Este documento describe la vida y obra de Santo Tomás de Aquino. Fue un filósofo y teólogo católico del siglo XIII, considerado Doctor de la Iglesia. Su obra más importante fue la Suma Teológica, en la que expone de manera ordenada la doctrina católica. Fundó la escuela tomista de teología y filosofía. Incidió en su sociedad con su predicación y defendió la existencia de la ciudad y el poder político.
1. Santo Tomás de Aquino
Tomás de Aquino, (nacido en Roccasecca (Lacio) o Belcastro (Calabria ), Italia, a finales de
1224 o inicios de 1225 – Abadía de Fossanuova, en la actual Provincia de Latina, 7 de
marzo de 1274) fue un teólogo y filósofo católico perteneciente a la Orden de
Predicadores, y es el principal representante de la tradición escolástica, y fundador de la
escuelatomista de teología y filosofía. Es conocido también como Doctor Angélico y
Doctor Común. También se le conoce como el Aquinate (derivado de Aquino). Por otro
lado, es considerado santo por la Iglesia Católica. Su trabajo más conocido es la Suma
Teológica, tratado en el cual pretende exponer de modo ordenado la doctrina católica.
Canonizado en 1323, fue declarado Doctor de la Iglesia en 1567 y santo patrón de las
universidades y centros de estudio católicos en 1880. Su festividad se celebra el 28 de
enero.
Tratado filosófico “Summa Theologica".
Esta obra inmortalizó a Santo Tomás. El autor mismo la consideraba sencillamente un
manual de la doctrina Cristiana para estudiantes. En realidad es una completa exposición,
ordenada con criterio científico de la Teología y a la vez un sumario de la Filosofía
Cristiana. En el breve prólogo, Santo Tomás destaca las dificultades experimentadas por
los estudiantes de la doctrina sagrada en su tiempo, citando como causas: la proliferación
de cuestiones, artículos y argumentos inútiles; la falta de un orden científico; frecuentes
repeticiones, "que engendran disgusto y confusión en la mente de los alumnos". Entonces
añade: "con ánimo de evitar estas dificultades, intentaremos, confiando en la ayuda
Divina, tratar sobre cosas que pertenezcan a la sagrada doctrina de manera tan concisa y
clara como la complejidad del tema permita." En la cuestión introductoria "De la Doctrina
Sagrada", demuestra que además del conocimiento que proporciona la razón, la
Revelación es necesaria también para salvarse, primero porque sin ella, el hombre no
puede conocer el fin sobrenatural al que deben tender por sus actos voluntarios y
segundo, porque sin la Revelación, incluso las verdades sobre Dios que pueden
demostrarse con la razón serían conocidas "sólo por unos pocos, tras mucho tiempo, y con
gran cantidad de errores". Cuando se han aceptado las verdades reveladas, la mente del
hombre puede explicarlas y sacar conclusiones de ellas. De aquí nace la Teología, que es
una ciencia, porque procede de principios ciertos. El objeto, o el sujeto, de esta ciencia es
Dios; lo demás se considera sólo en cuanto a su relación con Dios. La razón se usa en
Teología no para demostrar las verdades de la fe, que se aceptan por autoridad divina,
sino para defender, explicar y desarrollar las doctrinas reveladas. Así, anuncia la división
de la "Summa": "Ya que el fin de esta sagrada ciencia es proporcionar el conocimiento de
Dios, no solo como El es en sí mismo, sino como el Principio y el Fin de todo,
especialmente de las criaturas racionales, trataremos primero de Dios; en segundo lugar
del progreso de la criatura racional hacia Dios; en tercer lugar de Cristo, quien como
Hombre, es el camino mediante el cual tendemos a Dios." Dios en sí mismo, como
Creador, como el Fin de todas las cosas, en especial del hombre; Dios como el Redentor -
éstas son las principales ideas, las grandes categorías, bajo las que se contiene todo lo que
es la Teología.
2. Primera Parte: se divide en tres tratados: De aquellas cosas que pertenecen a la
Esencia de Dios; De la distinción de Personas en Dios (el misterio de la Trinidad); De la
producción de la criaturas por Dios y de las criaturas por Él producidas.
Segunda Parte, De Dios en Sí mismo como Fin del hombre, se denomina a veces "la
Teología Moral de Santo Tomás, es decir, su tratado sobre el fin del hombre y sobre
los actos humanos. Se subdivide en dos partes, conocidas como la Primera Sección de
la Segunda y la Segunda de la Segunda.
La Primera de la Segunda: Las cinco primeras cuestiones se dedican a demostrar
que el último fin del hombre, su beatitud, consiste en la posesión de Dios. El
hombre puede alcanzar o desviarse de ese fin mediante sus actos propiamente
humanos, es decir, mediante actos libres y deliberados. Sobre los actos humanos
trata primero, de manera general (en todas excepto las primeras cinco cuestiones
de la I-II), en segundo lugar, en detalle (en toda la II-II). El tratado sobre los actos
humanos en general se divide en dos partes: la primera, sobre los actos humanos
en sí mismos; la otra sobre los principios o causas, extrínsecas o intrínsecas de
esos actos. En estos tratados y en la Segunda de la Segunda, Santo Tomás,
siguiendo a Aristóteles, ofrece una perfecta descripción y un análisis
maravillosamente penetrante de los movimientos de la mente y el corazón del
hombre.
Segunda de la Segunda: Considera los actos humanos, es decir, las virtudes y los
vicios, en particular. En ella, Santo Tomás trata primero sobre aquellas cosas que
afectan a todos los hombres, sea cual sea su estado social, y después sobre
aquellas cosas que afectan sólo a algunos. Lo que afecta a todos se reduce a siete
apartados: Fe Esperanza y Caridad; Prudencia, Justicia, Fortaleza, y Templanza. En
cada apartado, para evitar repeticiones, Santo Tomás trata no solo de la virtud
misma, sino de los vicios opuestos a ella, los mandamientos para practicarla, y del
don del Espíritu Santo que le corresponde. Lo que afecta a algunos solamente, se
reducen a tres apartados: las gracias dadas libremente (gratia gratis datae) a
ciertos individuos para el bien de la Iglesia, tales como el don de lenguas, de
profecía o de milagros; la vida activa y la contemplativa; los estados de la vida y
los deberes de cada estado, sobre todo de obispos y religiosos.
Tercera Parte: trata de Cristo y de los beneficios que ha dado al hombre, de ahí, tres
tratados: De la Encarnación, y sobre lo que el Salvador hizo y padeció; De los
Sacramentos, instituidos por Cristo y derivan su eficacia de Sus méritos y sufrimientos;
De la Vida Eterna, es decir, del fin del mundo, la resurrección de los muertos, el juicio,
el castigo de los malos, la felicidad de los justos que mediante Cristo alcanzan la vida
eterna en el cielo. Tardó ocho años en escribir la obra, que comenzó en Roma, donde
escribió la Primera y la Primera de la Segunda Parte (1265-69). La Segunda de la
Segunda, la comenzó en Roma y la acabó en París (1271). En 1272 Santo Tomás viajó a
Nápoles, donde escribió la Tercera Parte hasta la cuestión 90 del tratado De la
Penitencia. La obra se ha "terminado" añadiendo un suplemento, basado en otros
escritos de Santo Tomás, atribuidos en algunos casos a Pedro de Auvergne, en otros a
Enrique de Gorkum. Atribuciones que son rechazadas por los editores de la edición
Leonina. Mandonnet favorece la muy probable opinión que fue recopilado por el P.
