2. En el sector costero de esta zona habitaba una comunidad llamada los changos, quienes usaban canoas y balsas de tres palos hechas con cuero de lobo marino infladas. Para hacer sus balsas, cortaban la cabeza y las extremidades del animal y cosían las aberturas con agujas de cactus y con tendones del mismo animal. En la parte de la cabeza introducían una caña, por la cual inflaban el cuerpo hasta que del lobo se llenaba de aire. Cazaban ballenas y toninas que consumían en la salida de las quebradas que llegaban al mar con agua dulce. Eran pescadores y recolectores.
3. Los atacameños habitaban los oasis cercanos al salar de Atacama, los cursos medios e inferiores del río Loa, la zona costera hasta la altura de Taltal y la zona entre este punto y la cordillera andina. Mantuvieron vínculos con Tiahuanaco y alcanzaron notables avances en su estructura social, económica y cultural. Construyeron fortalezas o pucaras, de influencia incaica, tales como Lasana y Quitor. Sus casas eran de piedra con techo de ramas, la cocina estaba cerca de la bodega y del corral, donde tenían llamas y alpacas. La lana de estos animales era usada para elaborar telas y frazadas, la carne para el consumo, el cuero para fabricar sandalias y el estiércol lo usaban como combustible y como abono. Practicaban la agricultura en las laderas de las quebradas y cerros con un sistema de regadío artificial. Este tipo de cultivo ha sido denominado intensivo, ya que en poco espacio lograban un alto rendimiento gracias al uso de sofisticadas técnicas agrícolas. Cultivaban maíz, frijoles, calabazas, ajíes, papas, quínoa.
4. Hablaban kunza, lengua que ha desaparecido en la actualidad. Creían en una vida después de la muerte, enterraban a los cadáveres envueltos en telas y con sus bienes personales. Por las condiciones climáticas del lugar momificaban sus cuerpos. Esto ha permitido a los investigadores e investigadoras obtener mayor información sobre su sistema de creencias, ya que por la salinidad y sequedad del suelo se han conservado en muy buenas condiciones. Al parecer, changos y atacameños tuvieron contacto comercial. Esta suposición se basa en los restos de grano que se han encontrado en los lugares habitados por los changos y en los restos de pescado hallados en los lugares donde habitaban los atacameños, en el altiplano del Norte grande.
5. Los diaguitas habitaron en los valles transversales que se ubican entre Copiapó y Santiago. Valles fértiles y llenos de pequeños cultivos, que, mediante inteligentes sistemas de regadío, hicieron de este pueblo una de las culturas más importantes del Norte Chico. Su producción agrícola era la misma de los otros pueblos del norte y se ocupaban también de la actividad ganadera, llevando a los animales desde la cordillera hacia la costa en busca de pastos estacionales. En estos traslados cazaban guanacos y hacían charqui con su carne. Estas comunidades humanas estuvieron bajo la influencia de los incas, lo que se nota al conocer los sistemas de riego y las técnicas que utilizaron en la fabricación de cerámica.
6. Fueron expertos ceramistas que decoraban con negro y blanco sobre fondos rojos. Además de las piezas de uso doméstico, fabricaban artículos de uso ceremonial, de los cuales el más conocido es el jarro pato. Construyeron sus casas con barro y vegetales, su vestimenta con telas de algodón y lana, y usaban el cuero de sus animales para fabricar sus sandalias. Hablaban el kakán, lengua desaparecida debido al mestizaje con la población española. Cada valle de esta zona era un señorío independiente y la unidad entre ellos se nota solo en algunas de sus costumbres y tradiciones. Cada valle se dividía en sectores: de "arriba" y de "abajo", pero, en caso de tener que defender su territorio, se unían en bloque.
7. Desde el río Aconcagua hasta la parte norte de la isla de Chiloé habitaba el grupo étnico más numeroso de Chile: los mapuche o “gente de la tierra”. No conformaron un solo pueblo, ya que estaban divididos en numerosos linajes. Distribuidos en este amplio espacio tenían en común la lengua -el mapudungún-, el sistema de creencias y algunas costumbres. A la llegada de los españoles, la población era aproximadamente de un millón de habitantes, lo que nos permite suponer que el territorio estaba densamente poblado con un nomadismo mínimo y ordenado y que había una cantidad de recursos suficientes para su subsistencia. Además debían contar con algún tipo de organización social, que les permitiera su funcionamiento.
