3. PP e q u e ña meemoriiaa rr e c o b r a d a
equeña m m o r ecobrada
Libros infantiles del exilio del 39
Edición:
Ana Pelegrín
María Victoria Sotomayor
Alberto Urdiales
4. Prólogo
ermítame el lector que inicie estas páginas con un tono más personal del que se utiliza habitualmen-
P te para prologar una obra como ésta, publicada por un organismo en el que ocupo una posición insti-
tucional. Debo decir que como Secretario General de Educación estoy encantado de prologar este volu-
men, como he hecho con otros en ocasiones anteriores. Pero también quiero dejar claro que no me siento obli-
gado a hacerlo por desempeñar la función que desempeño, sino que estas líneas tienen mucho de reconoci-
miento personal a Ana Pelegrín y, por qué no decirlo, de afecto y deuda de amistad.
Cuando comenzaba mis primeros pasos en el mundo de la educación, de las escuelas de verano y de los movi-
mientos de renovación pedagógica, allá por los años setenta del siglo pasado, tuve la fortuna de conocer a Ana
Pelegrín y el privilegio de trabajar con ella en algún proyecto común. Ya en aquellas primeras ocasiones en
que nos encontramos admiré su creatividad, su imaginación, su rigor y su empuje. En circunstancias no siem-
pre fáciles, fue una difusora incansable de la literatura infantil y juvenil, en todas sus facetas. Literatura que
para ella representaba la posibilidad de lanzar una mirada profunda sobre la realidad cotidiana y también de
abrirse al mundo de la imaginación, combinando la producción específicamente pensada para el público joven
con la creación literaria de los niños y los jóvenes. A través de aquellas sesiones de trabajo tuve la oportuni-
dad de asomarme a un mundo que apenas intuía y que llegué a apreciar profundamente. Y la energía, la capa-
cidad de persuasión y el impulso de Ana constituyeron una invitación y una guía de valor incalculable para
recorrer ese camino.
Sin duda, ese empuje sigue hoy manifestándose, como pone en evidencia la publicación de esta obra. Si el
lector puede tenerla hoy entre sus manos no es por casualidad ni por rutina, sino que se debe a su empeño
personal y a su capacidad de movilizar voluntades. Y creo que es una fortuna que sea así, en general, y que
haya sido así en esta ocasión concreta.
En efecto, creo que es una fortuna disponer de esta publicación, tanto por el tema que aborda como por el
material que contiene. Más allá de la amistad personal y del reconocimiento al trabajo llevado a cabo por una
estudiosa tan entusiasta como Ana Pelegrín, el interés del libro radica en que a través de sus sucesivos capí-
tulos se analiza un sector de la literatura infantil y juvenil tan desconocido como digno de recuperación.
Desconocido, porque las circunstancias del final de la Guerra Civil empujaron al exilio –interior o exterior–
a escritores muy valiosos, que se vieron obligados a recomponer sus trayectorias vitales y se vieron alejados
de lo que había sido su entorno natural, su público y sus canales de comunicación, produciendo el efecto de
silenciarlos, ocultarlos o hacerlos invisibles. Digno de recuperación, porque no sólo estamos hablando de
algunos de nuestros mejores escritores de mediados del siglo xx, sino porque muchos de ellos continuaron
5
5. realizando propuestas innovadoras y enlazaron el pasado literario con las nuevas tendencias que se difundían
en Europa y América en esos años.
Si la memoria es un elemento fundamental, constitutivo me atrevería a decir, de cualquier persona o colec-
tivo humano, la memoria de nuestra educación y de nuestra cultura infantil debería ocupar un espacio privi-
legiado. Sin embargo, el silencio a que han sido sometidos periodos o movimientos históricos determinados
y el paso acelerado del tiempo, que impone urgencias acuciantes, han contribuido a oscurecer o a debilitar
nuestra memoria. Sin duda, ese ha sido el caso de la literatura infantil y juvenil del exilio español.
La simple consulta del catálogo anexo a la publicación confirma la gran riqueza que contienen las obras pro-
ducidas por tantos autores desde 1939 hasta la recuperación de la democracia. Familiarizados o no con este
tipo de literatura en su etapa anterior, escribiendo en castellano o en otras lenguas peninsulares o extranje-
ras, mirando hacia España o más bien hacia los lugares de adopción, fueron muchos los escritores y escrito-
ras que se adentraron en el mundo de la literatura infantil y juvenil y que nos ofrecieron obras de gran inte-
rés. Algunos de ellos consiguieron amplia difusión, incluso en España con el paso de los años. Otros queda-
ron reducidos a círculos limitados. No faltaron quienes quedaron en el olvido y apenas vieron publicarse y
difundirse sus obras. Pero todos ellos merecen nuestro interés y nuestro reconocimiento.
Como dice el título, este libro trata de una pequeña memoria recuperada. Calificarla como pequeña puede
entenderse como un juego de palabras, en cuanto que es la literatura escrita para los pequeños y que no cons-
tituye uno de los grandes campos tradicionales de la cultura o de la literatura. Pero no por eso tiene menor
importancia. El libro realiza una tarea de recuperación de la memoria, que ha obligado a bucear en coleccio-
nes antiguas, en revistas y bibliotecas, en archivos, para poder reconstruir la historia de estas obras “meno-
res”. Y a través de esas memorias individuales o colectivas estamos en mejor situación para recuperar parte
de nuestro pasado, olvidado, silenciado.
Quiero finalizar estas líneas agradeciendo a todos los autores que colaboran en esta obra su trabajo, su sensi-
bilidad, su rigor, su tenacidad para ofrecernos la recopilación de tantas historias, tantos esfuerzos, tanta pro-
ducción tan escasamente conocida. En suma, por haber contribuido a la recuperación de esta parte —¿peque-
ña?— de nuestra memoria.
Sólo me queda animar al lector a adentrarse en las páginas del libro, a saborear tantas historias, a disfrutar
de un pasado tan denso. Y por qué no, a lanzarse a la recuperación y la lectura de las obras que aparecen tan
cuidadosamente catalogadas. La aventura vale la pena.
Madrid, 3 de marzo de 2008
Alejandro Tiana Ferrer
Secretario General de Educación
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6. Presentación
a efervescencia creadora que se produjo en España entre los años 1920 y 1936 en los ámbitos de la
L literatura, la plástica o el teatro con destino a jóvenes lectores, en la época denominada por la críti-
ca la Edad de Plata, se quebró con el estallido de la Guerra Civil y el exilio posterior de escritores
y artistas.
En la extensa obra del exilio español de 1939, la literatura infantil y juvenil es un tema aún desconocido, inclu-
so para los especialistas, por la dificultad que representa el acceso al material sobre el que basar los estudios.
Este trabajo pretende abrir una vía de investigación sobre la literatura infantil y por tanto hay datos y refe-
rencias biográficas pendientes de completar. Es de esperar que futuros estudios puedan reparar estas caren-
cias. A sabiendas de estas circunstancias, este libro abarca un conjunto de estudios que muestran el estado
actual de la investigación sobre el tema y un panorama de la literatura infantil producida en la diáspora de
los escritores e ilustradores, además de una relación extensa de las obras para niños publicadas y relaciona-
das con el exilio.
Representa una panorámica general de las publicaciones destinadas a jóvenes lectores, de las que se han selec-
cionado las producidas en Argentina, México y Cuba. Incluye las referencias a las publicaciones a las que
hemos podido acceder, de poesía, narrativa y teatro editadas en aquellos países, así como algunas de las recu-
peradas en España tras el retorno de la democracia. Es sabido que muchos creadores que permanecieron en
España después de la Guerra Civil se vieron limitados por la censura y la autocensura, obligados a ajustarse
en su creación artística a las condiciones impuestas por el nuevo régimen, o sometidos a un doloroso silen-
cio. Por tanto, estos artículos reúnen las últimas investigaciones sobre el exilio exterior y el interior, así
como lecturas para niños publicadas en España en la década de 1990 con temática de la guerra y la posguerra.
Figuran, por una parte, panoramas generales de la literatura infantil, la ilustración y el teatro de los exilia-
dos, a cargo de Ana Pelegrín, Alberto Urdiales y M.ª Victoria Sotomayor respectivamente, teniendo en
cuenta también la actividad editorial y educativa: por ejemplo, el advenimiento de la Guerra Civil impidió
la continuidad del proyecto de la editorial Estrella, cuyo director Rafael Giménez de Siles, en su exilio mexi-
cano, desde julio a noviembre de 1939, llegó a publicar veinte volúmenes de Antoniorrobles. Otro caso es el
de Herminio Almendros, inspector de Educación en Barcelona, que se exilió en Cuba reclamado por
Alejandro Casona. Su labor para divulgar las técnicas de la imprenta escolar de Célestin Freinet y sus obras
de lectura para niños suponen otra aportación imprescindible a la edición en el exilio. La actividad de los ilus-
tradores continúa en los países de acogida diversificándose muchas veces según las posibilidades de cada uno,
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7. con casos de una notable evolución en su trayectoria. Y en el teatro, el exilio supone la marcha de los drama-
turgos más comprometidos con la renovación teatral y con la necesidad de ofrecer a los niños unos espectá-
culos de calidad, ajenos a cualquier didactismo. Sólo en el caso de Magda Donato y Bartolozzi se puede hablar
de una cierta continuidad de su trabajo anterior en los primeros años de exilio; en general, la creación es esca-
sa y apenas llega a los escenarios.
