguntó la Gotita.
-Sí ---:-respondió el Viento-. Se podría
decir que son volcanes en vacaciones. Tú
sabes que todos necesitamos descansar. És­
tos descansan por el momento, pero tienen
muchas erupciones pendientes antes de que
puedan aspirar a un descanso definitivo.
--¿Erupciones dijiste?
-Sí, así se llama el trabajo que hace el
Volcán: erupción.
Luego, el Viento transportó a la Gotita
a otro lugar más lejano. Ella iba mirándolo
todo con mucha atención, porque todo era
nuevo y desconocido.
-Mira -le señaló la Gotita al Viento-,
la Tierra parece moverse. ¿Qué pasará?
-Ése es un terremoto, seguramente-le
respondió, sin darle mayor importancia.
La Gotita observó cómo rodaron grandes
trozos de rocas desde algunas montañas, lo
que produjo una enorme polvareda. �-
1 rato,
sin embargo, había vuelto la tranqwhdad.
La Gotita miró nuevamente hacia la
Tierra dándose cuenta de que·se había le­
vantado una parte de su corteza. Ésta formó
una especie de espinazo sobresaliente que
subió y subió hasta dar origen a una serie de
picachos, algunos puntiagudos y bastante
grandes.
-¿Irá a brotar fuego de alh? -se pre­
guntó, porque el Viento andaba por otro
lado.
Al rato llegó el Viento nuevamente.
-¿Viste? -le señaló la Gotita-. Eso
no estaba ahí. Era bajo �' más liso. ¿Sabes
tú lo que ocurrió?
-¡Ah! -le respondió el Viento-, esa
es una cordillera que acaba de nacer.
-¿Vomitará fuego? -le preguntó a
su amigo.
-Depende. Si aparecen volca1ws, se­
guramente.
-· ¿Crees que aparecerán?
-Tal vez sí, tal vez no -respondió el
Viento.
Corr,o la temperatura era bastante baja,
la pobre Gotita estaba dando diente con
diente, porque el frío era intenso. Entretan­
to, pensaba que los viajes son muy entre­
tenidos, aunque tienen su incomodidades.
De pronto sintió que caía muy despacito y
suavemente.
-¿Qué ocurre ahora? -le preguntó
al Viento. que pasaba por su lad9 en ese
instante.
-Ahora ustedes se han transformado
en Nieve -dijo.
La Gotita se miró y vio que tanto ella
como sus hermanitas tenían un traje albo,
blanquísimo. Se habían separado en gru­
pos, ya no estaban unidas como en la Nube,
sino que formaban una especie de plumas
o copos que caían blandamente sobre la
Tierra. Se amontonaron muchos copos y
la Gotita Aventurera se sintió desmayar de
puro frío.
Romance de la Gotita
y el Sol en la Montaña
,
<
ti)��(/,
ttt·'l.. :��
( ..., j acía tanto frío que la Gotita
�-,�f:iÍ Aventurera prefirió dormir,
x4'1 - ,I1-
pero al cabo despertó sintiendo
una suave tibieza.
-¡Hola, hola! -la saludó alegremente
el Sol, asomándose por un hueco que era
como la ventana de esa casa donde se en­
contraba ahora.
-Hola, amigo -le respondió ella.
Levantó un poco la cabeza y vio su traje
maravillosamente blanco, igual que el de
sus hermanitas.
--¡Me olvidaba de que ahora soy Nieve!
-exclamó-. ¿Dónde estaremos?
-En mi casa -escuchó que le contesta-
ba una voz imponente. Enseguida, la misma
voz agregó con mucha gentileza:
-Espero que se sientan cómodas.
-Oh, sí, estamos muy cómodas -dijo
la Gotita, apoyando la cabeza y afirmando
todo el cuerpo.
¿Dónde estaría? El Cielo, intensamente
azul, se veía muy puro. igual que el Aire.
"Parece que estuviera recién pintado",
pensó, perotemió que esofuera un disparate
y no lo dijo.
Cuando el Sol estuvo más cerca, le pidió
en voz muy baja:
-Dime, por favor, ¿dónde estoy ahora?
-Estás en la casa de la Monta11a -fue
la respuesta del Sol.
-¿Por cuánto tiempo?
-Mira, seguramente per�anecerás 3quí
una larga temporada, porque es invierno
y, tú sabes, aquí es invierno porque estoy
haciendo trabajos de verano en el otro
hemisferio. Cuando me desocupe, me
tocará venir a hacerlos aquí.
El Sol se quedó sólo un breve momento
y luego se retiró, porque estaba apurado
con sus "trabajos de verano en el otro he­
misferio".
La Gotita Aventurera se sentía tranqui­
la, reposaba plácidamente en la Montaña.
Su amigo So! venía a verla casi todos los
días, pero se asomaba apenas un ratito.
Tanto en las mañanas corno en las tardes'
sus mejillas, igual que las de sus hermanitas,
se ponían sonrosadas. La Gotita creía que
el Sol estaba enamorado de ella y, corno
era tímida, sólo de pensarlo se sonrojaba
más.
A pesar de que los días se le hacían
largos, al fin llegó la primavera. El Sol se
que-daba cada vez más tiempo con ella.
Venía más temprano y se iba más tarde,
siempre con su paso calmado. La Gotita
Aventurera lo sentía cada día más ardiente.
¿No sería que de verdad estaba enamorado
de ella.? ¿Por qué se iba tan tarde ahora?
-Oye, Sol --le preguntó una vez-,
¿acabaste tus trabajos de verano?
El Sol sonrió, comprensivo.
1---
-Mis trabajos de verano r:io acaban.
nunca. Terminé los del otro hemisferio,
pero enseguida tengo que empezar con
los de éste.
-¿Y cuándo comienzas aquí?
-Ya empecé.
-¿Cómo?¿En qué consisten esos famo-
sos trabajos de verano?-'indagó la Gotita,
con insistencia.
--Es lo que estoy haciendo ahora y aquí
-le contestó el Sol.
-¿Y qué estás haciendo?Yo te veo venir
todos los días y marcharte cada noche, y
siempre es lo mismo. La única diferencia
es que en el último tiempo te quedas más
rato...
-Eso es, pues. No sólo permanezco más
rato, también estoy más cerca de la Tierra
y de ustedes. ¿No me sientes?
La Gotita tuvo Uf: pequeño estremeci­
miento de emoción. Sin duda, el Sol se
había enamorado de ella. Sintió que se
derretía de felicidad. Efectivamente, el Sol
estaba muy cerca, y su calor era cada día
más intenso, tanto que la Gotita comenzó
a licuarse y fluyó en un fino hilito líquido.
El Sol la besaba con entusiasmo.
-¿Ves? Éste es el resultado de mi tra­
bajo: ya no eres un copo de nieve, dejaste
tu estado sólido y te has vuelto líquida -le
dijo el Sol.
"Me he derretido por él", pensó la Goti­
ta para sus adentros, pero se guardó muy
bien de decirlo, porque se habría muerto
de vergüenza. Así, creyó que el amor era
un derretirse, como le había ocurrido a ella
con el Sol.. Era bonito, muy bonito, sobre
todo ahora que se sentía libre. El amor la
había liberado. Otra vez iba cuesta abajo
tomada de las manos de muchas Gotitas y
mirando paisajes desconocidos.
-¡Viva el amor! ¡Viva el Sol! ¡Viva el
amor que libera como tú me liberaste, Sol
amado!- gritaba la Gotita 'Aventurera,
corriendo y brincando de felicidarl.
-�··.
En el Riachuelo y el Lago
���Z:,'i;
1 . . · ,¡ a Gotita, que había vivido un tiem-
-� , .
· . po en la Nieve depositada en la
�, )'.·' cumbre de una gran Montaña,
ahora venía bajando en el hilito de Agua.
En su descenso se encontraba con otros
hilitos que, al juntarse, lo engrosaban cada
vez más.
Pronto divisó al Viento.
--¡Qué bien! -la saludó el Viento-.
Ahora han formado el Riachuelo.
Este era como una cinta de Agua que baja­
ba desde la Montaña hacia el Valle. Muchos
otros Riachuelos se desprendían de las cum­
bres. Todos descendían cantando felices. La
Montaña se veía muy hermosa, adornada
por esas cintas blancas, espumosas, llenas
de música que cada cierto trecho convergían
formando otro Riachuelo más grande y más
calmado. Como a la Gotita Aventurera le
gustaba la música, se sintió muy contenta
al escuchar todas esas canciones, las que
eran repetidas por el eco de la Montaña.
Así, se oía un enorme coro.
Y ella, junto con sus hermanitas, también
se puso a cantar.
Tan entretenida viajaba que casi no se
dio cuenta del momento en que llegó a un
lugar quieto y desconocido.
-·¡Mi Riachuelo! ¡Mi Riachuelo!--gritó-.
¿Dónde estoy? -preguntó, mirando con
viva atención.
Entonces vino el Viento y comenzó a
jugar con todas las Gotitas, haciendo pe­
queflas olas, como en el Mar.
-Ahora han entrado al L,.go -les
comunicó el Viento, soplando un poco
más fuerte.
-¿Éste es el Lago? -interrogó la Gotita
Aventurera.
-Sí -le contestó el Viento.
-¿Ésta es mi nueva casa? -insistió la
Gotita.
-,Justamente, tu nueva casa.
-¿Y cuánto tiempo viviré aquí?
-Depende. Si hace calor vivirás poco
tiempo, pero si hace frío permanecerás una
temporada más larga.
La Gotita miró en todas direcciones sin
hallar qué decir. Como desconocía su nueva
residencia, no se había formado una idea
cabal sobre ella de modo que no sabía si
le gustaría o no.
----Creo que lo más conveniente será
echarle un vistazo a mi nueva casa para
ver cómo es.
--De acuerdo -aprobó el Viento-.
Te dejo para que la observes tranquilam�nte.
Y se fue, levantando una ola más alta.
La Gotita Aventurera se acomodó en
el Lago. Ya no flotaba en la Nube ni corría
cuesta abajo. Tampoco sentía frío. Estaba
bien, aunque por cierto, si lo comparaba
con su palacio en el Mar, el Lago era más
pequeño que una casa para enanos.
-Bueno -pensó--, así tendré menos
trabajo. Estas vacaciones en el Lago no me
vendrán mal.
Al decir esto, bostezó perezosamente
y miró a su alrededor: rocas y montañas
muy serias la rodeaban por todas partes.
Mostraban diferentes colores, algunas
rojizas, otras verdosas, y hacían bonitos
contrastes. Por entre las cumbres le pareció
distinguir el cono de un Volcán.
-Hola -le dijo, y tomándose de las
manos de sus hermanas hicieron un tum­
bito, que es como levantar la mano para
saludar.
-Hola -le respondió el /oicán con voz
profunda, al mismo tiempo que echaba una
bocanada de humo.
-¿Piensas hacer alguna erupción? -le
pr�guntó la Gotita con cierto temor, pues
estaba tan cerca que, si eso ocurría, pensa­
ba que podía sufrir algún daño.
-Mira, aún no es tiempo de que me rein­
corpore a los Volcanes Activos. Durante mi
última erupción liberé una enorme cantidad
de energía, así es que deseo reponerme
-fue la respuesta del Volcán.
La Gotita deseó encontrarse en el fondo
del Lago, porque el Volcán le inspiraba
bastante respeto y temía irritarlo.
Después de un rato llegó el Sol. La Goti­
ta, al verlo, sintió tanta alegría que saltó de
gusto.
-¡Buenos días! -la saludó su amigo.
-Buenos días. ¿Cómo amaneciste?
-Estupendamente -dijo el Sol--. ¿Y tú?
-Muy bien. Esta casa-Lago es peque�
ñita, pero lindísima. Me gusta, estoy muy
bien, aunque...
Y le señaló el Volcán con un gesto de
temor.
-No tengas cuidado -la tranquilizó el
Sol.
-Pero...¿y si hace erupción? -pregun­
tó ella.
--A ti no te pasará nada. Tienes medios
para defenderte, no te preocupes.
,,Vi? ,·· 'M
,_ <!> ·, cf':
"¿Cuáles serán esos medios?", se pregun­
tó, al considerar que no tenía nada, fuera de
su pequeño cuerpo líquido y elástico.
-Aquí estarás bastante bien. Mira --le
dijo el Sol, alumbrando una parte de la
Roca-. ¿Ves? Éstas son murallas de már­
mol. El Lago es un palacio pequeño, pero
muy elegante.
-¿Sí? ¿Cuál es el mármol?
-Ése -dijo el astro rey, indicando una
parte de la Roca de color blanco-. Y ése
otro también.
La Gotita vio una parte de la Roca de
color rojo oscuro.
-¡Ah! -exclamó.
-Aquí te vas a entretener muchísimo.
Ya vas a ver.
-¿Sí? ¿Cómo? -le preguntó ella, por­
que sinceramente se encontraba medio
encerrada y no veía mucho interés en su
situación.
-Te digo que no te aburrirás -insistió
el Sol-. Mañana vendré de nuevo. Por
ahora, debo continuar mi marcha.
-Parece que voy a tener que dormirme
más temprano, porque de noche me abu­
rriré tremendamente -se quejó la inquieta
Gotita.
-¿Y si te dijera que no te aburrirás?
-replicó nuevamente el Sol y se marchó
por detrás de un monte muv alto.
La Gotita Aventurera quedó contrariada.
Pero al poco tiempo llegó el Viento, que se
puso a hacer unas olitas muy pequeñas en
un comienzo y luego, muy grandes. Pero
no tenían deseos de conversar, así que
permanecieron en silencio.
La Gotita terminó por quedarse dormida
con la quietud del Lago. Pasaron unas ho­
ras en las que durmió plácidamente, y ya
�abía oscurecido cuando despertó repen­
tinamente. Al abrir los ojos lanzó un grito
de sorpresa.
--¡Oh, qué cielo más maravilloso! -ex­
clamó.
Parecía un cielo doble, porque el brillo
luminoso de millones de Astros y Estrellas
en el espacio celeste, se reflejaba en las
quietas Agua del Lago.
Esa noche la Gotita no durmió. Se dedicó
a contemplar detenidamente las Estrellas,
pues cada vez que descubría la luz de una
de ellas le parecía más hermosa que la an­
terior. Claro que no pudo mirarlas a todas.
Finalmente decidió que, mientras viviera en
el Lago, dormiría a la hora de la siesta y de
noche estudiaría astronomía.
Algo terrible le
sucede a la Gotita
e'-��
��.; . )�
)-'� . •, {
asó algún tiempo. La Gotita
k · .JAventurera aprendía astronomía
en su casa-Lago, pues de noche
conversaba con la Luna, los Planetas y hasta
con las Estrellas lejanas. Sehabíahecho ami­
ga de ellos. Los Astros, a su vez, le habían
contado algo de sus vidas allá en el espacio
intersideral.
Un día observó que el Volcán estaba algo
resfriado. Eso fue lo que le pareció, porque
lo escuchaba emitir una especie de ron­
quido. Por momentos, además, expulsaba
humita de su boca. La Gotita pensó que
estabaenojado y, para quitarle el malhumor
invitó a s11s hermanitas a hacerle un poco de
cosquillas en los pie_s. Pero al Volcán no se
lepasó el enojo, o quizás continuo resfriado,
pues siguió con sus gruñidos. A la ?otita
se le ponían los pelos de punta y cre1a que
iba a suceder algo terrible, estaba muy ner­
viosa. Habría deseado averiguar algo con la
Roca, que siempre vivió cerca del Volcán,
pero su dureza la atemorizaba·
, .
-Oye, Viento -le pregunto a su amigo,
que pasaba en ese momento-, ¿q�é le
sucederá al Volcán? Parece muy enoJado,
pero yo no me explico el motivo.
-¡Cosas de Volcanes! -le contesto el
Viento, sin darle importancia.
Después habló con el Sol.
-¿No te parece poca educación demos­
trar mal humor con aquellos que no tienen
la culpa de nuestros problemas? El Volcán
está insoportable -dijo la Gotita en voz
baja-, pero yo no tengo ninguna culpa.
-Efectivamente -le respondió el Sol-,
es injusto el proceder del Volcán. Ocurre
que los Volcanes tienen sus problemas,
como todo el mundo.
-·Oye, Sol -insístió la Gotita con tono
afligido--, tengo un presentimíer to. Dime,
¿,me encuentro en peligro? No sé por qué
toy tan asu tada, nunca me había sentido
í.
-No te preocupes -dijo el Sol, bon­
dadoso, acariciándola cálidamente-. No
t mas. Estoy seguro de que no te ocurrirá
nada malo. Tranquilízate.
Y se alejó caminando lentamente, como
iempre.
Pero la Gotita no podía calmarse, sus
nervios aumentaban. Al mismo tiempo,
comenzó a sentir cada vez más calor.
-Creo que me enfermé. Estoy afiebráda
-se dijo, tocándose la frente.
Ni siquiera andaba cerca el Viento para
que la hubiera resfrescado un poco.
Buscó las orillas del Lago para enfriarse,
pero todo estaba caiiente, hasta la Roca,
que generalmente se encontraba fría. Y el
Viento, ¿dónde andaría el Viento?
-Parece que estoy delirando -se dijo
nuevamente la Gotita-. Los delirios son
as1, con estas fiebres altísimas. Dios me
ampare. ¡Oh, y esos ruidos! ¡Esos ruidos
subterráneos! Éste es un delirio en forma:
fiebre, ruidos, de todo. ¡Mamá, socorro!
¡Me quemo! -gritó, sintiendo que en su
casa-Lago caía fuego derretido.
No supo más porque eran tanto el calor,
el humo y los ruidos, que se desmayó. Así,
ni siquiera sintió el Terremoto que se pro­
dujo en ese momento.
Cuando despertó, la Gotita Aventurera
ya no estaba en su casa-Lago y sentía su
cuerpo muy liviano, flotando de nuevo por
el Aire.
-Viento, ¿qué pasó? Cuéntame ---le
rogó a su amigo.
-Te evaporaste -respondió el Viento.
-¿Me evaporé? ¿Cómo? ¿Cuándo?
¿Acaso se enojó el Volcán?
-Sí -le contestó el Viento-. El Volcán
empezó a trabajar, hizo otra erupción.
-¡Ah! -exclamó la Gotita--. Ahora
recuerdo la vez que presencié una erup­
ción...
-El Volcán hizo erupción y, como sube
mucho la temperatura, te transformaste
nuevamente en vapor de Agua, te evapo­
raste. Eso es todo. ¿Sentiste mucho miedo?
--le preguntó el Viento, al observar su
.expresión de ansiedad.
-Bastánte. Creí que moriría. Y ahora,
¿dónde estoy?
-Has vuelto a la casa-Nube.
-¿Estoy de vuelta en la Nube? ¡Ah, qué
bueno regresar a la familia Nube!
Y viendo a las demás Gotitas que la ro­
deaban, las abrazó muy contenta, mientras
ellas le hacían mil preguntas sobre su última
aventura allá en el Lago.
Una nueva aventura
s'��r--------��
�.... ���
' , < a Gotita aprovechó su regreso
. �· '
<.. ' /< a la casa-Nube para viajar otro
(,' �·
�t� �e� poco, pues las Nubes se mue-
ven casi todo el tiempo. Así, pudo conocer
lugares que aún no había visto.
En un momento el Viento enarcó mucho
su lomo, de modo que la Nube subió y su­
bió. Pero el frío allá arriba hacía tiritar.
-Aquí ya no se puede estar -se quejó
la Gotita-. Me voy a entumir.
Y soplaba sus dedos para desentume-cér­
selos. Pero el frío aumentaba y aumentaba.
-Ahora siento más frío que cuando me
desmayé y me convertí en Nieve. ¿Me iré
a morir? --dijo, y palpó su cuerpito, que
estaba duro, compacto, extremadamente
helado.
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·-· • •· .,.:�... ,- ·-: • >
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-Así debe de ser la muerte -pensó,
muy pesimista.
El frío seguía aumentando. Las otras
Gotitas que la rodeaban estaban tan con­
§eladas como ella.
-Se acabó -dijo la Gotita Aventurera,
sintiendo que caía repentinamente-. Se
acabó -repitió, con la idea de despedirse de
la Vida, aferrándose a sus hermanitas.
Y cayeron contra la Roca, produciendo
un ruido seco con el golpe.
-¿Qué pasó? ¿Nos caímos? -preguntó
mientras rebotaban contra la Roca.
A su lado había varias Gotitas que for­
maban una especie de garbanzo ele hielo,
mientras un poco más lejos caían Gotitas de
Lluvia mezcladas con garbanzotes duros
y blancos.
-¿Qué es esto? -preguntó la Gotita
Aventurera, sacudiendo la cabeza, un poco
aturdida en medio del barullo de garbanzos
que seguían cayendo junto a las Gotas de
la Lluvia.
-Es el Granizo -escuchó que le res­
pondía la voz dura de la Roca.
-¿Y cómo vine a dar aquí? -insistió,
un poco inconsciente todavía.
-Ya dije que te transformaste en
Granizo -dijo la Roca.
La Gotita se recuperaba· poco a poco
de su caída. Luego abrió mucho los ojos y
se vio entera vestida de blanco, pero ahora
su traje era tieso, duro, porque estaba hecho
de hielo. Enseguida pestañeó un poco, pues
todavía no se reponía muy bien de la caída.
-No está mal -expresó, mirando su
nuevo vestido.
Y se contentó por el hecho de que po­
día cambiar de ropa tan seguido, porque,
como era coqueta, le gustaba lucir distintos
trajes.
Ya no sentía tanto temor. Miró a su al­
rededor y vio que estaba sentada sobre un
montón blanco que parecía arroz.
Un lindo viaje por el Río
��� ..,,�
>'if!/ , '.)·�� stoy cansada de andar para
Í ·
arriba y para a'bajo -se quejó
�, �
,:� ��- una de las Gotitas del montón
de Granizo.
-Yo también -dijo otra Gotita-. Ojalá
pudiera quedarme un tiempo reposando
aquí.
-Ojalá --aprobó una tercera Gotita-.
Pero, en fin, ya nos hemos acostumbrado
al frío.
-Lo que es yo -repuso la Gotita Aven­
turera-, cuanto antes pueda salir de aquí,
tanto mejor.
Entonces recordó a su amado Sol. Cuan­
do ella era Nieve, el Sol la había liberado.
Dirigiéndose a sus hermanas, les dijo:
-¿Saben? A mí me gusta más el estado
líquido. Así me siento muy ágil, puedo viajar
por los Riachuelos y vivir en mi palacio del
Mar. También me gusta el estado gaseoso,
porque puedo vagabundear por el Aire y ser
Nube. En cambio, en esta forma me aburro.
Sospecho que deben de haber muchas co­
sas interesantes que aún no conozco, pero
en estado sólido una no puede moverse.
Sientocomo si estuviera presa. ¡Uy, quélata!
-añadió, tapándose la boca al bostezar.
En ese momento se rompieron las Nu­
bes, y el Sol asomó muy sonriente en un
rincón del cielo.
-Hola, hola -lo saludó la Gotita
Aventurera-. ¡Cuánto te he echado de
menos!
-¿Sí? -le dijo el Sol-. Yo también
deseaba encontrar·a mi Gotita Aventurera
para proponerle hacer un lindo vlaje.
-¿En serio? ¿Adónde?
-¿Te gustaría ir lejos?
-Oh, sí, muy lejos.
--Entonces iremos .al Mar.
-¿Al Mar? -preguntó la Gotita, decep-
cionada-. Ya he estado en el Mar. Desearía
ver algo nuevo, distinto.
—Llegarás al Mar por el Río, y el Rio es
lindísimo —dijo el Sol.
—¿Sí? ¿Cómo es el Río?
—El Río es un largo camino liquido.
Los Ríos son las cintas con que se adorna la
Tierra. Viajando por ellos verás los paisajes
más variados y bellos.
—¡Quiero ir al Rio! —exclamó la Gotita
Aventurera—. ¡Quiero ir por el camino del
Río hasta el Mar!
Mientras tanto, el Sol acariciaba a la Gotita y,
como sus caricias siempre son cálidas, ella
terminó por derretirse y comenzó a rodar
tomada de las manos de muchas de sus
hermanas.
—¡Vengan al Río, vengan al Río! —les
gritaba, llena de entusiasmo.
Así rodó junto a una infinidad de Gotitas
que se deslizaban hacia abajo por la falda del
cerro. Se oía un ruido bastante fuerte. En una
curva vio una especie de cinta blanca y
espumosa colgada de la Montaña. La cinta
era transparente y parecía moverse.
-¿Tú eres el Río?-le preguntó, gritan­
do lo más fuerte posible para hacerse oír.
-¡Sí, yo soy el Río! ¡Apúrense, las es­
pero!
Las Gotitas apresuraron el paso. Al llegar
junto a él sintieron una especie de.vértigo,
porq .e el Río bramaba y salpicaba espuma
blanca. ·La única manera de ingresar a su
torrente era lanzarse de cabeza, y así lo
hicíeron.
La Gotita Aventurera se dio unas cuantas
vueltas de carnero hasta que logró treparse
sobre sus hermanas para poder observar los
lugares por donde pasaba. Debido a la gran
velocidad con que se desplazaban, la Gotita
sólo veía rocas y más rocas, muy altas, a
ambos lados del Río. Arriba, el cielo, parecía
un tajo azul.
