Siete cuentos orientales, evocadores de Las mil y una noches, donde la urdimbre de lo exótico se entrecruza con la trama de lo mágico y cuyos protagonistas construyen la tragedia con los materiales de la felicidad.
Un homenaje a Jorge Luis Borges, a quien el autor venera.
Editorial: ABAB Editores
Autor: Miguel Fernández-Pacheco
Crónica de la vida y aventuras de una joven aragonesa que participó, a su pesar, en la conquista de los que hoy es el noroeste de Colombia, Panamá y Cuba, junto a personajes tan controvertidos como Alonso de Ojeda, Juan de La Cosa, Diego Nicuesa, Martín Fernández Enciso, Vasco Núñez de Balboa, Francisco Pizarro, Pánfilo de Narváez, Bartolomé de Las Casas y Pedro Arias Dávila.
Crónica Privada que versa sobre las vidas y aventuras de los Náufragos del Golfo de Urabá en Tierra Firme y que constituye, esencialmente las peripecias de una aragonesa del sigloXVI que participó en la Conquista de América al lado de personajes como Alonso de Ojeda, Francisco Pizarro, Vasco Núñez de Balboa, Bartolomé de Las Casas, Diego Nicuesa, Pánfilo de Narváez, Martín Fernández Enciso o Pedro Arias Dávila.
Crónica privada que narra la vida y aventuras de una aragonesa nacida el mismo día de la toma de Granada y que, a su pesar, participó en la conquista de Tierra Firme (el norte de Colombia), Panamá y Cuba, acompañada por personajes tan controvertidos como Juan de la Cosa, Alonso de Ojeda, Diego Nicuesa, Martín Fernández Enciso, Vasco Núñez de Balboa, Francisco Pizarro, Pánfilo de Narváez, Bartolomé de Las Casas y Pedro Arias Dávila.
Crónica de la vida y aventuras de una joven aragonesa que participó, a su pesar, en la conquista de los que hoy es el noroeste de Colombia, Panamá y Cuba, junto a personajes tan controvertidos como Alonso de Ojeda, Juan de La Cosa, Diego Nicuesa, Martín Fernández Enciso, Vasco Núñez de Balboa, Francisco Pizarro, Pánfilo de Narváez, Bartolomé de Las Casas y Pedro Arias Dávila.
Crónica Privada que versa sobre las vidas y aventuras de los Náufragos del Golfo de Urabá en Tierra Firme y que constituye, esencialmente las peripecias de una aragonesa del sigloXVI que participó en la Conquista de América al lado de personajes como Alonso de Ojeda, Francisco Pizarro, Vasco Núñez de Balboa, Bartolomé de Las Casas, Diego Nicuesa, Pánfilo de Narváez, Martín Fernández Enciso o Pedro Arias Dávila.
Crónica privada que narra la vida y aventuras de una aragonesa nacida el mismo día de la toma de Granada y que, a su pesar, participó en la conquista de Tierra Firme (el norte de Colombia), Panamá y Cuba, acompañada por personajes tan controvertidos como Juan de la Cosa, Alonso de Ojeda, Diego Nicuesa, Martín Fernández Enciso, Vasco Núñez de Balboa, Francisco Pizarro, Pánfilo de Narváez, Bartolomé de Las Casas y Pedro Arias Dávila.
Cantos de Vida y Esperanza Rubén Darío , poeta nicaragüense y figura más representativa del Modernismo, vivió intensamente los cuarenta y nueve años de su existencia. Conectó en fecha muy temprana con las nuevas corrientes poéticas y con la literatura francesa
Cantos de Vida y Esperanza Rubén Darío , poeta nicaragüense y figura más representativa del Modernismo, vivió intensamente los cuarenta y nueve años de su existencia. Conectó en fecha muy temprana con las nuevas corrientes poéticas y con la literatura francesa
El castillo de los Cárpatos (en francés Le Château des Carpathes) es una novela de Julio Verne publicada en Le Magazin d'éducation et de récréation, revista periódica para la juventud de la editorial Hetzel, como el resto de sus obras. Se publicó entre enero de 1892 y diciembre del mismo año y como un solo volumen en octubre, con ilustraciones en color de Léon Benett. Se trata de una obra fantástica alejada de la temática "científica" de Verne, y en ella ven algunos autores una de las mejores y más románticas historias vampíricas de la literatura.
