Juan el Bautista, encarcelado, envió discípulos a Jesús para preguntarle si era realmente el Mesías prometido. Jesús respondió señalando a los milagros que estaba realizando, como sanar a los ciegos y lisiados y resucitar muertos, como prueba de que era el salvador esperado. Aunque a veces tengamos dudas en la oscuridad, Jesús nos demostró su poder y amor a través de sus milagros.