De esta manera viajaron un rato, torcien­
do una vez hacia la izquierda y otras, hacia
la derecha. Al bajar por la Montaf1a se les
unían muchos hilos de agua que hacían
crecer el Río.
Más tarde, la pendiente de la Montaña
ya no fue tan pronunciada. Ahora iban por
la falda. El Río aprovechó de disminuir su
marcha, porque habían llegado al Valle,
que cada vez se ensanchaba más. Después
encontraron la Llanura, abierta y mucho
más plana. La Gotita Aventurera levantó su
cabeza lo más posible para ver en derredor.
La Montaña había quedado atrás, lejos. Por
la tarde, cuando la Gotita se volvió a mirar­
la, la Nieve de la Montaña se había vuelto
rosada con los Rayos del Sol poniente.
· -Si quieres llegar al Mar --le advirtió
el Viento-, es mejor que te sumerjas.
Más adelante aumentará el calor y podrías
evaporarte.
-¡Oh! -exclamó la Gotita-. Sería una
lástima, porque yo quiero llegar al Mar.
Diciendo esto, hundióla cabeza debajo de
sus hermanas, pero, como era muy curiosa,
de vez en cua.ndo $e asomaba para mirar,
luego se sumergía a toda prisa. Pronto dejó
de asomarse porque no valía la pena. pues
la Llanura se volvía muy plana y desolada.
A m�di�a �ue bajaban y el Río se aquie­
taba, d1smmwa el frío. Había anochecido.
Con la oscuridad y la tibieza, la Gotita Aven­
turera terminó por quedarse dormida.
Cuando despertó, sintió un gusto salado
en la boca. Comprendió que había llegado
nuevamente al Mar:
La·Gotita en el Glaciar
uando la Gotita llegó al Mar, sé
columpió en los tumbitos, jugó
��8)
�� en la orilla y se metió entre los
encajes de espuma. Sin embargo, pronto
deseó trasladarse a otro sitio.
"Ojalá que el Sol viniera a buscarme",
pensó.
Corno el Sol la quería mucho, adivinó su.
anhelo y fue a buscarla.
-Gotita -le dijo-, continuarás tu
Ciclo. Pero por el momento debes regresar
a tu casa-Nube. Después sabrás dónde ir.
Diciendo esto, le alargó un dedo. La
Gotita se dejó evaporar para ir a la Nube.
Sabía que debía ascender por el camino de
la evaporación, así que partió muy alegre.
-¿Otra vez de vuelta? -la saludaron las
Gotitas de la Nube al verla llegar.
-Sí. Y ustedestambién... Cuéntenme de
dónde vienen -les pidió la Aventurera.
-Oh, venimos del sur, donde hacen
unos fríos horribles. Estuvimos presas en
el Glaciar y escapamos por un milc,gro -le
contestaron las otras Gotitas.
-¿Presas? -preguntó la Aventurera-.
Explíquenme, porque no entiendo.
Después de enterarse de que algunas
de sus hermanitas habían estado en el
Glaciar, la Gotita Aventurera se puso un
poquitín envidiosa por no conocerlo. Esta
idea comenzó a rondar en su cabeza y des­
de ese momento sintió un deseo cada vez
más grande de vivir esa nueva experiencia
personalmente.
-Oye, Viento -le habló a su amigo
apenas se encontró con él-, ¿hacia dónde
te diriges?
-Voy al Sur.
-¿Llegarás hasta el Glaciar?
-Es posible -admitió el Viento-,
aunque uno nunca sabe hasta dónde puede
llegar.
-Deseo conocer el Glaciar. ¡Llévame!
-Je rogó la antojadiza Gotita.
-Con mucho gusto, pero prepárate
para el frío.
El Viento sopló más fuerte con el fin
de empujar a la Nube, enarcando el lomo
para hacerla subir, así es que la Gotita sintió
bastante frío. La Nube estaba muy alta y
repentinamente la Gotita se dio cuenta de
que se encontraba en un Copo de Nieve
que iba cayendo. Luego, al Copo lo cogió
el Viento y lo llevó aun más al sur.
-¿Adónde iremos?-preguntó la Gotita
Aventurera a sus hermanas del Copo.
-¿No querías llegar al Glaciar? -inter­
vino el Viento, que la alcanzó a escuchar-.
Ya estamos cerca.
El Viento sacaba unos tremendos mús­
culos y llevaba a los Copos de Nieve cada
vez más velozmente hacia el Glaciar.
La Gotita Aventurera estaba asustada.
Nunca lo había visto tan impetuoso.
-¿Estás enojado? -se atrevió a pre­
guntarle.
Pero sus rugidos impidieron que la es­
cuchara.
" . Qué le habrá pasado?"' pensaba la
Gotfta, perpleja, ahogándose con la fuerza
del Viento.
Llegó un momento en que los Copos
empezaron a dar muchas vueltas. Al fin la
Gotita Aventurera se mareó completame:ite
y no supo si subía o bajaba ni hacia dónde se
dirigía. De pronto sintió un gol?e Y el Copo
se detuvo. La Gotita se sobo la cabeza,
intentó descubrir en qué lugar se encon­
traba, pero lo único que vio fueron Copos
y más Copos de Nieve que caían azotados
por el Viento. . , . . ,
Por suerte, éste cambio de direcc1on Y se
llevó a los Copos a otro sitio. Si ne hubiese
sido así, ella habría quedado aplastada de­
bajo de un inmenso cúmulo de Nieve.
,
La Gotita sintió un frío tremendo, mas
intenso que todos los que había soportado
a lo largo de su vida aventurer�.
,, ..
"Sospecho que éste es el Glaciar , �e d�J
,
º·
Pero como estaba mareada por la agitac1on
del viaje, aturdida por el brusco golpe de
la caída y entumecida por el frío extremo,
no tenía ánimo para conversar ni preguntar
nada, así es que se quedó encogida hasta
dormirse, cansada por tantas emociones.
Cuando despertó, se dio cuenta de que
tenía su traje de hielo y divisó al Sol hacién­
dole señas desde muy lejos.
-Hola, Sol, Solcito mío -lo saludó,
mandándole un beso con la punta de sus
minúsculos dedos.
-¿Cómo has llegado hasta acá? -le
reprochó suavemente éste-. Me costará
trabajo sacarte de este lugar.
-¿Éste es el Glaciar? -preguntó la
Gotita.
-Justamente. Ahora será tu casa hasta
que llegue el verano y pueda venir a bus­
carte -le contestó el Sol.
La Gotita asomó la cabeza para mirar
su nueva casa. El Glaciar era blanco pero
lucía también distintos tonos azules en
algunas de sus zonas. Era muy bello pero
muy frío, parecía un gigantesco Río helado
que hubiese caído al mar.
AHí los días pasaban y pasaban unos
iguales a otros, sin que sucediera nada
especial.
"Paciencia", pensó la Gotita. "No gano
nada con quejarme si, al fin y al cabo, yo fui
la que quise venir hasta acá".
Cuando noestabanublado, el cielo seveía
muy azul y las estrellas parecían más cerca­
nas. Las Gotitas vecinas eran muy frías, por
lo que sólo de tarde en tarde la Aventu�era
hablaba con ellas o les contaba las peripe­
cias de sus viajes. Prefería conversar con
los Astros, saber de su vidas, por cierto
apasionantes. De este modo se hizo amiga
de la Cruz del Sur, de Venus y de las Tres
Marías.
Pasado un tiempo observó que afortuna­
d�mente los días se prolongaban más, señal
de la proximidad del verano. Una mañana,
la Gotita despertó sobresaltada por un
estruendoso ruido.
-¿Qué ocurre, qué ocurre? --preguntó.
-Ha comenzado el deshielo -le con-
testó el Sol, que estaba más cerca-. Sólo
hoy he conseguido romper los primeros
hielos.
La Gotita se asomó a mirar y vio
enormes bloques de hielo que caían a la
Laguna con gran estruendo.
—¿Adonde van? —interrogó a su amigo.
—Ellos también forman parte del Ciclo
del Agua —dijo éste, mientras desaparecía.
Y dejó a la Gotita con la curiosidad de
saber adónde iban.
Los ruidos continuaron repitiéndose y
otras masas de hielo cayeron a la Laguna,
donde flotaban como extraños y bellos
barcos blancos.
—Pronto nos tocará a nosotras —les
comunicó a sus hermanitas vecinas.
Y su pequeño corazón de Gotita
Aventurera palpitaba locamente en espera
de su próximo viaje.
Viaje en el Témpano
./���
r
¿J
·· ·.��1 Glaciar crujía en distintas par-
�
tes y grandes masas de hielo se
·��� :;__'#.)j despren-dían de él y caían a la
Laguna.
De pronto, Ja Gotita Aventurera escuchó
un estampido muy cercano. El Hielo donde
vivía se había resquebrajado.
-¡Se cae mi casa, mi casita! -gritó
algo asustada, tapándose los oídos para no
ensordecer.
Después se produjo un fuerte movi­
miento similar al de un terremoto, porque
la masa de hielo se había partido y se gol­
peaba contra otras produciendo un ruido
ensordecedor.
-¿Hacia dónde vamos? -preguntaba
la Gotita entre barquinazo y barquinazo.
Por suerte para ella, estaba muy apretada
junto a sus hermanitas, formando un hielo
tan duro que no : abía peligro de que se
desprendiera.
Nunca había sentido tanto estrépito, ni
siquiera cuando la Ventisca la llevó a vivir
al Glaciar.
-¿Acaso será el fin del mundo? ¡Dios
mío, ampárame! -suplicó acongojada.
Como sucede a menudo, Dios sólo espe­
·ra que lo llamen para manifestarse, puesto
que en el momento en que la Gotita estaba
más asustada, todo se aquietó alred€dor de
ella. Entonces estiró el cuello para ver qué
había ocurrido y descubrió que iba sobre
un trozo de hielo que, junto con otros, se
desplazaban en el Agua de la Laguna.
-¡Gracias, Dios mío querido, alabado
seas! -gritó la Gotita, agradecida de la
pronta respuesta del Señor.
El trozo de hieio atravesó la tranquila
Laguna y continuó navegando por el Río,
porque indudablemente debía ser el Río
ese camino líquido donde ahora se encon-
traba.
-Hola, Río -saludó la Gotita, muy
contenta de e�contrarlo de nuevo, aunque
no fuese el mismo que había conocido.
-Hola, hola -le contestó el Río.
-¿Adónde te diriges? -le preguntó.
-Voy al Mar.
-¿y te llevarás este trozo de hielo hasta
el Mar?
--
,
Esto que tú llamas trozo de hielo es
un Tempano Y, justamente, lo llevaré hasta
el Mar.
-¡Oh, qué bueno volver al Mar otra
vez! -suspiró la Gotita.
-
.
Siempre que no te caigas antes. Muchas
Got�tas se desprenden del Témpano y caen
a mis Aguas.
.
La ?otita se quedó dormida con tantas
impresiones fuertes. Cuando despertó, había
recuperado su traje transparente de Agua
y es��ba rodeada de otras hermanitas
tamb1
.
en con traje de Agua, aunque no eran
la? �1smas que In habían acompañado en
el Tempano.
--Y mi Témpano, ¿qué se hizo?
-¿Cuál era? -le preguntó otra Gotita.
La Aventurera rniró en derredor y vio
muchos Témpanos flotando.
-Ya no lo sé. Me encanta pertenecer a
la familia del Agua -agregó enseguida-.
En todas partes una encuentra muchas
hermanas y todas tan unidas. Esto lo noté
especialmente en el hielo.
-En realidad -contestó otra Gotita-,
es muy entretenido viajar unidas. Lo malo
es que a veces tenemos que aporrearnos
bastante.·
--Pero es lindo ser parte de la familié: del
Agua y realizar su Ciclo, porque a pesar de
tanto zarandeo, nada malo nos ocurre. Para
qué te digo las veces que me he asustado,
pero ya he aprendido: la vida es así.
-Claro, aunque a veces tenemos que
sufri.r cambios demasiado bruscos: fríos
horribles, calores espantosos. Yo creo que
terminaremos por enfermarnos -se quejó
la Gotita pesimista.
-¡No seas ridícula! -exclamó la Aven­
turera-. Eso es lo emocionante... y la vida
sin emociones, ¿qué gracia tendría?
-Yo prefiero ser parte de un Agua tran­
quila -dijo la otra Gotita--. No desearía
viajar tan pronto. Me habría gustado que­
darme en la Laguna.
-jÜh, hermanita, lástima que tu espíritu
esté avejentado! En cuanto a mí, Ilévenme
a cualquier parte:,' ojalá rápido. Amo las sor­
presas, lo desconocido. Subir, bajar, entrar,
cristalizarse, derretirse, evaporarse. ¡Qué
lindo! ¡Qué lindo! Ojalá siguiera pronto mi
Ciclo -terminó diciendo la Aventurera
muy excitada.
'
En la Napa
""'G'f:}'í
�,tl(Q.'
"� a Gotita Aventurera no alcanzó
�---
'--� a llegar al Mar, porque_ el Sol la
�L ..2.� devolvió a la casa-Nube.
Como siempre gozaba con todo, disfrutó
al volverse vaporosa y encontrarse otra vez
en su familia Nube. Esta felicidad se debía,
en especial, a que estaba segura de que des­
de allí partiría hacia otro sitio desconocido.
Esperaba una aventura distinta.
-Me encanta estar con ustedes -les
dijo a sus hermanas-, pero anhelo la ho':'a
de regresar a la Tierra nuevamente para
conocer otros lugares.
Mientras decía esto, la Nube, moviéndo­
se léntamente, se encontró con una capa de
Aire muy frío y ¡zas!, comenzó la Lluvia.
La Gotita Aventurera fue de las primeras
en partir con la Lluvia, cayendo sobre un
terreno muy blando. Como llevaba gran
velocidad, penetró en el terreno y muchas
otras Gotitas cayeron sobre ella empuján­
dola aun más hacia el interior de la Tierra.
Pronto se encontró en la oscuridad total.
-¿Será de noche? -se preguntó ia
Gotita.
Pero era una noche demasiado oscura,
en la que no se veía nada. Ni siquiera se
divisaba alguna estrella. La Gotita se sintió
algo encerrada.
-Vaya, vaya,· ¿adónde he llegado?
-dijo, percibiendo ia completa quietud
del lugar.
-Viniste hasta la Napa -escuchó que
le contestaba otra Gotita.
-¿La Napa? ¿Qué es la Napa? -pre­
guntó.
-Es una de las casas donde vive el Agua
-le respondieron.
-¡Qué casa más oscura! ¡Qué barbari-
dad!. -protestó.
-Es que habitamos en la morada de las
sombras --dijeron con voz lúgubre otras
Gotitas que querían asustar a la Aventurera.
-¿Por qué es tan oscura? ¿Nunca viene
el Sol hasta este lugar? -volvió a pregun­
tar.
-No puede llegar porque e!::>tamos de­
bajo de la Tierra.
-¿Debajo de la Tierra? ¿Así es que la
familia del Agua tiene también una casa
debajo de la Tierra?
-Por supuesto -afirmaron las demás
Gotitas.
La Aventurera lamentó no poder ver
nada en esa casa tan oscura.
-A mí me gusta la casa del Mar -se
dijo, suspirando y pensando que no había
sido genial llegar hasta la Napa.
En eso estaba cuando escuchó que la
llamaban, al tiempo que la tocaban unas
manos invisibles.
-¿Quién anda ahí? -preguntó algo
asustada.
-Yo, la Corriente Subterránea --le
contestó una voz profunda-. No debe
asustarte la oscuridad.
-Oh, Corriente Subterránea, qué ganas
�e saber cómo eres, pero en este mundo
sm luz, ¿cómo te podría ver?
-Soy como el Río, pero en lugar de co­
rrer sobr
� la superficie de la Tierra, lo hago
p�r debaJo -dijo la Corriente Subterránea,
mientras arrastraba a la Gotita.
La Gotita iba con los ojos muy abiertos
para poder ver algo. en esos oscuros lugares
por los que se desplazaba, pero lo único
que percibió fue que unas zonas eran más
oscuras que otras.
Segunda parte
LOS TRABAJOS DEL AGUA
El Agua comienza a
trabajar
���-��
�: :':) asó el tiempo y el Agua vivía
j ·. '�, sin mayores responsabilidades,
:ir�_:=··-f� viajando de un lado a otro a
medida que reaiizaba su Ciclo. Hasta que
un día, el Clima la llamó para decirle:
-Necesitamos tu colaboración para
realizar un gran trabajo.
-Explícame de qué se trata, para ver si
soy capaz de hacerlo.
-Demasiado capaz. ¿Tú sabes conge­
larte, verdad?
-Por supuesto, no faltaba más. Lo
aprendí con el Granizo; luego, cuando fu¡
al Glaciar y tantas veces más. Tengo larga
práctica en congelación.
-Bueno -contestó el Clima-, resulta
que yo me he comprometido para contri­
buir a la formación del Suelo.
-¿El Suelo? ¿Qué es? ¿Y qué papel
juego yo en eso?--preguntó el Agua.
-El Suelo es un manto maravilloso que
le fabricaremos a la Tierra y para ello es
necesario que tú comiences partiendo la
Roca.
-¿Partir la Roca yo?¿Lo dices en serio?
Mira, yo puedo arrastrar piedras y algunas
Rocas no demasiado grandes. También,
con mucha constancia, podría gastar una
Roca mandando a mis Gotitas caer duran­
te años sobre ella. Pero partir la Roca es
demasiado pedir.
-Yo te daré poder para romper la Roca.
Lo comprobarás -le aseguró el Clima- .
¿Ves esa grieta en la Roca?
-Sí, ¿y qué hay con eso?
-Con esa grieta basta para empezar .Y
obedece mis instrucciones.
-Tú eres mi jefe -contestó el Agua-.
Estoy a tus órdenes.
Al decir esto se cuadró militarmente,
haciendo un saludo.
.
-
.�ien. !""1ªs visto la grieta, ¿no?-,pro­
s1gu10 el Chmél-. Ahora te introducirás en
ella Y te quedarás allí completamente quieta
hasta nueva orden.
-Bien, jefe -contestó el Agua, muy
disciplinada.
Ella mandó entonces a sus hijas Gotitas
a ocupar todos los espacios de la grieta de
la Roca. Por cierto que la Gotita Aventure­
ra había· escuchado la conversación entre
su mamá Y el Clima, de modo que partió
a llenar la grieta encabezando a sus her­
manas.
Al poco rato de caer la Lluvia, la grieta
rebalsaba de Agua. La Gotita Aventurera
se quedó en el fondo, esperando lo que iba
a suceder.
Pronto empezó a sentir frío y más frío.
En un momento, su cuerpecillo tomó la
dureza de un cristal. A todas sus hermanitas
les <;>currió l<? mismo. Cuando las·últimas
Gotit�s se cristalizaron de puro frío, ¡zas!,
se ayo un tremendo crujido.
-¿Qué pasó? -preguntó la Gotita,
tapándose los oídos, muerta de susto.
Y al cabo de un momento, acordándose
de la Roca, le preguntó amablemente.
-¿Te hiciste daño?
-¿Te hiciste daño?-la remedó la Roca,
de pésimo humor-. ¿Qué clase de pregun­
ta es ésa? Bien sabes que es el Hielo 121 que
me ha partido.
-¿El Hielo? ¿Nosotras, las Gotitas
heladas, quieres decir?
-Las mismas, pues.
-Qué increíble, partirte a ti, que eres
tan grande, dura y poderosa. ¿Y nosotros
hemos podido romperte? ¿De qué manera?
No me lo explico.
-Es muy sencillo -elijo la Roca-. El
Agua, al congelarse, aumenta de volumen,
ocupa más espacio y al hacerlo me quiebra,
y no hay Roca que resista. Ustedes llena­
ron mi grieta y engordaron hasta terminar
reventándome.
-Oh, Roca amiga, cuánto lamento si
te hemos hecho algún daño -se disculpó
la Gotita.
-No te preocupes -la tranquilizó la
Roca--. La verdad es que yo acepté con­
tribuir a la formación del Suelo, así que no
debo quejarme. Ahora no puedo desistir.
De este modo, el Agua empezó a tomar
parte en la formación del Suelo, para lo
cual fue neces1rio, en primer lugar, partir
la Roca en muchos pedazos.
Un encuentro
sorprendente
l:,1.19,- -,��
'(�- ',�
>. . • ·( a. Gotita Aventurera y sus
�
, .-& hermanitas vivieron millones
.,..it · ��1 de años realizando el Ciclo del . ,.
Agua y partiendo Rocas en distintos lugares:.'
Tenía.n que meterse en todos los rincones
del Planeta y circular constantemente entre
la Tierra�· su Atmósfera.
Un día en que la Gotita llegó a su palacio
del Mar, se encontró con una gran sorpresa:
un ser desconocido y diferente habitaba
también en esa morada suya.
La Gotita se preguntó quién sería ese
intruso y quién le rabría dado permiso para
ir a vivir allí.
E! ser desconocido era extremadamente
pequeño, tanto que la Gotita, aunque no
· era muy grande tampoco, debió agacharse
para mirarlo.
-¿Quién eres tú? --le pregunt�.
-¿Yo? -exclamó el deseo� Cido �on
extrañeza-. ¿Yo? -repitió, dandose im­
portancia-. Pues has de saber ��e soy
la señorita Diatomea -respond10 muy
suficiente.
-¿La señorita Diatomea? Pues sigo
sin entender -dijo la Gotita Aventurera,
encogiéndose de hombros.
.
-Veo que no te das cuenta ante quien
estás.Te lo diré -continuó la Diatomea-.
Soy un Alga y represento la Vida·
.
_. ¿La Vida? -preguntó la Gotita como
si tratara de recordar algo-. ¿La Vida?
_
-..
-Sí, vengonadamenos qt..Íeainiciarla Vida
aquí en la Tierra -explicó la Diatomea.
-Bueno, pero comienza por aclararme
qué es eso de la Vida.
La Diatomea carraspeó un poco, como
anunciando que iba a decir algo muy im-
portante, y empezó:
.
-La Vida... ejem. La Vida... es... un
proceso. Sí, un proceso q�e sólo pueden
realizar los organismos... vivos.
-¿Vivos?--interrumpió la Gotita Aven­
turera. Había entendido muy poco-. ¿Pero
qué quiere decir "vivos"? Explícame.
-"Vivo" quiere decir que tiene Vida.
Es lo contrario de "muerto" -respondió
la Diatomea con aire doctoral, creyendo
dejarla callada.
-No avanzamos mucho con esa expli­
cación -objeto la Gotita.
-Vivo es un ser que nace, crece, se
reproduce y muere --dijo por fin la Dia­
tomea.
-Bah. No me convencen los seres vivos.
Yo no moriré nunca. Me transformo en
Vapor o me cristalizo como Hielo, pero no
muero, jamás moriré.
-De acuerdo -admitió la Diatomea-.
Comprendo tu importancia: sin ti, la Vida
sería imposible. Pero hay algo en lo cual
yo, al igual que los demás seres vivos que
existen, somos superiores.
-¿Sí? -saltó la Gotita-. A ver, dime:
;,en qué eres superior?
-Tú no te puedes reproducir, no tendrás
nunca hijos.
-No tendré hijos, pero tengo millones
de hermanas. Recuerda que pertenezco a
la inmensa familia del Agua.
Bien, eso no lo discuto -asintió la Dia­
tomea-, pero la Vida es algo que crece.
El Agua no crecerá jamás. Muy grande es,
pero no puede crecer, multiplicarse. En
cambio, de una Diatomea puede salir otra
Diatomea más.
En ese preciso momento sucedió lo que
estaba diciendo la Diatomea: nació otra
igual a la habladora. La ·Gotita se quedó
pestañeando de estupor porque nunca
había visto algo semejante.
-¿Ves? -le dijo Diatomea 1-. Te pre­
sento a Diatomea 11.
-¿Y ella también dará origen a otra
Diatomea? -preguntó la Aventurera.
-Por supuesto -le contestó ésta--, Y
no sólo a una más, sino a muchas, todas
iguales, por lo demás.
--Me gustaría saber qué trabajo .les
corresponderá hacer a ustedes, Diatomeas.
-Mira, te contestaré en forma simple
para que lo entiendas. La energía del Sol es
la fuente de la Vida en toda la Tierra y sus
alrededores, Agua y Aire. Pero para que la
energía solar pueda ser utilizada, antes debe
ser captada de algún modo. Yo, la Diatomea,
he recibido el honor de ser designada como
uno de los primeros seres vivos y me corres­
ponde captar esa energía para traspasarla
a los seres vivos que vengan después de mí.
De otro modo, la Vida no sería posible.
-¡Ah! -exclamó la Gotita.
Y después de un momento de silencio,
preguntó:
-¿Y cómo les traspasarás la energía
solar a los demás?
-Antes de contestarte, debo revelarte
algo --dijo la Diatomea, bajando la voz-.
Poseo el secreto de la fotosíntesis.
--¿La fotosíntesis? Eso me hace imagi­
nar una especie de laboratorio escondido.
Pero, ¿dónde lo tienes? ¿Me lo dirás?
-pidió la Gotita.
-En ninguna parte especial. Pero tienes
mucha razón: poseo un laboratorio que
forma parte de mi ser.
