La actual crisis del agua, que cruza cuestiones de disponibilidad y de calidad, pero también de acceso, distribución y consumo desigual, presenta una discusión sobre el auge del negocio del agua embotellada. Desde ahí se ofrece una valoración de los impactos socioambientales de dicho negocio, tanto en términos de apropiación y uso intensivo de reservas de agua de la mejor calidad -según los impulsos del mercado y no pocas veces por encima de necesidades humanas de los pueblos locales-, como de generación de residuos y de emisiones de CO2e. Se discuten las narrativas empresariales, incluyendo el discurso “verde” de la eficiencia y que, como se demuestra, queda en la práctica, más que rebasada por las dimensiones crecientes del negocio (“efecto rebote”). Se realiza un llamado a replicar y ampliar estudios similares en diversas latitudes, se concluye con sugerencias mínimas para regular y transparentar el sector al tiempo que se garantice el derecho y acceso al agua, incluyendo la posibilidad de un mínimo básico gratuito.
El agua es el elemento más abundante en nuestro planeta. Es algo que requerimos a diario para nuestra supervivencia. A pesar de su obvia presencia en nuestro mundo, pocas personas se detienen a pensar acerca de las propiedades del agua y el impacto que tiene en plantas y otros seres vivientes. Trabajar con estudiantes para realizar proyectos que involucren agua puede ayudarlos a desarrollar un mejor entendimiento de su valioso rol a la hora de perpetuar la vida del planeta.
A menudo oímos sobre la escasez de agua fresca para el consumo. Este problema podría ser difícil de entender para los estudiantes pues constantemente se les dice que el agua es abundante en el planeta. Ayuda a los estudiantes a desarrollar un entendimiento de dónde se ubica el agua en la Tierra y cómo su escasez ocurre creando un modelo miniatura de la distribución del agua en el planeta.
La actual crisis del agua, que cruza cuestiones de disponibilidad y de calidad, pero también de acceso, distribución y consumo desigual, presenta una discusión sobre el auge del negocio del agua embotellada. Desde ahí se ofrece una valoración de los impactos socioambientales de dicho negocio, tanto en términos de apropiación y uso intensivo de reservas de agua de la mejor calidad -según los impulsos del mercado y no pocas veces por encima de necesidades humanas de los pueblos locales-, como de generación de residuos y de emisiones de CO2e. Se discuten las narrativas empresariales, incluyendo el discurso “verde” de la eficiencia y que, como se demuestra, queda en la práctica, más que rebasada por las dimensiones crecientes del negocio (“efecto rebote”). Se realiza un llamado a replicar y ampliar estudios similares en diversas latitudes, se concluye con sugerencias mínimas para regular y transparentar el sector al tiempo que se garantice el derecho y acceso al agua, incluyendo la posibilidad de un mínimo básico gratuito.
El agua es el elemento más abundante en nuestro planeta. Es algo que requerimos a diario para nuestra supervivencia. A pesar de su obvia presencia en nuestro mundo, pocas personas se detienen a pensar acerca de las propiedades del agua y el impacto que tiene en plantas y otros seres vivientes. Trabajar con estudiantes para realizar proyectos que involucren agua puede ayudarlos a desarrollar un mejor entendimiento de su valioso rol a la hora de perpetuar la vida del planeta.
A menudo oímos sobre la escasez de agua fresca para el consumo. Este problema podría ser difícil de entender para los estudiantes pues constantemente se les dice que el agua es abundante en el planeta. Ayuda a los estudiantes a desarrollar un entendimiento de dónde se ubica el agua en la Tierra y cómo su escasez ocurre creando un modelo miniatura de la distribución del agua en el planeta.
