El documento compara la relación de Dios con Adán y Eva con la relación entre padres e hijos. A pesar de las instrucciones de Dios de no comer el fruto prohibido, Adán y Eva desobedecieron, al igual que a menudo los hijos no hacen caso a sus padres. El documento intenta consolar a los padres recordándoles que incluso Dios tuvo problemas criando a sus propios hijos, por lo que no deben ser demasiado duros consigo mismos.