Por otra parte, se aportan estudios sobre aspectos puntuales: por ejemplo, Juan Mata escribe sobre la repre-
sentación de títeres en casa de García Lorca en 1923; María García Alonso analiza la labor de las Misiones
Pedagógicas; Miquel Desclot, Blanca Ana Roig y M.ª Jesús Ruiz estudian la obra de los escritores Anna
Muriá, Xosé Neiras Vila y Alejandro Casona.
Las Misiones Pedagógicas, creadas en 1931, constituyeron el núcleo de acción de un grupo de autores impul-
sados por el idearium de Bartolomé Cossío, que decidieron prestar su apoyo y colaboración para remover y
acercar la cultura a las zonas rurales y que se vieron forzados a exiliarse. La mayoría de ellos, entre los que
se incluyen María Zambrano, Luis Cernuda, Alejandro Casona, Herminio Almendros, Rafael Dieste,
Carmen Muñoz, Luis Santullano, Lorenzo Varela, Florentino y Eduardo Torner, José Otero Espasandín, o
Arturo Serrano Plaja, no obstante, llevaron adelante la idea pedagógica de las Misiones en los diversos pro-
yectos culturales y editoriales que pusieron en marcha al llegar a los países de acogida.
La función de teatro de títeres para niños de Federico García Lorca en 1923 tiene una importancia que tras-
ciende el ámbito familiar en el que se representó y reside en que aúna el teatro clásico y la vertiente tradicio-
nal en una nueva versión de Lorca del cuento popular “La niña que riega la albahaca” y que contó con la cola-
boración de Manuel de Falla y Hermenegildo Lanz. Se muestran también otros aspectos del teatro infantil
entre la vanguardia y el producido en el exilio, así como las creaciones teatrales de Alejandro Casona para
niños en Buenos Aires.
Otro artículo singular es el de Juan Kruz Igerabide, que valora la versión del poeta vasco Ormachea [Orixe]
de un texto del poeta francés Jacques Prévert con artísticas fotografías de Ylla, promovido por el gobierno
vasco en el exilio en París hacia 1940. Igualmente, el estudio sobre la obra de Xosé Neiras Vila, especialmen-
te de Memorias dun neno labrego, nos acerca a una de las figuras más emblemáticas del exilio y la emigración
gallegas y explica su significado en la constitución del canon en esta tradición literaria.
Este panorama se completa con un análisis de Nieves Martín Rogero sobre la posguerra en los libros infan-
tiles, desde el concepto de “exilio interior” y como signo de la recuperación de la memoria en un proceso que
se inicia ya hacia 1980.
Intentamos rescatar el material bibliográfico y artístico reunido y reivindicar su valor, tanto por la singula-
ridad de los libros de la colección –muchas veces perdidos y destruidos por la indiferencia con la que se tra-
taron hasta no hace mucho los libros destinados a los niños– como por la dispersión geográfica donde se fue-
ron editando. Esta colección, reunida por Ana Pelegrín durante más de dos décadas en América Latina y en
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8. las circunstancias más inverosímiles, contiene material de no fácil localización. Por ejemplo, incluye uno de
los cuatro títulos que constituyeron la colección Biblioteca Cervantes dirigida en México por el editor e ilus-
trador catalán Avel.lí Artís, Plática de animales, de Josep Carner, o la edición de Phokas el americano, de Serrano
Plaja, editado en Buenos Aires en 1948 en la ya mítica Botella al Mar dirigida por Arturo Cuadrado y Luis
Seoane, del que se imprimieron sólo cien ejemplares. Para esta recuperación y elaborado por los editores, se
incluye un catálogo bibliográfico de cuatrocientos registros que contiene obras aparecidas a lo largo del siglo
XX y que hemos organizado en tres etapas históricas: 1) Libros que marcan la vanguardia y la Edad de Plata
y algunos publicados durante la guerra, entre 1920 y 1938; 2) Los editados en el exilio entre 1939 y 1977; 3)
Autores recuperados con el advenimiento de la democracia y publicados tanto en España como en otros paí-
ses latinoamericanos hasta el año 2000.
La obra de estos escritores y artistas marcó la infancia de varias generaciones en América Latina y su huella
permanece en España, caso de Antoniorrobles y Elena Fortún. La recuperación de esta “pequeña memoria”,
tan grande en su significado y valor, es un acto de justicia histórica que obliga a la sociedad española de hoy;
pero sobre todo expresa la decidida voluntad de recobrar un patrimonio cultural que le pertenece y que duran-
te demasiado tiempo le ha sido ilegítimamente hurtado.
Nuestra total gratitud y reconocimiento a todos los que colaboraron desde sus universidades, a su gene-
rosidad e interés, respondiendo a nuestra invitación sobre distintos aspectos de este calidoscopio de la
literatura infantil y juvenil en las fechas claves para su historia.
Y en especial quiero agradecer a Alejandro Tiana y a José Pérez Iruela la acogida que han dispensado a
este proyecto y que ha hecho posible su edición.
Los editores
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9. Índice
Prólogo, por Alejandro Tiana Ferrer...................................................................... 5
Presentación............................................................................................................. 7
Una aproximación a los libros infantiles en el exilio español (1939-1977), por
Ana Pelegrín....................................................................................................... 13
Letras para cambiar el mundo. Los libros para niños en las Misiones
Pedagógicas, por María García Alonso............................................................. 43
La imagen exiliada, por Alberto Urdiales.............................................................. 57
Tarde de enero de 1923, por Juan Mata.................................................................. 81
Memoria de la escena. El teatro infantil de los exiliados, por M.ª Victoria
Sotomayor.......................................................................................................... 93
De Sanabria a Buenos Aires: el destierro escénico de Alejandro Casona, por
María Jesús Ruiz................................................................................................. 119
La obra de Anna Muriá, por Miquel Desclot........................................................ 131
Leoi-Kumea: un libro traducido al euskara, para niños del exilio (asombrosa
adaptación al euskara de Le pétit lion de Jacques Prévert por Orixe), por
Juan Kruz Igerabide........................................................................................... 143
Memorias dun neno labrego y la obra de Xosé Neiras Vilas, por Blanca Ana Roig
Rechou................................................................................................................ 155
El exilio interior y la recuperación de la memoria, por Nieves Martín
Rogero................................................................................................................. 169
Catálogo de autores y obras.................................................................................... 187
Índices...................................................................................................................... 299
11
10. Una aproximación a los libros infantiles
Una aproximacion a los libros infantiles
en el exilio español (1939-1977)
e n e l e x i l i o e s p a ño l ( 1 9 3 9 - 1 9 7 7 )
Escritora
Ana Pelegrín
Investigadora
1. La vanguardia y la Edad de La relación con escritores y artistas hispanoameri-
Plata y los libros infantiles canos tiene su singular expresión en la escritura de
Gabriela Mistral, Carlos M.ª de Vallejo y las ilus-
traciones del uruguayo Rafael Barradas y de la
(1920-1936)
argentina Norah Borges.
¡Alto pinar!
Cuatro palomas / por el aire van En las ediciones colaboran artistas y dibujantes
García Lorca entre los que figuran Lola Anglada, Salvador
Bartolozzi, Rafael Barradas, Enric Climent,
na nueva dimensión en la creación y la Cándido Fernández Mazas, Emili Ferrer, Ramón
U literatura infantil irrumpe en el panorama
de los años 1920 a 1936 con escritores de la
modernidad, en la poesía lírica, con Juan Ramón
Jiménez o García Lorca o el grupo vanguardista de
Gaya, K-Hito, José Moreno Villa, Gori Muñoz,
Rafael Pérez Contel y Ramón Pujol. Son sólo algu-
nos de los creadores plásticos que se unen a esta
nueva mirada expresiva.
la tertulia del café Pombo –Gómez de la Serna, La renovación pedagógica del Instituto Escuela, de
Manuel Abril, Antoniorrobles, Bartolozzi–, que la Institución Libre de Enseñanza, presente en las
giran en torno a una literatura infantil dinámica y Bibliotecas Escolares y en la promoción de la lectu-
disparatada.
ra para niños y jóvenes, tiene su testimonio en el
La renovación literaria en las lecturas infantiles
catálogo bibliográfico elaborado por Lorenzo
está representada por las canciones y el teatro de
García Lorca, de Rafael Alberti, de Concha Luzuriaga en la Revista de Pedagogía.
