Durante el Oscurantismo desde 500-1500 d.C., no existieron profesiones formales de ingeniería u arquitectura, y las actividades constructivas quedaron en manos de artesanos como albañiles. La literatura de este periodo se enfocó en temas religiosos, y la ciencia e ingeniería no fueron valoradas. El Renacimiento en el siglo XV trajo cambios, reconociendo a los ingenieros como una profesión respetada e incluso bien paga.