La Gotita quedó con la boca abierta
por la sorpresa. ¿Esa minúscula Diatomea
llevaba un laboratorio en el interior de su
cuerpo?¿Cómo podía ser?
-Sí, sei1orita --prosiguió la Diato­
mea-. Aquí en mi laboratorio, y gracias a
la Clorofila, realizamos una operación que
consiste en que la Clorofila capta la energía
del Sol y la transforma en alimento para los
seres vivos. Sin Clorofila no hay vida.
Y después de una pausa, añadió:
-Yo, la Diatomea, he ·recibido la impor­
tantísima misión de preparar alimento que
servirá de base a los seres vivos.
-¿Sí?-pudo decir al fin la Gotita Aven-
turera, tan atónita se ericontraba·-. ¿Y qué
alimentos les darás?
-Nada especial -respondió la Diato­
mea, sin inmutarse-. Sólo basta que me
coman a mí.
-¿Asi que tú los alimentarás a todos?
-Bueno, no a todos. Yo alimentaré a
algunas especies y éstas, a su vez, servirán
de alimento a otras. Y así se formará una
cadena alimentaria.
Un nuevo trabajo
del Agua
�....
_ .. -
�. , ·
.
·. t I tiempo fue pasando y pasan·
��J��
1
,· '· 'l do. Un buen día, Dios llamó a
�;,: 2-&� Mamá Agua y le dijo:
-Amiga, llegó el momento de que tú
trabajes para la Vida.
--Bueno, Señor -contestó ella-. Dime
lo que debo hacer.
El Agua sabía que todas las criaturas
han sido creadas para se1vir al Señor de
un modo u otro.
--Tú les llevarás el alimento a las Plantas.
--Conforme, Señor. Pero no tengo
cómo llevárselo, ni siquiera un canasto, una
bolsa, nada. Tendrás que equiparme para
eso, supongo -argumentó Mamá Agua,
comprendiendo que la suya era una misión
muy importante.
-Para llevar el alimento a las ,Plantas
no necesitas ningún equipo especial. Lo
que debes hacer es ir al Suelo y buscar las
Sustancias Minerales contenidas en él. A
estas Sustancias Minerales tú las disolverás
y las transportarás contigo hasta las Plantas,
para que ellas se alimenten. ¿Entendiste?
Mamá Agua no había comprendido
completamente lo dicho por Dios, pero de
todas maneras contestó:
-Por supuesto que sí. Enseguida partiré
hacia el Suelo para encontrar las Sustancias
Minerales y llevárselas a las Plantas, si ésa
es tu orden.
-¡Que te vaya bien! -la alentó Dios,
despidiéndola.
La Gotita Aventurera oyó toda esta con­
versación y quiso emprender de inmediato
estenuevo e importante trabajo. Así, cuando
al caer de la Nube tocó el Suelo, se deslizó
rápidamente hacia su interior buscando a
las famosas Sustancias Minerales.
-Minerales, minerales -iba repitiendo
la Gotita-. Sé que ustedes son duros, muy
,. r--, ¡ ,.,., ·1
..-': 1 ¡ lt."'J·-:'f.!.
f(D .,.:.tcJ""'
··�
duros.. . En alguna ocasión he visto al Fie­
rro y otros más. Son bastante duros, pero
vamos a ver qué hacemos para disolverlos
y transportarlos.
Así, ella y sus hermanas escarbaban en
el Suelo, hasta que hallaron algo ql::le les
pareció podían ser las Sustancias Minerales.
--Buenas noches -las saludó.
Como debajo de la tierra siempre está
muy oscuro, ése le pareció el saludo más
apropiado.
-Tengan la bondad de decirme: ¿uste­
des son las Sustancias Minerales?
-Exactamente -respondieron éstas.
Quiso darles la mano, pero las Sustan­
cias, muy cariñosas, le dieron un abrazo
apretadísimo y ya no pudo separarse de
ellas. Al abrazarlas sintió que, en lugar de
ser duras, como se las había imaginado, se
disolvían en sus brazos de Agua.
-Vaya, vaya -se dijo la Gotita-. Es­
to es muy fácil y es tal como me lo dijo
Dios: nosotras disolvemos a las Sustancias
Minerales.
La incansable Gotita siguió su camino
llevando a las Sustancias Minerales a cuestas.
Iba pensando que es necesario conocer las
cosas para saber cómo son verdaderamente,
sin juzgarlas antes de tiempo.
De pronto tropezó con algo pnuevo, muy
diferente de todo lo conocido hasta ese
momento: una especie de hilo que parecía
moverse solo. aunque casi no se notaba.
-¿Quién eres tú? -le preguntó.
-Soy la Raíz de una Planta -le contestó
el delgado ser.
-¿De la Planta, dijiste?
-Sí, de la Planta. ¿Por qué?
-Traigo algo que es para ti: tu alimento.
Fui a buscar a las Sustancias Minerales y
aquí las tengo.
-¡Oh, québuena eres! -dijo la Raíz de la
Planta, muy agradecida--. Ya me estaba sin­
tiendo débil, pues no tenía qué comer Pero
ahora has venido tú a salvarme la vida.
La Gotita Aventurera conversó un mo­
mento con la Raíz de la Planta y simpatiza­
ron tanto que se quedó con ella.
-�'
Dentro de Ja Planta había una especie
de ascensor. Este la llevó desde la Raíz al
extremo superior de la Planta, en un viaje
muy entretenido.
Cuando ya había conocido a la Planta en
todo su interior, comentó:
-¡Caramba que son comp,lejas ,ias
Plantas!
-Y eso que yo soy una Planta simple
--dijo ésta.
La Gotita se quedó viviendo en la Planta
durante un tiempo, hasta que un día el
calor la hizo asomarse por una hoja para
tomar Aire.
Y como el calor la hacía evaporarse, la
Gotita Aventurera, convertida otra vez en
Vapor de Agua, retornó a la Atmósfera de
nuevo.
Estadía de la Gotita
en la Planta
uando la Gotita Aventurera
>. • • ',._,a volvió a la familia de la Nube,
�t.1
" · ,..!_1� averiguósi otrasde sushermanas
. .
que estaban allí conocían a las Plantas.
Nadie las conocía, así es que se deleitó
contándoles iodos los detalles acerca de
su experiencia en el interior de la Planta,
describiendo sus características y la forma
e!1 que había transportado las Sustancias
Minerales para alimentarla.
Después de algunos días sucedió lo habi­
tual: la Nube se enfrió y las Gotitas volvieron
a la Tierra con la Lluvia. A la Gotita Aven­
turera este viaje no le llamaba la atención
en absoluto. La Tierra tampoco le ofrecía
sorpresas. Por eso se sorprendió cuando
cayó sobre una especie de columpio. Era de
noche y no podía ver dónde se encontraba.
Lo único que percibía era ese lugar en el
cual estaba ahora· balanceándose peligro­
samente, y donde, al poco rato, se sintió
mareada. Afortunadamente se quedó dor­
mida.
Al día siguiente despertó, miró el piso
de su temblorosa casa y vio su color inten­
samente verde.
-¿Dónde estoy? -preguntó.
-En la Hoja de la Planta, muy buenos
días -escuchó que le respondían.
-¿En la Hoja de la Planta? Vaya, vaya.
Hace poco tiempo conocí tu Raíz y luego
viví dentro de ti, Planta. Qué gusto de
encontrarte otra vez. ¿Cómo estás?
-Muy bien, gracias a Dios y a tus her­
manitas, que me han traído regularmente
más Sustancias Minerales para que pueda
alimentarme. ¿Ves lo robus�a que estoy, y
el lindo color de mis hojas?
-¡Sí, qué bueno! -exclamó la Gotita,
alegrándose con las noticias de su amiga.
Al poco rato llegó el Viento y agitó a
la Planta con su abrazo. La Gotita, que en
ese momento se encontraba en el Rocío
sobre la H�ja, resbaló y cayó al Suelo. Allí
se reunió con otras de sus hermanitas Y
juntas se tomaron de las manos y se fueron
·rodando hasta una poza que se había
formado con la Lluvia.
Luego llegó el Sol. Entonces la Gotita
habló con él sobre su amistad con la Planta
y le describió la forma cómo le había
llevado las Sustancias Minerales para que
se alimentara.
-·Creo que deberé hacerlo muchas
veces -le dijo.
--Por supuesto que sí. El Agua es vital
para las Plantas, todas ellas la necesitan
-señaló el Sol.
-¿Qué es "vital"? -preguntó la Aven-
turera, a quien le gustaba saberlo todo.
--'·Vital" se relaciona con la Vida, con
lo que da Vida o h�ce posible la Vida. Que
el Agua sea vital para las Plantas significa
que sin ella su Vida sería imposible. La
Vida de las Plantas depende del Agua.
¿Entiendes?
La Gotita se sintió feliz al escuchar esto.
Comprendió que, aun siendo puro Rocío,
podía sustentar la Vida de un ser tan im­
portante como la Planta.
"Qué bien se siente una cuando vive
para alguien y ese alguien la necesita",
pensó la Gotita, que cada día se ponía mas
juiciosa.
Una nueva sorpresa
para la Gotita
����
�- /�-1, aAventureracontinuótrajinando
�� ; ·· de arriba abajo. Así, conocía a
·ft�� ·más Plantas, hablaba con la
Diatomea y otras Algas cuando se las
encoi1traba, y no dejaba de cumplir su tarea
de ir en busca de las Sustancias Minerales
del Suelo para llevárselas a los Vegetales.
Su vida era muy activa e interesante, porque
era útil para muchos seres.
Un día regresó al Mar y se halló,
de repente, con algo extraño, grande,
movedizo, que se desplazaba de un lugar
a otro con toda libertad. Cuando esta cosa
rara se alejó, la Gotita les preguntó a sus
amigas Diatomeas:
-¿_Qué era eso?
--És un Animal -le contestaron-. Uno
de los primeros Animales del mundo.
La Gotita quedó muy sorprendida, pues
no los conocía.
-¿Un Animal? ¿Qué es un Animal?
-preguntó.
-Yo -le contestó el mismísimo Animal'
que la había escuchado.
-Hola, mucho gusto de conocerlo,
señor Animal --saludó ella, que era muy
amistosa y bien educada-. Yo soy la Gotita
Aventurera, una de las incontables Gotitas
de Agua -agregó.
-¿Y dónde andabas que no nos· había­
mos visto? -preguntó el Animal.
-¡Oh!, yo viajo todo el tiempo -dijo
ella-. Tengo que realizar el Ciclo del Agua.
-¿Qué es eso?
La Gotita le explicó que es el camino que
recorre el Agua constantemente entre la
Tierra y la Atmósfera, y en el cual debe
volver a la Tierra para vivir en diferentes
casas: el Mar, la Montaña el Lago el Río
' ' '
el Glaciar.
-¡Qué interesante! -dijo el Animal,
cuando ella terminó su explicación.
-Ahora, háblame de ti --pidió la Gotit
a su nuevo amigo.
-Bueno --le dijo el Animal-. Yo soy
un ser vivo. ¿Sabes lo que es eso?
-Sí, claro -respondió ella-. Soy
amiga de las Diatomeas, de·otras Algas y
también de algunas Plantas. He visto nacer
y morir una infinidad. Al principio sentía
pena, pero ya me acostumbré, porque sé
que siempre nacerán otras nuevas.
-¡Pero, hazme el favor! -exclamó con
tono ofendido el Animal-. No me compa­
res con una Planta. Yo so�/ un ser mucho
más complejo y libre, no me sujetan las
Raíces y voy donde quiero. Además, poseo
mucha más inteligencia que una Planta
-agregó con indescriptible suficiencia.
--Si es así, tú serás estupendo para
hacer la fotosíntesis -expresó la Gotita-.
La Diatomea me contó que ése es el gran
secreto para sustentar la Vida: captar la
energía del Sol y transformarla en alimento
para los seres vivos, ¿eh?
-Mira, basta con las Plantas para hacer
la fotosíntesis. Los Animales tenemos otras
funciones que desempeñar.
Quiso decir "funciones importantes",
pero no se atrevió porque, seguramente,
la Gotita iba a rebatirlo y lo pondría en
aprietos nuevamente.
La Gotita, como era muy inteligente,
comprendió que los seres no son importan­
tes por sutamaño. El Animal, sibien era más
desarrollado, no era ni mejor ni peor que
las pequeñísimas Diatomeas que trabajaban
calladitas captando la energía solar a fin de
fabricar alimentos para otros seres.
Los servicios del Agua
�:"'"1:;¡;, ����
i&r, . � d
r: ;-','< J Agua continuó realizan o
_ �u
� , · ., Ciclo, que es su manera de v1v1r.
�'i:- ��/[ Se sentía cada vez más feliz al
saberse tan útil para la constitución del Suelo
como para la Vida de Plantas y Animales,
de los cuales formaba la mayor parte.
La Gotita Aventurera, moviéndose siem­
pre de un lado a otro, llegó un buen día a un
Río, con el que hacía mucho tiempo que no
conversaba. Se saludaron muy contentos.
-¿Qué me cuentas? -preguntó la Go­
tita-. ¿Hay alguna novedad?
-Sí. claro.
-Supongoque no te referirás al Hombre,
porque lo conozco muy bien y sé que debo
ayudarlo del· mismo modo que lo hago con
los demás seres vivos.
El Río dijo:
-Es la criatura más inteligente y habla
de un modo distinto. Utiliza sus manos
para hacer cosas cuando él quiere. ¿Te das
cuenta? Fabrica herramientas.
-Bueno, ¿y qué? -dijo la Gotita, des­
preciativa.
-¿Cómo "y qué"? Eso sólo lo puede
hacer él. Ni el Viento, con todo su pode­
río; ni el Fuego, que se come al Bosque.
¿Y sabes más? El Hombre ha construido
Canales de Riego.
-¿Qué es eso? -preguntó la Gotita.
-Invenciones de él, ·nada más. Necesi-
taba transportar Agua para unas Plantas
que se estaban secando y concibió la idea
de conducirla de esa forma.
Mientras hablaban, la Gotita iba sintien­
do la voz del Río ca�a vez más lejana, hasta
que finalmente se perdió por completo.
"Bah", dijo para sus adentros, "¿qué ha­
brá pasado. No escucho más al Río". Miró
a su alrededor y cuál no sería su sorpresa
al verse flotando en una especie de brazo
del río, muy angostito '':/ recto.
-¿Dónde estoy? -preguntó en voz
alta.
Y el Sapo, que la escuchó, le dijo:
--Éste es un Canal de Riego que ha
hecho el Hombre.
-¡Ah! ¿Éste es un Ca�al de Riego?
-Exactamente. El Hombre fue al Río
y sacó agua de él para llevársela a unas
Plantas que pasaban hambre y sed, y gracias
a eso no murieron.
·-¡Qué bueno! -dijo la Gotita, pues te­
nía un gran corazón y era amiga de todos
los seres.
-Más allá las encontrarás -le señaló
el Sapo a la Gotita, que pasó flotando cerca
de él-. Adiós. Yo me quedaré aquí espe­
rando a algunos Insectos para mi cena.
Efectivamente, tal como se lo había
anunciado el Sapo, poco después la Gotita
encontró a las Plantas.
-Hola, hola -las saludó-. ¿Cómo
están ustedes?
--Bien,· bien -respondieron éstas,
moviendo sus hojas.
-Me alegra haber venido hasta acá por
el Canal de Riego.
-Gracias al Canal de Riego no hemos
muerto -dijo una de las Plantas.
--Es mejor decir que gracias al·Hombre,
que hizo el Canal de Riego, no nos hemos
muerto -acotó otra Planta.
-El Hombre es un gran tipo, por lo
que veo -reconoció la Gotita--. Es el más
inteligente y tiene la responsabilidad de cui­
dar todo lo que se ha dado en esta Tierra,
que es su casa. Es el rey de la creación, pero
un rey que deberá proteger y no abusar del
mundo que lo rodea.
El Agua abre caminos
§J!!f.-· ?�
7°. :, , ":í I Hombre había encontrado en
:-a>;-¿).
;,;¡¿,
l ·. . el Agua a su mejor ayudante y
a�.�..�� amiga' a la que necesitaba para
vivir igual que los Animales y las Plantas.
Lentamente, no sólo su vida física dependió
del Agua, sino también la mayor parte de
sus actividades.
Un día, bañándose en el Río, el Hombre
vio pasar unos grandes troncos de Árboles
que arrastraba 19 corriente y se le ocurrió
subirse sobre uno de ellos. Logró hacerlo
y se dejó deslizar por la corriente. Ésta se
!o llevó a dar un lindo paseo Río abajo.
Sin darse cuenta, el Hombre, en ese
instante, había inventado la navegación.
Pero como a él le gusta perfeccionar
cada invento. buscó diversas maneras de
mejorarlo. Usó cortezas de Árbol, pieles
de Animales, acudió al Fuego cuando
quiso ahuecar los grandes troncos. Tra­
tando de remontar la corriente para re­
gresar, inventó el remo. Ahora tenía una
estupenda embarcación en la que podía
pasear por los caminos del Río y del Lago
y después viajar hasta los caminos del
Mar.
El Agua estaba cada vez más contenta
de ser tan útil al Hombre.
-¿Sabes? --le contó una vez al Vien­
to-. Ahora puedo transportar al Hombre
hacia distintos sitios.
-¿Sí? ¿Y cómo?
-Es que sobre mí pueden flotar muchos
· cuerpos. El Río es como una correa trans­
portadora. ¿No has visto todas las cosas
que llegan por el Río hasta el Mar?
-Cuando lo encuentre navegando, tra­
taré; de empujarlo un poco para ayudarlo
-manifestó el Viento, que tambiéndeseaba
servir al Hombre.
De esta manera, el Hombre recorno
interminables caminos de Agua que le
permitieron cruzar montañas, penetrar
selvas, atravesar enormes llanuras y hasta
saltar de una isla a otra acortando grandes
distancias.
La GotitaAventurera se encontró más de
una vez con el Hombre. Al verlo navegar
afanosamente de un lugar a otro, pensaba:
"Me alegro de que pueda recorrer tanta
distancia sobre el lomo de Mamá Agua.
Sin embargo, con toda su capacidad, él no
puede llegar a la casa-Nube, como yo. De
todos modos, tanto él como yo somos muy
aventureros... "
El.Hombre disfruta
del Agua
�11� ·i'Jt,
. - ·· { 1 Agua estaba continuamente
�:r, rl��
�.. ,.:4 preocupada del Hombre. "¿Qué
l'9"A'úL -;��
1 . ' h h ?"
,,,�_.,�..
:
..::..��-� se e ocurnra acer a ora. ,
pensaba al ver sus inventos.
En un comienzo, el Hombre pasaba muy
ocupado, porque se le hacía dificilísimo vivir,
de modo que todo el tiempo debía emplear­
lo en luchar por su subsistencia, ya fuera
porque debía encontrar los medios para
su alimentación, ya para defenderse de las
inclemencias dei tiempo o los peligros que
lo acechaban. Como su piel era distinta de
la de los Anirnales, debía protegerse del frío
y también del calor, procurándose vestidos
y casa.. Además, necesitaba capturar Ani­
males para alimentarse. Todo eso le daba
un trabajo enorme.
Poco a poco, gracias a su gran inteli­
gencia, fue venciendo esas dificultades. Se
asoció con otros Hombres, ya que descu­
brieron que agrupándose se les volvía más
fácil sobrevivir, porque se defendían mejor
de los peligros y podían efectuar labores
que cada uno, aisladamente, no era capaz
de realizar.
Cuando la vida fue más fácil para él, le
quedó tiempo libre y empezó a realizar
actividades para entretenerse. Dispuso de
muchísimo tiempo para observar todo lo
que lo rodeaba y escuchar los ruidos del
Bosque, del Viento, del Agua. Observó
que tanto los Árboles como las Plantas y
los Pájaros poseían formas y colores muy
hermosos.
El Agua, entretanto, lo miraba desde el
Lago, el Río o el Mar, como haciéndole
señas, hasta que él finalmente comprendió
el mensaje: sólo por gusto se lanzó al Agua
y nadó y nadó jugando con ella. En otra
ocasión partió remando en su canoa a dar
un paseo. Desde entonces, los Hombres
han nadado y bogado sólo para divertirse.
El Hombre también descubrió lo entrete­
nido de pasarse horas y horas a orillas del
Agua, esperando coger peces.
El Agua, sintiéndose cada vez más impor­
tante, conversó con el Viento y le· dijo:
--Cada vez soy más amiga del Hombre.
Me necesita mucho más que a ti para
vivir.
-¡Cómo te va a necesitar más a que
a mí! -replicó el Viento, molesto-. Yo
traigo la Nube y llueve. Así, él puede tenerte
como Agua.
-Sí, es verdad ·-aceptó ésta-. Pero,
¿sabes? Ahora ha aprendido a jugar y se
divierte conmigo.
-¿Cómo? -preguntó el Viento.
-¡Uf! Nadando, bogando, pescando,
para que veas.
El Viento, confundido, no halló qué decir
y terminó por irse a otra parte.
El Agua, campeona
del trabajo
���$X".u;
�'(r. :o/f:.
r ]'�·· 1 Agua se hizo cada vez más
k-,
�:. , -� amiga del Hombre, o más bien
�1� Jf� fue al revés: el Hombre se volvió
su amigo, porque sin ella no podía vivir. La
mayor parte del cuerpo humano está cons­
tituida por Agua. En cambio, el Agua había
vivido mucho tiempo sin el Hombre.
-Es un ser muy complicado y muy
inteligente también. Tiene infinidad de
necesidades que satisfacer y cada vez
inventa algo nuevo -les comunicó la Gotita
Aventurera, al regresar a la casa-Nube, al
resto de sus herma.nas, que aún no conocían
al Hombre.
-¿Sí? Sin embargo, desde acá sólo
parece uno de los tantos Animales creados
por Dios.
-Sin duda así parece--contestó la Aven­
turera--. También le gusta baftarse y refres··
carse. Pero como necesita el Agua para
beber, construye su vivienda en lugares
cercanos donde pueda encontrarla, por
ejemplo, a orillas de Lagos y de Ríos. Esto
demuestra su inteligencia. Además, hay una
diferencia muy importante: las Plantas y los
Animales obedecen a leyes fijas: un Pez no
puede vivir fuera del Agua; un Copihue no
puede dejar de ser Copihue. El Hombre
tiene también sus propias leyes, pero es
un ser libre y puede elegir. Por eso a veces
actúa contra sus ley�s, aunque cuando lo
hace le va bastante mal.
Un día, la Gotita iba por el Río camino
al Mar, donde pensaba permanecer una
temporada, pero su viaje fue interrumpido
sorpresivamente.
-¿Qué pasó? -se preguntó, dándose
cuenta de que se encontraba en un lugar
oscuro y muy pequeño.
-Parece que vamos a _otra parte -le
contestó una Gotita que iba a su lado.
-Siento que me mareo -dijo otra
Gotita.
-Yo también -agregó otra más.
---Sí, estamos mareadas -añadieron las
restantes Gotitas, al sentir que se zangolo­
teaban.
Poco después, a causa del encierro, la
Gotita Aventurera· se durmió. Sentía que
fuera de su prisión parecían trabajar algunos
Hombres, pues escuchaba movimientos
y ruido de herramientas.
Luego despertó bruscamente al chocar
contra algo duro, brillante, de un hermoso
color dorado.
-¿Quién eres tú?-preguntó la Aventu­
rera-. Creo que nunca te había visto.
--¿Cómo es que no me conoces? -<lijo
la cosa dorada, con aire ofendido-. Soy
la Pepa de Oro, el metal más valioso que
existe.
-Es un agrado conocerla, doña Pepa.
¿Usted también trabaja para la Vida?-pre­
guntó la Gotita.
La Aventurera tenía razón al considerar
a la Vida como la principal maravilla hecha
por Dios. Y viendo a la Pepa de Oro darse
tanta importancia, pensó que cumpliría una
gran misión relacionada con la Vida.
Pero la Pepa, con extraño menosprecio,
le contestó:
-¿La Vida? No me interesa ni tengo
nada que ver con ella. Yo soy un metal
precioso.
-Entonces, ¿para qué sirves? -le pre­
guntó la Gotita, sin entender--. Yo trabajo
para la Vida de las Plantas, de los Animales
y del Hombre.
-¡Yo no trabajo para nadie, qué te has
imaginado! -contestó la Pepa, con so­
berbia-. Al revés, el Hombre trabaja y se
desvive por mí, buscándome, porque el Oro
es escasísimo. Yo valgo inmensamente.
En ese momento. la Gotita sintió que, uni­
da alrestode sus hermanitas, seguía corrien­
do por el fondo de una zanja, y ya .no pudo
continuar su conversación con la altanera
Pepa de Oro.
"Qué extrar'10 es el Hombre"., pensó la
Aventurera. "Busca con tanto empeño algo
innecesario para la Vida. Entonces, ¿cuál
es la gran utilidad del Oro? No logro com­
prender a este ser que yo consideraba
tan inteligente.
Historia de la Arcilla
>li�-
r·. tiempo pasaba y pasaba. La
l · t Gotita Aventurera, trajinando
�j;___.,.)� como siempre, iba de un lado
a otro. Un buen día, sin saber cómo, des­
pertó en un lugar desconocido, oscuro y
muy trdnquilo.