Méndez; los cuentos surrealistas de María Teresa Un hecho importantísimo es la creación, en el
León; los Títeres de Pinocho de Salvador Bartolozzi Ministerio de Instrucción Pública, de las
y Magda Donato y la serie de cuentos de Celia, el Misiones Pedagógicas, en las que colaboraron
personaje de Elena Fortún. escritores, artistas plásticos, maestros y pedago-
13
11. gos orientados por el magisterio de Manuel 2. Educación y cultura en los
Bartolomé Cossío y Luis Santullano.
En Galicia las Misiones contaron con la colabora-
libros infantiles de la guerra
ción de Rafael Dieste, J. Otero Espasandín,
y el exilio (1936-1977)
Cándido Fernández Mazas, Urbano Lugrís y otros.
Se equivocó la paloma.
En Castilla participaron los escritores Arturo
Se equivocaba.
Serrano Plaja, Antonio Sánchez Barbudo, María
Alberti
Zambrano y Luis Cernuda. El Teatro y Coro del
Pueblo, dirigidos respectivamente por Alejandro
Casona y Eduardo Martínez Torner, participan en Durante la Guerra Civil se publicaron algunas lec-
las Misiones Pedagógicas con la actuación de jóve- turas para niños, por ejemplo Siete canciones infan-
nes universitarios y alumnos de Magisterio. tiles, con poemas de Juan Almela y Luis Cernuda e
ilustraciones de Ramón Pujol y partituras musica-
En la zona mediterránea Carmen Conde y Oliver
les de compositores entre los que figuran Rodolfo
Belmás fundaron la Universidad Popular de
Halffter, Salvador Bacarisse, Moreno Gans y José
Cartagena. En Cataluña y el Val d’Arán destaca la
Castro. Antoniorrobles edita readaptaciones de
labor de los inspectores de enseñanza Florentino
cuentos ilustrados por Pitti Bartolozzi y presenta
Martínez Torner y Herminio Almendros. La educa-
al personaje de Sidrín, un niño republicano, en el
ción nueva impulsa los postulados del niño creador en
número inicial –y único– de un semanario para
las aulas de la Escuela del Mar, de Barcelona, o en los
niños, editado en Valencia.
talleres de Arte, de la Asociación Auxiliar del Niño,
instalados en el barrio madrileño de Prosperidad, con La Generalitat de Catalunya entre 1937 y 1939
las aportaciones de Ángel Ferrant, Melendreros y publicó ediciones de lecturas infantiles, especial-
Gabriel García Maroto. mente dos libros de la República: el célebre El mès
petit de tots, de Lola Anglada, y el Auca del noi cata-
là antifeixista i humà, del ilustrador J. Obiols, así
como la edición popular de aucas y aleluyas de la
confrontación de 1936-1939.
El artista Gabriel García Maroto, director y funda-
dor de la Escuela Hogar Imagen, de educación
artística, publicó en el Ministerio de Instrucción
Pública Un niño en la guerra: trayectoria plástica, que
reúne ilustraciones de su hijo, el niño José García
Narezo que, en 1937, participó en la Exposición
Internacional de París.
14
12. El exilio de los españoles en 1939 significó el aleja- para no encontrar a los gendarmes. Hemos
miento de la mayoría de los escritores y creadores, rodeado la orilla del río, por fin, ya noche
el silencio definitivo de García Lorca, la cárcel para oscura, nos decidimos a pasar el río a vado.
Miguel Hernández; el exilio y el silencio interior Hemos llegado a la orilla opuesta hechos una
de los que quedaron en la Península, agravado por sopa. Mi abrigo pesa muchos, muchos kilos.
expedientes a maestros y censura de los escritores De todas maneras, respiramos por primera
y artistas. vez con alegría.
Hago memoria de tres momentos del exilio a
Antonio Machado, en su exilio de Colliure, poco
Francia: María Zambrano, Herminio Almendros y
antes de morir escribió estas desgarradoras y
Antonio Machado.
luminosas palabras:
María Zambrano en el recuerdo de su primo
Rafael Tomero llevaba las espigas de trigo que le Esos días azules y ese sol de la infancia.
habían ofrecido las mujeres chilenas, en 1937, y Este concentrado poema evoca los días perdidos
que ella dejó sembradas con la esperanza “de que de la infancia y resume el dolor del destierro.
algún día germinaran la democracia, la paz y la
armonía entre los españoles sin muertos ni már-
tires” (Marset, 2006). 3. Memoria del olvido. El exilio
Herminio Almendros tras el sendero que condu- exterior
ce a Francia, para soportar la caminata en la
nieve, se aferra a un ritmo que le ayuda a sobre-
llevar la penosa travesía. ¿Qué nombres vendrían
3.1. El exilio en Argentina
a ayudarlo a soportar el frío y el temor antes de
atravesar la frontera? Argentina1 fue uno de los destinos donde se aglu-
En su diario relata que: tinaron nombres relevantes del exilio español. El
gallego Rafael Dieste asesoró en Buenos Aires,
[...] y a poca distancia de la frontera france- en la editorial Atlántida, la Biblioteca Billiken,
sa, en medio de la nieve, la caminata, hundi- una colección de literatura clásica para niños en
dos los pies y a pasos lentos y cortos, la he versiones y adaptaciones, y también biografías de
soportado mejor pronunciando a cada paso personajes célebres.
una sílaba, tres sílabas seguidas y un nom- Algunos de estos libros están firmados por escrito-
bre. Tres horas de montaña nevada hasta la res en el exilio, como el propio Rafael Dieste,
frontera francesa. Desde allá arriba, ya ano- Francisco Ayala, Arturo Serrano Plaja, José Otero
checido, hemos visto el primer pueblecito Espasandín, Clemente Cimorra, Angustias García
francés. Esperamos que se hiciera de noche. Usón, Carmen Pomés y otros. Mención especial
Había que pasar el río, no por la pasarela, merece la colaboración de Alfonso Castelao, con
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13. más de cincuenta ilustraciones en doce libros de la se potencia y amplía la oferta cultural que bajo la
Biblioteca Billiken que incorporó aportaciones de dirección de Alejandro Casona cumple el Teatro
los artistas plásticos Manuel Colmeiro, Gori del Pueblo y, con la dirección de Eduardo Torner,
Muñoz, Ramón Pontones, Federico Ribas y Luis el Coro.
Seoane. Esta colección es un testimonio valiosísi- El devenir histórico reúne en Madrid al Teatro del
mo de la tarea de Rafael Dieste, con el espíritu Pueblo de Casona, al Coro dirigido por E. Torner,
divulgador de las Misiones Pedagógicas. a Rafael Alberti y a Rafael Dieste en la función
El ilustrador modernista Federico Ribas, colabo- benéfica de Residencias y Guarderías infantiles. La
rador en Madrid, en los años veinte, de la edito- Guerra Civil había comenzado. En la función en el
rial Calleja, ilustra cerca de una veintena de Teatro Español del 20 de agosto 1936 (Marrast,
libros del escritor y editor argentino Constancio 1979) se escenifican El dragoncillo, de Calderón; El
C. Vigil, de la editorial Atlántida. falso fakir, de Rafael Dieste por el guiñol La
Tarumba de Miguel Prieto y la versión dramatiza-
Rafael Dieste y la Biblioteca Billiken da del romance El enamorado y la muerte, de Rafael
Alberti.
Hay que andar mucho para ver. Para Rafael Dieste el guiñol significa una profun-
Hasta para ver lo que se tiene delante de los ojos. da vivencia personal, una presencia de su infan-
cia creativa y su interés hacia el teatro del niño.
Rafael Dieste
Este acto germinal lleva más tarde a Dieste a
escribir sus farsas y varios de sus cuentos tienen
En una breve reseña biográfica de Rafael Dieste2 un aire juglaresco, recreando un estilo oral, un
poeta, narrador, dramaturgo de Galicia anotamos: brote de primitivas y medievales formas drama-
nacimiento en Rianxo, La Coruña, en 1899; joven tizadas. En su prosa, su infantil personaje
periodista, colabora en el periódico Pueblo Gallego y Estreliña, en Dos arquivos do trasno (1926), se con-
con la redacción de Galizia. Comienza a publicar vierte en una página emocionante de ese estilo
cuentos, reunidos posteriormente en el libro Dos narrativo.
arquivos do trasno, en 1926. Participa en tertulias Dieste emprende parte de la tarea encomendada
literarias en Madrid y se entrevista con Pedro por Misiones Pedagógicas de llevar el guiñol a los
Salinas para colaborar en las actividades culturales pueblos: la construcción del retablo, los títeres y
del Patronato de Misiones Pedagógicas. Por expre- la escenografía ponen en juego los recursos de un
sa invitación del poeta del 27, se propone el objeti- teatro primitivo, improvisando los diálogos sobre
vo –sobradamente cumplido– de fundar un teatro guiones del director. Casi inmediatamente
Guiñol Teatro de Fantoches, colaborando simultá- Dieste escribe sus farsas “a veces con reminis-
neamente con el itinerante Museo del Arte, con cencias de tradiciones populares” de los titirite-
Ramón Gaya y Urbano Lugrís. Con este programa ros de Cervantes, de hazañas diversas en las far-
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14. sas La fiera risueña y El falso fakir, un enredo bur- ficado. Estos poemas son recogidos en Flor nueva de
lesco, casi chaplinesco con palabras en juego de romances viejos (1928), de Ramón Menéndez Pidal.