Marilyn Monroe Rubia 94-58-91 (primeras páginas)ABAB Editores
¿Por qué fracasó en sus relaciones con Di Maggio, Miller, Kazan, Sinatra, Montand, los hermanos Kennedy? ¿La novela negra de su vida acabó en asesinato, suicidio, accidente? ¿La culpa fue de sus psicoanalistas, de Hollywood, de la Casa Blanca…? ¿Quién fue, en definitiva, la diosa del celuloide que murió la noche del 4 al 5 de agosto de 1962, en tan extrañas circunstancias?
Editorial: ABAB Editores
Autores: Miguel Fernández-Pacheco y Arthur P. Luzón
Nunca malas, sino víctimas de perversas circunstancias –en la oscura monarquía española de D. Felipe II de Habsburgo- siete mujeres pecan contra el amor y solo una es redimida por él. Sorprendente versión de un conocido cuento clásico.
Editorial: ABAB Editores
Autor: Miguel Fernández-Pacheco
Paulina Bonaparte, el mariscal Leclerc, Toussaint Louverture, el gran corso y un mestizo haitiano son las marionetas que el destino mueve sobre el telón de fondo de una revolución tropical, donde los ritos africanos y la muerte, pero también el humor y el amor, cuentan una historia que todos conocemos.
Editorial: ABAB Editores
Autor: Miguel Fernández-Pacheco
En lo más agreste del Pirineo aragonés, en la Alta Edad Media, el caballero Garval nos recuerda –en palabras de Verónica Murguía- que: el corazón humano es mil veces más sanguinario que el de cualquier animal.
Bien y mal, valor y deseo, dignidad y engaño, conforman una insólita peripecia que a nadie dejará indiferente.
Editorial: ABAB Editores
Autor: Miguel Fernández-Pacheco
El retrato de la dama ausente (primeras páginas)ABAB Editores
¿Nos encontramos ante un texto inédito del gran Auguste Rodin? Podría ser, aunque eso no es lo importante. En este “desmesurado cuento de hadas”, como diría Luis Alberto de Cuenca, casi nada es lo que parece. Esta novela nos embarca en un exótico relato, marcado por lo feérico, que arrastra a su exaltado protagonista desde el refinado San Petersburgo a los helados confines del mar Blanco o las salvajes estepas del Cáucaso tras un trágico amor.
Editorial: ABAB Editores
Autor: Auguste Rodin
Prologo: Miguel Fernández-Pacheco
El mirlo del mandarín (primeras páginas)ABAB Editores
Desde el siglo IV al VI d. C. innumerables anacoretas huyeron de su mundo para buscar la perfección cristiana en los desiertos, pero la soledad y las mortificaciones trastornaron a muchos.
Pecadores y santos, lúcidos y dementes alternan en estas nueve intensas narraciones de misántropos y malditos.
Editorial: ABAB Editores
Autor: Miguel Fernández-Pacheco
La antigua leyenda de La tejedora celeste, que pasó de Oriente a Occidente y figura en fabularios de todas las épocas, se recrea aquí, una vez más, ambientada en la China anterior a los Reinos Guerreros, en un tono donde el humor no contradice el clima épico.
Una reflexión sobre la inmortalidad –y el amor de un hombre por una diosa– envuelta en ingenua magia.
Editorial: ABAB Editores
Autor: Miguel Fernández-Pacheco
Dos años con leonardo (primeras páginas)ABAB Editores
En la corte renacentista del Castello sforzesco milanés, en tiempos de Ludovico El Moro, un adolescente, empeñado en ser soldado y enamorado sin esperanza, conocerá a Leonardo da Vinci y será testigo de sus triunfos como artista y sus fracasos como inventor.