Al abrir los ojos, miró en todas direccio­
nes, pero lo único que vio fue una especie
de agujero redondo por el que se colaba un
rayito de luz.
--Vaya, ¿dónde estoy? -preguntó en
voz baja.
-Estás dentro de mí -le contestó una
voz ronca.
-¿Y quién eres tú?
-Soy el Cántaro de Greda.
-¿El Cántaro de Greda? Mucho gusto,
señor. Pero explíqueme un poco más, pues
no sé qué es un Cántaro de Greda.
-Cántaro es un tiesto como yo, así re­
dondo, panzudo, donde se pueden guardar
líquidos y otras cosas.
-¡Ah, ya! -asintió la Gotita- ¿,Y "de
Greda", qué significa?
En ese momento la Gotita sintió que la
casa de Greda se movía bruscamente y,
junto a muchas de sus hermanitas, salieron
expulsadas del Cántaro y rodaron por el
Suelo.
-No alcancé a entenderlo todo -pensó
la Gotita, apenada por no haber podido
escuchar completamente las explicaciones
del Cántaro.
Luego se durmió, porque hacía mucho
calor. Despertó cuando iba flotando por el
Aire vestida con su traje degasa. Así, como
Vapor de Agua, flotó un buen rato hasta
que ingresó a la casa-Nube.
-Vengo desde el Cántaro de Greda
-les contó a sus hermanas-·. Justamente
estaba explicándome lo que significa ser de
Greda cuando lo movieron y caí al Suelo.
-¿No sabes lo que E?-S la Greda? -.le
preguntó una Gotita--. ¡Qué casualidad!
Fíjate que yo estuve viviendo nada menos
que en la Arcilla. ¿Te das cue�ta?
-¿En la Arcilla? ¿Y qué tiene que ver
con la Greda?
--¡Cómo que qué tiene que ver! Con la
Arcilla precisamente se fabrica la Greda.
-Es primera vez que oigo eso -dijo
la Gotita Aventurera-. ¿Y qué es la Arcilla?
--Es una tierra especial que, empapada
en Agua, forma una masa blanca -Je
explicó la Otra.
-¿Y tú estabas ahí? -preguntó la
Aventurera.
-Llegamos allí. Te contaré cómo fue.
L� Gotita Aventurera, muy quietecita,
se dispuso a escuchar lo que le contaría su
hermana narradora.
Ella empezó su relato de esta forma:
-Una vez, hace mucho tiempo, Mamá
Agua me envió a la Tierra con la Lluvia.
Caí sobre un terrenoespecial, de un color
diferente. Era muy fino, de apariencia
suave, y apenas llegamos nos saludó
diciendo:
-Bienvenida, Lluvia. ¿Cómo estás?
-Bien, para servirte --contestamos
las Gotitas.
Nos abrió los brazos con especial
cariño. Nosotras también abrazamos a
esa tierra con igual afecto, danzando
entusiasmadas sobre ella. Entonces,
ese polvo fino, abrazado a nosotras, -se
transformó en algo que no era el barro
que yo conocía, sino en una especie de
masa suave y lisa.
Las Gotitas de Agua nos hicimos tan
amigas de esa tierra, que nos quedamos
a vivir allí.
Un buen día, Dios nos visitó.
-¡Qué bien, qué bien! -exclamó com­
placido-. Veo que está lista la Arci/la.
-¿La Arcilla?--dijo esa tierra, pues ni
siquiera ella misma sabía en lo que se
había transformado-. ¿Cuál es? -le
preguntó al Señor.
--[res tú misma, criatura -le respon­
dió El.
-¿Yo, ia Arcilla?-exclamó extrañada.
-La misma. Y has de saber que tienes
un destino importante: el Hombre te
empleará para hacer infinidad de cosas,
desde las más humildes hasta sus más
grandes obras de arte, cuando aprenda a
ser creador o artista. Porque también en
eso quiero que se parezca a Mí.
Al decir esto, se fue.
Continuó transcurriendo el tiempo,
mucho tiempo --prosiguió la Gotita na­
rradora-. Un día me sentí transportada
con mi casa de Arcilla a otro lugar. La
Arcilla donde yo estaba fue amasada un
buen rato. Después de ese meneo quedé
tranquila otra vez. Pero a los pocos ins­
tantes movieron nuevamente mi casa y
experimenté un gran calor.
-¿Qué pasa?--grité, asfixiándome.
Entonces escuché una voz intensamen­
te cálida:
-Debo ayudar al Hombre a trabajar
la Greda --dijo.
Era nada menos que el Fuego en per­
sona, calentando como nunca. Arranqué
medio desmayada y ya casi convertida en
Vapor de Agua. Antes divisé una vasija
cociéndose al Fuego, de la cual yo me
acababa de desprender. Era, sin duda, un
Cántaro de Greda."
-¡Qué linda·es tu historia! -exclamó la
Gotita Aventurera-. Yo desearía vivir en
la Arcilla, una Arcilla cuya forma plasme el
Hombre cuando imite a Dios realizando su
obra creadora.
En ese momento la Gotita no se podía
imaginar las obras de arte maravillosas que
modelarían las manos der Hombre sirvién­
dose de la Arcilla.
El mensaje del Ostión
�ir ""($.,f,1/,,
�- ' · '· Sfffdt
. � ,·.• ·, ·i ierta vez, un nmo llamado
. .�
lti�;., �.&í).tí Andrés veraneaba en el norte
��� de Chile. Un día, mientras
caminaba solo por la playa, encontró un
Marisco desconocido. Le gustó porque
tenía dos conchas blancas, redondas, lisas.
Era un Ostión.
--Éste es mi fin -dijo el Ostión cuando
Andrés lo tomó, porque estaba esperando
que viniera una ola más grande pa.ra irse
con ella a su casa del Mar. Y se resignó a
perecer de asfixia en poder del niño, lejos
de su casa.
Pero Andrés no quería que el Ostión
muriera, así que lo arrojódentro de su balde
lleno con Agua de Mar. El Ostión respiró
y continuó con vida.
El Niño lo llevó a su casa y lo dejó en
su pieza mientras iba a comer. Después lo
mandaron a acostarse. Entonces se puso a
conversar con éi.
-Oye -le dijo el Ostión-, ¿me puedes
hacer un favor?
-Claro que sí. Dime de qué se trata.
-Escúchame. Quiero conversar larga-
mente contigo porque tengo que contarte
muchas cosas.
Andrés se acomodó boca abajo en la
cama, con la cabeza colgando, dispuesto
a escuchar al Ostión, que lo miraba desde
el suelo.
-Bueno, resulta que los pobres Ostiones
estamos cada .día peor.
-¿Por qué? ¿Les ganaron en el fútbol?
-lo interrumpió el niño.
-Mucho peor que eso. Es una historia
larga y deseo que la escuches. Pero si te da
sueño me dices y seguimos después -dijo
el Ostión.
--No, no tengo su.efio-aseguró el niño,
que deseaba saber cuál era la famosa his­
toria del Ostión.
-Tú no me conocías, ¿verdad? Has
caminado muchas veces por esta playa,
pero no conocías a ninguno de mis parien­
tes, ¿no es así?
-Así es -le contestó Andrés-. Todos
los veranos vengo acá y no te había visto
nunca.
-Está pasando algo terrible, Andrés
-dijo seriamente el Ostión-. Han conta-
minado el Agua del Mar y así no sólo nos
estamos muriendo los Ostiones y otros
habitantes del Océano, sino que el Hombre
deberá pagar muy caro este daño.
--¿Sabes? -le dijo Andrés-. No en­
tendí lo que me dijiste. ¿Qué es lo terrible?
Explícate.
-La Contaminación del Agua -le con­
testó el Ostión.
-¿La Contaminación del Agua? Yo no
sé lo que es eso.
Entonces el Ostión le contó que la Con­
taminación la produce el Hombre cuando
arroja distintos desechos al Agua en todas
partes, los cuales provocan enfermedad�s
en las diversas especies de seres vivos que
ha creado Dios.
-¡Qué lástima! -exclamó Andrés, des­
esperado--. ¿Para qué harán eso?
-Mira, quiero contarte lo que nos ha
ocurrido solamente a nosotros, los Ostiones,
así entenderás mejor, pero en realidad son
muchas las especies afectadas por este mal.
Escúchame. Mi familia es muy, muy antigua.
Eligieron una bahía próxima como vivienda
porque era el mejor lugar del mundo para
los Ostiones. Aquí se quedaron formando
un grupo muy grande. En este sitio vivían
felices sacando su comidita del Mar y sir­
viendo de alimento, algunas veces, a otros
Animales vecinos.·
-¿Ustedes son alimento para otros Ani­
males? -lo interrumpió Andrés.
-Sí. No te extrañes. Eso lo hacen todos
los habitantes del Mar. Por los demás, hay
que morir de todas maneras, algunos. por
viejos y otros en la panzadel queselos come.
Es como una cadena, cada especie es un
eslabón.
-Al final, los que son chicos pierden
-protestó Andrés, quien rechazaba las
injusticias-, porque el más grande se los
come siempre. ¿Y qué culpa tiene el chico
de no ser grande?
-Mira, no siempre es así -replicó el
Ostión-. Por lo demás, la Naturaleza lo
determinó en esa forma y a ella no se la pue­
de corregir, porque todo está bien planeado,
aunque pueda no parecerlo. Pero dejemos
eso y sigamos con mi cuento o, mejordicho,
mi historia. Como te estaba diciendo, mi
familia vivía muy feliz hasta que mi abuelito
tuvo un feroz dolor de.estómago; en seguida
murió, del dolor, por supuesto. Después
sucedió lo mismo con mi primo; luego,
con un cuñado, una gran cantidad de mis
hermanos, en fin, casi todos mis parientes.
¿Sabes por qué me salvé yo? Pues por
·-� ..
pura intuición me arranqué para venir a
vivir aquí.
-¿Y qué había pasado? -preguntó
Andrés.
-Los duefios de una mina hicieron un
canal para botar los residuos y éstos, como
contenían veneno, llegaban a la bahía don­
de estaba nuestra gran casa familiar.
-¿Así es que tu abuelo murió envene­
nado? -dedujo Andrés.
-Justamente -asintió el Ostión-.To­
dos encontraban que la mina era un éxito,
pero a los Ostiones, ¡que nos partiera un
rayo! Además de eso, sacaban Ostiones por
toneladas para el consumo de los Hombres.
Pero lo peor es la Contaminación de las
Aguas.
-¡Qué barbaridad! -dijo Andrés.
-Fuera de nosotros, existen muchísi-
mos otros Animales del Mar que se sienten
enfermos, pero carecemos de atención y
medicamentos para sanarnos. Así, cada vez
nos va peor. Quizás tú estudies ingeniería
en minas, y vayas a trabajar al mineral.
Yo te quiero dejar dos encargos: primero,
cuando trabajes en la mina, como tú eres
inteligente, podrías inventar una manera de
explotarla sin acabar con nosotros. El otro
es el siguiente: cuéntales a los Hqmbr�s que
si siguen haciendo todas esas atrocidades
les irá muy mal, porque ellos mismos serán
víctimas de la Contaminación...Tú tienes tu
casa, ¿verdad? -continuó el Ostión-. Si
repentinamente echaran gases venenosos
en. efla, ¿te das cuenta de lo que sucedería?
Eso nos pasa a los seres acuáticos: si nos
envenenan el Agua, que es nuestra casa,
morimos.
-Bueno, pero, ¿cómo crees tú que se
podría ayudar a la Naturaleza para mejorar
las Aguas? -preguntó Andrés.
-Hay varias maneras de cuidar las
Aguas. En primer lugar, dejar de utilizar
los Ríos, Lagos y Mares como tarros de
basura para arrojar cuanto desperdicio y
desecho tóxico produce el Hombre. Yo
diría: respetar el Agua. Otra cosa: fabricar
detergentes, fertilizantes y pesticidas que
causen el menor daño posible a los seres
acuáticos. Las industrias no deben vaciar
las Aguas hirviendo al Río... La Naturaleza
es madre de todos nosotros--continuó el
Ostión-, y la están destruyendo con la
Contaminación.
-¿Y de qué manera se puede ayu9ar?
-preguntó Andrés nueva·mente-. ¿Estu-
diando, crees tú?
· -Sí, puede ser. Pero déjame decirte
algo más: es verdad que la Naturaleza es
madre y, corno madre, nos quiere a todos
por igual, desea nuestro bien, pero si e
,
l
Hombre sigue dañándola, al fin se acabara
su paciencia y castigará su torpeza.
El Agua se enferma..
���
1t:: '� asaron y pasaron los años,
,. �. �} ,A una infinidad de años. El Agua
��� ....�,. trabajaba incansablemente en
todo lugar para el Hombre, sirviéndolo en
una i�ran variedad de actividades. Por su
parte, el Hor:nbre inventaba. cada Vez algo
nuevo.
Un día, el Agua del Río se encontró con
el Viento después de pasar por una gran
Ciudad.
-Buenas tardes, ¿cómo estás? -la
saludó el Viento.
-No muy bien -le respondió ella con
voz opaca.
-En realidad, te noto algo... un mal
aspecto... -se atrevió a decirle el Viento.
-Sí. No me siento muy bien. ¿Qué
será? Voy a contárselo al Sol a ver si él me
puede sanar.
-Creo que es la Civilización -le manifes­
tó el Viento, después de pensar un poco.
-¿La Civilización? ¿Pero por qué?
¿Qué le he hecho yo? Al contrario, sin mí
no existiría la Civilización. Entonces no es
amiga mía, porque los amigos no se hacen
daño, ¿verdad?
-No, Agua. Tal vez no me he explicado
bien. En realidad, el verdadero causante es
el Hombre.
-¿El Hombre? Peor todavía. ¡Qué
ingrato! ¡Qué mal amigo! Tú sabes cómo lo
ayudo absolutamente en todq... ¡y así me
corresponde! Él me necesita para vivir,
y necesita Agua pura, limpia, sana, no
enferma como estoy. Si es tan inteligente,
¿cÓJ!lO puede hacer esto? De verdad no lo
entiendo.
-Yo tampoco -la apoyó el Viento-.
Dime, Agua del Río, ¿qué recogiste a la
pasada por la ciudad?
-Bueno, las Aguas Servidas. Siempre
lo he hecho. Si no fuese así, ¿qué haría él
con estas Aguas?
-¿Ves? ¿Sabes de dónde viene una parte
de esas Aguas?
-No, no lo sé. Siempre he recogido las
Aguas Servidas de la ciudad, estoy acos­
tumbrada a hacerlo desde que los primeros
Hombres edificaron sus casas allí, pero
nunca he averiguado de dónde vienen.
-Yo, corno ando por todas partes y me
cuelo en todos los rincones -dijo el Vien­
to--, lo sé. Muchas vienén del Hospital,
donde hay enfermos de tifus, poliomielitis,
hepatitis y cuanta enfermedad existe. Las
botan con todos los Microbios, sin desin­
fectarlas. Así no hay salud.
El Agua del Río sonrió con amargura
al saber cómo la trataba el Hombre. Un poco
después se separaron, porque el Viento
llevaba otra dirección. El Agua del Río,
contaminada, fatigada, siguió corriendo
hacia 21 Mar.
Un poco más adelante se unió a un Ca­
nal de Riego_, que venía cansado y con mal
aspecto.
-¿Cómo estás? -lo saludó el Agua
del Río.
-Me duele el estómago -contestó el
Canal-. Son los fertilizantes que los Hom­
bres usan sin ningún cuidado.
-Pacienciá -dijo el Agua del Río y
siguió corriendo unida a las A.guas del
Canal.
Poco más adelante funcionaba una fá­
brica que hacía un ruido de mil demonios
y lanzaba por sus chimeneas inmensas
cantidades de humo.
-Ah, olvidaba que t�ngo que líevarme la
basura de esta fábrica -murmuró el Agua
del Río, más amargada aún.
Y recibió sobre sus cargadas espaldas
todos los desechos industriales, hasta que­
dar agobiada.
Continuó el Agua su triste camino hacía
el Mar, cuando al girar una curva vio un
gran chorro que caía si:->bre el Río.
-Debe de ser una fábrica nueva .:....-se
dijo--. Por suerte está más limpia que la
de los desagües.
Pero, cuando llegó al conducto desde el
que caía el chorro, notó que éste era un
líquido muy caliente.
-¡No se acerquen! ¡No se acerquen!
-les gritó a unos hermosos Peces que
vivían en el Río. Por desgracia, estos no la
oyeron.y los alcanzó el chorro hirviente,
quemándolos vivos.
Más abajo vivían unos campesinos muy
pobres, que esperaban la pasada de algunOs
Peces para preparar su comida. Era invier­
no y no había otra cosa que comer, tenían
hambre, pero cuando los·vieron muertos y
descompuestos no quisieron sacarlos.
A continuación estaban las chacras y
hortalizas. El Agua del Río debía regarlas,
pero, junto con apagarles la sed, las conta­
minaba. Así, los Hombres que comían esos
productos consumían al mismo tiempo las
Bacterias, se enfermaban en gran número
y hasta morían.
El Agua del Río quedó muy triste al ver
tanta calamidad: la muerte de los Peces, el
hambre de los campesinos, la enfermedad
�e los Hombres. Recordaba, apenadq., el
tiempo en que los Hombres vivían de ma­
nera más simple y todos eran mucho más
felices.
Aún debía encontrar otra fábrica que des­
aguaba en el Río, por supuesto sin ninguna
precaución. Al pasar vio otros Peces que
trataban de nadar hacia la orilla del Río.
-Estamos enfermos -le contaron­
Las Aguas están envenenadas con lo�
desechos de la fábrica. Ayúdanos, porque
no tenemos fuerzas para nadar y arrancar
de aquí. Los productos químicos nos están
matando.
"Ahora estoy envenenada. ·Qué ho-
·1" j
rro1. , pensaba el Agua del Río con terrible
amargura. "Dios me hizo pura y benéfica, y
los Hombres me han vuelto ·maligna".
Después se encontró con otra Agua, la
que presentaba un aspecto mucho peor
que el suyo. Era una corriente turbia de
un color horrible, llegaba a ser espesa.' Un
Agua monstruosa.
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  • 1. Aventuras de una gotita de agua EusA DE PAuT Dirección general: Marisel Mu,ioz Pradem,s. Dirección editorial: Patricio Varelto Cab,P.. Dirección de diseño y producción: Verónica Rose10 Gondilez. Ilustración: Mariano Soto Lahr. Diagramación: Andrea Rojas Murioz ©2000 by Editorial Don Bosco S.A. Alameda del Libertador Bernardo O'Higgin 2373 Santiago de Chile www.edebe.cl comercial@edebe.el Registro de Propiedad Intelectual N º 112.124 I.S.B.N: 956-18-0476-X Ninguna parte de e te libro, incluido el di eño de portada. puede ser reproducida, transmitid,1 o almacenada, sea por f)rocedimientos químicos, electrónicos o mecánicos, incluida la fotocopia, sin permiso previo y por escrito del editor. Cuarta edición de mayo de 2007. Impreso en C&C lmpre ores Lld.i., San Francisco 1434, Santia�o IMPRESO EN CH!LE/PRINTED IN HILE
  • 2. ÍNDICE Primera parte: EL CICLO DEL AGUA El curioso nacimiento del Agua ............... . 9 La misión del Agua .................................... 15 °Las hijas del Agua... ................................... 19 La Gotita Aventurera llega al Mar .................. ........................ ...... 23 Lo ·que ócurrió en el Mar ........................... 29 Romance de la Gotita y el Sol en la Montaña .................................. 37 En el Riachuelo y el Lago ..... ................... 43 Algo terrible le sucede a la Gotita ..................................................... 51 Una nueva aventura ........... ....................... 57 Un lindo u/aje por el Río ........................... 61 La Gotita en el Glaciar ......... ................... 69 Viaje en el Témpano ... .......................... .. 77 En la Napa ....... ........................ ................. 83 Segunda parte: LOS TRABAJOS DEL AGUA El Agua comienza a trabajar ...... .... ........... 91 Un encuentro sorprendente ................... ... 97 Un nuevo trabajo del Agua ................... 105 Estadía de la Gotita en la Planta ........... 111 Una nueva sorpresa para la Gotita ........ 115 Los servicios del Agua . .............................. 119 El Agua abre caminos ............................ .. 123 El Hombre disfruta del Agua .................. 127 El Agua, campeona del trabajo .............. 131 ................................ 137 Historia de la Arcilla El mensaje del Ostión ... ........... .. .... ..... 143 El Agua se enferma .... .............................. 151 La "Hermana Agua" ......................... ........ 159
  • 4. El curioso nacimiento del Agua �112r;:--- -"¡Jr.u: ¡( �·'í. ,),1/3). r ·i ace muchos miles de millones de .�. ' .JA años, existía un gran número de �f:f.�--..21:, :<: elementos químicos que después formarían la Tierra, pero en el comienzo de los tiempos estaban en completo des­ orden. Entre esos elementos químicos se encon­ traban el Oxígeno y el Hidrógeno, los que caminaban de un lado para otro, como si no llevaran un rumbo fijo. Por lo menos eso era lo que parecía. Un buen día, un átomo de Oxígeno y dos átomos de Hidrógeno que andaba juntos, se pwjeron a conversar y se hicieron muy amigos. Enseguida se les ocurrió una idea1.
  • 5. -Oye -les dijo el Oxígeno a sus amigos-, así solos, cada uno por su lacio, somos importantes, nadie lo negaría. Ima­ gínense, yo... -No sólo tú eres importante -lo inte­ rrumpió uno de los Hidrógeno� . Iba a seguir hablando, pero el Oxígeno lo atajó diciéndole: -Bueno, bueno. Dejemos esas tonterías a un lado. Yo quería proponerles qué nos asociáramos ustedes y yo. Parece que a ambos Hidrógenos esta idea los tomó por sorpresa y se quedaron un momento pensativos, pero después !e contestaron: -Nos gusta tu idea. Unidos, seremos más poderosos, porque la unión hace la fuerza. -¿Hecho? -preguntó el Oxígeno. -¡Hecho! -respondieron los Hidró- genos. Y los tressedieron un fuerteapretóndema­ nos que tuvo curiosas consecuencias. Al cabo de un rato, se pregw1taron, s011Jrendidos: ...�@. li G);? ¡. (!j é)S.'º -¿Qué sucede? -Sucede que acabo de nacer -les res- pondió una voz desconocida. Los amigos miraron en dirección a la voz y vieron que desde sus manos unidas bro­ taba un ser nuevo, vaporoso, que formaba una especie de nube. -¿Qué es esto? -preguntaron, extra­ ñados. -Soy el Agua -dijo la voz nueva y fresca-. Necesitaba que ustedes tres se asociaran para que yo pudiera nacer. -¡Oh! -exclamó el Oxígeno, moviendo la cabeza, asombrado. -¡Es sorprendente! -dijo uno de los Hidrógenos. -¡Quién lo hubiera pensado!-comentó el otro-. Así ocurren las casualidades. -Pero el Oxígeno, que tenía más peso, le replicó: -Nada ocurre por casualidad. Si de nuestra asociación ha nacido el Agua, es porque así estaba dispuesto en el plan de Dios.
  • 6. -Quizás tengas razón -admitió un Hidrógeno, porque no le gustaban las dis­ cusiones. -¿Y qué función cumplirá el Agua? --interrogó el Oxígeno. -Seré abundantísima en la naturaleza y en la Vida, ¿entienden?, la Vida -recal­ có-. Ella no podrá desarrollarse sin mí. -Ahora comprendo por qué congenia­ mos tanto -dijo el Oxígeno-. Nuestra amistad nos llevó a crear el Agua. -¡Así es! -·manifestaron los Hidróge­ nos, con alegría. -Gracias por haberme dado la existen­ cia -les dijo el Agua-. Presiento que me aguarda una hermosa tarea.
  • 7. . La misión del Agua -� ,· , "' <if ios sabía que había nacido el .< Agua, así que la llamó para -1 �lJ>, . • ....�:� decirle: --Tú, hijita, tienes un trabajo enorme por delante. Ella lo tomó al pie de la letra y miró hacia delante con mucha atención. -Oh, rio seas torpe -la amonestó Él con tono bondadoso-. "Por delante" significa que a partir de ahora trabajarás constantemente. -Bueno, pero, ¿en qué quedamos con el descanso dominical? -se atrevió a alegar el Agua. -Tendrás tus descansos también, no te preocupes -la tranquilizó Dios. --Está bien, Señor.