CASOS DE PAÍS Harmhel de la Torre, La Cuculmeca - NicaraguaAlianza_por_el_Agua
Presentación en el FORO ALIANZA POR EL AGUA Derecho Humano al Agua y el Saneamiento: del reconocimiento a la práctica en Centroamérica
San Salvador, 24 y 25 enero de 2012
1. Por el mal uso cotidiano, se gasta diez
veces más agua de lo recomendado
La mayor parte se derrocha al lavar el auto o la vereda, o durante el baño. Los mares
están formados por trillones y trillones de gotas de agua. Y también gota a gota se
angostan los ríos y se secan los acuíferos. La gota del cuerito gastado, el hilito del
depósito del baño, el chorro de la manguera, y otras formas de derroche son los malos
hábitos reconocidos abiertamente por los habitantes del área metropolitana, según
revela una encuesta reciente realizada por una universidad privada. Así, se gasta 10
veces más agua de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera
razonable. La empresa AySA estima en 500 litros diarios el consumo por habitante
para usos domésticos, el mismo volumen que para usos industriales. La OMS, en
cambio, establece en 50 la cantidad de litros de un consumo diario razonable. En
ocasiones, el consumo domiciliario llega a 613 litros por día. "En Europa oscila entre
170 a 200 litros. Los nuestros son valores que a veces triplican los de otras culturas
más organizadas en el tema ambiental", compara Mónica López Sardi, licenciada en
química especializada en preservación de medio ambiente.López Sardi y Maricel
Catáneo son las docentes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Palermo
que encararon con sus alumnos una encuesta a 1.126 personas residentes en la
Ciudad y el Gran Buenos Aires, para conocer la actitud de los ciudadanos respecto del
consumo y del cuidado del agua. Otros profesores y estudiantes del Departamento de
Estadística colaboraron en la investigación.La gran mayoría se baña con la ducha,
pero el 49% deja correr el agua durante todo el baño, en vez de abrir y cerrar el grifo
según la necesidad. Lo mismo hacen cuando se lavan los dientes, y así se van 30
litros de agua con cada cepillada. Otro tanto ocurre con la vajilla: el 59% no cierra la
canilla hasta que no termina con el último plato, con lo que se malgastan otros 100
litros en cada lavada. Un número similar de vecinas y vecinos (50,75%) no gradúa el
uso del agua durante la limpieza de la fruta y la verdura.Nueve de cada diez personas
cuenta con lavarropas. El 54,34% selecciona el programa corto según la suciedad de
la ropa, el tipo de tela o de prenda. Pero el 41,68% utiliza habitualmente el programa
más largo, lo que implica unos 100 litros por ciclo, frente a los 60 de los programas
cortos.Con el baldeado de vereda sucede algo parecido: entre quienes lo hacen, casi
el 43% mantiene la manguera abierta, por donde fluyen 1.140 litros por hora. Con el
auto son un poco más cuidadosos: entre quienes tienen vehículo (6 de cada 10
entrevistados), el 31,26% lo lava en su casa y no cierra el grifo hasta el final. Resultado: 360
litros malgastados.La mitad de los consultados tenía plantas o jardín; de ellos, uno de cada dos
2. las regaba de día, cuando desde AySA se pide hacerlo después de las 22, en que hay menor
demanda de agua. "Eso prueba nuestra gran disposición a quebrar las reglas", comenta López
Sardi. Además, una de cada cinco personas dijo tener canillas que pierden, lo que a la noche
suma 46 litros.
De las personas encuestadas, el 45% tenía medidor de agua; sin embargo, no se
registraron diferencias significativas en las respuestas. Tampoco las hubo entre
vecinas y vecinos, ni por franjas de edades. Ni siquiera por nivel de instrucción, ya que
el 45% de los consultados había terminado el secundario, y el 43% tenía terciario o
universitario completo. "Prima la costumbre en todos los grupos –concluye la
docente–. La mitad de la gente dice que cuida el agua, y la otra mitad dice que no la
cuida. Y eso hace una diferencia significativa en el consumo".Frente a la falta de
responsabilidad por parte de los habitantes de la región metropolitana, "haría falta una
toma de conciencia de arriba hacia abajo, enviar un mensaje, hacer campañas
educativas –reclama–. Estamos en una de las regiones más ricas del planeta en
materia de aguas superficiales y subterránea, pero si no reaccionamos a tiempo, se
nos va a acabar el recurso".
Antecedentes
Bahía Blanca. En emergencia hídrica desde agosto. En verano hubo restricciones para
miles de habitantes. La empresa ABSA debió instalar cisternas y camiones aguateros
en zonas afectados y se lanzó una campaña municipal para disminuir el consumo,
prohibiendo el riego y el llenado de piletas. El problema se originó porque la única
fuente de provisión, el dique Paso de las Piedras, había disminuido su cota por debajo
del mínimo histórico por la sequía. Córdoba. Desde los primeros días de octubre, los
vecinos de Mendiolaza, Unquillo y Río Ceballos sufren cortes de agua rotativos para
paliar la crisis hídrica. "De los 180 días que lleva la medida, hemos estado 96 sin
agua. En algunos casos tuvimos que proveer en camiones y bidones", explicó el
intendente de Mendiolaza, Daniel Salibi. Las situaciones más críticas fueron en las
localidades que toman agua del dique La Quebrada.