La felicidad no se encuentra en las personas, cosas o circunstancias externas, sino en desarrollar la sabiduría para establecer relaciones saludables, aceptar lo bueno y rechazar lo malo, y aprender a enfrentar los problemas de manera positiva. La felicidad verdadera se logra al convertirse en la mejor versión de uno mismo y traer felicidad a los demás.