El mundo de los códices, novelado junto a la intriga y la aventura.
Editorial: ABAB Editores
Autor: Miguel Fernández-Pacheco
Ante el altar de pérgamo (primeras páginas)ABAB Editores
Alejandro Magno dejó una profunda huella en culturas posteriores, que acabarían influyendo en el cristianismo. Los cuatro relatos de este libro, aunque truculentos y misteriosos, reflejan un mundo basado aún en la libertad, la filosofía y el arte, nada ajenos a muchas de nuestras ilusiones.
Editorial: ABAB Editores
Autor: Miguel Fernández-Pacheco
4. El sultÁn de Samarcanda
y la doncella estrellada
Alabado sea el Altísimo e Inmenso Dios, que
nos ha permitido el uso de la pluma para salir de
nuestra ignorancia. Mil veces bendito.
Ojalá su omnipotencia ilumine a este incrédulo
pecador para que sea capaz de narrar aquí una
historia tan antigua como verdadera, tal y como le
fue referida por quienes la vieron, y sin añadir ni
quitar detalle alguno.
Cuentan las viejas crónicas islámicas que, antes
de caer en poder de Tamerlán, Samarcanda fue
gobernada por un sultán afortunado, poderoso y
amado por el pueblo, al menos en los primeros
años de su reinado. Ni su augusto nombre ni el
tiempo en el que fue príncipe de la ciudad hacen
al caso.
Aunque perseguido desde su adolescencia por
la leyenda, tal vez calumniosa, de haber asesinado
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5. Oriente de Perla El sultán de Samarcanda y la doncella estrellada
a su padre para arrebatarle el trono, lo cierto era oxidado igual que su armadura, desoía, como so-
que el joven sultán, además de resultar amable e námbulo, las proposiciones de sus adalides, que le
inteligente, estaba dotado de fortuna en la guerra aconsejaban tal o cual hábil campaña, esta o aque-
y buen sentido en la paz, de modo que no es raro lla correría, alguna breve pero fructífera incursión
que extendiera considerablemente los límites de fronteriza contra cualquier región, prácticamente
su imperio y alcanzara la madurez rodeado de indefensa pero pródiga, en cambio, en riquezas sin
cuanto puede apetecer un buen monarca: la opu- cuento, en esclavos sin número, en mujeres de
lencia de los suyos, la estimación del pueblo enri- sin par hermosura. Tampoco se complacía, como
quecido, el respeto de los vecinos y el temor de antaño, con las salvajes peripecias de la caza. Aho-
los enemigos. ra no podía sufrir que los pérfidos halcones o los
Mas he aquí que un día aciago, sus seis hijos feroces lebreles desgarraran infelices volátiles o
mayores y sus esposas más queridas perecieron evisceraran aterrados cuadrúpedos. No gustaba ya
víctimas de un desdichado naufragio, y el sultán de las fastuosas fiestas palaciegas, donde los exqui-
cayó en la más negra melancolía. sitos manjares, las dulces músicas o las voluptuo-
Dio en vagar a solas por lo más umbrío de sus sas danzas mecían los sentidos. Se aburría mortal-
jardines, con la vista extraviada y los ojos a menu- mente entre las caricias de su serrallo, tan famoso
do bañados en lágrimas, y también en permane- en Oriente como en Occidente. Y las carreras de
cer días y días postrado en el lecho, negándose a caballos, en las que solía participar y que habían
despachar asunto alguno. constituido en tiempos una de sus mayores aficio-
Al reaparecer, se dormía escuchando las pero- nes, solo conseguían arrancarle bostezos. En fin,
ratas de sus ministros, que trataban, sin éxito, de que cuanto le había gustado desde que tenía
interesarlo en los arduos asuntos del gobierno. memoria se le volvió indiferente y aun odioso,
Cual si su pasión juvenil por las devastaciones, las y en nada de cuanto tenía a mano, con ser tanto,
rapiñas, las violaciones y los saqueos se hubiera encontraba consuelo, placer ni alegría.
