El paciente británico Rob Flynn se convirtió en la primera persona en recibir un implante de ojo biónico para degeneración macular, permitiéndole recuperar parte de la visión a través de un microchip implantado en la retina y un sistema de gafas con cámara. El implante estimula la retina para que pueda enviar señales visuales al cerebro. Flynn ahora puede reconocer rostros y disfrutar más de los partidos de fútbol en la televisión.