los artistas: Tonino –“listo en hacer el tonto”– de Dieste reafirma el deseo de comunicación con el
Frontifalso presentador de espectáculos orienta- pueblo, de intercambiar la cultura ancestral y los
les, y Rosita bailarina y cantante; y el empresario valores de los que eran depositarios, al mismo
teatral. (Irizarry, 1980). tiempo que entrega el espíritu solidario de una
Otra forma de teatro juglaresco es el maravilloso juventud, un compromiso integral, una fuerza
Romancero. Dieste recuerda cómo los romances unificadora y un anhelo compartido. En la gene-
estaban vivos en el pueblo, en la participación de la ración del 27, al igual que en la llamada genera-
memoria colectiva del público. Elige y adapta para ción de la República, existía un espíritu de grupo
títeres el romance de la Doncella guerrera, y esceno- “el que anima a los integrantes de las Misiones
grafía realizada en colaboración con Ramón Gaya. Pedagógicas”. Dieste lo confirma (1990):
En la fuga de la Doncella en su caballo Nosotros –Otero Espasandín, Arturo
(manipulado por Urbano Lugrís) la carrera Serrano Plaja, Sánchez Barbudo, María
quedaba sugerida por el movimiento inverso Zambrano, Lorenzo Varela, Javier Farias–,
de las cortinas de fondo; la de los arbolillos, nosotros, formamos en distintas ocasiones
las margaritas y las nubes [...] Urbano grupos importantes en la historia de España.
Lugrís tuvo la maravillosa y eficacísima ocu- En esos tiempos de signos casi apocalípticos,
rrencia de lanzar un brioso y alegre relincho participamos todos: desde la guerra de Áfri-
–atribuido al caballo de la doncella natural- ca, mis compañeros en la guerra de España,
mente– en el arranque de la fuga. la guerra europea, el exilio.
Así lo recuerda Dieste, en testimonio recogido por Enrique Azcoaga (1984) recuerda el espíritu excep-
Otero Urtaza (1982). La revitalización del roman- cional del grupo de las Misiones Pedagógicas en los
cero, impulsada por Ramón Menéndez Pidal, años precedentes a la tragedia de la Guerra Civil:
impregna el espíritu del Instituto Escuela y de las Por lo que a mi grupo se refiere, con motivo
Misiones Pedagógicas. Los romances seculares de de Misiones Pedagógicas, en la que en dife-
El Conde Sol, La Misa del amor, La loba parda compo- rente grado intervinimos, como consecuen-
nen parte del repertorio del coro de las Misiones, cia de la “manera de vivir” [...] no concebía-
dirigido por Eduardo M. Torner. Rafael Alberti mos al escritor pendiente de su “poemario”,
escenifica el romance El enamorado y la muerte y o de la “prosa lírica”, sino entregado a su
posiblemente con el mismo fin Romance de Don entidad cultural, a las necesidades mejorado-
Bueso y de la Infanta Cautiva. Romance antiguo esceni- ras y solidarias.
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15. Finalizada la Guerra Civil comienza la diáspora Cervantes: “Llaneza, muchacho, que toda afecta-
para todo el grupo. En los tiempos de signos apoca- ción es mala”. Así, el libro:
lípticos, después de los campos de concentración Debe ser claro, ordenado, ameno, distribui-
de Saint Cyprien en Francia, y antes de partir do en capítulos. Llaneza, pero elegancia. Un
hacia diferentes países, acogidos en Potiers en la libro de divulgación que no exija, para ser
casa de campo de Bloch, se encuentran algunos de entendido, conocimientos especiales. El
los integrantes del “Grupo de Misiones” y también libro deber ser bonito, noble como una
del grupo Hora de España. Todos partieron a dife- buena conferencia de Misiones que pudiese
rentes países de América. Rafael Dieste y Carmen escuchar con gusto cualquiera de los misio-
Muñoz, su mujer, llegan en el invierno austral de neros además del público.
1939 a Buenos Aires, Argentina (Axeitos, 1995).
Por intermedio de la pintora Maruja Mallo, que le Dieste invita a sumarse al proyecto a algunos de
presenta a Constancio Vigil, dueño de la Editorial los participantes de las Misiones, y asimismo a
Atlántida, Dieste asume la tarea de realizar la escritores, críticos, profesores y periodistas del exi-
Colección Billiken, y también la Colección Oro, de lio en Buenos Aires. A los desterrados en México
divulgación cultural, para un público juvenil y de o en los Estados Unidos les escribe para solicitar su
temas literarios y documentales: arte, ciencia, his- colaboración. A María Zambrano le propone una
toria. “En los primeros años fue bastante duro por- Historia de la Piedad, o Vidas de filósofos; a Sánchez
que había que encauzarlo todo desde los cimien- Barbudo “un pequeño libro titulado Magos, astrólo-
tos”, escribe Dieste. Carmen Muñoz, que fuera gos, alquimistas”, que no llegaron a realizar. En la
maestra e Inspectora de Enseñanza Primaria en carta a Sánchez Barbudo (como posiblemente tiene
Plasencia, colabora en el proyecto de la colección por norma con los otros colaboradores), Dieste
para jóvenes y público general, y en las versiones, especifica el esquema, el índice del contenido de
traducciones, revisiones y correcciones de galera- los capítulos del futuro libro, la extensión, el tiem-
das. Carmen Muñoz prepara para la Colección po previsto para su publicación, la remuneración,
Oro el libro La Edad Media. Anota Dieste los valo- etcétera. Un editor minucioso y preciso.
res de este libro, porque la autora posee “juicio En el catálogo de 1948 de la Biblioteca Billiken, se
artístico, literario, poético, de una lozanía sorpren- comprueba que en las tres series se incluyen ver-
dente”. siones y adaptaciones de autores clásicos y moder-
En la Colección Oro, tratándose de instrumentos nos: Swift, La Sage, Walter Scott, Hoffmann,
de la cultura para ayudar y servir a los estudiantes, Schiller, Wagner, Stendahl, Daudet, Balzac,
Dieste (1995) –que recuerda al público de las confe- Tolstoi, Gogol, Wilde, Dickens, Mayne Ried, E.
rencias por los pueblos de España– sabe que el lec- Allan Poe, Fenimore Cooper o Mark Twain, así
tor necesita sencillez, que es preciso darle con cui- como las narraciones universales Eneida, Ilíada,
dada escritura los elementos esenciales como decía Odisea o Ramayana se unen a los clásicos de la lite-
18
16. ratura hispánica Poema del Cid, Cervantes, heterogéneo al que se dirigían , una intrahistoria de
Calderón o Lope. libros del exilio español en la que figuran los nom-
Los libros de Billiken significaron una aportación bres de Francisco Ayala, Ricardo Baeza, Clemente
indudable a las lecturas de los niños argentinos. Cimorra, Rafael Dieste, Díaz Alejo, Jaime Espinar
Un valioso testimonio de aquel enriquecimiento lo (pseudónimo de Mariano Gómez), Javier Farias,
aporta Graciela Cabal, escritora y pedagoga argen- Angustias García Usón , José Otero Espasandín,
tina, que al evocar su infancia relata que aquellos Juan Paredes, Mariano Perla, Carmen Pomés,
libros los fue recibiendo como regalos para cumple- Vicente Salas Viu, Arturo Serrano Plaja y otros
años, la primera comunión, o las enfermedades intelectuales españoles. Contribuyeron a la
graves: Colección escritores argentinos como Pablo Rojas
Paz, Ángel Battistessa, José Luis Romero, Córdova
Así es como me hice con los Viajes de Iturburu y, por invitación de C. Vigil, director de
Gulliver, los Cuentos de Oscar Wilde El prín- la editorial, el escritor argentino Arturo Capdevila.
cipe y el mendigo, Tartarín de Tarascón y algu-
nos más. Otros, como Infancia de los grandes
hombres y La Araucana, me los trajo mi papá
Versiones y adaptaciones de los clásicos
de la biblioteca de su escuela. De versiones y adaptaciones, así como de su recu-
peración para la historia de la literatura infantil y
Aquella preciada colección de Billiken sólo la juvenil en España, Jaime García Padrino (1999)
poseían algunos “privilegiados”, como una amiga cita las ediciones en el exilio de Herminio
suya, la única niña del barrio que tenía esa biblio- Almendros, y estudia las implicaciones literarias
teca y a pesar de ello, no le gustaba leer. “Yo, que de los clásicos al alcance de los niños, a cuyo inte-
no tenía ni hermano, ni perro ni gato, leía todo el resante análisis me remito.
tiempo, a razón de un libro por día”, cuenta Herminio Almendros (1972), en su destierro en La
Graciela Cabal. Habana, una vez revisados los argumentos a favor
Al comparar los títulos con los de las bibliotecas de y en contra, reconoce que:
la Institución Libre de Enseñanza y del Patronato El hombre medio, o el que no sea un especia-
de Misiones (García Padrino, 1992; Sotomayor, lista o un estudioso, no llegan a leer en su
1993; María García, 2008), la colección Billiken vida obras como la Ilíada o la Odisea, en su
traslada a Argentina un repertorio similar y el versión original; pero las leen en adaptacio-
canon entonces vigente de las lecturas apropiadas nes reducidas, en su juventud de lectores.
para el público juvenil. Las adaptaciones literarias ¿Que no percibirían así la integral belleza de
de la serie Roja, las biografías de la serie Verde y la esas obras? Menos la percibirán si no leen ni
Azul de hechos y conocimiento de América, así las adaptaciones. Lo importante, hay que
como los títulos de la Colección Oro suponen una repetirlo, es que se haga una adaptación inte-
intrahistoria de las lecturas juveniles y del público ligente y válida.
