El maestro les pidió a los estudiantes llevar papas en una bolsa con el nombre de personas a las que guardaban resentimiento para demostrarles el peso que cargaban debido al resentimiento. El ejercicio les enseñó que el perdón los beneficia a ellos mismos al liberarlos de ataduras que los amargan, y que a menudo deben perdonarse a sí mismos por cosas que no fueron como querían. El perdón no significa aprobar lo sucedido sino dejar de lado pensamientos negativos que causaron dolor.