Este documento discute la pobreza material y espiritual. Sugiere que la verdadera riqueza viene de ayudar a los necesitados a través de obras de misericordia como dar de comer al hambriento y visitar a los enfermos. Concluye que debemos amar a nuestro prójimo y verlo como un hijo de Dios, luchando contra la pobreza material mediante pequeñas acciones de corazón.