Las oraciones reflexivas se caracterizan por tener un sujeto que es a la vez agente y paciente de la acción expresada por el verbo. Pueden construirse con pronombres reflexivos como me, te, se, nos, os que indican que el sujeto realiza y recibe la acción. También existen oraciones recíprocas donde el sujeto plural intercambia la acción entre sus componentes y se construyen con pronombres como nos, os, se.