La estrategia política de Adriana Amado se centra en el "hombre común", promoviendo valores como el amor, la humanidad, la integración y la cercanía con los ciudadanos anónimos. Ella usa su imagen pública y narrativas para transmitir este mensaje y convertir el capital simbólico en capital social, moviéndose de la gesta política a la parábola del ciudadano corriente.