Dios le pidió a Noé construir un arca para salvar a las especies animales de un nuevo diluvio, pero Noé no pudo terminarla a tiempo debido a que tuvo que enfrentar una gran cantidad de trámites burocráticos, permisos, inspecciones y quejas de organizaciones no gubernamentales. Finalmente, Dios decidió no destruir la Tierra porque consideró que el exceso de burocracia y regulaciones del gobierno ya la estaba destruyendo.