3. Reinaldo de Piperno, el fiel compañero y secretario del santo. La "Summa" contiene 38
Tratados, 612 Cuestiones, subdivididas en 3120 artículos, en los que se proponen y
responden 10.000 objeciones. El orden prometido está tan perfectamente conseguido
que refiriéndose al comienzo de los Tratados y Cuestiones, se puede ver enseguida
qué lugar ocupa en el plan general, que comprende todo aquello que es posible saber
mediante la teología, sobre Dios, sobre el hombre y de su mutua relación... "Toda la
Summa va ordenada según un plan uniforme. Cada tema se presenta como una
cuestión y se divide en artículos... Cada artículo tiene también una disposición
uniforme de partes. El tema se presenta como una pregunta para ser discutida, bajo el
término Utrum, "Es que..." por ejemplo, ¿Utrum Deus sit? Entonces, se presentan las
objeciones contra la tesis propuesta. Son generalmente tres o cuatro en número, pero
a veces se extienden a siete o más. La conclusión adoptada se presenta entonces con
las palabras, Respondeo dicendum. Al final de la tesis expuesta, se responden las
objeciones, bajo las formas ad primum, ad secundum, etc."... La Summa es doctrina
Cristiana en forma científica; es la razón humana rindiendo el máximo servicio en la
defensa y explicación de las verdades de la religión cristiana. Es la respuesta del
maduro y santo doctor a la pregunta de su juventud: ¿Qué es Dios? La Revelación,
conocida por las Escrituras y la Tradición; la razón y sus mejores logros; la solidez y
plenitud de la doctrina; el orden, concisión y claridad de expresión, la abnegación, el
amor de la verdad sola, de lo que se sigue una sorprendente equidad hacia los
adversarios y una gran tranquilidad al combatir sus errores; sobriedad y firmeza de
juicio, junto a una piedad abundante en ternura y claridad - todo ello se encuentra en
esta "Summa" más que en sus otras obras, más que en las obras de sus
contemporáneos, porque "entre los doctores escolásticos, destaca por encima de
todos su jefe y maestro Tomás de Aquino, que como dice Cayetano 'porque veneró los
antiguos doctores de la Iglesia, parece haber heredado de alguna manera el intelecto
de todos ellos'.
Fundamento de las tesis religiosas con la biblia
Los libros que más le influyeron fueron la Biblia, los Decretos de los concilios y los
Papas, las obras de los Padres, griegos y latinos, especialmente San Agustín, las
"Sentencias" de Pedro Lombardo, los escritos de los filósofos, especialmente de
Platón, Aristóteles y Boecio. Si de entre ellos destaca alguno, son sin duda Aristóteles,
San Agustín y Pedro Lombardo. En otro sentido, sus escritos fueron influenciados por
Averroes, el principal oponente a combatir para defender al auténtico Aristóteles.
A lo largo del siglo trece, el desarrollo de la averroísmo latino había insistido, entre
otras, en la teoría de la "doble verdad", según la cual habría una verdad para la
teología y una verdad para la filosofía, independientes una de otra, y cada una con su
propio ámbito de aplicación y de conocimiento. La verdad de la razón puede coincidir
con la verdad de la fe, o no. En todo caso, siendo independientes, no debe interferir
una en el terreno de la otra. Santo Tomás rechazará esta teoría, insistiendo en la
existencia de una única verdad, que puede ser conocida desde la razón y desde la fe.
Sin embargo, reconoce la particularidad y la independencia de esos dos campos, por lo
4. que cada una de ellas tendrá su objeto y método propio de conocimiento. La filosofía
se ocupará del conocimiento de las verdades naturales, que pueden ser alcanzadas por
la luz natural de la razón; y la teología se ocupará del conocimiento de las verdades
reveladas, de las verdades que sólo puede ser conocidas mediante la luz de la
revelación divina. Ello supone una modificación sustancial de la concepción tradicional
(agustiniana) de las relaciones entre la razón y la fe. La filosofía, el ámbito propio de
aplicación de la razón deja, en cierto sentido, de ser la "sierva" de la teología, al
reconocerle un objeto y un método propio de conocimiento. No obstante, santo
Tomás acepta la existencia de un terreno "común" a la filosofía y a la teología, que
vendría representado por los llamados "preámbulos" de la fe (la existencia y unidad de
Dios). En ese terreno, la filosofía seguiría siendo un auxiliar útil a la teología y, en ese
sentido, Santo Tomás se refiere a ella todavía como la "criada" de la teología. Pero,
estrictamente hablando, la posición de santo Tomás supondrá el fin de la sumisión de
lo filosófico a lo teológico. Esta distinción e independencia entre ellas se irá aceptando
en los siglos posteriores, en el mismo seno de la Escolástica, constituyéndose en uno
de los elementos fundamentales para comprender el surgimiento de la filosofía
moderna.
