Este documento describe cómo un psicólogo le enseñó a un hombre impulsivo una lección sobre el daño que puede causar su ira a través de un ejercicio con un papel. El psicólogo le pidió al hombre que estrujara un papel y luego lo dejara como estaba, lo que resultó imposible porque el papel quedó lleno de arrugas, al igual que los corazones de las personas quedan marcados por el dolor cuando alguien les habla con ira o desprecio sin pensar.