La ética islámica busca la felicidad a través del conocimiento de Alá y de uno mismo. Se basa en 10 principios como la superioridad del bien sobre el mal, que los actos se califican por la intención y no por los resultados, y que cada persona es responsable de sus propios actos ya sean buenos o malos. El objetivo individual es alcanzar la excelencia y la resurrección entrando al paraíso a través de obras buenas.