19
17. Las cuidadas adaptaciones de Rafael Dieste de El La burla de los tejedores del paño consiste en fabri-
Conde Lucanor, de los cuentos de Tolstoi, Wilde, car un tejido sólo visible para aquel de linaje verda-
Hoffmann, Swift o Daudet tienen un breve prólo- dero, porque ya decía Don Juan Manuel “que quien
go sin firma que muestran el conocimiento y el cri- fuese de veras hijo de aquel que era tenido por su
terio del escritor al hacer su adaptación. Al menos padre, ese vería el paño, pero quien no, no lo
doce de los libros llevan ilustraciones de Castelao vería”.
(Alfonso Rodríguez Castelao), y otros de Manuel El castellano de Don Juan Manuel se hace dúctil en
Colmeiro, Luis Seoane, Gori Muñoz. Destaco la el estilo, con mezcla de popular y medieval de la
versión de El Conde Lucanor con ilustraciones de versión de Rafael Dieste. Sus otras versiones
Castelao, que convierten al pequeño libro de la –incluyendo las que firmara con el pseudónimo de
Biblioteca Billiken en algo raro y preciado. Juan de Plasencia– Los cuentos de Tolstoi, El tonelero
Herminio Almendros recomienda la lectura de El de Nüremberg, Tartarín de Tarascón, Viajes de
Conde Lucanor, que “en selección y transcripción al Gulliver, Cuentos de Oscar Wilde son excelentes
español actual sus ejemplos constituyen hermosas adaptaciones y versiones para el joven lector.
composiciones de literatura infantil y juvenil”. En los años sesenta, como otros españoles, Rafael
Almendros recuerda la versión de Ramón María Dieste y Carmen Muñoz emprendían el regreso
Terneiro de El Conde Lucanor, en Espasa Calpe, en del exilio a España. Allá en Buenos Aires, en las
la colección La Lectura, en el Madrid de la prime- provincias de Argentina, en escuelas remotas, en el
ra mitad del siglo XX, incluido en la Biblioteca deseo de aquella inalcanzable colección completa
Circulante para niños de la Institución Libre de de Billiken, viven las páginas de los españoles.
Enseñanza. Cuando aquí, en la diáspora argentina, nombro los
En la adaptación que realiza Rafael Dieste procura libros de la Colección, siento que en el interlocutor
conservar según sus palabras “su sabor antiguo y el el recuerdo mueve la raíz emocional al recuperar el
modo sentencioso de Don Juan Manuel, aunque espacio, el tiempo, la lectura de la infancia...
sin amaneramiento arcaizante”. En castellano con
sabor medieval, subraya la intención de Don Juan
José Otero Espasandín
Manuel en dieciséis cuentos o ejemplos elegidos, El grupo allegado a Dieste compartía con él una
como los célebres del “Árbol de la mentira” o “De visión de la cultura “en una actitud universal, un
lo que aconteció a mancebo que casó con mujer ritmo universal”; Otero Espasandín, amigo y pai-
muy fuerte y brava”. Alejandro Casona escenifica sano de Dieste, comparte anhelos, viajes por los
este cuento para el juvenil Teatro del Pueblo. El pueblos de Galicia con las Misiones Pedagógicas.
Diríase que Otero Espasandín traslada su pasión
divulgado tema del engaño en “De lo que aconte-
del magisterio en Ciencias y su labor en el Museo
ció a un rey con los burladores que hicieron del
Científico a los libros de su copiosa producción.
paño” figura en la versión de Dieste.
20
18. De Un paseo por el cielo recojo la idea para englobar visualización del escenario teatral. Sugiero una lec-
otros títulos, que constituyen un paseo por el cono- tura dinámica similar al teatro leído, para levantar
cimiento de la cultura clásica y la divulgación cien- en plasticidad y musicalidad la reconstrucción de
tífica, de un maestro español en el exilio, con la una acción donde juegan las voces corales, que evo-
firme decisión de continuar su labor (Pelegrín, can como en el teatro clásico los espacios y el tiem-
2000). Sus artículos aparecen en revistas emblemá- po “intemporal”.
ticas en Argentina como Correo Literario, y De Mar Otero Espasandín distribuye su narración en los
a Mar (Zulueta, 1991). personajes que intervienen para llevar adelante la
En la Colección Oro publica Narraciones Mitológicas. acción mítica:
Un antecedente del tema en la literatura para jóve- - Coro
nes lectores es la Mitología contada a los niños (1878), - Coro de Musas
de Fernán Caballero, que narra el mito de Psiquis - Corifeo-Narrador
y de Orfeo, de larga permanencia en los motivos de - Orfeo
la literatura tradicional y en los cuentos infantiles. - Rey de Hades
El mito de Orfeo sigue hechizando al imaginario - Mujeres de Tracia
colectivo, en su presencia continua en el motivo
El coro en un clima de misterio y sugestión presen-
literario del poder del canto, que obra maravillas.
ta al protagonista y su magnetismo musical susci-
Por ejemplo, en el romance tradicional del Conde
tando el enmudecer de los pájaros, la mansedumbre
Niño, el conde, como Orfeo, tiene ese poder al
súbita de las fieras, la calma en la vegetación en
decir su cantar, inmovilizando el vuelo de los pája-
prados y collados, en el viento del mar, esparciendo
ros y hechizando a los oyentes:
la música que arrasa los corazones y enciende el
Todas las aves del cielo / se paraban a escuchar. amor de las doncellas de Tracia. El coro de Musas
Caminante que camina / olvida su caminar; activa el dolor de la pérdida de Eurídice y la súplica
/ navegante que navega / la barca vuelve de Orfeo a los dioses del Hades, el terrible reino de
hacia atrás. la muerte.
En las Narraciones Mitológicas (1943), Otero [Orfeo] –El Amor, el poderoso dios, me trae
Espasandín elige un estilo arcaizante en párrafos hasta vosotros. Por estas moradas llenas de
extensos, en contraste con la síntesis y sencillez terror, por estos reinos de eterno silencio y
narrativa de la Mitología contada a los niños, de cosas increadas, yo imploro ¡oh dioses! anu-
Fernán Caballero. La prosa lírica de Otero déis la hebra de vida de Eurídice [...]
Espasandín tiene un entronque con el estilo poéti- ¡Entregádmela!, ¡oh deidades del Hades!,
co, teatral, de Rafael Dieste. En la musicalidad de pues sin ella no puedo retornar...
la sintaxis, de silencios y pausas, en la “plasticidad
del idioma”, reconstruye las voces, diríase que en
21
19. La imagen exiliada
La imagen exiliada
Ilustrador
Alberto Urdiales
Investigador
nicio este artículo sin tener muy claro su dades de otras profesiones, o la precariedad del
I objetivo; dar a conocer, resucitar, reivindicar,
analizar, excusar, dar un paseo por...