  • 8. -Por el momento te adelanto que vivi­ rás por todas partes. En la Atmósfera y la Tierra. -Comprendo --contestó ella. -Comprendes, pero no completamen- te. Aún no te lo he dicho todo. -Habla, Señor. Dímelo todo. -No te puedo decir todo de una vez, porque es mucho. Por ahora basta que sepas lo más importante. Dios hizo una pausa y prosiguió: -Por el momento vivirás en el Aire. -¿Vivir en el Aire? Pero aterrízarne un poco, por favor --rogó el Agua. -Claro que descenderás a su debido tiempo, y en la Tierra tendrás una vasta morada que será el Mar. El Mar ocupará las tres cuartas partes de la Tierra. ¿Te das cuenta?. -¡Caramba! -exclamó el Agua. -Fuera de ese palacio del Mar, dispon- drás de otras habitaciones.También vivirás en las Nubes, en las Montañas y en las Hondonadas. -Sospecho que si he de vivir en tantas partes, deberé de viajar mucho. -.Exactamente. Viajarás todo el tiempo de un lugar a otro, formando los Ríos el Granizo, la Nieve. Tu viaje se llamará «'Ci­ clo del Agua» y no se acabará nunca -le comunicó Dios. -¿Ciclo del Agua? Qué bonito suena, pero, ¿qué es «ciclo,,, Señor? -Ciclo es una serie de sucesos distintos que se repiten siempre en el mismo orden. ¿Cornprendes? -Hum... Algo. Sí, sí. Entendí. -Bueno. Cuando realices tu ciclo en- ' tonces lo entenderás mejor. -¡Qué emocionante es todo esto Se- ' ñor! Será una tremenda aventura. -Sí una gran y hermosa aventura, hijita mía. Y ahora te bendeciré para que tengas éxito. El Agua se arrodilló ante Dios y levantó �u frente cristalina pararecibir su bendición. El la tocó con uno de sus dedos prodigiosos
  • 9. y después acarició su cabellera de húmedas hebras. -Agua, te bendigo -le dijo-. Eres una criatura pura, santa. Serás activa y be­ néfica. Tú harás posible la Vida, limpiarás lo sucio. También te conferiré la dignidad de ayudar a la limpieza de las almas: en el Agua del Bautismo los Hombres se harán hijos míos. El Agua no entendió entonces todo lo que había dicho Dios, pero se quedó calla­ dita porque el momento era muy solemne. Sintió en su corazón una emoción muy grande y muy difícil de explicar. Las hijas del Agua ""�-- �* �.'/',•·.s.� >r; �.: < n aquel remoto tiempo, la � , -�, Tierra y su Atmósfera estaban �!�:�· '"'�1� extremadamente calientes. El Vapor de Agua semejaba al de una enorme tetera hirviendo. Este Vapor merodeaba de un lado a otro flotando en el Aire. Como es muy inquieto y nunca se-sosiega, se movía y se movía, hasta que un día llegó a las capas exteriores de la Atmósfera, donde hacía un frío tremend? que aumentaba mucho por momentos. Este fue el instante cuando el Vapor del Agua dio nacimiento a millones de Gotitas que cayeron sobre la Tierra for­ mando la Lluvia. Pero, ¡horror! En ese tiempo la Tierra era una brasa ardiente. Al caer, las Gotitas de Agua· se sofocaban. Ardían tanto las pobrecitas que se convertían en Vapor de
  • 10. Agua nuevamente y regresaban a flotar en la Atmósfera. Poco después, este Vapor de Agua ingresaba otra vez a las capas exterio­ res de la Atmósfera, donde volvía a helarse y a transformarse en Gotitas que caían so­ bre la Tierra quemante como un tizón. Pero las Gotitas intentaban aterrizar inútilmente ¡No había esperanza! La Tierra parecía no quererlas y, al contrario, decirles: ''Váyanse, , )) vayanse Cuántas veces bajaron las pobres_Gotitas y cuántas regresaron a su Nube, nadie lo sabe. Pasaron muchos miles de años hasta que la superficie de la Tierra se enfrió un poco. Por entonces se escuchó la voz de Dios ordenando a las Gotitas de Agua: --Ha llegado la hora de que ustedes formen el Mar. -¡Sensacional! -exclamó una de ellas, la más entusiasta, a la que sus compañeras llamaban Gotita Aventurera. Entonces bajaron todas juntas tomaditas de las manos, felices, y produjeron un in­ mens9 diluvio que inundó casi toda la Tierra.
  • 11. Cayeron y cayeron a montones hasta dar nacimiento al Mar. Mientras tanto, Mamá Agua, en la Nube, miraba desconsolada cómo se desprendían y separaban de su cuerpo sus pequeñas hi-­ jas, sin que regresaran, como había sucedi­ do antes cuando la Tierra estaba caliente. -¡Mis hijas, se van mis hijitas! -lloraba, despidiéndose, porque creía que las perdía para siempre. -No te aflijas -la consoló Dios-. Ya empezarán a volver poco a poco. Déjalas vivir. Ahora ha comenzado tu ciclo, sí, tu ciclo: el Ciclo del Agua. La Gotita Aventurera llega al Mar a Gotita Aventurera se fue a vivir -� ..._ « -.''. ¿./� al Mar, un enorme palacio con � -- techo azul, ondulado y transpa- rente, compuesto por interminables recove-_ cos. En las playas y orillas era bajo, pero en otros sectores este palacio alcanzaba tanta altura como el mayor de los rascacielos actuales. En algunas zonas, el suelo estaba cubierto con rocas que mostraban todas las formas imaginables, mientras en otras era simplemente de arena o fango. Allí, la Gotita encontró grandes llanuras, montañas, cor­ dilleras, mesetas y acantilados. Estepalaciotanenormenotenía ventanas porque el techo, o sea, la superficie del Mar, era como una gran claraboya que dejaba pasar los rayos de luz del Sol. Claro que
  • 12. éstos iluminaban sólo los pisos superiores; los pisos intermedios quedaban siempre en penumbra, y los inferiores, absolutamente a oscuras. -¡Oh! -exclamó la Gotita, que estaba en la superficie-. Aquí no me aburriré nunca. Tengo mucho tiempo para recorrer e investigar tantos lugares. Y como a las Gotitas les gusta andar siempre tomadas de las manos I grupo al que pertenecía la Aventurera dio un peque­ ño salto juguetón y se encontraron con el Viento, que pasaba por ese lugar. -Hola -las saludó éste. -¿0/a?-preguntó la Gotita Aventure- ra, que era la más sociable-. ¿Así se llaman estos lomitos que hacemos? -Yo les dije "hola" para. saludarlas, "hola" con hache -les contestó él. Al Viento le interesaba la ortografía, pues es muy culto y, como visita distintas partes del mundo, sabe mucho. -Ah, yo creí que era "ola" sin hache -le dijo la Gotita, un poco confusa, que- riendo continuar la conversación. -¿Olasin hache?-preguntóelViento-. ¿Sabes? Es un bonito nombre para todos esos lomitos a los que tú te refieres. De­ jémoslos con ese nombre, ¿qué te parece? --¡Sí! ¡Sí! --gritaron todas entusiasma­ das-. Nos parece bien. Quiere decir que en el Mar haremos olas. ¡Queremos hacer muchas olas! -exclamaron después. El Viento, que es muy caballero cuando quiere serlo, las empujó soplando un poco más fuerte. Así se formaron muchas olas y las Gotitas se entretuvieron un rato jugando felices con el Viento, hasta que fueron a dar a la orilla del Mar, donde había arena. -jQué rico es jugar con la arena! -exclamaron alejándose y volviendo sobre ella. Después se fueron a jugar alrededor de la Roca, hasta que la despertaron.
  • 13. -Hola -la saludaron a coro las Gotití:ls. -Hola, ola -les respondió la Roca. A ellas les pareció divertido el juego de palabras y se rieron haciendo espumita mientras se azotaban contra la Roca. El Vie�to había partido a soplar a otros sitios, así que ahora se movían solas. -Qué lástima que no haya alguien más con quien jugar -suspiró la Gotita Aven­ turera. Entonces Dios, que conoce todos los pensamientos, hasta los de una Gotita de Agua. la consoló diciéndole: -Tengan un poco de paciencia. En unos cuantos miles de millones de años más' habrá unos seres preciosos con quienes jugarán. Serán los Niños y las Niflas, quie­ nes vendrán a la playa para que ustedes les mojen los pies. -¡Qué bueno! -exclamó el Agua-. Esperaré ansiosa la llegada de esos Niños y Niñas. -Además -agregó Dios-, vendrá mi Hijo y hará cosas maravillosas. -¿Tu Hijo? -preguntó el Agua. ¿Y yo lo conoceré? -No sólo lo conocerás. Algunos de sus prodigios y milagros Él los realizará con el Agua. --¿Vendrá al Mar entonces?-interrogó la Gotita. -Por cierto que sí. Sus mejores amigos serán pescadores -anunció Dios. La Gotita no entendió completamente lo que había dicho Dios, pero no formuló ninguna pregunta para no mostrar su ig­ norancia. -Ya vas a ver, vas a ver -repitió Él con tono misterioso. La Gotita arrastró a sus hermanas, que hicieron muchc.s olas de felicidad después de hablar con Dios. Luego se fueron a estrellar nuevamente contra la Roca para juguetear con ella, y la dejaron salpicada con espuma.
  • 14. Lo que ocurrió en el Mar · � ��� n día, el Sol se acercó más a la ·: 1 Tierra. El Mar se veía transpa- ., �· rente e iluminado hasta muy abajo. -¡Qué rico! -exclamó la Gotita Aven­ turera-. Aprovecharé este tiempo tan hermoso para darme un estupendo baño del Sol. Y se tendió para asolearse. Pronto se empezó a entibiar con el calor, hasta que se quedó dormida. Al rato despertó sintiéndose tan liviana que le pareció que flotaba. Recordó cuando vivía en el Aire. La Gotita abrió los ojos pero debió cerrarlos de nuevo, porque el Sol estaba demasiado deslumbrante. De pronto le pareció sentir al Viento cerca de ella.
  • 15. -¿Eres tú, Viento? ¿Dónde estoy? Me siento tan liviana -le dijo, dándose vuelta perezosamente. -Abre los ojos y verás-fue la respuesta. La Gotita se restregó los ojos y los abrió poco a poco. Entonces se dio cuenta de que ya no estaba en el Mar. Había vuelto a la Atmósfera, donde la rodeaban miles de otras Gotitas, muchas de ellas desconocidas. -¿Qué sucedió? ¿Por qué estoy aquí? -interrogó, asombrada. -Simplemente, ha continuado tu viaje, tu Ciclo. Ahora formas parte de la Nube -le informó el Viento. -¿La Nube'? ¿Y el Mar, dónde quedó? -¿El Mar? Obsérvalo-le dijo el Viento, indicando hacia abajo. La Aventurera r:niró, pero d8bió cerrar los ojos inmediatamente porque sintió vértigo. Abajo, muy abajo, se veía el Mar. -¿Y ustedes?-preguntó, dirigiéndose a las otras Gotitas-. ¿Desde cuándo están aquí? -Llegamos hace rato -le respondieron. ,A� 't' �.:.;,. S<' (!¡ • ¡ C)�! Entonces comprendió: muchas de sus hermanitas la habían acompañado desde el Mar y todas juntas habían formado la Nube. Sobre la Nube todo era celeste. Abajo, muy lejos entre las brumas, se divisaba la Tierra. Vio grandes desiertos cubiertos de arena amarillenta y gris, enormes montañas cor- ' dilleras, grandes rocas de distintos tonos y unos caminos negros formados por la lava de los volcanes en erupción. De pronto, desde una de las montañas empezaron a brotar piedras que eran impul­ sadas con mucha fuerza y caían en distintas direcciones. -¿Qué es eso? -preguntó la Gotita, asombrada, señalando con un dedo muy leve. --Es un Volcán en erupción-respondió el Viento. Al decirlo aparecieron unas rojas llama­ radas: eran las lenguas del Fueg�. La Gotita vio otras bocas semejantes a las del Volcán que en ese momento vomitaba piedras, lava y ceniza.
  • 16. -¿Son otros Volcanes? --preguntó a su amigo. -Exactamente. Por el momento están descansando. Hay Volcanes activos e in­ activos. -¿Volcanes en reposo, se podría decir? -preguntó la Gotita. -Sí ---:-respondió el Viento-. Se podría decir que son volcanes en vacaciones. Tú sabes que todos necesitamos descansar. És­ tos descansan por el momento, pero tienen muchas erupciones pendientes antes de que puedan aspirar a un descanso definitivo. --¿Erupciones dijiste? -Sí, así se llama el trabajo que hace el Volcán: erupción. Luego, el Viento transportó a la Gotita a otro lugar más lejano. Ella iba mirándolo todo con mucha atención, porque todo era nuevo y desconocido. -Mira -le señaló la Gotita al Viento-, la Tierra parece moverse. ¿Qué pasará? -Ése es un terremoto, seguramente-le respondió, sin darle mayor importancia.
  • 17. La Gotita observó cómo rodaron grandes trozos de rocas desde algunas montañas, lo que produjo una enorme polvareda. �- 1 rato, sin embargo, había vuelto la tranqwhdad. La Gotita miró nuevamente hacia la Tierra dándose cuenta de que·se había le­ vantado una parte de su corteza. Ésta formó una especie de espinazo sobresaliente que subió y subió hasta dar origen a una serie de picachos, algunos puntiagudos y bastante grandes. -¿Irá a brotar fuego de alh? -se pre­ guntó, porque el Viento andaba por otro lado. Al rato llegó el Viento nuevamente. -¿Viste? -le señaló la Gotita-. Eso no estaba ahí. Era bajo �' más liso. ¿Sabes tú lo que ocurrió? -¡Ah! -le respondió el Viento-, esa es una cordillera que acaba de nacer. -¿Vomitará fuego? -le preguntó a su amigo. -Depende. Si aparecen volca1ws, se­ guramente. -· ¿Crees que aparecerán? -Tal vez sí, tal vez no -respondió el Viento. Corr,o la temperatura era bastante baja, la pobre Gotita estaba dando diente con diente, porque el frío era intenso. Entretan­ to, pensaba que los viajes son muy entre­ tenidos, aunque tienen su incomodidades. De pronto sintió que caía muy despacito y suavemente. -¿Qué ocurre ahora? -le preguntó al Viento. que pasaba por su lad9 en ese instante. -Ahora ustedes se han transformado en Nieve -dijo. La Gotita se miró y vio que tanto ella como sus hermanitas tenían un traje albo, blanquísimo. Se habían separado en gru­ pos, ya no estaban unidas como en la Nube, sino que formaban una especie de plumas o copos que caían blandamente sobre la Tierra. Se amontonaron muchos copos y la Gotita Aventurera se sintió desmayar de puro frío.
  • 18. Romance de la Gotita y el Sol en la Montaña , < ti)��(/, ttt·'l.. :�� ( ..., j acía tanto frío que la Gotita �-,�f:iÍ Aventurera prefirió dormir, x4'1 - ,I1- pero al cabo despertó sintiendo una suave tibieza. -¡Hola, hola! -la saludó alegremente el Sol, asomándose por un hueco que era como la ventana de esa casa donde se en­ contraba ahora. -Hola, amigo -le respondió ella. Levantó un poco la cabeza y vio su traje maravillosamente blanco, igual que el de sus hermanitas. --¡Me olvidaba de que ahora soy Nieve! -exclamó-. ¿Dónde estaremos? -En mi casa -escuchó que le contesta- ba una voz imponente. Enseguida, la misma voz agregó con mucha gentileza:
  • 19. -Espero que se sientan cómodas. -Oh, sí, estamos muy cómodas -dijo la Gotita, apoyando la cabeza y afirmando todo el cuerpo. ¿Dónde estaría? El Cielo, intensamente azul, se veía muy puro. igual que el Aire. "Parece que estuviera recién pintado", pensó, perotemió que esofuera un disparate y no lo dijo. Cuando el Sol estuvo más cerca, le pidió en voz muy baja: -Dime, por favor, ¿dónde estoy ahora? -Estás en la casa de la Monta11a -fue la respuesta del Sol. -¿Por cuánto tiempo? -Mira, seguramente per�anecerás 3quí una larga temporada, porque es invierno y, tú sabes, aquí es invierno porque estoy haciendo trabajos de verano en el otro hemisferio. Cuando me desocupe, me tocará venir a hacerlos aquí. El Sol se quedó sólo un breve momento y luego se retiró, porque estaba apurado con sus "trabajos de verano en el otro he­ misferio". La Gotita Aventurera se sentía tranqui­ la, reposaba plácidamente en la Montaña. Su amigo So! venía a verla casi todos los días, pero se asomaba apenas un ratito. Tanto en las mañanas corno en las tardes' sus mejillas, igual que las de sus hermanitas, se ponían sonrosadas. La Gotita creía que el Sol estaba enamorado de ella y, corno era tímida, sólo de pensarlo se sonrojaba más. A pesar de que los días se le hacían largos, al fin llegó la primavera. El Sol se que-daba cada vez más tiempo con ella. Venía más temprano y se iba más tarde, siempre con su paso calmado. La Gotita Aventurera lo sentía cada día más ardiente. ¿No sería que de verdad estaba enamorado de ella.? ¿Por qué se iba tan tarde ahora? -Oye, Sol --le preguntó una vez-, ¿acabaste tus trabajos de verano? El Sol sonrió, comprensivo.
  • 20. 1--- -Mis trabajos de verano r:io acaban. nunca. Terminé los del otro hemisferio, pero enseguida tengo que empezar con los de éste. -¿Y cuándo comienzas aquí? -Ya empecé. -¿Cómo?¿En qué consisten esos famo- sos trabajos de verano?-'indagó la Gotita, con insistencia. --Es lo que estoy haciendo ahora y aquí -le contestó el Sol. -¿Y qué estás haciendo?Yo te veo venir todos los días y marcharte cada noche, y siempre es lo mismo. La única diferencia es que en el último tiempo te quedas más rato... -Eso es, pues. No sólo permanezco más rato, también estoy más cerca de la Tierra y de ustedes. ¿No me sientes? La Gotita tuvo Uf: pequeño estremeci­ miento de emoción. Sin duda, el Sol se había enamorado de ella. Sintió que se derretía de felicidad. Efectivamente, el Sol estaba muy cerca, y su calor era cada día
  • 21. más intenso, tanto que la Gotita comenzó a licuarse y fluyó en un fino hilito líquido. El Sol la besaba con entusiasmo. -¿Ves? Éste es el resultado de mi tra­ bajo: ya no eres un copo de nieve, dejaste tu estado sólido y te has vuelto líquida -le dijo el Sol. "Me he derretido por él", pensó la Goti­ ta para sus adentros, pero se guardó muy bien de decirlo, porque se habría muerto de vergüenza. Así, creyó que el amor era un derretirse, como le había ocurrido a ella con el Sol.. Era bonito, muy bonito, sobre todo ahora que se sentía libre. El amor la había liberado. Otra vez iba cuesta abajo tomada de las manos de muchas Gotitas y mirando paisajes desconocidos. -¡Viva el amor! ¡Viva el Sol! ¡Viva el amor que libera como tú me liberaste, Sol amado!- gritaba la Gotita 'Aventurera, corriendo y brincando de felicidarl. -�··. En el Riachuelo y el Lago ���Z:,'i; 1 . . · ,¡ a Gotita, que había vivido un tiem- -� , . · . po en la Nieve depositada en la �, )'.·' cumbre de una gran Montaña, ahora venía bajando en el hilito de Agua. En su descenso se encontraba con otros hilitos que, al juntarse, lo engrosaban cada vez más. Pronto divisó al Viento. --¡Qué bien! -la saludó el Viento-. Ahora han formado el Riachuelo. Este era como una cinta de Agua que baja­ ba desde la Montaña hacia el Valle. Muchos otros Riachuelos se desprendían de las cum­ bres. Todos descendían cantando felices. La Montaña se veía muy hermosa, adornada por esas cintas blancas, espumosas, llenas de música que cada cierto trecho convergían
  • 22. formando otro Riachuelo más grande y más calmado. Como a la Gotita Aventurera le gustaba la música, se sintió muy contenta al escuchar todas esas canciones, las que eran repetidas por el eco de la Montaña. Así, se oía un enorme coro. Y ella, junto con sus hermanitas, también se puso a cantar. Tan entretenida viajaba que casi no se dio cuenta del momento en que llegó a un lugar quieto y desconocido. -·¡Mi Riachuelo! ¡Mi Riachuelo!--gritó-. ¿Dónde estoy? -preguntó, mirando con viva atención. Entonces vino el Viento y comenzó a jugar con todas las Gotitas, haciendo pe­ queflas olas, como en el Mar. -Ahora han entrado al L,.go -les comunicó el Viento, soplando un poco más fuerte. -¿Éste es el Lago? -interrogó la Gotita Aventurera. -Sí -le contestó el Viento. -¿Ésta es mi nueva casa? -insistió la Gotita. -,Justamente, tu nueva casa. -¿Y cuánto tiempo viviré aquí? -Depende. Si hace calor vivirás poco tiempo, pero si hace frío permanecerás una temporada más larga. La Gotita miró en todas direcciones sin hallar qué decir. Como desconocía su nueva residencia, no se había formado una idea cabal sobre ella de modo que no sabía si le gustaría o no. ----Creo que lo más conveniente será echarle un vistazo a mi nueva casa para ver cómo es. --De acuerdo -aprobó el Viento-. Te dejo para que la observes tranquilam�nte. Y se fue, levantando una ola más alta. La Gotita Aventurera se acomodó en el Lago. Ya no flotaba en la Nube ni corría cuesta abajo. Tampoco sentía frío. Estaba bien, aunque por cierto, si lo comparaba con su palacio en el Mar, el Lago era más pequeño que una casa para enanos.
  • 23. -Bueno -pensó--, así tendré menos trabajo. Estas vacaciones en el Lago no me vendrán mal. Al decir esto, bostezó perezosamente y miró a su alrededor: rocas y montañas muy serias la rodeaban por todas partes. Mostraban diferentes colores, algunas rojizas, otras verdosas, y hacían bonitos contrastes. Por entre las cumbres le pareció distinguir el cono de un Volcán. -Hola -le dijo, y tomándose de las manos de sus hermanas hicieron un tum­ bito, que es como levantar la mano para saludar. -Hola -le respondió el /oicán con voz profunda, al mismo tiempo que echaba una bocanada de humo. -¿Piensas hacer alguna erupción? -le pr�guntó la Gotita con cierto temor, pues estaba tan cerca que, si eso ocurría, pensa­ ba que podía sufrir algún daño. -Mira, aún no es tiempo de que me rein­ corpore a los Volcanes Activos. Durante mi última erupción liberé una enorme cantidad de energía, así es que deseo reponerme -fue la respuesta del Volcán. La Gotita deseó encontrarse en el fondo del Lago, porque el Volcán le inspiraba bastante respeto y temía irritarlo. Después de un rato llegó el Sol. La Goti­ ta, al verlo, sintió tanta alegría que saltó de gusto. -¡Buenos días! -la saludó su amigo. -Buenos días. ¿Cómo amaneciste? -Estupendamente -dijo el Sol--. ¿Y tú? -Muy bien. Esta casa-Lago es peque� ñita, pero lindísima. Me gusta, estoy muy bien, aunque... Y le señaló el Volcán con un gesto de temor. -No tengas cuidado -la tranquilizó el Sol. -Pero...¿y si hace erupción? -pregun­ tó ella. --A ti no te pasará nada. Tienes medios para defenderte, no te preocupes. ,,Vi? ,·· 'M ,_ <!> ·, cf':
  • 24. "¿Cuáles serán esos medios?", se pregun­ tó, al considerar que no tenía nada, fuera de su pequeño cuerpo líquido y elástico. -Aquí estarás bastante bien. Mira --le dijo el Sol, alumbrando una parte de la Roca-. ¿Ves? Éstas son murallas de már­ mol. El Lago es un palacio pequeño, pero muy elegante. -¿Sí? ¿Cuál es el mármol? -Ése -dijo el astro rey, indicando una parte de la Roca de color blanco-. Y ése otro también. La Gotita vio una parte de la Roca de color rojo oscuro. -¡Ah! -exclamó. -Aquí te vas a entretener muchísimo. Ya vas a ver. -¿Sí? ¿Cómo? -le preguntó ella, por­ que sinceramente se encontraba medio encerrada y no veía mucho interés en su situación. -Te digo que no te aburrirás -insistió el Sol-. Mañana vendré de nuevo. Por ahora, debo continuar mi marcha. -Parece que voy a tener que dormirme más temprano, porque de noche me abu­ rriré tremendamente -se quejó la inquieta Gotita. -¿Y si te dijera que no te aburrirás? -replicó nuevamente el Sol y se marchó por detrás de un monte muv alto. La Gotita Aventurera quedó contrariada. Pero al poco tiempo llegó el Viento, que se puso a hacer unas olitas muy pequeñas en un comienzo y luego, muy grandes. Pero no tenían deseos de conversar, así que permanecieron en silencio. La Gotita terminó por quedarse dormida con la quietud del Lago. Pasaron unas ho­ ras en las que durmió plácidamente, y ya �abía oscurecido cuando despertó repen­ tinamente. Al abrir los ojos lanzó un grito de sorpresa. --¡Oh, qué cielo más maravilloso! -ex­ clamó. Parecía un cielo doble, porque el brillo luminoso de millones de Astros y Estrellas
  • 25. en el espacio celeste, se reflejaba en las quietas Agua del Lago. Esa noche la Gotita no durmió. Se dedicó a contemplar detenidamente las Estrellas, pues cada vez que descubría la luz de una de ellas le parecía más hermosa que la an­ terior. Claro que no pudo mirarlas a todas. Finalmente decidió que, mientras viviera en el Lago, dormiría a la hora de la siesta y de noche estudiaría astronomía. Algo terrible le sucede a la Gotita e'-�� ��.; . )� )-'� . •, { asó algún tiempo. La Gotita k · .JAventurera aprendía astronomía en su casa-Lago, pues de noche conversaba con la Luna, los Planetas y hasta con las Estrellas lejanas. Sehabíahecho ami­ ga de ellos. Los Astros, a su vez, le habían contado algo de sus vidas allá en el espacio intersideral. Un día observó que el Volcán estaba algo resfriado. Eso fue lo que le pareció, porque lo escuchaba emitir una especie de ron­ quido. Por momentos, además, expulsaba humita de su boca. La Gotita pensó que estabaenojado y, para quitarle el malhumor invitó a s11s hermanitas a hacerle un poco de cosquillas en los pie_s. Pero al Volcán no se lepasó el enojo, o quizás continuo resfriado,
  • 26. pues siguió con sus gruñidos. A la ?otita se le ponían los pelos de punta y cre1a que iba a suceder algo terrible, estaba muy ner­ viosa. Habría deseado averiguar algo con la Roca, que siempre vivió cerca del Volcán, pero su dureza la atemorizaba· , . -Oye, Viento -le pregunto a su amigo, que pasaba en ese momento-, ¿q�é le sucederá al Volcán? Parece muy enoJado, pero yo no me explico el motivo. -¡Cosas de Volcanes! -le contesto el Viento, sin darle importancia. Después habló con el Sol. -¿No te parece poca educación demos­ trar mal humor con aquellos que no tienen la culpa de nuestros problemas? El Volcán está insoportable -dijo la Gotita en voz baja-, pero yo no tengo ninguna culpa. -Efectivamente -le respondió el Sol-, es injusto el proceder del Volcán. Ocurre que los Volcanes tienen sus problemas, como todo el mundo. -·Oye, Sol -insístió la Gotita con tono afligido--, tengo un presentimíer to. Dime, ¿,me encuentro en peligro? No sé por qué toy tan asu tada, nunca me había sentido í. -No te preocupes -dijo el Sol, bon­ dadoso, acariciándola cálidamente-. No t mas. Estoy seguro de que no te ocurrirá nada malo. Tranquilízate. Y se alejó caminando lentamente, como iempre. Pero la Gotita no podía calmarse, sus nervios aumentaban. Al mismo tiempo, comenzó a sentir cada vez más calor. -Creo que me enfermé. Estoy afiebráda -se dijo, tocándose la frente. Ni siquiera andaba cerca el Viento para que la hubiera resfrescado un poco. Buscó las orillas del Lago para enfriarse, pero todo estaba caiiente, hasta la Roca, que generalmente se encontraba fría. Y el Viento, ¿dónde andaría el Viento? -Parece que estoy delirando -se dijo nuevamente la Gotita-. Los delirios son as1, con estas fiebres altísimas. Dios me ampare. ¡Oh, y esos ruidos! ¡Esos ruidos
  • 27. subterráneos! Éste es un delirio en forma: fiebre, ruidos, de todo. ¡Mamá, socorro! ¡Me quemo! -gritó, sintiendo que en su casa-Lago caía fuego derretido. No supo más porque eran tanto el calor, el humo y los ruidos, que se desmayó. Así, ni siquiera sintió el Terremoto que se pro­ dujo en ese momento. Cuando despertó, la Gotita Aventurera ya no estaba en su casa-Lago y sentía su cuerpo muy liviano, flotando de nuevo por el Aire. -Viento, ¿qué pasó? Cuéntame ---le rogó a su amigo. -Te evaporaste -respondió el Viento. -¿Me evaporé? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Acaso se enojó el Volcán? -Sí -le contestó el Viento-. El Volcán empezó a trabajar, hizo otra erupción. -¡Ah! -exclamó la Gotita--. Ahora recuerdo la vez que presencié una erup­ ción... -El Volcán hizo erupción y, como sube mucho la temperatura, te transformaste nuevamente en vapor de Agua, te evapo­ raste. Eso es todo. ¿Sentiste mucho miedo? --le preguntó el Viento, al observar su .expresión de ansiedad. -Bastánte. Creí que moriría. Y ahora, ¿dónde estoy? -Has vuelto a la casa-Nube. -¿Estoy de vuelta en la Nube? ¡Ah, qué bueno regresar a la familia Nube! Y viendo a las demás Gotitas que la ro­ deaban, las abrazó muy contenta, mientras ellas le hacían mil preguntas sobre su última aventura allá en el Lago.
