Este documento presenta información sobre la vida y obra del profeta Ezequiel. Resume que Ezequiel fue un sacerdote llevado cautivo a Babilonia en el año 597 a.C. y que a los 30 años recibió el llamado de Dios para servir como profeta durante 22 años. También describe las principales secciones y temas de las profecías de Ezequiel, como la ruina de Jerusalén, el castigo de los pueblos enemigos y la restauración futura de Israel.
2. • Ezequiel, hijo de Buzí, de linaje
sacerdotal, fue llevado cautivo a
Babilonia junto con el rey Jeconías de
Judá (597 a. C.) e internado en Tel-Abib a
orillas del río Cobar. Cinco años después,
a los treinta de su edad (cf. 1, 1), Dios lo
llamó al cargo de profeta, que ejerció
entre los desterrados durante 22 años, es
decir, hasta el año 570 a. C.
3. Dios elige a los humildes para hacer cosas grandes.
Y humildes fueron los orígenes del que había de ser
el restaurador de la Orden de Agustinos Recoletos
en Colombia, Obispo de Pasto y defensor de la
Iglesia en los momentos difíciles que atravesó la
nación colombiana a finales del siglo pasado.
Tercer hijo de un matrimonio de pobres en bienes
de fortuna pero rico en virtudes, nació Ezequiel
Moreno el 9 de abril de 1848, en Alfaro, provincia
de La Rioja, España.
4. • La misión del Profeta Ezequiel consistió
principalmente en combatir la idolatría, la
corrupción por las malas costumbres, y las
ideas erróneas acerca del pronto regreso a
Jerusalén. Para consolarlos pinta el Profeta,
con los más vivos y bellos colores, las
esperanzas de la salud mesiánica.
5. • Divídese el libro en un Prólogo, que relata el llamamiento del profeta
(caps. 1-3), y tres partes principales. La primera (caps. 4-24) comprende
las profecías acerca de la ruina de Jerusalén; la segunda (caps. 25-32), el
castigo de los pueblos enemigos de Judá; la tercera (caps. 33-48), la
restauración.
"Es notable la última sección del profeta (40-48) en que nos describe en
forma verdaderamente geométrica la restauración de Israel después del
cautiverio: el Templo, la ciudad, sus arrabales y la tierra toda de Palestina
repartida por igual entre las doce tribus" (Nácar-Colunga).
Las profecías de Ezequiel descuellan por la riqueza de alegorías, imágenes
y acciones simbólicas de tal manera, que S. Jerónimo las llama "mar de la
palabra divina" y "laberinto de los secretos de Dios".
Ezequiel, según tradición judía, murió mártir.
6. Te damos gracias, Padre y señor nuestro, porque has
querido darnos en san Ezequiel Moreno un acabado
modelo de fidelidad al evangelio, un perfecto y ardiente
operario de tu viña y un Pastor según el Corazón de tu
Hijo. Te pedimos por su intercesión, nos concedas vivir
con alegría nuestro testimonio cristiano e imitar sobre
todo, su ardiente amor a Ti y su plena disponibilidad al
servicio de la Iglesia y de los hombres.
Amén.
7. Quien se asome al interior de la vida de San Ezequiel descubrirá de inmediato un paisaje poblado de esencias humanas
y divinas. Su intensa actividad provenía de manantial fecundo, fluía de una vida de oración continua. Su identificación
con Cristo, su Señor, había llegado a lo más radical, pudiendo exclamar, arrebatado, que no podía gloriarse sino de la
cruz de Cristo. <<Yo quiero sufrir en Tu compañía, con Tu divina gracia>>. Yo me compadezco de tus agonías, y te las
agradezco con toda mi alma y te amo, Jesús mío, te amo con todo mi corazón... Yo, Amado de mi alma, para imitarte,
abrazo con el más tierno afecto los dolores, las enfermedades, la pobreza y las humillaciones, y las considero como
hermosas partecitas de tu Cruz».