En su planteamiento el trabajo tenía un enfoque
trabajo de los que hasta este momento habían
sido admirados en mejores circunstancias edito-
riales.
relajado. Ya me he visto otras veces escarbando Ante la expectación que puede provocar internar-
en las antiguas obras de ilustradores infantiles se en una época y unos trabajos hasta ahora des-
anteriores y la situación ha sido sosegada en conocidos, y con la esperanza de recuperar algo
extremo; generalmente no tropiezas con persona- que te han quitado, la respuesta recibida es un
lidades ni afables ni desagradables, simplemente conjunto mínimo de ilustraciones notables que
con su obra, no hay endiosados ni proscritos, sólo desaparecen ante otro grupo mayor de trabajos de
ilustraciones; el objetivo último no es la crítica bajo nivel, editados en publicaciones de aspecto
pero puedes dar tu opinión sin ningún tipo de adusto, con escasez de color, parquedad de tama-
presión ni miedo a enfados ni represalias, aña- ños y precariedad de medios, lo que desembocó
diendo además que moverte en un ambiente tan en libros de atractivo nulo, con abundancia de
desconocido y desprestigiado socialmente como contenido didáctico, cuando no patriótico, y en
la ilustración infantil te infunde una aureola de cualquier caso con ausencia del producto visual-
misionero con la que la propia conciencia queda mente atractivo que las editoriales españolas de
muy satisfecha y sedada. preguerra ya consideraban vehículo indispensa-
Pero esta vez no ha sido un paseo, ha sido un con- ble en su camino hacia los más pequeños. Al
flicto continuo ante la aparición de situaciones mismo tiempo desaparecía otra de las conquistas
inesperadas como son las mil humillaciones de de los años previos al conflicto, la consideración de
un exilio que por previstas no son menos humi- los más pequeños, de los niños, como receptores
llantes; la decadencia de ilustradores de renom- de una literatura y una imagen más infantil, así
bre, la incongruencia del ejercicio de esta recién como su inclusión en esta literatura como prota-
nacida profesión de ilustrar a cargo de personali- gonistas; y aunque paradójicamente fue ésta una
57
20. conquista en la que tuvieron un papel importan- mentos indeseables; y a nosotros [el autor se
te gran parte de los que ahora se encontraban en refiere a sí mismo y a los administrativos mexi-
tierras ajenas, las publicaciones, por lo menos canos], a los que tuvimos a nuestro cargo encau-
aquellas en las que participan ilustradoras e ilus- zar esa inmigración, se nos considera inconscien-
tradores españoles requieren de un momento de tes instrumentos de grupos disolventes.” (Fresco,
autosugestión para asumir que sean verdadera- 1950: 24).
mente infantiles. Este problema traería consecuencias que muchos
Esta previa conclusión, que se hace tan evidente arrastrarían durante todo su exilio pues, tratán-
en un primer vistazo, tenía que tener alguna dose de trabajadores de la cultura, el reconoci-
razón, o más de una. Es evidente que la situación miento y los contactos son fundamentales.
cotidiana ha cambiado y esto debe influir en el Cualquier biografía o ensayo histórico sobre este
quehacer diario y en el modo de plantearte la tema nos transmitirá la dureza de esta situación
vida. También es evidente que no se deja de estar a pesar de la ejemplar acogida de la que hicieron
exilado aunque estés acogido, pero no es ésta la gala algunos países hermanos:
única razón para una valoración no positiva que Avel.lí Artis-Gener y Xavier Benguerel no
surge ante una mirada puramente superficial, ni hablaban del exilio porque el exilio no había sido
son solo personales las razones de esta conclu- una experiencia positiva, su recuerdo representa-
sión. ba un estigma, una marca vergonzante.
Una vez a salvo –nunca recuperados– de los cam- (Guillamon, 2005: 14)
pos de concentración, del desarraigo, de las peri- Si el ilustrador era reconocido socialmente por el
pecias del viaje y los problemas de la reinserción, ámbito político y cultural del país de acogida, el
los ilustradores e ilustradoras se instalaban en la tema no cambiaba mucho ya que el panorama del
praxis que posiblemente ya intuyeron: su posi- mundo de las ediciones infantiles era de nivel
ción en España y el reconocimiento que de ella se inferior al dejado en España. Las cotas que se
pudiera derivar solo encontraría eco en los com- alcanzaron con las publicaciones de Calleja,
patriotas que ya estaban afincados en los países Muntañola o R. Sopena en la década de los años
de acogida –y no en todos–. Mauricio Fresco, veinte difícilmente se podría encontrar en
funcionario de la administración mexicana y México, Chile o Argentina, y este panorama no
encargado de la admisión y reinserción de los iba a cambiar porque haya llegado lo más florido
emigrantes españoles, critica los comentarios que de la ilustración infantil española.
una facción de españoles ya afincados en México Si entretenemos el paseo despistándonos por
publicaba en la prensa: vericuetos más individuales quizá comprenda-
“Sin pruebas, sin un estudio sereno, alocadamen- mos mejor la situación de la ilustración infantil
te, los partidarios del régimen actual de España en el exilio o aun cambiemos nuestra inicial y
acusaron a los refugiados españoles de ser ele- superficial valoración.
58
21. Muchas ausencias y mucho dolor y rabia trans-
mitidos desde la época nos recomiendan ampliar
el concepto de exilio, pues es exilio la muerte y
cualquier otro tipo de desaparición forzada por
ideas intolerantes. Exilio son las alternativas a la
imposibilidad de la huida, como la opción del sui-
cidio creativo y la no opción de la cárcel, que
antes o después acabará igualmente en forzado
suicidio creativo.
Todo este macabro muestrario y algún caso
inevitablemente desconocido, tiene notable ejem-
plificación en los ilustradores e ilustradoras espa-
ñolas del momento.
1. Matar la ilustración infantil
Sama y Lola Anglada, aunque de modos muy dife-
Sama: Abril, Manuel, Los tres hijos del Diablo, Diablos y
rentes, optarían por lo que podemos llamar exilio Diabluras C.I.A.P., Madrid: ca. 1930.
interior.
En la misma editorial y en la misma colección
Joaquín Sama se licencia en medicina en 1925
encontrábamos, entre otros, cuentos ilustrados
mientras colabora con sus dibujos humorísticos en por Renau (1907-1982), y Enrique Climent (1897-
revistas como Blanco y Negro, Buen Humor, El Sol y 1980), forzados al exilio exterior pero con mejor
Gutiérrez. Su trabajo en literatura infantil se resu- suerte pues Renau lograría el reconocimiento
me en la ilustración de cuatro títulos de Manuel
Abril para la colección Cuentos para niños que la
editorial Compañía Ibero Americana de
Publicaciones (C.I.A.P.) editará en 1930, también
con triste final.
Fue depurado tras la Guerra Civil y prácticamente
se esconde en su pueblo de origen, en la provincia
de Córdoba, hasta que en 1944 pasaría a la capital,
pero siempre camuflado bajo su nueva profesión, el
ejercicio de la medicina. Las colaboraciones y dibu- Climent: Abril, Manuel, Don Poldito el Atrevido, Diablos y
jos que hiciera desde entonces llevarán diferentes Diabluras, C.I.A.P., Madrid: ca. 1930.
seudónimos.
59
22. figuras infantiles y de los ambientes más rurales
y populares, con ellas daría imagen a los cuentos
de la condesa de Segur, a la Alicia de Lewis
Carroll o a sus propios personajes, como
Margarida, Narcis o el popular en Peret.
Su compromiso con las ideas republicanas y más
aún con su patria catalana le facilitan la creación
de El més petit de tots, pequeño cuento editado por
el Comissariat de Propaganda de la Generalitat de
Catalunya con el que se pretendía encontrar un sím-
bolo de las virtu-
des catalanas y la
fuerza de sus insti-
Renau: Abril, Manuel, Doña Semana,
Aventuras Asombrosas, C.I.A.P., Madrid:
tuciones para la
ca. 1930. divulgación popu-
lar. La idea surgi-
como muralista, cartelista y autor de comprome- ría del escultor
tidos fotomontajes, y Climent sería aclamado Antoni Paredes y
pintor en México, aunque ambos dejarían en su se plasmaría en
juventud española sus únicas experiencias en pequeñas figuras,
ilustración infantil. aucas canciones y
Lola Anglada (1892-1984). Primera ilustradora en este cuento,
infantil catalana asociada estéticamente al nou- editado en 1937.
centisme catalán. Precoz profesional, colaboraría Al finalizar la
desde sus trece años en la revista infantil Cu-cut Guerra Civil y
como ayudanta del dibujante Llaverías y comen- ya establecido el Lola Anglada: A., L., El més petit de tots.
Barcelona: Comissariat de P. G. C. 1937.
zaría a publicar sus propios dibujos en Patufet a bando ganador,
los diecisiete. A partir de este momento su pro- este tipo de significaciones fuerzan a la ilustrado-
ducción en ilustración infantil, tanto para textos ra a esconderse durante dos años y a renunciar a
clásicos como para los propios es habitual, con- su anterior quehacer en las décadas siguientes,
virtiéndose en una de las figuras imprescindibles pues niega el exilio como posibilidad, aunque ya
de la ilustración y de la literatura infantil en len- había estado en el extranjero en su juventud,
gua catalana. Sus ilustraciones de tono románti- como otros muchos artistas de su época. En estos
co y con acusada influencia inglesa adquieren un años veremos solamente reediciones de sus pro-
definitivo toque personal en el tratamiento de las ducciones de preguerra o la publicación de su
60
23. obra más ambiciosa mutadas por trabajos forzados. Sólo hemos
y fuera del ámbito encontrado una publicación infantil de la época
infantil, Visions bar- posterior a la cárcel: El premio merecido y otros
celonines, editada en cuentos, de Pablo Collado, en 1965. Hay que tener
diez volúmenes en- en cuenta que durante una época después de la
tre 1952 y 1958, pero prisión vivió de pintar puertas hasta encontrar
con litografías reali- colaboraciones en peque-
zadas a partir de ñas revistas. En 1968 vol-
1934. vería a su tierra natal,
Algeciras, donde permane-
Aún más dramática cería hasta su muerte en
es la historia de Ra- 1981.
món Puyol (1907- Entre los ilustradores que
1981), destacado Lola Anglada: Carroll, L., Alicia en el optaron por un exilio exte-
ilustrador de los país de las maravillas. Barcelona: rior haremos una pequeña
Juventud. 1958 (7ª ed.).
años 20, especializa- división, estudiando en
do en portadas y carteles; muy comprometido con primer lugar a aquellos que
la República y significado con sus agresivos carte- pudiéramos considerar con una posición profe-
les en el aspecto más propagandístico del bando sional ya consolidada en España dentro de la ilus-
republicano, tanto que sería encarcelado y conde- tración infantil, como puede ser el caso de
nado a dos penas de fusilamiento que serían con- Salvador Bartolozzi y
Federico Ribas, y quizá
también a Gori Muñoz,
de aceptación más recien-
te y con un futuro dentro
de la ilustración infantil
más prometedor que el
que le deparó el exilio.
