La sextorsión implica chantajear a alguien con imágenes o videos sexuales suyos obtenidos previamente a través de sexting u otras formas, amenazando con compartirlos públicamente a menos que envíen dinero. Los sextorsionistas investigan detalles personales de sus víctimas como dónde viven o trabajan para dañar su reputación y presionarlos a pagar. Utilizan métodos como llamadas telefónicas, correos electrónicos y mensajes en redes sociales para extorsionar a sus víctimas.