El documento argumenta que debemos preguntarnos qué estamos haciendo mientras nuestra democracia se deteriora y tenemos un sinnúmero de necesidades insatisfechas. Propone que los académicos debemos involucrarnos más en acciones socioculturales para evitar caer en el abismo o el caos. También señala que todos, especialmente docentes, escritores, políticos y empleados públicos, debemos involucrarnos más en los conflictos sociales para superar problemas como la corrupción y la falta de liderazgo político.