Felipito era distraído y olvidadizo. Su madre le pidió que regara las plantas pero él olvidó llenar la regadera, sin darse cuenta que igual salía un líquido de ella. Cuando su madre revisó, las plantas estaban borrachas porque la regadera estaba llena de vino en lugar de agua. Más tarde, la regadera mágicamente se llenaba de leche, tinta, caldo de gallina u otros líquidos, pero nunca de agua.