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6. Oriente de Perla El sultán de Samarcanda y la doncella estrellada
En vano sus visires, por distraerlo y sacarlo de Conspiraban los nobles, los guerreros y los hom-
su postración, le hacían traer cuanto de exótico y bres libres, pero también los eunucos y las concu-
nunca visto existía en el mundo entonces conoci- binas.
do: así llegó a la corte un hombre-pez hallado en En esto llegó de la lejana Cracovia un buhone-
el Bósforo, cubierto de plateadas escamas y cuyas ro que dijo traer el más precioso de los portentos:
piernas eran semejantes a las colas de los delfi- se trataba de una virgen que, una vez despojada de
nes; o un elefante alado del Nepal, que venía a sus velos en presencia del sultán, mostró, aparte
confirmar la teoría de que los paquidermos, en de unos encantos nada desdeñables, la fantástica
pasadas eras, habían volado. Apareció también un peculiaridad de estar cubierta de diminutos luna-
autómata chino que copulaba sin cansarse nunca res que reproducían la configuración exacta de la
y estaba recubierto de piel humana, un caballo bóveda celeste. Si se la observaba con atención,
árabe con dos cabezas, una flor hindú que no se podían verse en su cuerpo las cuarenta y ocho
marchitaba jamás, un endemoniado dálmata que constelaciones de Ptolomeo con todas y cada una
hablaba todas las lenguas. de sus estrellas.
Estos y otros prodigios iban acomodándose Más fabuloso aún era que, al caer la noche,
por el palacio, que llegó a parecer una auténtica todos aquellos miles de diminutas pecas se ilumi-
feria de las maravillas, museo de lo insólito y lo naban, cual si estuvieran dotadas de luz propia,
monstruoso y aun laberinto de la sinrazón. Por- mostrando sobre su piel aceitunada el verdadero
que nada de aquello conseguía distraer más de aspecto del firmamento estrellado en todo su glo-
unos segundos al entristecido sultán, quien volvía rioso esplendor.
enseguida a sus sombrías cavilaciones. Pero había más. Con el transcurso del tiempo,
Entretanto, el reino, en manos de validos débi- la posición de tan curiosas motas variaba de sitio.
les y poco escrupulosos, era pasto de toda clase Se desplazaba, casi imperceptiblemente, como en
de intrigas. Por doquier crecía el descontento. nuestro cielo se desplazan las constelaciones, de
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7. Oriente de Perla El sultán de Samarcanda y la doncella estrellada
tal manera que, si en un momento dado la Osa que no lo hizo en el sentido en que los cortesa-
Mayor, o la Menor, habían sido vistas en su hom- nos o el pueblo esperaban.
bro derecho, un mes más tarde podía encontrár- Desde ese momento, despreciando cualquier
selas en el omóplato izquierdo. El Fénix podía preocupación terrenal, decidió consagrarse por
anidar entre los rizos de su nuca o yacer en los entero al estudio del firmamento.
pliegues de una de sus orejas, según la estación. Hizo venir a Samarcanda a cuantos astrólogos
Las Pléyades, difíciles de distinguir, podían relu- y astrónomos de renombre existían; los instaló en
cir en el centro de su vientre o en su casto seno, suntuosas residencias y sufragó generosamente
dependiendo de la época. cuantas investigaciones le propusieron, por costo-
Era, por tanto, diferente cada día y cada noche, sas y aun absurdas que pudieran resultar.
repitiéndose solamente al cabo de un año. Se hizo construir en un lugar estratégico una
No es raro que el sultán, amante de la Astrono- fortaleza inexpugnable, mitad palacio, mitad obser-
mía como muchos poderosos de su tiempo y su vatorio, en la que se encerró con la extraordinaria
estirpe, quedara fascinado ante semejante porten- joven y algunos viejos eunucos, rodeado de fieles
to y no dudara un instante en pagar al buhonero guardias, sin recibir allí más que a ciertos astró-
diez veces el peso en oro de tan singular criatura. nomos, ya que solo por correo y muy de vez en
Cuentan quienes lo presenciaron que al punto cuando accedía a comunicarse con el resto de los
cesó su melancolía, y hasta hay quien dice que mortales. Hizo erigir en tal refugio soberbias
incluso una dulce sonrisa —tal vez de curiosidad, torres y potentes ingenios, ópticos o mecánicos,
tal vez de deseo— se instaló en sus labios, tanto con los que escudriñar el cosmos.
