El estaño se usa principalmente en recubrimientos para alimentos. Los alimentos enlatados son la principal vía de exposición humana al estaño. El estaño y sus compuestos inorgánicos se absorben poco en el cuerpo y se excretan rápidamente. No se han observado aumentos en tumores o efectos teratogénicos o fetotóxicos asociados con el estaño. Dada su baja toxicidad, la presencia de estaño en el agua potable no representa un peligro para la salud humana.