  • 28. Una nueva aventura s'��r--------�� �.... ��� ' , < a Gotita aprovechó su regreso . �· ' <.. ' /< a la casa-Nube para viajar otro (,' �· �t� �e� poco, pues las Nubes se mue- ven casi todo el tiempo. Así, pudo conocer lugares que aún no había visto. En un momento el Viento enarcó mucho su lomo, de modo que la Nube subió y su­ bió. Pero el frío allá arriba hacía tiritar. -Aquí ya no se puede estar -se quejó la Gotita-. Me voy a entumir. Y soplaba sus dedos para desentume-cér­ selos. Pero el frío aumentaba y aumentaba. -Ahora siento más frío que cuando me desmayé y me convertí en Nieve. ¿Me iré a morir? --dijo, y palpó su cuerpito, que estaba duro, compacto, extremadamente helado.
  • 29. ,'-.�� ,-. . � ·-· • •· .,.:�... ,- ·-: • > ' ' -Así debe de ser la muerte -pensó, muy pesimista. El frío seguía aumentando. Las otras Gotitas que la rodeaban estaban tan con­ §eladas como ella. -Se acabó -dijo la Gotita Aventurera, sintiendo que caía repentinamente-. Se acabó -repitió, con la idea de despedirse de la Vida, aferrándose a sus hermanitas. Y cayeron contra la Roca, produciendo un ruido seco con el golpe. -¿Qué pasó? ¿Nos caímos? -preguntó mientras rebotaban contra la Roca. A su lado había varias Gotitas que for­ maban una especie de garbanzo ele hielo, mientras un poco más lejos caían Gotitas de Lluvia mezcladas con garbanzotes duros y blancos. -¿Qué es esto? -preguntó la Gotita Aventurera, sacudiendo la cabeza, un poco aturdida en medio del barullo de garbanzos que seguían cayendo junto a las Gotas de la Lluvia.
  • 30. -Es el Granizo -escuchó que le res­ pondía la voz dura de la Roca. -¿Y cómo vine a dar aquí? -insistió, un poco inconsciente todavía. -Ya dije que te transformaste en Granizo -dijo la Roca. La Gotita se recuperaba· poco a poco de su caída. Luego abrió mucho los ojos y se vio entera vestida de blanco, pero ahora su traje era tieso, duro, porque estaba hecho de hielo. Enseguida pestañeó un poco, pues todavía no se reponía muy bien de la caída. -No está mal -expresó, mirando su nuevo vestido. Y se contentó por el hecho de que po­ día cambiar de ropa tan seguido, porque, como era coqueta, le gustaba lucir distintos trajes. Ya no sentía tanto temor. Miró a su al­ rededor y vio que estaba sentada sobre un montón blanco que parecía arroz. Un lindo viaje por el Río ��� ..,,� >'if!/ , '.)·�� stoy cansada de andar para Í · arriba y para a'bajo -se quejó �, � ,:� ��- una de las Gotitas del montón de Granizo. -Yo también -dijo otra Gotita-. Ojalá pudiera quedarme un tiempo reposando aquí. -Ojalá --aprobó una tercera Gotita-. Pero, en fin, ya nos hemos acostumbrado al frío. -Lo que es yo -repuso la Gotita Aven­ turera-, cuanto antes pueda salir de aquí, tanto mejor. Entonces recordó a su amado Sol. Cuan­ do ella era Nieve, el Sol la había liberado. Dirigiéndose a sus hermanas, les dijo: -¿Saben? A mí me gusta más el estado líquido. Así me siento muy ágil, puedo viajar por los Riachuelos y vivir en mi palacio del
  • 31. Mar. También me gusta el estado gaseoso, porque puedo vagabundear por el Aire y ser Nube. En cambio, en esta forma me aburro. Sospecho que deben de haber muchas co­ sas interesantes que aún no conozco, pero en estado sólido una no puede moverse. Sientocomo si estuviera presa. ¡Uy, quélata! -añadió, tapándose la boca al bostezar. En ese momento se rompieron las Nu­ bes, y el Sol asomó muy sonriente en un rincón del cielo. -Hola, hola -lo saludó la Gotita Aventurera-. ¡Cuánto te he echado de menos! -¿Sí? -le dijo el Sol-. Yo también deseaba encontrar·a mi Gotita Aventurera para proponerle hacer un lindo vlaje. -¿En serio? ¿Adónde? -¿Te gustaría ir lejos? -Oh, sí, muy lejos. --Entonces iremos .al Mar. -¿Al Mar? -preguntó la Gotita, decep- cionada-. Ya he estado en el Mar. Desearía ver algo nuevo, distinto. —Llegarás al Mar por el Río, y el Rio es lindísimo —dijo el Sol. —¿Sí? ¿Cómo es el Río? —El Río es un largo camino liquido. Los Ríos son las cintas con que se adorna la Tierra. Viajando por ellos verás los paisajes más variados y bellos. —¡Quiero ir al Rio! —exclamó la Gotita Aventurera—. ¡Quiero ir por el camino del Río hasta el Mar! Mientras tanto, el Sol acariciaba a la Gotita y, como sus caricias siempre son cálidas, ella terminó por derretirse y comenzó a rodar tomada de las manos de muchas de sus hermanas. —¡Vengan al Río, vengan al Río! —les gritaba, llena de entusiasmo. Así rodó junto a una infinidad de Gotitas que se deslizaban hacia abajo por la falda del cerro. Se oía un ruido bastante fuerte. En una curva vio una especie de cinta blanca y espumosa colgada de la Montaña. La cinta era transparente y parecía moverse.
  • 32. -¿Tú eres el Río?-le preguntó, gritan­ do lo más fuerte posible para hacerse oír. -¡Sí, yo soy el Río! ¡Apúrense, las es­ pero! Las Gotitas apresuraron el paso. Al llegar junto a él sintieron una especie de.vértigo, porq .e el Río bramaba y salpicaba espuma blanca. ·La única manera de ingresar a su torrente era lanzarse de cabeza, y así lo hicíeron. La Gotita Aventurera se dio unas cuantas vueltas de carnero hasta que logró treparse sobre sus hermanas para poder observar los lugares por donde pasaba. Debido a la gran velocidad con que se desplazaban, la Gotita sólo veía rocas y más rocas, muy altas, a ambos lados del Río. Arriba, el cielo, parecía un tajo azul. De esta manera viajaron un rato, torcien­ do una vez hacia la izquierda y otras, hacia la derecha. Al bajar por la Montaf1a se les unían muchos hilos de agua que hacían crecer el Río.
  • 33. Más tarde, la pendiente de la Montaña ya no fue tan pronunciada. Ahora iban por la falda. El Río aprovechó de disminuir su marcha, porque habían llegado al Valle, que cada vez se ensanchaba más. Después encontraron la Llanura, abierta y mucho más plana. La Gotita Aventurera levantó su cabeza lo más posible para ver en derredor. La Montaña había quedado atrás, lejos. Por la tarde, cuando la Gotita se volvió a mirar­ la, la Nieve de la Montaña se había vuelto rosada con los Rayos del Sol poniente. · -Si quieres llegar al Mar --le advirtió el Viento-, es mejor que te sumerjas. Más adelante aumentará el calor y podrías evaporarte. -¡Oh! -exclamó la Gotita-. Sería una lástima, porque yo quiero llegar al Mar. Diciendo esto, hundióla cabeza debajo de sus hermanas, pero, como era muy curiosa, de vez en cua.ndo $e asomaba para mirar, luego se sumergía a toda prisa. Pronto dejó de asomarse porque no valía la pena. pues la Llanura se volvía muy plana y desolada. A m�di�a �ue bajaban y el Río se aquie­ taba, d1smmwa el frío. Había anochecido. Con la oscuridad y la tibieza, la Gotita Aven­ turera terminó por quedarse dormida. Cuando despertó, sintió un gusto salado en la boca. Comprendió que había llegado nuevamente al Mar:
  • 34. La·Gotita en el Glaciar uando la Gotita llegó al Mar, sé columpió en los tumbitos, jugó ��8) �� en la orilla y se metió entre los encajes de espuma. Sin embargo, pronto deseó trasladarse a otro sitio. "Ojalá que el Sol viniera a buscarme", pensó. Corno el Sol la quería mucho, adivinó su. anhelo y fue a buscarla. -Gotita -le dijo-, continuarás tu Ciclo. Pero por el momento debes regresar a tu casa-Nube. Después sabrás dónde ir. Diciendo esto, le alargó un dedo. La Gotita se dejó evaporar para ir a la Nube. Sabía que debía ascender por el camino de la evaporación, así que partió muy alegre. -¿Otra vez de vuelta? -la saludaron las Gotitas de la Nube al verla llegar.
  • 35. -Sí. Y ustedestambién... Cuéntenme de dónde vienen -les pidió la Aventurera. -Oh, venimos del sur, donde hacen unos fríos horribles. Estuvimos presas en el Glaciar y escapamos por un milc,gro -le contestaron las otras Gotitas. -¿Presas? -preguntó la Aventurera-. Explíquenme, porque no entiendo. Después de enterarse de que algunas de sus hermanitas habían estado en el Glaciar, la Gotita Aventurera se puso un poquitín envidiosa por no conocerlo. Esta idea comenzó a rondar en su cabeza y des­ de ese momento sintió un deseo cada vez más grande de vivir esa nueva experiencia personalmente. -Oye, Viento -le habló a su amigo apenas se encontró con él-, ¿hacia dónde te diriges? -Voy al Sur. -¿Llegarás hasta el Glaciar? -Es posible -admitió el Viento-, aunque uno nunca sabe hasta dónde puede llegar. -Deseo conocer el Glaciar. ¡Llévame! -Je rogó la antojadiza Gotita. -Con mucho gusto, pero prepárate para el frío. El Viento sopló más fuerte con el fin de empujar a la Nube, enarcando el lomo para hacerla subir, así es que la Gotita sintió bastante frío. La Nube estaba muy alta y repentinamente la Gotita se dio cuenta de que se encontraba en un Copo de Nieve que iba cayendo. Luego, al Copo lo cogió el Viento y lo llevó aun más al sur. -¿Adónde iremos?-preguntó la Gotita Aventurera a sus hermanas del Copo. -¿No querías llegar al Glaciar? -inter­ vino el Viento, que la alcanzó a escuchar-. Ya estamos cerca. El Viento sacaba unos tremendos mús­ culos y llevaba a los Copos de Nieve cada vez más velozmente hacia el Glaciar. La Gotita Aventurera estaba asustada. Nunca lo había visto tan impetuoso. -¿Estás enojado? -se atrevió a pre­ guntarle.
  • 36. Pero sus rugidos impidieron que la es­ cuchara. " . Qué le habrá pasado?"' pensaba la Gotfta, perpleja, ahogándose con la fuerza del Viento. Llegó un momento en que los Copos empezaron a dar muchas vueltas. Al fin la Gotita Aventurera se mareó completame:ite y no supo si subía o bajaba ni hacia dónde se dirigía. De pronto sintió un gol?e Y el Copo se detuvo. La Gotita se sobo la cabeza, intentó descubrir en qué lugar se encon­ traba, pero lo único que vio fueron Copos y más Copos de Nieve que caían azotados por el Viento. . , . . , Por suerte, éste cambio de direcc1on Y se llevó a los Copos a otro sitio. Si ne hubiese sido así, ella habría quedado aplastada de­ bajo de un inmenso cúmulo de Nieve. , La Gotita sintió un frío tremendo, mas intenso que todos los que había soportado a lo largo de su vida aventurer�. ,, .. "Sospecho que éste es el Glaciar , �e d�J , º· Pero como estaba mareada por la agitac1on del viaje, aturdida por el brusco golpe de la caída y entumecida por el frío extremo, no tenía ánimo para conversar ni preguntar nada, así es que se quedó encogida hasta dormirse, cansada por tantas emociones. Cuando despertó, se dio cuenta de que tenía su traje de hielo y divisó al Sol hacién­ dole señas desde muy lejos. -Hola, Sol, Solcito mío -lo saludó, mandándole un beso con la punta de sus minúsculos dedos. -¿Cómo has llegado hasta acá? -le reprochó suavemente éste-. Me costará trabajo sacarte de este lugar. -¿Éste es el Glaciar? -preguntó la Gotita. -Justamente. Ahora será tu casa hasta que llegue el verano y pueda venir a bus­ carte -le contestó el Sol. La Gotita asomó la cabeza para mirar su nueva casa. El Glaciar era blanco pero lucía también distintos tonos azules en algunas de sus zonas. Era muy bello pero muy frío, parecía un gigantesco Río helado que hubiese caído al mar.
  • 37. AHí los días pasaban y pasaban unos iguales a otros, sin que sucediera nada especial. "Paciencia", pensó la Gotita. "No gano nada con quejarme si, al fin y al cabo, yo fui la que quise venir hasta acá". Cuando noestabanublado, el cielo seveía muy azul y las estrellas parecían más cerca­ nas. Las Gotitas vecinas eran muy frías, por lo que sólo de tarde en tarde la Aventu�era hablaba con ellas o les contaba las peripe­ cias de sus viajes. Prefería conversar con los Astros, saber de su vidas, por cierto apasionantes. De este modo se hizo amiga de la Cruz del Sur, de Venus y de las Tres Marías. Pasado un tiempo observó que afortuna­ d�mente los días se prolongaban más, señal de la proximidad del verano. Una mañana, la Gotita despertó sobresaltada por un estruendoso ruido. -¿Qué ocurre, qué ocurre? --preguntó. -Ha comenzado el deshielo -le con- testó el Sol, que estaba más cerca-. Sólo hoy he conseguido romper los primeros hielos. La Gotita se asomó a mirar y vio enormes bloques de hielo que caían a la Laguna con gran estruendo. —¿Adonde van? —interrogó a su amigo. —Ellos también forman parte del Ciclo del Agua —dijo éste, mientras desaparecía. Y dejó a la Gotita con la curiosidad de saber adónde iban. Los ruidos continuaron repitiéndose y otras masas de hielo cayeron a la Laguna, donde flotaban como extraños y bellos barcos blancos. —Pronto nos tocará a nosotras —les comunicó a sus hermanitas vecinas. Y su pequeño corazón de Gotita Aventurera palpitaba locamente en espera de su próximo viaje.
  • 38. Viaje en el Témpano ./��� r ¿J ·· ·.��1 Glaciar crujía en distintas par- � tes y grandes masas de hielo se ·��� :;__'#.)j despren-dían de él y caían a la Laguna. De pronto, Ja Gotita Aventurera escuchó un estampido muy cercano. El Hielo donde vivía se había resquebrajado. -¡Se cae mi casa, mi casita! -gritó algo asustada, tapándose los oídos para no ensordecer. Después se produjo un fuerte movi­ miento similar al de un terremoto, porque la masa de hielo se había partido y se gol­ peaba contra otras produciendo un ruido ensordecedor. -¿Hacia dónde vamos? -preguntaba la Gotita entre barquinazo y barquinazo. Por suerte para ella, estaba muy apretada
  • 39. junto a sus hermanitas, formando un hielo tan duro que no : abía peligro de que se desprendiera. Nunca había sentido tanto estrépito, ni siquiera cuando la Ventisca la llevó a vivir al Glaciar. -¿Acaso será el fin del mundo? ¡Dios mío, ampárame! -suplicó acongojada. Como sucede a menudo, Dios sólo espe­ ·ra que lo llamen para manifestarse, puesto que en el momento en que la Gotita estaba más asustada, todo se aquietó alred€dor de ella. Entonces estiró el cuello para ver qué había ocurrido y descubrió que iba sobre un trozo de hielo que, junto con otros, se desplazaban en el Agua de la Laguna. -¡Gracias, Dios mío querido, alabado seas! -gritó la Gotita, agradecida de la pronta respuesta del Señor. El trozo de hieio atravesó la tranquila Laguna y continuó navegando por el Río, porque indudablemente debía ser el Río ese camino líquido donde ahora se encon- traba. -Hola, Río -saludó la Gotita, muy contenta de e�contrarlo de nuevo, aunque no fuese el mismo que había conocido. -Hola, hola -le contestó el Río. -¿Adónde te diriges? -le preguntó. -Voy al Mar. -¿y te llevarás este trozo de hielo hasta el Mar? -- , Esto que tú llamas trozo de hielo es un Tempano Y, justamente, lo llevaré hasta el Mar. -¡Oh, qué bueno volver al Mar otra vez! -suspiró la Gotita. - . Siempre que no te caigas antes. Muchas Got�tas se desprenden del Témpano y caen a mis Aguas. . La ?otita se quedó dormida con tantas impresiones fuertes. Cuando despertó, había recuperado su traje transparente de Agua y es��ba rodeada de otras hermanitas tamb1 . en con traje de Agua, aunque no eran la? �1smas que In habían acompañado en el Tempano. --Y mi Témpano, ¿qué se hizo?
  • 40. -¿Cuál era? -le preguntó otra Gotita. La Aventurera rniró en derredor y vio muchos Témpanos flotando. -Ya no lo sé. Me encanta pertenecer a la familia del Agua -agregó enseguida-. En todas partes una encuentra muchas hermanas y todas tan unidas. Esto lo noté especialmente en el hielo. -En realidad -contestó otra Gotita-, es muy entretenido viajar unidas. Lo malo es que a veces tenemos que aporrearnos bastante.· --Pero es lindo ser parte de la familié: del Agua y realizar su Ciclo, porque a pesar de tanto zarandeo, nada malo nos ocurre. Para qué te digo las veces que me he asustado, pero ya he aprendido: la vida es así. -Claro, aunque a veces tenemos que sufri.r cambios demasiado bruscos: fríos horribles, calores espantosos. Yo creo que terminaremos por enfermarnos -se quejó la Gotita pesimista. -¡No seas ridícula! -exclamó la Aven­ turera-. Eso es lo emocionante... y la vida sin emociones, ¿qué gracia tendría? -Yo prefiero ser parte de un Agua tran­ quila -dijo la otra Gotita--. No desearía viajar tan pronto. Me habría gustado que­ darme en la Laguna. -jÜh, hermanita, lástima que tu espíritu esté avejentado! En cuanto a mí, Ilévenme a cualquier parte:,' ojalá rápido. Amo las sor­ presas, lo desconocido. Subir, bajar, entrar, cristalizarse, derretirse, evaporarse. ¡Qué lindo! ¡Qué lindo! Ojalá siguiera pronto mi Ciclo -terminó diciendo la Aventurera muy excitada. '
  • 41. En la Napa ""'G'f:}'í �,tl(Q.' "� a Gotita Aventurera no alcanzó �--- '--� a llegar al Mar, porque_ el Sol la �L ..2.� devolvió a la casa-Nube. Como siempre gozaba con todo, disfrutó al volverse vaporosa y encontrarse otra vez en su familia Nube. Esta felicidad se debía, en especial, a que estaba segura de que des­ de allí partiría hacia otro sitio desconocido. Esperaba una aventura distinta. -Me encanta estar con ustedes -les dijo a sus hermanas-, pero anhelo la ho':'a de regresar a la Tierra nuevamente para conocer otros lugares. Mientras decía esto, la Nube, moviéndo­ se léntamente, se encontró con una capa de Aire muy frío y ¡zas!, comenzó la Lluvia. La Gotita Aventurera fue de las primeras en partir con la Lluvia, cayendo sobre un terreno muy blando. Como llevaba gran
  • 42. velocidad, penetró en el terreno y muchas otras Gotitas cayeron sobre ella empuján­ dola aun más hacia el interior de la Tierra. Pronto se encontró en la oscuridad total. -¿Será de noche? -se preguntó ia Gotita. Pero era una noche demasiado oscura, en la que no se veía nada. Ni siquiera se divisaba alguna estrella. La Gotita se sintió algo encerrada. -Vaya, vaya,· ¿adónde he llegado? -dijo, percibiendo ia completa quietud del lugar. -Viniste hasta la Napa -escuchó que le contestaba otra Gotita. -¿La Napa? ¿Qué es la Napa? -pre­ guntó. -Es una de las casas donde vive el Agua -le respondieron. -¡Qué casa más oscura! ¡Qué barbari- dad!. -protestó. -Es que habitamos en la morada de las sombras --dijeron con voz lúgubre otras Gotitas que querían asustar a la Aventurera.
  • 43. -¿Por qué es tan oscura? ¿Nunca viene el Sol hasta este lugar? -volvió a pregun­ tar. -No puede llegar porque e!::>tamos de­ bajo de la Tierra. -¿Debajo de la Tierra? ¿Así es que la familia del Agua tiene también una casa debajo de la Tierra? -Por supuesto -afirmaron las demás Gotitas. La Aventurera lamentó no poder ver nada en esa casa tan oscura. -A mí me gusta la casa del Mar -se dijo, suspirando y pensando que no había sido genial llegar hasta la Napa. En eso estaba cuando escuchó que la llamaban, al tiempo que la tocaban unas manos invisibles. -¿Quién anda ahí? -preguntó algo asustada. -Yo, la Corriente Subterránea --le contestó una voz profunda-. No debe asustarte la oscuridad. -Oh, Corriente Subterránea, qué ganas �e saber cómo eres, pero en este mundo sm luz, ¿cómo te podría ver? -Soy como el Río, pero en lugar de co­ rrer sobr � la superficie de la Tierra, lo hago p�r debaJo -dijo la Corriente Subterránea, mientras arrastraba a la Gotita. La Gotita iba con los ojos muy abiertos para poder ver algo. en esos oscuros lugares por los que se desplazaba, pero lo único que percibió fue que unas zonas eran más oscuras que otras.
