Entre 1954 y 1965, la empresa Astilleros y Talleres del Noroeste (ASTANO), situada en la ría de Ferrol, pasa de ser un pequeño astillero de ribera dedicado a la construcción de barcos de madera hasta convertirse en una referencia en el mercado mundial, en un proceso continuo de expansión que se frena en los años setenta con la llegada de la crisis del petróleo. Durante ese período se fueron levantando un conjunto de instalaciones para albergar las distintas fases del proceso de construcción naval. Estas instalaciones se hacen atendiendo a una clara organización funcional, buscando un espacio de trabajo luminoso y adecuado, y empleando —al igual que para los barcos que producen— las soluciones constructivas más avanzadas del momento. El resultado se puede entender hoy como un patrimonio industrial de gran interés, que va desde los espacios fabriles de los astilleros hasta los barrios de viviendas para trabajadores de la empresa.