Ramón Puyol: Lo que cuentan los
amigos de Perico. Madrid: Ministerio
de Instrucción Pública. 1937?.
Lola Anglada: Gay, J., Naranjas de oro. Barcelona:
Muntañola. [1917].
61
24. 2. Exilio de la ilustración co, fuera de actualidad, para adoptar un nuevo
concepto de ilustración, más acorde con el
momento plástico pero sobre todo y por vez pri-
infantil
mera, pensado específicamente en función del
Salvador Bartolozzi (1882-1950). Un breve resu-
principal destinatario, el público infantil.
men de lo más destacado de su obra en ilustra-
ción infantil comenzaría no solamente con sus Hasta ahora, la ilustración infantil estaba marca-
aportaciones como ilustrador sino con la revolu- da por los cánones del dibujo realista y costum-
ción, más que innovación, que origina en esta brista del siglo XIX: perspectiva, claroscuro y
actividad desde la editorial Saturnino Calleja. Su detalles; no se diferenciaba en nada de la ilustra-
trabajo en esta casa como director artístico, ade- ción para el público adulto. El humor introducido
más de un cambio radical para la propia editorial por el grabado más rápido y expresivo de la pren-
marca un momento único en la historia de la ilus- sa satírica y la variedad estilística de las nuevas
tración infantil de texto en castellano, tanto por figuraciones de las vanguardias facilitan el desa-
lo novedoso de sus propios dibujos como por la rrollo de un “monigote” sencillo y primitivo
contratación de los artistas gráficos más relevan- como el que vemos en D’Ivori o Vivanco que
tes del momento como fueron Penagos, Ribas, encuentra su culminación en los movidos
Zamora o Máximo Ramos. Pinochos y Chapetes de Bartolozzi. Ciertas inno-
vaciones técnicas en la reproducción también faci-
Hacia 1915 y en esta editorial de repercusión
litaron estos cambios. A partir de 1916 y después de
internacional se abandona el dibujo decimonóni-
unos primeros dibujos de corte más realista,
Bartolozzi inicia la
serie de Pinocho
dentro de las colec-
ciones de los Cuen-
tos de Calleja en
colores. Con textos
propios y un referen-
te lejano en el perso-
naje de Collodi crea
unos personajes nue-
vos para la literatura
infantil, a los que
anima con imágenes
simplificadoras pero
Bartolozzi: Ilustraciones en diferentes publicaciones durante los años 20. Madrid: S. Calleja. expresivas, movidas
62
25. y con nuevos colores. La amplitud y variedad de do en España, pero en su análisis debemos tener
los formatos y las posibilidades coloristas de la en cuenta otras variantes además de la del exilio.
impresión hicieron el resto. En los últimos años de su estancia en España,
Las ilustraciones de Bartolozzi caminaron desde Bartolozzi parece decantarse por su faceta de
su sencillez expresiva por multitud de exitosas escritor y de productor de teatro infantil. En los
series de cuentos, revistas, diseños de teatro y años de estancia en Barcelona, los del exilio en
marionetas hasta una mayor simplificación, la París y los primeros de estancia en México no
reducción geométrica del novedoso art-deco.
Indudablemente, antes del conflicto bélico,
Salvador Bartolozzi es la figura más experimen-
tada e importante de la ilustración infantil espa-
ñola. Tras el paréntesis de la guerra y después de
su complejo viaje de doble exilio, se sitúa en París
en 1941, donde es acogido con el respeto y cariño
que merecía su obra ya conocida en este país.
Su trabajo como ilustrador infantil en México es
muy reducido y de tono muy diferente al realiza-
Bartolozzi: Colección Cuentos de mamá.
sabemos de ninguna publicación con sus dibujos,
y en 1942, cuando retoma este quehacer ya tiene
60 años. Con el Ministerio de Educación Pública
intenta recuperar el personaje por el que es cono-
cido popularmente y se edita Pinocho en la isla de
Calandrajo, patas arriba, patas abajo, con ilustra-
ciones bitonos y cubierta a tres colores. Al pare-
cer la experiencia no se repetiría.
En 1945 aparece la colección “Cuentos de mamá”
con diez títulos de 10 páginas y bastantes ilustra-
ciones a color. Tanto en estos dibujos como en
Bartolozzi: cubierta e ilustraciones de Pinocho en la isla de Calandrajo, las ilustraciones de los dos volúmenes de
patas arriba, patas abajo. México: Sec. de Ins. Pública, 1945. Bertrán, también muy ilustrados, notamos un
profundo cambio en la línea, el color y sobre todo
en el concepto de la ilustración. La línea como
63
26. tal desaparece y como concepto conforma un
recorrido más proporcionado perdiendo estiliza-
ción y expresividad. El color es más complicado,
su gama es más variada, sobre todo en los volú-
menes de “Cuentos de mamá” donde adquiere
tonos suaves, apastelados, que no habíamos visto
Bartolozzi: Kipling, Rudyard, Los hermanos de ranita.
México: Dirección. Gral. de Publicaciones, 1944.
Federico Ribas (1890-1952) es un caso muy similar
al de Bartolozzi. Aunque su trabajo no se desa-
rrolló exclusivamente en torno al mundo infantil
sí que tuvo un papel preponderante en la evolu-
ción de la ilustración. Su situación social también
Bartolozzi: Gilbert, Paul. Bertrán y el camello. México: Cía.
Gral. de ediciones, 1950. podría calificarse de envidiable; siempre presente
en la lista de premiados de los principales certá-
antes en este autor, pero lo más importante es menes de carteles, en los salones de humor, en las
que ha dejado de ser protagonista con el añadido revistas gráficas de mayor renombre, director
de esos tonos más oscuros, difuminado, a modo artístico de la casa Gal desde 1916 y más adelante
de sombra. En algunos dibujos el conjunto resul- director de su casa publicitaria Veritas.
ta tan farragoso que requiere un especial esfuerzo El trabajo de Ribas destaca por su variedad de tra-
para completar el ejercicio de su percepción. tamientos. Sus ilustraciones infantiles se apartan
También es ahora cuando vemos los primeros de los dibujos que hiciera para carteles o para
dibujos de Salvador Bartolozzi para literatura prensa en un reconocimiento a las peculiaridades
juvenil, con ilustraciones extrañamente realistas del público al que iban dirigidas, pero dentro ya
y fuera de todo lo que conocemos de él antes o de sus trabajos para Calleja encontramos la otra
después de su salida España. gran razón de su éxito: los personajes de Ribas se
Bartolozzi muere en 1950 en pleno desarrollo de imponen por su fantasía orientalizante, por su
su trabajo plástico, aunque más encaminado a leve toque de humor, la perfección de su realiza-
exposiciones o al diseño de escenografías para ción, la complejidad del dibujo en aparente con-
teatro y ópera. tradicción con la claridad de su interpretación.
