El documento presenta una reflexión sobre el significado y objetivos de la Cuaresma para los cristianos. Señala que la Cuaresma es un tiempo de 40 días para prepararse espiritual y físicamente para celebrar la resurrección de Jesús a través de la oración, el ayuno y la limosna. También es un periodo para reconciliarse con Dios y los demás, fortalecer la fe mediante la humildad, y aprender a detectar la presencia de Dios en la vida cotidiana.
1. Publicado por LMV en http://erealcala.blogspot.com por el Departamento de Jóvenes de Cáritas Diocesana de Alcalá de Henares.
LA PALABRA ES VIDA
La vida que nace del Evangelio para cada semana …
CÁRITAS DIOCESANA DE ALCALÁ DE HENARES
ANTE LA CUARESMA
El próximo miércoles, miércoles de Ceniza, emprendemos la preparación de la fiesta más
importante para nosotros los cristianos. Tenemos por delante cuarenta días para templar nuestro
cuerpo y nuestro espíritu ante el acontecimiento más decisivo de la fe cristiana: la resurrección
de Jesús.
Y aunque parezcan muchos días, no podemos dejar para mañana la invitación que nos
hace la Iglesia. Si los deportistas se entrenan diariamente para alcanzar un estado de forma
ideal, con cuánta mayor decisión nosotros debemos trabajar y aumentar nuestra libertad
interior, la transparencia de nuestros sentimientos, la humanidad de nuestro trato y la fortaleza
en nuestro quehacer diario.
Nuestro objetivo es, sobre todo, tonificar nuestros sentidos interiores para que, en la
celebración litúrgica y comunitaria de la resurrección del Señor, captemos algo más la hondura
de este misterio, nos dejemos llevar por la fuerza de su Espíritu y vivamos más gozosamente el
hecho de ser sus seguidores.
En las lecturas de este tiempo de cuaresma, la invitación es clara. Se trata de reconciliar,
no de distanciar. Se nos propone un esfuerzo para integrar, no para separar.
San Pablo afirmará que la paz la vamos a encontrar en Dios. Y que sólo así nos podemos
convertir en embajadores suyos. Recobrar la entereza, la solidez, la libertad interior en la paz
que él derrama sin medida.
Para ello, la persona ha de aportar su granito de arena, aportación insignificante en
comparación de la riqueza que recibe. Todo pasa por la humilde aceptación de su fragilidad y por
el compromiso de desprenderse de su fatuo engreimiento. Como diría san Juan de la Cruz, “no
hay peor ladrón que el de dentro de casa”. Nuestro engaño consiste en cargar sobre los demás
la culpa de nuestros fallos y equivocaciones. Pero, en el fondo, nadie más que nosotros está en
el origen de nuestros errores.
Reconciliarse con Dios es también entrar en un clima de relación amistosa y distendida
con él. Recuperar el gozo de sentirnos dignos de Dios no por nuestros meritos sino porque él nos
levanta en sus brazos hasta el corazón con el mismo cariño de la mejor de las madres, que diría
santa Teresita del Niño Jesús. Arropados por este Dios cercano, no suenan a exigencias, sino a
proceso de madurez, las pautas que nos ofrece Jesús en el evangelio. Ayuda a los demás como
hijos de Dios que eres. No lo anuncies a los cuatro vientos. Si te has reconciliado con Dios, vive
al estilo de Dios. Todo el bien que de él recibes, queda en ti. Todo el bien que tú hagas, ya no te
pertenece. No busques compensaciones.
Cuando quieras hablar con Dios en la intimidad de tu ser, aprovecha cualquier momento,
pero no olvides que esta relación con Dios se reduce a nada cuando pretendes quedar bien ante
los demás. Se rompe entonces el lazo de unión entre tú y Dios y se establece una cadena de
esclavitud entre tú y los demás.
Y cuando tu vida está marcada por las dificultades y el sufrimiento, hazte fuerte en Dios.
Si buscas, en él encontrarás mucha más fortaleza que si te haces mendigo de la compasión
ajena.
La grandeza y el equilibrio del creyente se construyen en lo más íntimo de su conciencia.
Allá pasan las cosas de más secreto entre Dios y el alma, en frase de Teresa de Jesús.
La cuaresma es, pues, un tiempo de recorrido a lo más secreto de la persona para
aprender a detectar las huellas de Dios en todos los acontecimientos de la vida. En la oración
secreta con Dios se aprende a ayunar de todo aquello que envanece y así se dispone mejor el
espíritu para dar con alegría y sencillez, decrece la propia petulancia y aumenta la verdadera
fraternidad. Un excelente programa de vida para llegar bien dispuestos a la fiesta de la
resurrección del Señor.
2. LMV. Cáritas Jóvenes de Alcalá de Henares. La Palabra es Vida.
PARA TU REFLEXIÓN Y COLOQUIO:
¿Cómo te planteas la Cuaresma?
¿Hay desafíos por delante?
¿Qué lugar ocupará el prójimo?
En su caminar hacia la pascua la tradición cuaresmal, desde sus inicios, ha tenido como
referente y guía de orientación el triple consejo evangélico: oración-ayuno-limosna. Esta página
bíblica mantiene un excedente de sentido para cualquier época de la Iglesia; también para la
nuestra.
• Oración: “Cuando oréis, no os perdáis en palabras, como hacen los paganos, creyendo
que Dios los va a escuchar por hablar mucho”. La religio romana era entendida como
una suma de ritos que debían ser observados meticulosamente; era usual no dejar
tranquilos a los dioses, tratar de doblegar a fuerza de oraciones su altanera
indiferencia de patronos. El Señor sale al paso de ese error: nos invita a cerrar la
puerta, evitar el ruido y despertar el oído para la escucha. También nosotros nos
fatigamos en nuestra acción pastoral, multiplicando nuestras palabras y estableciendo
complicados sistemas de riego sobre el corazón de nuestros fieles. Y olvidamos, con
frecuencia, que en el centro de ese mismo terreno existe un manantial del que brotan
las aguas del Espíritu, un Maestro interior que se comunica al creyente en su propia
inmediatez: “Si alguien, tiene sed, que venga a mí y beba... De lo más profundo del
que crea en mí, brotarán ríos de agua viva”.
• Ayuno: “Yo practico a menudo el ayuno, sin ninguna connotación religiosa, y me
asombra el que una práctica tan sana haya sido abandonada por el catolicismo”, era la
reflexión de un agnóstico. Ayuno como medicina corporal que, según dicen, también
los animales practican ante cualquier desarreglo estomacal; medicina tan conveniente
en una sociedad de saciados, cada vez más preocupados por las tasa de colesterol y
triglicéridos en el organismo. Pero aún más pertinente puede ser el ayuno de los ojos,
la ascesis de la vista en esta cultura de la imagen. Si somos lo que miramos, debemos
vigilar con atención esa marea negra de imágenes de baja calidad, de bazofia en
ocasiones, que llega por la retina a nuestra mente.
• Limosna: “Reciba Cristo hambriento lo que ayunando, toma de menos el cristiano; la
voluntaria frugalidad del rico se invierta en lo necesario del pobre”, dice san Agustín
en una homilía cuaresmal. La cuaresma debe ser una invitación a la reflexión y a la
generosidad. Reflexión sobre el consumismo superfluo de los que nadamos en al
pequeño círculo de la abundancia. Aprendizaje de la solidaridad: aprender a dar, no
las migajas que caen de nuestra mesa, sino dar... hasta que duela.
¡Feliz Cuaresma!