  • 45. El Agua comienza a trabajar ���-�� �: :':) asó el tiempo y el Agua vivía j ·. '�, sin mayores responsabilidades, :ir�_:=··-f� viajando de un lado a otro a medida que reaiizaba su Ciclo. Hasta que un día, el Clima la llamó para decirle: -Necesitamos tu colaboración para realizar un gran trabajo. -Explícame de qué se trata, para ver si soy capaz de hacerlo. -Demasiado capaz. ¿Tú sabes conge­ larte, verdad? -Por supuesto, no faltaba más. Lo aprendí con el Granizo; luego, cuando fu¡ al Glaciar y tantas veces más. Tengo larga práctica en congelación. -Bueno -contestó el Clima-, resulta que yo me he comprometido para contri­ buir a la formación del Suelo.
  • 46. -¿El Suelo? ¿Qué es? ¿Y qué papel juego yo en eso?--preguntó el Agua. -El Suelo es un manto maravilloso que le fabricaremos a la Tierra y para ello es necesario que tú comiences partiendo la Roca. -¿Partir la Roca yo?¿Lo dices en serio? Mira, yo puedo arrastrar piedras y algunas Rocas no demasiado grandes. También, con mucha constancia, podría gastar una Roca mandando a mis Gotitas caer duran­ te años sobre ella. Pero partir la Roca es demasiado pedir. -Yo te daré poder para romper la Roca. Lo comprobarás -le aseguró el Clima- . ¿Ves esa grieta en la Roca? -Sí, ¿y qué hay con eso? -Con esa grieta basta para empezar .Y obedece mis instrucciones. -Tú eres mi jefe -contestó el Agua-. Estoy a tus órdenes. Al decir esto se cuadró militarmente, haciendo un saludo. . - .�ien. !""1ªs visto la grieta, ¿no?-,pro­ s1gu10 el Chmél-. Ahora te introducirás en ella Y te quedarás allí completamente quieta hasta nueva orden. -Bien, jefe -contestó el Agua, muy disciplinada. Ella mandó entonces a sus hijas Gotitas a ocupar todos los espacios de la grieta de la Roca. Por cierto que la Gotita Aventure­ ra había· escuchado la conversación entre su mamá Y el Clima, de modo que partió a llenar la grieta encabezando a sus her­ manas. Al poco rato de caer la Lluvia, la grieta rebalsaba de Agua. La Gotita Aventurera se quedó en el fondo, esperando lo que iba a suceder. Pronto empezó a sentir frío y más frío. En un momento, su cuerpecillo tomó la dureza de un cristal. A todas sus hermanitas les <;>currió l<? mismo. Cuando las·últimas Gotit�s se cristalizaron de puro frío, ¡zas!, se ayo un tremendo crujido.
  • 47. -¿Qué pasó? -preguntó la Gotita, tapándose los oídos, muerta de susto. Y al cabo de un momento, acordándose de la Roca, le preguntó amablemente. -¿Te hiciste daño? -¿Te hiciste daño?-la remedó la Roca, de pésimo humor-. ¿Qué clase de pregun­ ta es ésa? Bien sabes que es el Hielo 121 que me ha partido. -¿El Hielo? ¿Nosotras, las Gotitas heladas, quieres decir? -Las mismas, pues. -Qué increíble, partirte a ti, que eres tan grande, dura y poderosa. ¿Y nosotros hemos podido romperte? ¿De qué manera? No me lo explico. -Es muy sencillo -elijo la Roca-. El Agua, al congelarse, aumenta de volumen, ocupa más espacio y al hacerlo me quiebra, y no hay Roca que resista. Ustedes llena­ ron mi grieta y engordaron hasta terminar reventándome. -Oh, Roca amiga, cuánto lamento si te hemos hecho algún daño -se disculpó la Gotita. -No te preocupes -la tranquilizó la Roca--. La verdad es que yo acepté con­ tribuir a la formación del Suelo, así que no debo quejarme. Ahora no puedo desistir. De este modo, el Agua empezó a tomar parte en la formación del Suelo, para lo cual fue neces1rio, en primer lugar, partir la Roca en muchos pedazos.
  • 48. Un encuentro sorprendente l:,1.19,- -,�� '(�- ',� >. . • ·( a. Gotita Aventurera y sus � , .-& hermanitas vivieron millones .,..it · ��1 de años realizando el Ciclo del . ,. Agua y partiendo Rocas en distintos lugares:.' Tenía.n que meterse en todos los rincones del Planeta y circular constantemente entre la Tierra�· su Atmósfera. Un día en que la Gotita llegó a su palacio del Mar, se encontró con una gran sorpresa: un ser desconocido y diferente habitaba también en esa morada suya. La Gotita se preguntó quién sería ese intruso y quién le rabría dado permiso para ir a vivir allí. E! ser desconocido era extremadamente pequeño, tanto que la Gotita, aunque no · era muy grande tampoco, debió agacharse para mirarlo.
  • 49. -¿Quién eres tú? --le pregunt�. -¿Yo? -exclamó el deseo� Cido �on extrañeza-. ¿Yo? -repitió, dandose im­ portancia-. Pues has de saber ��e soy la señorita Diatomea -respond10 muy suficiente. -¿La señorita Diatomea? Pues sigo sin entender -dijo la Gotita Aventurera, encogiéndose de hombros. . -Veo que no te das cuenta ante quien estás.Te lo diré -continuó la Diatomea-. Soy un Alga y represento la Vida· . _. ¿La Vida? -preguntó la Gotita como si tratara de recordar algo-. ¿La Vida? _ -.. -Sí, vengonadamenos qt..Íeainiciarla Vida aquí en la Tierra -explicó la Diatomea. -Bueno, pero comienza por aclararme qué es eso de la Vida. La Diatomea carraspeó un poco, como anunciando que iba a decir algo muy im- portante, y empezó: . -La Vida... ejem. La Vida... es... un proceso. Sí, un proceso q�e sólo pueden realizar los organismos... vivos. -¿Vivos?--interrumpió la Gotita Aven­ turera. Había entendido muy poco-. ¿Pero qué quiere decir "vivos"? Explícame. -"Vivo" quiere decir que tiene Vida. Es lo contrario de "muerto" -respondió la Diatomea con aire doctoral, creyendo dejarla callada. -No avanzamos mucho con esa expli­ cación -objeto la Gotita. -Vivo es un ser que nace, crece, se reproduce y muere --dijo por fin la Dia­ tomea. -Bah. No me convencen los seres vivos. Yo no moriré nunca. Me transformo en Vapor o me cristalizo como Hielo, pero no muero, jamás moriré. -De acuerdo -admitió la Diatomea-. Comprendo tu importancia: sin ti, la Vida sería imposible. Pero hay algo en lo cual yo, al igual que los demás seres vivos que existen, somos superiores. -¿Sí? -saltó la Gotita-. A ver, dime: ;,en qué eres superior?
  • 50. -Tú no te puedes reproducir, no tendrás nunca hijos. -No tendré hijos, pero tengo millones de hermanas. Recuerda que pertenezco a la inmensa familia del Agua. Bien, eso no lo discuto -asintió la Dia­ tomea-, pero la Vida es algo que crece. El Agua no crecerá jamás. Muy grande es, pero no puede crecer, multiplicarse. En cambio, de una Diatomea puede salir otra Diatomea más. En ese preciso momento sucedió lo que estaba diciendo la Diatomea: nació otra igual a la habladora. La ·Gotita se quedó pestañeando de estupor porque nunca había visto algo semejante. -¿Ves? -le dijo Diatomea 1-. Te pre­ sento a Diatomea 11. -¿Y ella también dará origen a otra Diatomea? -preguntó la Aventurera. -Por supuesto -le contestó ésta--, Y no sólo a una más, sino a muchas, todas iguales, por lo demás. --Me gustaría saber qué trabajo .les corresponderá hacer a ustedes, Diatomeas. -Mira, te contestaré en forma simple para que lo entiendas. La energía del Sol es la fuente de la Vida en toda la Tierra y sus alrededores, Agua y Aire. Pero para que la energía solar pueda ser utilizada, antes debe ser captada de algún modo. Yo, la Diatomea, he recibido el honor de ser designada como uno de los primeros seres vivos y me corres­ ponde captar esa energía para traspasarla a los seres vivos que vengan después de mí. De otro modo, la Vida no sería posible. -¡Ah! -exclamó la Gotita. Y después de un momento de silencio, preguntó: -¿Y cómo les traspasarás la energía solar a los demás? -Antes de contestarte, debo revelarte algo --dijo la Diatomea, bajando la voz-. Poseo el secreto de la fotosíntesis. --¿La fotosíntesis? Eso me hace imagi­ nar una especie de laboratorio escondido.
  • 51. Pero, ¿dónde lo tienes? ¿Me lo dirás? -pidió la Gotita. -En ninguna parte especial. Pero tienes mucha razón: poseo un laboratorio que forma parte de mi ser. La Gotita quedó con la boca abierta por la sorpresa. ¿Esa minúscula Diatomea llevaba un laboratorio en el interior de su cuerpo?¿Cómo podía ser? -Sí, sei1orita --prosiguió la Diato­ mea-. Aquí en mi laboratorio, y gracias a la Clorofila, realizamos una operación que consiste en que la Clorofila capta la energía del Sol y la transforma en alimento para los seres vivos. Sin Clorofila no hay vida. Y después de una pausa, añadió: -Yo, la Diatomea, he ·recibido la impor­ tantísima misión de preparar alimento que servirá de base a los seres vivos. -¿Sí?-pudo decir al fin la Gotita Aven- turera, tan atónita se ericontraba·-. ¿Y qué alimentos les darás? -Nada especial -respondió la Diato­ mea, sin inmutarse-. Sólo basta que me coman a mí. -¿Asi que tú los alimentarás a todos? -Bueno, no a todos. Yo alimentaré a algunas especies y éstas, a su vez, servirán de alimento a otras. Y así se formará una cadena alimentaria.
  • 52. Un nuevo trabajo del Agua �.... _ .. - �. , · . ·. t I tiempo fue pasando y pasan· ��J�� 1 ,· '· 'l do. Un buen día, Dios llamó a �;,: 2-&� Mamá Agua y le dijo: -Amiga, llegó el momento de que tú trabajes para la Vida. --Bueno, Señor -contestó ella-. Dime lo que debo hacer. El Agua sabía que todas las criaturas han sido creadas para se1vir al Señor de un modo u otro. --Tú les llevarás el alimento a las Plantas. --Conforme, Señor. Pero no tengo cómo llevárselo, ni siquiera un canasto, una bolsa, nada. Tendrás que equiparme para eso, supongo -argumentó Mamá Agua, comprendiendo que la suya era una misión muy importante.
  • 53. -Para llevar el alimento a las ,Plantas no necesitas ningún equipo especial. Lo que debes hacer es ir al Suelo y buscar las Sustancias Minerales contenidas en él. A estas Sustancias Minerales tú las disolverás y las transportarás contigo hasta las Plantas, para que ellas se alimenten. ¿Entendiste? Mamá Agua no había comprendido completamente lo dicho por Dios, pero de todas maneras contestó: -Por supuesto que sí. Enseguida partiré hacia el Suelo para encontrar las Sustancias Minerales y llevárselas a las Plantas, si ésa es tu orden. -¡Que te vaya bien! -la alentó Dios, despidiéndola. La Gotita Aventurera oyó toda esta con­ versación y quiso emprender de inmediato estenuevo e importante trabajo. Así, cuando al caer de la Nube tocó el Suelo, se deslizó rápidamente hacia su interior buscando a las famosas Sustancias Minerales. -Minerales, minerales -iba repitiendo la Gotita-. Sé que ustedes son duros, muy ,. r--, ¡ ,.,., ·1 ..-': 1 ¡ lt."'J·-:'f.!. f(D .,.:.tcJ""' ··� duros.. . En alguna ocasión he visto al Fie­ rro y otros más. Son bastante duros, pero vamos a ver qué hacemos para disolverlos y transportarlos. Así, ella y sus hermanas escarbaban en el Suelo, hasta que hallaron algo ql::le les pareció podían ser las Sustancias Minerales. --Buenas noches -las saludó. Como debajo de la tierra siempre está muy oscuro, ése le pareció el saludo más apropiado. -Tengan la bondad de decirme: ¿uste­ des son las Sustancias Minerales? -Exactamente -respondieron éstas. Quiso darles la mano, pero las Sustan­ cias, muy cariñosas, le dieron un abrazo apretadísimo y ya no pudo separarse de ellas. Al abrazarlas sintió que, en lugar de ser duras, como se las había imaginado, se disolvían en sus brazos de Agua. -Vaya, vaya -se dijo la Gotita-. Es­ to es muy fácil y es tal como me lo dijo Dios: nosotras disolvemos a las Sustancias Minerales.
  • 54. La incansable Gotita siguió su camino llevando a las Sustancias Minerales a cuestas. Iba pensando que es necesario conocer las cosas para saber cómo son verdaderamente, sin juzgarlas antes de tiempo. De pronto tropezó con algo pnuevo, muy diferente de todo lo conocido hasta ese momento: una especie de hilo que parecía moverse solo. aunque casi no se notaba. -¿Quién eres tú? -le preguntó. -Soy la Raíz de una Planta -le contestó el delgado ser. -¿De la Planta, dijiste? -Sí, de la Planta. ¿Por qué? -Traigo algo que es para ti: tu alimento. Fui a buscar a las Sustancias Minerales y aquí las tengo. -¡Oh, québuena eres! -dijo la Raíz de la Planta, muy agradecida--. Ya me estaba sin­ tiendo débil, pues no tenía qué comer Pero ahora has venido tú a salvarme la vida. La Gotita Aventurera conversó un mo­ mento con la Raíz de la Planta y simpatiza­ ron tanto que se quedó con ella.
  • 55. -�' Dentro de Ja Planta había una especie de ascensor. Este la llevó desde la Raíz al extremo superior de la Planta, en un viaje muy entretenido. Cuando ya había conocido a la Planta en todo su interior, comentó: -¡Caramba que son comp,lejas ,ias Plantas! -Y eso que yo soy una Planta simple --dijo ésta. La Gotita se quedó viviendo en la Planta durante un tiempo, hasta que un día el calor la hizo asomarse por una hoja para tomar Aire. Y como el calor la hacía evaporarse, la Gotita Aventurera, convertida otra vez en Vapor de Agua, retornó a la Atmósfera de nuevo. Estadía de la Gotita en la Planta uando la Gotita Aventurera >. • • ',._,a volvió a la familia de la Nube, �t.1 " · ,..!_1� averiguósi otrasde sushermanas . . que estaban allí conocían a las Plantas. Nadie las conocía, así es que se deleitó contándoles iodos los detalles acerca de su experiencia en el interior de la Planta, describiendo sus características y la forma e!1 que había transportado las Sustancias Minerales para alimentarla. Después de algunos días sucedió lo habi­ tual: la Nube se enfrió y las Gotitas volvieron a la Tierra con la Lluvia. A la Gotita Aven­ turera este viaje no le llamaba la atención en absoluto. La Tierra tampoco le ofrecía sorpresas. Por eso se sorprendió cuando cayó sobre una especie de columpio. Era de noche y no podía ver dónde se encontraba.
  • 56. Lo único que percibía era ese lugar en el cual estaba ahora· balanceándose peligro­ samente, y donde, al poco rato, se sintió mareada. Afortunadamente se quedó dor­ mida. Al día siguiente despertó, miró el piso de su temblorosa casa y vio su color inten­ samente verde. -¿Dónde estoy? -preguntó. -En la Hoja de la Planta, muy buenos días -escuchó que le respondían. -¿En la Hoja de la Planta? Vaya, vaya. Hace poco tiempo conocí tu Raíz y luego viví dentro de ti, Planta. Qué gusto de encontrarte otra vez. ¿Cómo estás? -Muy bien, gracias a Dios y a tus her­ manitas, que me han traído regularmente más Sustancias Minerales para que pueda alimentarme. ¿Ves lo robus�a que estoy, y el lindo color de mis hojas? -¡Sí, qué bueno! -exclamó la Gotita, alegrándose con las noticias de su amiga. Al poco rato llegó el Viento y agitó a la Planta con su abrazo. La Gotita, que en ese momento se encontraba en el Rocío sobre la H�ja, resbaló y cayó al Suelo. Allí se reunió con otras de sus hermanitas Y juntas se tomaron de las manos y se fueron ·rodando hasta una poza que se había formado con la Lluvia. Luego llegó el Sol. Entonces la Gotita habló con él sobre su amistad con la Planta y le describió la forma cómo le había llevado las Sustancias Minerales para que se alimentara. -·Creo que deberé hacerlo muchas veces -le dijo. --Por supuesto que sí. El Agua es vital para las Plantas, todas ellas la necesitan -señaló el Sol. -¿Qué es "vital"? -preguntó la Aven- turera, a quien le gustaba saberlo todo. --'·Vital" se relaciona con la Vida, con lo que da Vida o h�ce posible la Vida. Que el Agua sea vital para las Plantas significa que sin ella su Vida sería imposible. La Vida de las Plantas depende del Agua. ¿Entiendes?
  • 57. La Gotita se sintió feliz al escuchar esto. Comprendió que, aun siendo puro Rocío, podía sustentar la Vida de un ser tan im­ portante como la Planta. "Qué bien se siente una cuando vive para alguien y ese alguien la necesita", pensó la Gotita, que cada día se ponía mas juiciosa. Una nueva sorpresa para la Gotita ���� �- /�-1, aAventureracontinuótrajinando �� ; ·· de arriba abajo. Así, conocía a ·ft�� ·más Plantas, hablaba con la Diatomea y otras Algas cuando se las encoi1traba, y no dejaba de cumplir su tarea de ir en busca de las Sustancias Minerales del Suelo para llevárselas a los Vegetales. Su vida era muy activa e interesante, porque era útil para muchos seres. Un día regresó al Mar y se halló, de repente, con algo extraño, grande, movedizo, que se desplazaba de un lugar a otro con toda libertad. Cuando esta cosa rara se alejó, la Gotita les preguntó a sus amigas Diatomeas: -¿_Qué era eso? --És un Animal -le contestaron-. Uno de los primeros Animales del mundo.
  • 58. La Gotita quedó muy sorprendida, pues no los conocía. -¿Un Animal? ¿Qué es un Animal? -preguntó. -Yo -le contestó el mismísimo Animal' que la había escuchado. -Hola, mucho gusto de conocerlo, señor Animal --saludó ella, que era muy amistosa y bien educada-. Yo soy la Gotita Aventurera, una de las incontables Gotitas de Agua -agregó. -¿Y dónde andabas que no nos· había­ mos visto? -preguntó el Animal. -¡Oh!, yo viajo todo el tiempo -dijo ella-. Tengo que realizar el Ciclo del Agua. -¿Qué es eso? La Gotita le explicó que es el camino que recorre el Agua constantemente entre la Tierra y la Atmósfera, y en el cual debe volver a la Tierra para vivir en diferentes casas: el Mar, la Montaña el Lago el Río ' ' ' el Glaciar. -¡Qué interesante! -dijo el Animal, cuando ella terminó su explicación. -Ahora, háblame de ti --pidió la Gotit a su nuevo amigo. -Bueno --le dijo el Animal-. Yo soy un ser vivo. ¿Sabes lo que es eso? -Sí, claro -respondió ella-. Soy amiga de las Diatomeas, de·otras Algas y también de algunas Plantas. He visto nacer y morir una infinidad. Al principio sentía pena, pero ya me acostumbré, porque sé que siempre nacerán otras nuevas. -¡Pero, hazme el favor! -exclamó con tono ofendido el Animal-. No me compa­ res con una Planta. Yo so�/ un ser mucho más complejo y libre, no me sujetan las Raíces y voy donde quiero. Además, poseo mucha más inteligencia que una Planta -agregó con indescriptible suficiencia. --Si es así, tú serás estupendo para hacer la fotosíntesis -expresó la Gotita-. La Diatomea me contó que ése es el gran secreto para sustentar la Vida: captar la energía del Sol y transformarla en alimento para los seres vivos, ¿eh?
  • 59. -Mira, basta con las Plantas para hacer la fotosíntesis. Los Animales tenemos otras funciones que desempeñar. Quiso decir "funciones importantes", pero no se atrevió porque, seguramente, la Gotita iba a rebatirlo y lo pondría en aprietos nuevamente. La Gotita, como era muy inteligente, comprendió que los seres no son importan­ tes por sutamaño. El Animal, sibien era más desarrollado, no era ni mejor ni peor que las pequeñísimas Diatomeas que trabajaban calladitas captando la energía solar a fin de fabricar alimentos para otros seres. Los servicios del Agua �:"'"1:;¡;, ���� i&r, . � d r: ;-','< J Agua continuó realizan o _ �u � , · ., Ciclo, que es su manera de v1v1r. �'i:- ��/[ Se sentía cada vez más feliz al saberse tan útil para la constitución del Suelo como para la Vida de Plantas y Animales, de los cuales formaba la mayor parte. La Gotita Aventurera, moviéndose siem­ pre de un lado a otro, llegó un buen día a un Río, con el que hacía mucho tiempo que no conversaba. Se saludaron muy contentos. -¿Qué me cuentas? -preguntó la Go­ tita-. ¿Hay alguna novedad? -Sí. claro. -Supongoque no te referirás al Hombre, porque lo conozco muy bien y sé que debo ayudarlo del· mismo modo que lo hago con los demás seres vivos.
  • 60. El Río dijo: -Es la criatura más inteligente y habla de un modo distinto. Utiliza sus manos para hacer cosas cuando él quiere. ¿Te das cuenta? Fabrica herramientas. -Bueno, ¿y qué? -dijo la Gotita, des­ preciativa. -¿Cómo "y qué"? Eso sólo lo puede hacer él. Ni el Viento, con todo su pode­ río; ni el Fuego, que se come al Bosque. ¿Y sabes más? El Hombre ha construido Canales de Riego. -¿Qué es eso? -preguntó la Gotita. -Invenciones de él, ·nada más. Necesi- taba transportar Agua para unas Plantas que se estaban secando y concibió la idea de conducirla de esa forma. Mientras hablaban, la Gotita iba sintien­ do la voz del Río ca�a vez más lejana, hasta que finalmente se perdió por completo. "Bah", dijo para sus adentros, "¿qué ha­ brá pasado. No escucho más al Río". Miró a su alrededor y cuál no sería su sorpresa al verse flotando en una especie de brazo del río, muy angostito '':/ recto. -¿Dónde estoy? -preguntó en voz alta. Y el Sapo, que la escuchó, le dijo: --Éste es un Canal de Riego que ha hecho el Hombre. -¡Ah! ¿Éste es un Ca�al de Riego? -Exactamente. El Hombre fue al Río y sacó agua de él para llevársela a unas Plantas que pasaban hambre y sed, y gracias a eso no murieron. ·-¡Qué bueno! -dijo la Gotita, pues te­ nía un gran corazón y era amiga de todos los seres. -Más allá las encontrarás -le señaló el Sapo a la Gotita, que pasó flotando cerca de él-. Adiós. Yo me quedaré aquí espe­ rando a algunos Insectos para mi cena. Efectivamente, tal como se lo había anunciado el Sapo, poco después la Gotita encontró a las Plantas. -Hola, hola -las saludó-. ¿Cómo están ustedes? --Bien,· bien -respondieron éstas, moviendo sus hojas.