tiempo contraídos, y su gesto, habitualmente adus- No obstante, los pocos que en ese tiempo lo
to, se iluminó con una nueva e imprevista luz. trataron aseguran que su humor se había tornado
En verdad, la existencia del sultán cambió con- jovial, que recuperó el apetito e incluso el sueño,
siderablemente a partir de ese día. Lo malo fue aunque dormía de día, pues las más de las noches
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8. Oriente de Perla El sultán de Samarcanda y la doncella estrellada
las pasaba en vela, comparando las joyas del cielo seguido de sus tropas más feroces, y lo degolló
con las que relucían sobre su única favorita. mientras dormía, proclamándose sultán a la maña-
Naturalmente, el resto de la corte, con su tur- na siguiente, al tiempo que mandaba celebrar fas-
bamulta de edecanes y ministros, cadíes y sacer- tuosas exequias y hacía salir del país a toda clase de
dotes, viejas esposas y recientes concubinas, se astrólogos y astrónomos, prohibiendo su ciencia.
sintió celosa e irritada. Por ningún lado apareció la increíble joven
Por otro lado, el pueblo, agobiado por impues- constelada de estrellas. El gineceo del baluarte
tos extraordinarios, invariablemente destinados a fue hallado desierto. ¿Pudo escapar en la confu-
un firmamento tan lejano como incomprendido, sión del asalto? ¿Disponía de alguna salida secre-
también dio muestras de descontento. ta? Todo fue registrado sin resultado.
Las intrigas palaciegas crecían así, pero también Un eunuco, sometido a tormento, afirmó que
proliferaban los motines populares, algunos de se trataba de una muchacha corriente y moliente
los cuales hubieron de ser ahogados en sangre. a la que él, siguiendo las indicaciones de un
Mientras el indiferente sultán se perdía entre las astrónomo, pintaba con fósforo cada noche. Antes
hermosas constelaciones, admirándose del brillo de de que su cabeza rodara, el jefe de la guardia lle-
Casiopea, persiguiendo al Can Menor o tratando gó incluso a decir que tal esclava no existió jamás
de descubrir el Águila en el asombroso cuerpo de y que era una argucia, propalada por el propio
su esclava, en palacios y calles se pedía su cabeza. sultán, para que lo dejaran tranquilo. Las crónicas
El séptimo de sus hijos, que no había perecido se confunden y enmarañan en este punto. ¿Exis-
en el naufragio con sus hermanos mayores, mal tió la doncella estrellada? ¿Fue una invención?
aconsejado por parientes advenedizos, se puso al Solo Dios es Sabio entre los sabios. Solo Él
frente de la más radical de las facciones que lucha- conoce el destino de los míseros mortales y pue-
ban por el poder, y una mala noche, a sus quince de separar la verdad de la mentira. Sea por siem-
años de edad, escaló la fortaleza de su padre, pre mil veces bendito.
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9. Oriente de Perla
se publicó por primera vez en 1991
en la editorial Anaya,
al cuidado de Emilio Pascual
y con ilustraciones de Javier Serrano.
La presente edición
se compuso en Bodoni Old Face BE Regular
y se acabó de imprimir en 2012
ASPICIUNT SUPERI
10. Concebidos al modo de los cuadros llama-
dos orientalistas, que hicieron furor a finales
del siglo XIX, los siete relatos de Oriente de
Perla configuran otros tantos polícromos
lienzos, donde la trama de lo mágico se
entrecruza con la urdimbre de lo exótico,
creando un universo desconcertante, cuyos
protagonistas se debaten entre sus sueños y
sus posibilidades, componiendo la tragedia
con los materiales de la felicidad.
I S B N 978-84-612-5225-1
9 788461 252251