Este documento argumenta que el uso excesivo de la palabra "güey" en México es un problema que degrada el lenguaje y la imagen del país. Se atribuye el origen de esta tendencia a la influencia negativa de figuras públicas como Adal Ramones que usan el término de manera vulgar. El autor hace un llamado a los mexicanos a dejar de usar esta palabra y recuperar el rico lenguaje del país en lugar de dejarse influenciar por modelos de conducta inadecuados promovidos por los medios.