A mediados de 1905 se siente cansado, con una llaga sangrante en el paladar que no se cierra, aunque intenta llevar
una vida normal de trabajo. En octubre el diagnóstico es claro: es cáncer y hay que operar. Me he puesto en manos de
Dios. Él hará su santa voluntad. Hay que descansar en lo que Èl quiera hacer. ¡Qué consolador es todo esto!», exclama.
Se le pide venir a España. En Madrid es operado urgentemente. Es una operación muy dolorosa, que soporta con paz
absoluta. De vez en cuando exclama: <<Bendito sea Dios. Dios mío, dame resignación para sufrir por Ti>>. En la clínica
decían: «Es un santo».
El 29 de marzo, es operado de nuevo. Todo resultó inútil. Ahora su decisión es clara: <<Me voy a morir a los pies de mi
Madre la Virgen de¡ Camino». En Monteagudo elige una celda austera, con una pequeña tribuna que le permite ver el
sagrario y el camarín de la Virgen. Los dolores son atroces, pero no se le observa un acto de impaciencia ni pierde su
dulzura habitual. Y a las ocho y media del 19 de agosto, a los 58 años, descansa en el Señor.
SU CUERPO PERMANECE INCORRUPTO. Su fama de santidad ha pervivido incesante entre los hermanos de religión
y en quienes le conocieron personalmente u oyeron hablar de él. En 1975 es beatificado por Pablo VI. Y el Papa Juan
Pablo II lo canonizó en Santo Domingo, el 11 de octubre de 1992, en el V Centenario de la evangelización de América. El
santo de la evangelización. El incansable misionero. Un hombre de Dios.
Es patrono de los enfermos de cáncer y su fiesta se celebra el 19 de agosto.
8. El 4 de octubre de 1869 se embarcaba en Cádiz, junto con 17 religiosos, rumbo a las islas
Filipinas, tierra de sus ensueños.
El 10 de febrero de 1870 llega a Manila. donde el 3 de junio de 1871 fue ordenado
sacerdote y destinado a la Isla de Mindoro para iniciar sus actividades misioneras junto a
su hermano Eustaquio.
La integridad de su conducta, su amor por los enfermos y sus insaciables ansias
misioneras le ganaron la estima de los superiores, que pronto le confiaron el delicado
encargo de misionero y capellán castrense en una expedición del gobierno español a la
isla de Palawan.
Pudo allí desplegar su celo apostólico en la colonia militar y sus afanes misioneros en sus
correrías por la isla. Su intensa actividad y el paludismo acabaron con su salud y a los
nueve meses se vio obligado a volver a Manila.
Apenas convaleciente, fue nombado párroco de Calapán y vicario provincial de los
agustinos recoletos de la Isla de Mindoro, de 10.000 km2, campo extenso para nuevas
correrías e inquietudes misioneras.
De 1876 a 1880 ocupó los cargos de párroco de Las Piñas, y de Santo Tomás de
Batangas, de 1880 a 1885, fue predicador del convento de Manila, párroco de Santa cruz
y administrador de la hacienda de Imus.
9. Acabado su mandato de superior de Monteagudo, la Providencia le deparó una excelente
oportunidad para colmar su celo apostólico.
Los hermanos de Colombia piden ayuda a España. Fray Ezequiel se ofrece enseguida como
voluntario. Nombrado superior de la expedición de siete misioneros, parte de España en
noviembre de 1888 rumbo a Colombia.
Su primer objetivo será restablecer la observancia religiosa en las comunidades. Está convencido
de que sólo los buenos religiosos pueden ser auténticos misioneros. Sueña con reactivar las
misiones de Casanare, donde los agustinos recoletos de Colombia, habían ejercitado
antiguamente su apostolado. Allí va él, como pionero, a recorrer los poblados esparcidos por la
inmensa llanura y las escarpadas montañas. Sus cartas desde las misiones suscitan el entusiasmo
del gobierno y autoridades eclesiásticas y estimulan el ánimo de los religiosos.