El dióxido de carbono (CO2) atrapa la luz del sol en la atmósfera y causa el efecto invernadero, calentando el planeta. La industrialización y el uso de combustibles fósiles han aumentado los niveles de CO2 en la atmósfera. Aunque el CO2 es un subproducto natural de la respiración y se utiliza en la fotosíntesis de las plantas para producir oxígeno, los seres humanos han acelerado su producción a través de la quema de carbón y otros combustibles fósiles.