El documento resume las enseñanzas bíblicas sobre la suerte, la adivinación y la confianza en Dios. Señala que no se debe practicar la adivinación ni consultar a los astrólogos, sino confiar en las bendiciones y la providencia de Dios. La suerte de cada persona depende de Dios, quien dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman.