El documento revisa a la baja las previsiones de crecimiento global y de varias regiones para 2018 y 2019 debido a factores como la debilidad de las exportaciones, las tensiones comerciales y la incertidumbre sobre el Brexit. El BCE mantiene una postura prudente ante los riesgos externos como el recrudecimiento de las guerras comerciales y las tensiones sobre los presupuestos de Italia.