64
27. En su itinerario hasta el momento del exilio pasa inmediatamente hacia Argentina. En realidad ya
de una interpretación realista de tono modernis- había vivido una primera emigración en Buenos
ta a una exagerada simplificación lineal dentro de Aires, donde colaboraba con éxito en la prensa a
un concepto más art-deco, pero curiosamente, el la vez que estaba a cargo de la dirección artística
toque fantástico y suavemente humorístico se de la editorial Atlántida.
mantiene a lo largo de todos sus dibujos. A su llegada a Buenos Aires recupera su antiguo
No obstante, la mayor empleo en la editorial Atlántida, trabajo que
aportación de Ribas a la complementa con carteles de cine, exposiciones e
ilustración infantil es la ilustraciones en otras editoriales. En Atlántida
introducción del niño ilustra 22 títulos de la Biblioteca Infantil
como protagonista de Atlántida para los más pequeños y algún título
los cuentos infantiles, suelto dedicado a una edad mayor así como los
del niño más pequeño,
de dos o tres años, cuya
imagen no se ve hasta
ahora en los cuentos
infantiles ya que gene-
F. Ribas: [s.a.], El príncipe y
el león. Cuentos de Calleja en
ralmente el narrador no
Colores, 1ª serie. Madrid: S. establece las edades de
Calleja, 1916.
los personajes y ésta
depende de la imagen que les adjudica el ilustra-
dor. Los niños de Ribas son F. Ribas: Nesbit, E., Cuentos de Nesbit, Biblioteca Perla, v.: 19,
Madrid: S. Calleja, 1925.
verdaderos bebés y están
representados con una tre- volúmenes que ilustrara para la Biblioteca
menda ternura, otra cuali- Billiken, de carácter más didáctico y dedicados a
dad que Ribas sabía adjudi- un público más juvenil. Los libros más infantiles
car a sus personajes cuando llevaban gran cantidad de ilustraciones y todas
ellos se lo pidieran. ellas en color aunque el formato no era muy
Su salida de España no fue grande; el texto era abundante en exceso y tenían
tan dura como la de Bar- demasiadas páginas.
tolozzi y otros muchos. Al En estos dibujos Ribas se hace ligeramente más
comienzo de la guerra se convencional, ganan proporción y la suavidad del
encontraba en Vigo, su tie- color y el tratamiento difuso de la acuarela junto
F. Ribas: Kakatukán,
rra natal, situación que Cuentos de Calleja en a la menor importancia de la línea del perfilado
aprovecha para embarcar colores, 8ª 1922. Madrid:
S. Calleja,
Serie. añade otro tipo de ternura más dulzona o menos
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28. natural que la que expresaban sus dibujos en dores, adecuados al mundo infantil y sorprenden-
Calleja. Hay que reconocer que la temática de los tes para una época mundialmente triste y escasa
textos de C. Vigil, director de la editorial, dista- en publicaciones de este tipo, pero su trabajo no
ba mucho de la fantasía de los cuentos de Calleja. es la prueba de una evolución lógica. Es simple-
mente que, en una situación más normalizada, el
Ribas de los años veinte no haría estos dibujos
quince años después o habría optado por ilustrar
otro tipo de narraciones. El tono de estos libros es
esencialmente burgués, muy al dictado de unas
exigencias concretas, libros elegantes, adoctrina-
dores pero profundamente bellos, y las ilustracio-
nes se adaptan a estos objetivos.
La resonancia de los productos de esta editorial
sería enorme en Argentina y en España, y la ima-
gen del personaje de “la hormiguita viajera”
evoca los recuerdos infantiles de los argentinos y
de muchos foráneos que fueron niños hace cin-
A poco que conozcamos cuenta años.
el trabajo de Ribas nos Algunos comentaristas afirman que fue el can-
lo podemos imaginar sancio del trabajo en la editorial la principal
quizá harto de dibujar causa, entre otras, para el regreso de Ribas a
cientos y cientos de ani- España en 1950. Además de recuperar su puesto
malitos, que además, e
incomprensiblemente,
la casi totalidad de ellos
no tienen ningún rasgo
antropomórfico con el
que introducir una
F. Ribas: Vigil, C., varias
ilustraciones de los
mayor expresividad.
volúmenes de la Biblioteca Los dibujos para la
Infantil Billiken, Buenos
Aires: Atlántida, 1943. Biblioteca Atlántida y
sobre todo los que hizo
para la colección Mariposa, de formato mayor
pero con menos texto, pocas páginas y enormes
dibujos a color, son muy profesionales, encanta- F. Ribas: Vigil, C., La Nochebuena, Col. Mariposa. Buenos Aires:
Atlántida, 1946.
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29. en la agencia Veritas, caracterizada por el toque entrañable de sus per-
comenzaría sus activi- sonajes que puede radicar en sus formas simples
dades con el éxito de y suaves o en su mimetización con los entornos o
una exposición de sus quizá en su falta de gravedad. Las figuras de las
últimos trabajos, pero su ilustraciones infantiles de Gori Muñoz, como las
muerte llegaría al poco de sus contemporáneos Serny, Esplandiú o
tiempo de este regreso, Molina Gallent, parecen no tener peso ni esque-
en 1952. leto, son etéreas y sinuosas, lo que insiste en ese
F. Ribas: Vigil, C., aspecto tierno y dulce de los personajes y los
Vidas que pasan, ambientes. Sorprendentemente y a pesar de su
Buenos Aires: Atlántida, 1952.
delicadeza y del tiem-
po transcurrido, son
De Gori Muñoz (1906-1978) no conocemos ilus- dibujos que se mantie-
traciones en ninguna publicación infantil ante- nen alejados de la cur-
silería que tanto abun-
rior a las Canciones infantiles de E. Fortún y M.
dará en décadas poste-
Rodrigo, es decir, sólo se conocen dos libros ilus-
riores.
trados por él antes del exilio: el ya citado y Celia
y sus amigos. Es cierto que Celia en el mundo lleva Por supuesto que este
en la portada el nombre de Gori Muñoz como estilo evolucionará a
ilustrador; pero debemos reconocer que además cargo de Serny y Gori
de la firma de Molina Gallent en su cubierta y en Muñoz, ya que Es-
la última ilustración del interior, las ilustraciones plandiú abandona la Gori Muñoz: Fortún, E.; Rodrigo,
son inconfundibles y aunque los estilos de ambos ilustración infantil y M., Canciones infantiles, Madrid:
Aguilar, 1934?
ilustradores sean similares todas las peculiarida- de Molina Gallent no
des de carácter, composición, tratamiento y tex- hay más publicaciones. Para precisar esta evolu-
turas de estos dibujos pertenecen a M. Gallent y ción de Gori Muñoz existen otros libros que, al
la aparición del nombre de Gori Muñoz en la por- parecer, fueron la única aportación a la ilustra-
tada no es más que una errata desafortunada. ción infantil en su época de exiliado en
Argentina. También ilustró algún libro para
Ya en su primer libro, Canciones infantiles, vemos adultos, pero su principal interés creativo se cen-
un tipo de ilustración nueva, sencilla pero no tró en la escenografía teatral y cinematográfica.
tanto como el Bartolozzi de los primeros Cuentos Sólo en cine llegó a participar en cerca de dos-
en Colores; geométrica pero sin las durezas de cientas películas
tono; unas ilustraciones a las que le sientan muy
En estos libros se muestra alguna irregularidad
bien la monocromía y los tonos degradados,
(o mejor homogénea y conseguida), su habitual
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30. sencillez se acerca a un concepto primitivo, casi 3. Descubrir la ilustración
románico, en un intento de acercarse a la ambien-
tación propuesta por el texto. Del mismo modo,
infantil
en Flor de Leyendas (1951) las ilustraciones cam-
Para introducir un toque de efecto podríamos
bian de tono, son más geométricas, similares
decir que... hasta aquí las y los ilustradores exi-
liados. Y tendríamos razón porque efectivamen-
te no hubo más ilustradores infantiles exiliados.
Aparte de los ilustradores que con mayor o
menor prestigio tuvieron que afrontar el abando-
no de su entorno emotivo y profesional, es evi-
dente que otros muchos que no habían ilustrado
libros, ya fueran infantiles o adultos, se vieron en
la misma situación de emigración forzosa. Éstos,
en ese momento, no eran ilustradores, pero lo
serían después.
Gori Muñoz: Casona, A., Flor de Leyendas, Buenos Aires:
Renacimiento, 1951. Nos parece importante hacer con ellos un bloque
aparte pues, aunque es cierto que no vamos a ana-
lizar cada una de las circunstancias que les han
a las que el autor haría para libros de adultos, y
llevado a internarse en una determinada profe-
en algunas se acerca a un extraño realismo que no
sión, sí es razonable que destaquemos la circuns-
aparece en ninguno de sus libros. En el tercer
tancia que da origen a este estudio, intentando
libro, Jardín de infantes (1967) los dibujos son
descifrar la actitud de cada uno de ellos frente a
leves contornos, sin ningún otro recurso, desco-
la ilustración infantil a través de sus necesidades,
locados, sin composición pre-
interés o constancia hacia este tipo de trabajo.
via; parecen incompletos,
hechos sin pensar o sin inte- Es posible que Avel·lí Artís-Gener (1912-2000) de
rés. pseudónimo Tisner, no ilustrase libros infantiles
en el primer tercio del siglo xx; pero se le recono-
En cambio, las ilustraciones
cía puntero en sus colaboraciones en las publica-
para literatura de adultos
ciones periódicas catalanas del momento y goza-
muestran la gran pérdida que
ba de renombre y popularidad con su trabajo en
supuso su exilio para la litera-
Papitu, L’Esquella de la Torratxa, La Rambla y El Be
tura española, infantil o no.
Gori Muñoz: Vázquez, Negre. Aunque en México consigue desarrollar
E., Jardín de Infantes,
Buenos Aires: Oberon
su trabajo como escenógrafo en la televisión
mexicana, no sería capaz de superar el desarraigo
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