Santa María Guadalupe García Zavala, conocida como Madre Lupita, nació en 1878 en México. Fundó la Congregación Religiosa de "Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres" en 1901 para atender a los enfermos en el hospital con compasión y espiritualidad. Madre Lupita sirvió a los enfermos hasta su muerte en 1963 a los 85 años de edad. Fue beatificada en 2003 y canonizada en 2013 por el Papa Francisco.
Santa María Guadalupe García Zavala, ángel de los enfermos canonizada
1. Santa María Guadalupe García Zavala
Ángel de los enfermos.
Canonizada el 12 de mayo de 2013 por el Papa Francisco
La M. Lupita nació en Zapopan el 27 de abril de 1878. Sus padres
Doña Refugio y Don Fortino. Tuvo 7 hermanos: Salvador, Gustavo,
Manuel, Ángel, María, Teresa y Teodoro; Familia muy católica. De
muchacha le gustaba arreglarse, como es natural, y ayudar en las
cosas de la Iglesia, dar catecismo y participar en las fiestas religiosas
y obras de caridad.
Se identificó con lo que hacían las socias de la Conferencia de la
Beata Margarita y asistía con ellas a retiros y ayudaba en sus visitas
y a los enfermos. Desde niña le gustaba acompañar, llevar los
alimentos y ayudar a tomar las medicinas a sus tías enfermas.
En cierta ocasión le pidieron que asistiera al doctor Antonia Ayala
Ríos en una operación. Y mientras apoyaba, durante toda la
operación estuvo pensando que ese servicio se lo están haciendo a
Nuestro Señor.
Cuando siente el llamado de Dios, consulta al Padre Cipriano al que
le expresa abiertamente que pensaba hacerse religiosa. La
providencia de Dios se manifestó ya que el P. Cipriano tenía la idea
de iniciar una congragación con el espíritu de la Conferencia. Y el 13
de octubre de 1901, tenía 23 años, deja a su familia y parte hacia su
nuevo hogar. El 8 de diciembre, el P. Iñiguez le permitió hacer
privadamente los primeros votos de pobreza, castidad y obediencia.
2. La Congregación religiosa surgió para atender a los enfermos del
Hospital, así el 31 de octubre de 1901, la Congregación Religiosa de
"Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres"; procuraron
atender a los enfermos, en aquel entonces con muchas carencias
materiales y buscando siempre apoyarlos espiritualmente.
Para nosotras es una obligación y un honor, ver por nuestros
semejantes, empezando por los enfermos. Servir es reinar, porque
se sirve a Cristo. Por eso debemos hacer bien las cosas y hacerlas
con amor. Eso les recomendaba constantemente la M. Lupita a las
hermanas, y era lo primero que trataba de enseñarles a las nuevas:
es Jesucristo el que llama… nunca se canso de recomendarles que
estuvieran muy al pendiente de lo que pudiera ofrecérseles a los
enfermos, y que fueran con ellos muy amables, no para ganar
benevolencia, sino para que ellos descubrieran la bondad de Dios…
Creía que la religiosa debe ser competente como cualquier
enfermera, pero afable y llena de Dios como la Virgen María cuando
fue a visitar a Santa Isabel.
Otro deber que les recordaba a las hermanas: tenemos que
ocuparnos también del bien espiritual de los enfermos. Ayudar a los
que sufren, no sólo para el alivio de sus cuerpos, sino además,
acercarlos a Dios, dándoles el consuelo de la fe, disponiéndolos a
recibir los santos sacramentos.
Si un enfermo estaba en peligro de muerte, con más razón le pedía a
las hermanas que no se apartaran de él, pues ellas podían ser el
ángel que lo ayudara a entrar al cielo.
Los enfermos, los pobres y todos los que sufren, necesitan que
alguien los mire con la misma compasión con que Jesús veía a los
desvalidos. Una palabra amable, una sonrisa, una atención que
necesiten, la esperan siempre de nosotras.
Con gran alegría interior, la M Lupita, hacía sus diarios recorridos
por el hospital, para saludar a los enfermos y ver si algo se les
ofrecía. Y cuando ya no podía hacerlo, les pidió a las hermanas
jóvenes que la llevaran en su silla de ruedas.
3. La Madre Lupita murió, el 24 de junio de 1963 en Guadalajara,
Jalisco, México a la edad de 85 años.
Beatificada el 25 de abril de 2003 bajo aprobación de la
Congregación para las Causas de los Santos la cual reconoció a
finales de diciembre de 2003 un milagro atribuido.
Fue canonizada el 12 de mayo de 2013 en Roma por el Papa
Francisco.