1. Otras posibles soluciones de traducción: *
Y el lobo corrió a la casa del panadero y dijo: panadería*
-Me he hecho daño en la pata, úntamela con masa.
(Textos tradicionales: se recuerdan oralmente, por lo que se introducen rimas para
facilitar que sean recordados. Deben tratar de mantenerse)*
El panadero le untó la pata y el lobo corrió a casa del molinero. (Siguió corriendo a…)*
-Esparce harina blanca sobre mi pata! Le ordenó. (Ponme/échame un poco de harina
blanca en la pata…)**
-El lobo quiere engañar a alguien, pensó el molinero, y (se anduvo con rodeos/ le puso
pegas/se resistió)* se anda con remilgos. Pero el lobo dijo:
-Si no lo haces, te comeré.
El molinero, atemorizado, blanqueó su pata. Sí, la gente es así.
Por tercera vez, el lobo llegó a la puerta de la pequeña casa (casita)*, llamó a la puerta y
gritó:
-Abrid la puerta, mis pequeños (pequeñines, hijos míos…)*, mamá ha vuelto del bosque
y os ha traído una cosa.
- Primero enséñanos la pata –gritaron los cabritillos- y así sabremos si eres de verdad
nuestra madre.
El lobo puso su pata en el borde de la ventana y como los cabritillos vieron que era
blanca, creyeron todo lo que les había dicho y abrieron la puerta. Pero era el lobo quien
entraba. Los cabritillos atemorizados se quisieron esconder. Uno debajo de la mesa, otro
en la cama, el tercero en la estufa (salamandra)*, el cuarto en la cocina, el quinto se
encerró en el armario, el sexto se escondió en el lavabo y el séptimo en el reloj de
péndulo. Pero el lobo los encontró sin ningún esfuerzo y no dudó: engulló a los
cabritillos, uno tras otro. Al único que no encontró fue al que se escondió en el reloj.
Cuando el lobo se sació (estuvo satisfecho)*, se fue, se tumbó en el prado verde y se
durmió.
Poco después, la vieja cabra (mamá cabra)* volvió del bosque. ¡Menudo panorama la
esperaba en casa! La puerta principal abierta; la mesa, las sillas y los bancos tirados; el
lavabo hecho pedazos; el edredón y los cojines tirados por el suelo. Buscó a sus
pequeños pero en vano. Los llamó por su nombre, uno por uno, pero ninguno respondía.
Pero cuando pronunció el nombre del más pequeño se oyó una vocecita:
-¡Estoy aquí mamá, en el péndulo!
2. Lo sacó de allí y el cabritillo le contó que el lobo había venido y que se había comido a
todos los otros cabritillos. ¡Imaginaos como reaccionó la cabra!
Muy furiosa, salió de la casa y el cabritillo corrió tras ella. En el prado, el lobo estaba
tumbado bajo un árbol, roncando tan fuerte que hacía temblar las ramas. La cabra lo vio
de cerca y observó que algo se movía en su gran barriga.
El lobo y los siete cabritillos. Grimm
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