  • 61. -Me alegra haber venido hasta acá por el Canal de Riego. -Gracias al Canal de Riego no hemos muerto -dijo una de las Plantas. --Es mejor decir que gracias al·Hombre, que hizo el Canal de Riego, no nos hemos muerto -acotó otra Planta. -El Hombre es un gran tipo, por lo que veo -reconoció la Gotita--. Es el más inteligente y tiene la responsabilidad de cui­ dar todo lo que se ha dado en esta Tierra, que es su casa. Es el rey de la creación, pero un rey que deberá proteger y no abusar del mundo que lo rodea. El Agua abre caminos §J!!f.-· ?� 7°. :, , ":í I Hombre había encontrado en :-a>;-¿). ;,;¡¿, l ·. . el Agua a su mejor ayudante y a�.�..�� amiga' a la que necesitaba para vivir igual que los Animales y las Plantas. Lentamente, no sólo su vida física dependió del Agua, sino también la mayor parte de sus actividades. Un día, bañándose en el Río, el Hombre vio pasar unos grandes troncos de Árboles que arrastraba 19 corriente y se le ocurrió subirse sobre uno de ellos. Logró hacerlo y se dejó deslizar por la corriente. Ésta se !o llevó a dar un lindo paseo Río abajo. Sin darse cuenta, el Hombre, en ese instante, había inventado la navegación. Pero como a él le gusta perfeccionar cada invento. buscó diversas maneras de
  • 62. mejorarlo. Usó cortezas de Árbol, pieles de Animales, acudió al Fuego cuando quiso ahuecar los grandes troncos. Tra­ tando de remontar la corriente para re­ gresar, inventó el remo. Ahora tenía una estupenda embarcación en la que podía pasear por los caminos del Río y del Lago y después viajar hasta los caminos del Mar. El Agua estaba cada vez más contenta de ser tan útil al Hombre. -¿Sabes? --le contó una vez al Vien­ to-. Ahora puedo transportar al Hombre hacia distintos sitios. -¿Sí? ¿Y cómo? -Es que sobre mí pueden flotar muchos · cuerpos. El Río es como una correa trans­ portadora. ¿No has visto todas las cosas que llegan por el Río hasta el Mar? -Cuando lo encuentre navegando, tra­ taré; de empujarlo un poco para ayudarlo -manifestó el Viento, que tambiéndeseaba servir al Hombre. De esta manera, el Hombre recorno interminables caminos de Agua que le permitieron cruzar montañas, penetrar selvas, atravesar enormes llanuras y hasta saltar de una isla a otra acortando grandes distancias. La GotitaAventurera se encontró más de una vez con el Hombre. Al verlo navegar afanosamente de un lugar a otro, pensaba: "Me alegro de que pueda recorrer tanta distancia sobre el lomo de Mamá Agua. Sin embargo, con toda su capacidad, él no puede llegar a la casa-Nube, como yo. De todos modos, tanto él como yo somos muy aventureros... "
  • 63. El.Hombre disfruta del Agua �11� ·i'Jt, . - ·· { 1 Agua estaba continuamente �:r, rl�� �.. ,.:4 preocupada del Hombre. "¿Qué l'9"A'úL -;�� 1 . ' h h ?" ,,,�_.,�.. : ..::..��-� se e ocurnra acer a ora. , pensaba al ver sus inventos. En un comienzo, el Hombre pasaba muy ocupado, porque se le hacía dificilísimo vivir, de modo que todo el tiempo debía emplear­ lo en luchar por su subsistencia, ya fuera porque debía encontrar los medios para su alimentación, ya para defenderse de las inclemencias dei tiempo o los peligros que lo acechaban. Como su piel era distinta de la de los Anirnales, debía protegerse del frío y también del calor, procurándose vestidos y casa.. Además, necesitaba capturar Ani­ males para alimentarse. Todo eso le daba un trabajo enorme.
  • 64. Poco a poco, gracias a su gran inteli­ gencia, fue venciendo esas dificultades. Se asoció con otros Hombres, ya que descu­ brieron que agrupándose se les volvía más fácil sobrevivir, porque se defendían mejor de los peligros y podían efectuar labores que cada uno, aisladamente, no era capaz de realizar. Cuando la vida fue más fácil para él, le quedó tiempo libre y empezó a realizar actividades para entretenerse. Dispuso de muchísimo tiempo para observar todo lo que lo rodeaba y escuchar los ruidos del Bosque, del Viento, del Agua. Observó que tanto los Árboles como las Plantas y los Pájaros poseían formas y colores muy hermosos. El Agua, entretanto, lo miraba desde el Lago, el Río o el Mar, como haciéndole señas, hasta que él finalmente comprendió el mensaje: sólo por gusto se lanzó al Agua y nadó y nadó jugando con ella. En otra ocasión partió remando en su canoa a dar un paseo. Desde entonces, los Hombres han nadado y bogado sólo para divertirse. El Hombre también descubrió lo entrete­ nido de pasarse horas y horas a orillas del Agua, esperando coger peces. El Agua, sintiéndose cada vez más impor­ tante, conversó con el Viento y le· dijo: --Cada vez soy más amiga del Hombre. Me necesita mucho más que a ti para vivir. -¡Cómo te va a necesitar más a que a mí! -replicó el Viento, molesto-. Yo traigo la Nube y llueve. Así, él puede tenerte como Agua. -Sí, es verdad ·-aceptó ésta-. Pero, ¿sabes? Ahora ha aprendido a jugar y se divierte conmigo. -¿Cómo? -preguntó el Viento. -¡Uf! Nadando, bogando, pescando, para que veas. El Viento, confundido, no halló qué decir y terminó por irse a otra parte.
  • 65. El Agua, campeona del trabajo ���$X".u; �'(r. :o/f:. r ]'�·· 1 Agua se hizo cada vez más k-, �:. , -� amiga del Hombre, o más bien �1� Jf� fue al revés: el Hombre se volvió su amigo, porque sin ella no podía vivir. La mayor parte del cuerpo humano está cons­ tituida por Agua. En cambio, el Agua había vivido mucho tiempo sin el Hombre. -Es un ser muy complicado y muy inteligente también. Tiene infinidad de necesidades que satisfacer y cada vez inventa algo nuevo -les comunicó la Gotita Aventurera, al regresar a la casa-Nube, al resto de sus herma.nas, que aún no conocían al Hombre. -¿Sí? Sin embargo, desde acá sólo parece uno de los tantos Animales creados por Dios.
  • 66. -Sin duda así parece--contestó la Aven­ turera--. También le gusta baftarse y refres·· carse. Pero como necesita el Agua para beber, construye su vivienda en lugares cercanos donde pueda encontrarla, por ejemplo, a orillas de Lagos y de Ríos. Esto demuestra su inteligencia. Además, hay una diferencia muy importante: las Plantas y los Animales obedecen a leyes fijas: un Pez no puede vivir fuera del Agua; un Copihue no puede dejar de ser Copihue. El Hombre tiene también sus propias leyes, pero es un ser libre y puede elegir. Por eso a veces actúa contra sus ley�s, aunque cuando lo hace le va bastante mal. Un día, la Gotita iba por el Río camino al Mar, donde pensaba permanecer una temporada, pero su viaje fue interrumpido sorpresivamente. -¿Qué pasó? -se preguntó, dándose cuenta de que se encontraba en un lugar oscuro y muy pequeño. -Parece que vamos a _otra parte -le contestó una Gotita que iba a su lado. -Siento que me mareo -dijo otra Gotita. -Yo también -agregó otra más. ---Sí, estamos mareadas -añadieron las restantes Gotitas, al sentir que se zangolo­ teaban. Poco después, a causa del encierro, la Gotita Aventurera· se durmió. Sentía que fuera de su prisión parecían trabajar algunos Hombres, pues escuchaba movimientos y ruido de herramientas. Luego despertó bruscamente al chocar contra algo duro, brillante, de un hermoso color dorado. -¿Quién eres tú?-preguntó la Aventu­ rera-. Creo que nunca te había visto. --¿Cómo es que no me conoces? -<lijo la cosa dorada, con aire ofendido-. Soy la Pepa de Oro, el metal más valioso que existe. -Es un agrado conocerla, doña Pepa. ¿Usted también trabaja para la Vida?-pre­ guntó la Gotita.
  • 67. La Aventurera tenía razón al considerar a la Vida como la principal maravilla hecha por Dios. Y viendo a la Pepa de Oro darse tanta importancia, pensó que cumpliría una gran misión relacionada con la Vida. Pero la Pepa, con extraño menosprecio, le contestó: -¿La Vida? No me interesa ni tengo nada que ver con ella. Yo soy un metal precioso. -Entonces, ¿para qué sirves? -le pre­ guntó la Gotita, sin entender--. Yo trabajo para la Vida de las Plantas, de los Animales y del Hombre. -¡Yo no trabajo para nadie, qué te has imaginado! -contestó la Pepa, con so­ berbia-. Al revés, el Hombre trabaja y se desvive por mí, buscándome, porque el Oro es escasísimo. Yo valgo inmensamente. En ese momento. la Gotita sintió que, uni­ da alrestode sus hermanitas, seguía corrien­ do por el fondo de una zanja, y ya .no pudo continuar su conversación con la altanera Pepa de Oro. "Qué extrar'10 es el Hombre"., pensó la Aventurera. "Busca con tanto empeño algo innecesario para la Vida. Entonces, ¿cuál es la gran utilidad del Oro? No logro com­ prender a este ser que yo consideraba tan inteligente.
  • 68. Historia de la Arcilla >li�- r·. tiempo pasaba y pasaba. La l · t Gotita Aventurera, trajinando �j;___.,.)� como siempre, iba de un lado a otro. Un buen día, sin saber cómo, des­ pertó en un lugar desconocido, oscuro y muy trdnquilo. Al abrir los ojos, miró en todas direccio­ nes, pero lo único que vio fue una especie de agujero redondo por el que se colaba un rayito de luz. --Vaya, ¿dónde estoy? -preguntó en voz baja. -Estás dentro de mí -le contestó una voz ronca. -¿Y quién eres tú? -Soy el Cántaro de Greda. -¿El Cántaro de Greda? Mucho gusto, señor. Pero explíqueme un poco más, pues no sé qué es un Cántaro de Greda.
  • 69. -Cántaro es un tiesto como yo, así re­ dondo, panzudo, donde se pueden guardar líquidos y otras cosas. -¡Ah, ya! -asintió la Gotita- ¿,Y "de Greda", qué significa? En ese momento la Gotita sintió que la casa de Greda se movía bruscamente y, junto a muchas de sus hermanitas, salieron expulsadas del Cántaro y rodaron por el Suelo. -No alcancé a entenderlo todo -pensó la Gotita, apenada por no haber podido escuchar completamente las explicaciones del Cántaro. Luego se durmió, porque hacía mucho calor. Despertó cuando iba flotando por el Aire vestida con su traje degasa. Así, como Vapor de Agua, flotó un buen rato hasta que ingresó a la casa-Nube. -Vengo desde el Cántaro de Greda -les contó a sus hermanas-·. Justamente estaba explicándome lo que significa ser de Greda cuando lo movieron y caí al Suelo. -¿No sabes lo que E?-S la Greda? -.le preguntó una Gotita--. ¡Qué casualidad! Fíjate que yo estuve viviendo nada menos que en la Arcilla. ¿Te das cue�ta? -¿En la Arcilla? ¿Y qué tiene que ver con la Greda? --¡Cómo que qué tiene que ver! Con la Arcilla precisamente se fabrica la Greda. -Es primera vez que oigo eso -dijo la Gotita Aventurera-. ¿Y qué es la Arcilla? --Es una tierra especial que, empapada en Agua, forma una masa blanca -Je explicó la Otra. -¿Y tú estabas ahí? -preguntó la Aventurera. -Llegamos allí. Te contaré cómo fue. L� Gotita Aventurera, muy quietecita, se dispuso a escuchar lo que le contaría su hermana narradora. Ella empezó su relato de esta forma: -Una vez, hace mucho tiempo, Mamá Agua me envió a la Tierra con la Lluvia. Caí sobre un terrenoespecial, de un color
  • 70. diferente. Era muy fino, de apariencia suave, y apenas llegamos nos saludó diciendo: -Bienvenida, Lluvia. ¿Cómo estás? -Bien, para servirte --contestamos las Gotitas. Nos abrió los brazos con especial cariño. Nosotras también abrazamos a esa tierra con igual afecto, danzando entusiasmadas sobre ella. Entonces, ese polvo fino, abrazado a nosotras, -se transformó en algo que no era el barro que yo conocía, sino en una especie de masa suave y lisa. Las Gotitas de Agua nos hicimos tan amigas de esa tierra, que nos quedamos a vivir allí. Un buen día, Dios nos visitó. -¡Qué bien, qué bien! -exclamó com­ placido-. Veo que está lista la Arci/la. -¿La Arcilla?--dijo esa tierra, pues ni siquiera ella misma sabía en lo que se había transformado-. ¿Cuál es? -le preguntó al Señor. --[res tú misma, criatura -le respon­ dió El. -¿Yo, ia Arcilla?-exclamó extrañada. -La misma. Y has de saber que tienes un destino importante: el Hombre te empleará para hacer infinidad de cosas, desde las más humildes hasta sus más grandes obras de arte, cuando aprenda a ser creador o artista. Porque también en eso quiero que se parezca a Mí. Al decir esto, se fue. Continuó transcurriendo el tiempo, mucho tiempo --prosiguió la Gotita na­ rradora-. Un día me sentí transportada con mi casa de Arcilla a otro lugar. La Arcilla donde yo estaba fue amasada un buen rato. Después de ese meneo quedé tranquila otra vez. Pero a los pocos ins­ tantes movieron nuevamente mi casa y experimenté un gran calor. -¿Qué pasa?--grité, asfixiándome. Entonces escuché una voz intensamen­ te cálida:
  • 71. -Debo ayudar al Hombre a trabajar la Greda --dijo. Era nada menos que el Fuego en per­ sona, calentando como nunca. Arranqué medio desmayada y ya casi convertida en Vapor de Agua. Antes divisé una vasija cociéndose al Fuego, de la cual yo me acababa de desprender. Era, sin duda, un Cántaro de Greda." -¡Qué linda·es tu historia! -exclamó la Gotita Aventurera-. Yo desearía vivir en la Arcilla, una Arcilla cuya forma plasme el Hombre cuando imite a Dios realizando su obra creadora. En ese momento la Gotita no se podía imaginar las obras de arte maravillosas que modelarían las manos der Hombre sirvién­ dose de la Arcilla. El mensaje del Ostión �ir ""($.,f,1/,, �- ' · '· Sfffdt . � ,·.• ·, ·i ierta vez, un nmo llamado . .� lti�;., �.&í).tí Andrés veraneaba en el norte ��� de Chile. Un día, mientras caminaba solo por la playa, encontró un Marisco desconocido. Le gustó porque tenía dos conchas blancas, redondas, lisas. Era un Ostión. --Éste es mi fin -dijo el Ostión cuando Andrés lo tomó, porque estaba esperando que viniera una ola más grande pa.ra irse con ella a su casa del Mar. Y se resignó a perecer de asfixia en poder del niño, lejos de su casa. Pero Andrés no quería que el Ostión muriera, así que lo arrojódentro de su balde lleno con Agua de Mar. El Ostión respiró y continuó con vida.
  • 72. El Niño lo llevó a su casa y lo dejó en su pieza mientras iba a comer. Después lo mandaron a acostarse. Entonces se puso a conversar con éi. -Oye -le dijo el Ostión-, ¿me puedes hacer un favor? -Claro que sí. Dime de qué se trata. -Escúchame. Quiero conversar larga- mente contigo porque tengo que contarte muchas cosas. Andrés se acomodó boca abajo en la cama, con la cabeza colgando, dispuesto a escuchar al Ostión, que lo miraba desde el suelo. -Bueno, resulta que los pobres Ostiones estamos cada .día peor. -¿Por qué? ¿Les ganaron en el fútbol? -lo interrumpió el niño. -Mucho peor que eso. Es una historia larga y deseo que la escuches. Pero si te da sueño me dices y seguimos después -dijo el Ostión. --No, no tengo su.efio-aseguró el niño, que deseaba saber cuál era la famosa his­ toria del Ostión. -Tú no me conocías, ¿verdad? Has caminado muchas veces por esta playa, pero no conocías a ninguno de mis parien­ tes, ¿no es así? -Así es -le contestó Andrés-. Todos los veranos vengo acá y no te había visto nunca. -Está pasando algo terrible, Andrés -dijo seriamente el Ostión-. Han conta- minado el Agua del Mar y así no sólo nos estamos muriendo los Ostiones y otros habitantes del Océano, sino que el Hombre deberá pagar muy caro este daño. --¿Sabes? -le dijo Andrés-. No en­ tendí lo que me dijiste. ¿Qué es lo terrible? Explícate. -La Contaminación del Agua -le con­ testó el Ostión. -¿La Contaminación del Agua? Yo no sé lo que es eso.
  • 73. Entonces el Ostión le contó que la Con­ taminación la produce el Hombre cuando arroja distintos desechos al Agua en todas partes, los cuales provocan enfermedad�s en las diversas especies de seres vivos que ha creado Dios. -¡Qué lástima! -exclamó Andrés, des­ esperado--. ¿Para qué harán eso? -Mira, quiero contarte lo que nos ha ocurrido solamente a nosotros, los Ostiones, así entenderás mejor, pero en realidad son muchas las especies afectadas por este mal. Escúchame. Mi familia es muy, muy antigua. Eligieron una bahía próxima como vivienda porque era el mejor lugar del mundo para los Ostiones. Aquí se quedaron formando un grupo muy grande. En este sitio vivían felices sacando su comidita del Mar y sir­ viendo de alimento, algunas veces, a otros Animales vecinos.· -¿Ustedes son alimento para otros Ani­ males? -lo interrumpió Andrés. -Sí. No te extrañes. Eso lo hacen todos los habitantes del Mar. Por los demás, hay que morir de todas maneras, algunos. por viejos y otros en la panzadel queselos come. Es como una cadena, cada especie es un eslabón. -Al final, los que son chicos pierden -protestó Andrés, quien rechazaba las injusticias-, porque el más grande se los come siempre. ¿Y qué culpa tiene el chico de no ser grande? -Mira, no siempre es así -replicó el Ostión-. Por lo demás, la Naturaleza lo determinó en esa forma y a ella no se la pue­ de corregir, porque todo está bien planeado, aunque pueda no parecerlo. Pero dejemos eso y sigamos con mi cuento o, mejordicho, mi historia. Como te estaba diciendo, mi familia vivía muy feliz hasta que mi abuelito tuvo un feroz dolor de.estómago; en seguida murió, del dolor, por supuesto. Después sucedió lo mismo con mi primo; luego, con un cuñado, una gran cantidad de mis hermanos, en fin, casi todos mis parientes. ¿Sabes por qué me salvé yo? Pues por
  • 74. ·-� .. pura intuición me arranqué para venir a vivir aquí. -¿Y qué había pasado? -preguntó Andrés. -Los duefios de una mina hicieron un canal para botar los residuos y éstos, como contenían veneno, llegaban a la bahía don­ de estaba nuestra gran casa familiar. -¿Así es que tu abuelo murió envene­ nado? -dedujo Andrés. -Justamente -asintió el Ostión-.To­ dos encontraban que la mina era un éxito, pero a los Ostiones, ¡que nos partiera un rayo! Además de eso, sacaban Ostiones por toneladas para el consumo de los Hombres. Pero lo peor es la Contaminación de las Aguas. -¡Qué barbaridad! -dijo Andrés. -Fuera de nosotros, existen muchísi- mos otros Animales del Mar que se sienten enfermos, pero carecemos de atención y medicamentos para sanarnos. Así, cada vez nos va peor. Quizás tú estudies ingeniería en minas, y vayas a trabajar al mineral. Yo te quiero dejar dos encargos: primero, cuando trabajes en la mina, como tú eres inteligente, podrías inventar una manera de explotarla sin acabar con nosotros. El otro es el siguiente: cuéntales a los Hqmbr�s que si siguen haciendo todas esas atrocidades les irá muy mal, porque ellos mismos serán víctimas de la Contaminación...Tú tienes tu casa, ¿verdad? -continuó el Ostión-. Si repentinamente echaran gases venenosos en. efla, ¿te das cuenta de lo que sucedería? Eso nos pasa a los seres acuáticos: si nos envenenan el Agua, que es nuestra casa, morimos. -Bueno, pero, ¿cómo crees tú que se podría ayudar a la Naturaleza para mejorar las Aguas? -preguntó Andrés. -Hay varias maneras de cuidar las Aguas. En primer lugar, dejar de utilizar los Ríos, Lagos y Mares como tarros de basura para arrojar cuanto desperdicio y desecho tóxico produce el Hombre. Yo diría: respetar el Agua. Otra cosa: fabricar detergentes, fertilizantes y pesticidas que
  • 75. causen el menor daño posible a los seres acuáticos. Las industrias no deben vaciar las Aguas hirviendo al Río... La Naturaleza es madre de todos nosotros--continuó el Ostión-, y la están destruyendo con la Contaminación. -¿Y de qué manera se puede ayu9ar? -preguntó Andrés nueva·mente-. ¿Estu- diando, crees tú? · -Sí, puede ser. Pero déjame decirte algo más: es verdad que la Naturaleza es madre y, corno madre, nos quiere a todos por igual, desea nuestro bien, pero si e , l Hombre sigue dañándola, al fin se acabara su paciencia y castigará su torpeza. El Agua se enferma.. ��� 1t:: '� asaron y pasaron los años, ,. �. �} ,A una infinidad de años. El Agua ��� ....�,. trabajaba incansablemente en todo lugar para el Hombre, sirviéndolo en una i�ran variedad de actividades. Por su parte, el Hor:nbre inventaba. cada Vez algo nuevo. Un día, el Agua del Río se encontró con el Viento después de pasar por una gran Ciudad. -Buenas tardes, ¿cómo estás? -la saludó el Viento. -No muy bien -le respondió ella con voz opaca. -En realidad, te noto algo... un mal aspecto... -se atrevió a decirle el Viento. -Sí. No me siento muy bien. ¿Qué será? Voy a contárselo al Sol a ver si él me puede sanar.
  • 76. -Creo que es la Civilización -le manifes­ tó el Viento, después de pensar un poco. -¿La Civilización? ¿Pero por qué? ¿Qué le he hecho yo? Al contrario, sin mí no existiría la Civilización. Entonces no es amiga mía, porque los amigos no se hacen daño, ¿verdad? -No, Agua. Tal vez no me he explicado bien. En realidad, el verdadero causante es el Hombre. -¿El Hombre? Peor todavía. ¡Qué ingrato! ¡Qué mal amigo! Tú sabes cómo lo ayudo absolutamente en todq... ¡y así me corresponde! Él me necesita para vivir, y necesita Agua pura, limpia, sana, no enferma como estoy. Si es tan inteligente, ¿cÓJ!lO puede hacer esto? De verdad no lo entiendo. -Yo tampoco -la apoyó el Viento-. Dime, Agua del Río, ¿qué recogiste a la pasada por la ciudad? -Bueno, las Aguas Servidas. Siempre lo he hecho. Si no fuese así, ¿qué haría él con estas Aguas? -¿Ves? ¿Sabes de dónde viene una parte de esas Aguas? -No, no lo sé. Siempre he recogido las Aguas Servidas de la ciudad, estoy acos­ tumbrada a hacerlo desde que los primeros Hombres edificaron sus casas allí, pero nunca he averiguado de dónde vienen. -Yo, corno ando por todas partes y me cuelo en todos los rincones -dijo el Vien­ to--, lo sé. Muchas vienén del Hospital, donde hay enfermos de tifus, poliomielitis, hepatitis y cuanta enfermedad existe. Las botan con todos los Microbios, sin desin­ fectarlas. Así no hay salud. El Agua del Río sonrió con amargura al saber cómo la trataba el Hombre. Un poco después se separaron, porque el Viento llevaba otra dirección. El Agua del Río, contaminada, fatigada, siguió corriendo hacia 21 Mar. Un poco más adelante se unió a un Ca­ nal de Riego_, que venía cansado y con mal aspecto.
  • 77. -¿Cómo estás? -lo saludó el Agua del Río. -Me duele el estómago -contestó el Canal-. Son los fertilizantes que los Hom­ bres usan sin ningún cuidado. -Pacienciá -dijo el Agua del Río y siguió corriendo unida a las A.guas del Canal. Poco más adelante funcionaba una fá­ brica que hacía un ruido de mil demonios y lanzaba por sus chimeneas inmensas cantidades de humo. -Ah, olvidaba que t�ngo que líevarme la basura de esta fábrica -murmuró el Agua del Río, más amargada aún. Y recibió sobre sus cargadas espaldas todos los desechos industriales, hasta que­ dar agobiada. Continuó el Agua su triste camino hacía el Mar, cuando al girar una curva vio un gran chorro que caía si:->bre el Río. -Debe de ser una fábrica nueva .:....-se dijo--. Por suerte está más limpia que la de los desagües.
  • 78. Pero, cuando llegó al conducto desde el que caía el chorro, notó que éste era un líquido muy caliente. -¡No se acerquen! ¡No se acerquen! -les gritó a unos hermosos Peces que vivían en el Río. Por desgracia, estos no la oyeron.y los alcanzó el chorro hirviente, quemándolos vivos. Más abajo vivían unos campesinos muy pobres, que esperaban la pasada de algunOs Peces para preparar su comida. Era invier­ no y no había otra cosa que comer, tenían hambre, pero cuando los·vieron muertos y descompuestos no quisieron sacarlos. A continuación estaban las chacras y hortalizas. El Agua del Río debía regarlas, pero, junto con apagarles la sed, las conta­ minaba. Así, los Hombres que comían esos productos consumían al mismo tiempo las Bacterias, se enfermaban en gran número y hasta morían. El Agua del Río quedó muy triste al ver tanta calamidad: la muerte de los Peces, el hambre de los campesinos, la enfermedad �e los Hombres. Recordaba, apenadq., el tiempo en que los Hombres vivían de ma­ nera más simple y todos eran mucho más felices. Aún debía encontrar otra fábrica que des­ aguaba en el Río, por supuesto sin ninguna precaución. Al pasar vio otros Peces que trataban de nadar hacia la orilla del Río. -Estamos enfermos -le contaron­ Las Aguas están envenenadas con lo� desechos de la fábrica. Ayúdanos, porque no tenemos fuerzas para nadar y arrancar de aquí. Los productos químicos nos están matando. "Ahora estoy envenenada. ·Qué ho- ·1" j rro1. , pensaba el Agua del Río con terrible amargura. "Dios me hizo pura y benéfica, y los Hombres me han vuelto ·maligna". Después se encontró con otra Agua, la que presentaba un aspecto mucho peor que el suyo. Era una corriente turbia de un color horrible, llegaba a ser espesa.' Un Agua monstruosa.