Su humildad cumplía exactamente aquel consejo de San Pablo: "Consideren superiores
a los demás". Siempre consideraba que los otros eran mejores que él. Aun en las más
acaloradas discusiones exponía sus ideas con total calma; jamás se dejó llevar por la
cólera aunque los adversarios lo ofendieran fuertemente y nunca se le oyó decir
alguna cosa que pudiera ofender a alguno. Su lema en el trato era aquel mandato de
Jesús: "Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros".
Incidencias en la sociedad de su tiempo
Santo Tomás en su tiempo incidió mucho en su sociedad, las personas se agolpaban para
escucharle con respeto su predicación. Desde el principio Santo Tomás afirma la existencia
y el valor de la ciudad en sí misma. La sociedad política es natural al hombre, porque éste
es también por naturaleza un animal cívico. Hay otras sociedades como la Escolástica que
provee a la procreación, a la conservación y a la educación del niño.
Para la unidad humana, natural y racional. Que constituye la ciudad, se necesita un poder
político. Existe en sí mismo, en tanto sea conforme a la naturaleza y no en cuánto proceda
de otro poder humano que le fuera superior. Tiene a Dios en su origen, pero a Dios como
creador de la naturaleza.
Como fundamento, "era un niño listo, y había recibido un buen corazón". Desde el
principio se manifestó su precocidad, talento y carácter pensativo, siempre por delante de
su edad. Su educación fue tal que se podían esperan grandes cosas de él. Su formación en
Monte Casino, Nápoles, París y Colonia fue la mejor que el siglo 13 podía ofrecer, siendo
ese siglo la edad dorada de la educación. Es evidente que ofreció excelentes
oportunidades para formar grandes filósofos y teólogos, como prueba recordemos el
carácter de los contemporáneos de Santo Tomás , Alejandro de Hales, Alberto Magno, San
Buenaventura, San Raimundo de Peñafort, Roger Bacon, Hugo de S. Caro, Vicente de
Beauvais, y muchos más. Esto demuestra que eran días de auténticos estudiosos y sabios.
5. Los profesores de Santo Tomás fueron los de Monte Casino y Nápoles, pero entre ellos
destaca Alberto Magno, con el que estudió en París y Colonia.
Incidencias de su tratado dentro de la religión
En 4 años escribe su obra más famosa: "La Suma Teológica", obra portentosa en 14 tomos,
donde a base de Sagrada Escritura, de filosofía y teología y doctrina de los santos va
explicando todas las enseñanzas católicas. Es lo más profundo que se haya escrito en la
Iglesia Católica.
En Italia la gente se agolpaba para escucharle con gran respeto como a un enviado de
Dios, y lloraban de emoción al oírle predicar acerca de la Pasión de Cristo, y se
emocionaban de alegría cuando les hablaba de la Resurrección de Jesús y de la Vida
Eterna que nos espera.
El Romano Pontífice le encargó que escribiera los himnos para la Fiesta del Cuerpo y
Sangre de Cristo, y compuso entonces el Pangelingua y el Tantumergo y varios otros
bellísimos cantos de la Eucaristía (dicen que el Santo Padre encargó a Santo Tomás y a San
Buenaventura que cada uno escribiera unos himnos, pero que mientras oía leer los
himnos tan bellos que había compuesto Santo Tomás, San Buenaventrua fue rompiendo
los que él mismo había redactado, porque los otros le parecían más hermosos). Después
de haber escrito tratados hermosísimos acerca de Jesús en la Eucaristía, sintió Tomás que
Jesús le decía en una visión: "Tomás, has hablado bien de Mi. ¿Qué quieres a cambio?". Y
el santo le respondió: "Señor: lo único que yo quiero es amarte, amarte mucho, y
agradarte cada vez más".
Pocos meses antes de morir tuvo una visión acerca de lo sobrenatural y celestial, y desde
entonces dejó de escribir. Preguntado por el Hermano Reginaldo acerca de la causa por la
cual ya no escribía más, exclamó: "Es que, comparando con lo que vi en aquella visión, lo
que he escrito es muy poca cosa".
Santo Tomás logró que la filosofía de Aristóteles llegara a ser parte de las enseñanzas de
los católicos. Este santo ha sido el más famoso profesor de filosofía que ha tenido la
Iglesia.
Su devoción por la Virgen María era muy grande. En el margen de sus cuadernos escribía:
"Dios te salve María".