La política exterior de Estados Unidos hacia América Latina entre 1900 y 1930 se caracterizó por el intervencionismo económico a través de tratados y la Doctrina Monroe, el uso de la diplomacia del dólar para proteger los intereses estadounidenses, y el establecimiento de protectorados y dictaduras pro-imperialistas. Esto condujo al dominio económico de Estados Unidos en la región y al surgimiento de movimientos anti-imperialistas.