8. Los mapuches tenían una serie de conocimientos técnicos sobre la agricultura, practicaban la pesca, la caza y la recolección de frutos. Su nivel de desarrollo puede denominarse como proto-agrario, esto significa que conocían la reproducción de ciertas especies vegetales, pero que no habían desarrollado todavía una agricultura propiamente tal.
9. Los Chonos son los canoeros del sur de Chiloé. Su organización social básica era la familia. Se movilizaban entre los canales desde el seno de Reloncaví, por el norte, hasta el golfo de Penas, por el sur. Esta zona posee una geografía disgregada, llena de pequeñas islas, fiordos y canales. La temperatura es baja y aumentan las lluvias a medida que se avanza hacia la Isla grande de Chiloé. Abunda la fauna marina, con especies tales como las toninas o el delfín chileno. En las islas son numerosas las manadas de lobos marinos, focas y pingüinos.
10. Al llegar a las costas de lo que hoy se conoce como Estrecho de Magallanes, nos encontramos con grupos humanos que navegaban pescando y cazando fauna del mar. Estos fueron los llamados kaweshkar o alacalufes y los yámanas o yaganes, quienes compartían costumbres y modos de vida. Los kaweshkar se ubicaban en los canales al norte del Estrecho de Magallanes.
11. Los cazadores de Tierra del Fuego También en esta zona, pero en la Isla Grande de Tierra del Fuego, vivían los selknam u onas, hábiles cazadores de guanacos y animales marinos que también recolectaban frutos silvestres y raíces.
12. Fines del siglo XV, España y Portugal inician viajes de exploración para poder establecer contacto directo con el Oriente. Los antecedentes para esta expansión se relacionan con el corte de las rutas de acceso a China, debido a la invasión de Constantinopla –centro de intercambio entre el Oriente y Europa-, por parte de los turcos otomanos. Por otra parte España, el mismo año que Colón llegó a América, se unificaba en torno a la monarquía de los reyes católicos, quienes realizaban la unificación de los viejos reinos españoles.
13. Otro elemento a considerar es el nuevo espíritu que se respiraba en Europa, que revitalizaba la acción humana, dando valor a la iniciativa individual. Es lo que se ha llamado el espíritu renacentista. El antiguo contacto con los árabes había implicado que la marina europea integrara a su práctica de navegación técnicas como el uso del timón, la vela arábiga y el uso de instrumentos de orientación, que ayudaron a los marineros a navegar mar adentro, perdiendo de vista la costa. Esto les permitió realizar viajes de mayor alcance.
14. Todos estos elementos integrados entre sí conformaron el contexto en el cual se desarrollaron los viajes y descubrimientos realizados por los portugueses y los españoles durante los siglos XV y XVI. La creciente actividad comercial iniciada en Europa a partir del siglo XI, fortaleciendo los contactos entre Europa y Oriente, les permitió a estados como España y Portugal darse cuenta de la necesidad de buscar rutas alternativas para comerciar de manera directa.
15. De tal modo, comenzaron a explorar el océano Atlántico y es en este contexto que surge el primer viaje de Colón. Al alba del 12 de Octubre de 1492, el marinero Rodrigo de Triana observó por primera vez la figura de una de las tantas islas del Caribe, que conforman el continente americano. Este fue el punto de partida para que numerosos exploradores y aventureros se arriesgaran a nuevas empresas, motivados por el afán de fama y riqueza.
16. Cada nuevo territorio donde se establecían los españoles era una base para planificar una nueva expedición. Desde Panamá salió la expedición de Francisco Pizarro, quien conquistó Perú. A su vez, desde allí se planificó la expedición hacia el territorio Chileno. Los costos de estas expediciones estaban a cargo de los conquistadores, pero se hacían en nombre de los reyes de España, quienes habían recibido estos territorios como una donación del Papa Alejandro VI, con el objetivo de conquistar y evangelizar a sus habitantes.