2. Muchas pastoras
acostumbran llevar su
ganado para que abrevara
en la laguna del Urpillao.
Con frecuencia, al
cerrarse la tarde, algunas
campesinas podían
observar una nutritiva
planta de rocoto a las
orillas de la laguna. Sus
frutos eran dorados y
deslumbrantes, por lo que
una de las muchachas, al
cogerlos, se hizo una
persona muy adinerada.
3. Movida por la curiosidad y deseosa de
alcanzar la misma suerte, Margarita llevaba
sus ovejas al Urpillao con mayor con mayor
frecuencia que antes; solo que no alcanzaba a
ver nada; a demás sus padres le aconsejaban
que nunca se quedara en las orillas de las
aguas; sin embargo, sin embargo ella
persistía en su empeño y permanecía hilando
hasta muy tarde, hasta que un día de, de sol
primoroso y radiante , contempló los
anhelados frutos que parecían pedirles que los
cogieran.
4. Entonces, obsesionada por la extraña visión; la pastora
se quito la rueca y se acercó a coger los rocotos de
oro; pero en esos precisos momentos se resbaló y
se sumergió entre las aguas. Apenados los padres por
la extraña desaparición de su hija, empezaron a
buscarla desesperadamente. Todo fue inútil; solo
encontraron la rueca y el rebaño, ajeno a la desgracia.
5. En las noches de
luna llena, cundo
los caminantes
pasan por el lugar,
pueden escuchar
tristes y
desgarradores
lamentos. Cuando
tal cosa ocurre, es
signo de sequía y
desgracia.