Esta palmera nativa de China llamada Trachycarpus fortunei alcanza los 12 metros de altura con un tronco rugoso y una copa esférica. Tiene grandes hojas palmadas perennes que son capaces de resistir temperaturas extremas desde el frío hasta los 43°C. Originalmente se plantó para obtener fibra de sus hojas que se usaba en la industria textil y para producir sandalias, cuerdas y sombreros. El poeta Miguel Hernández la menciona en su obra "La palmera levantina".