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Secretos
1. Secretos
(The Invisible Circus)
Estados Unidos, 2001
Dirigida por Adam Brooks, con Cameron Diaz, Jordana Brewster, Christopher
Eccleston y Blythe Danner.
¿Se puede decir algo novedoso sobre una película que no lo es? Probablemente
no. Es que ni Cameron Diaz, en cuya presencia parece querer apoyarse toda la
narración, tiene a cargo un personaje demasiado creíble. Ella es Faith (fe, en
castellano), la joven que baila mientras se sobreimprimen los títulos del comienzo
de Secretos. Luego sabremos que, en realidad, esas imágenes pertenecen al final
de su vida, ya que el film se inicia con un conflicto no resuelto: la hermana mayor
de esta familia americana de los ´70 se ha suicidado lejos del hogar y sin motivo
aparente.
De los cuatro, sólo quedaron dos: la menor de las hijas, Phoebe (Jordana
Brewster), y la madre. El padre fue el primero en morir de leucemia porque
“trabajaba en una empresa multinacional cuando en realidad quería ser
pintor”, sostenía Faith. Aturdida por la dolorosa pérdida, ella emprende un viaje
por Europa y termina quitándose la vida. Aquí ya pueden esbozarse las
primeras ideas que evoca el film -y algunos problemas que no logra resolver-.
Por un lado, hay demasiada información volcada únicamente en los diálogos de
los protagonistas y en la voz en off narradora de Phoebe. Por otro lado, se perfila
la superficialidad con que serán delineados los conflictos y personajes, cuando lo
que se pretende es todo lo contrario. Que la idea de confrontar “empresa o arte,
igual muerte” sea bastante ingenua y esquemática, vaya y pase. Pero que ese sea
el motor que lleva a Faith a querer “cambiar el mundo” y por ello se termine
convirtiendo en una terrorista colaboradora de los nazis, es algo muy distinto.
En el medio, Phoebe también partirá a Europa para reconstruir la historia de Faith.
Guiada por las postales que conserva, seguirá sus pasos para intentar revelar
algún “secreto” que explique su muerte. Allí se reencontrará con Wolf (lobo), novio
y compañero de aventuras de su admirada hermana, quien le irá dando las pistas
(en realidad, casi todo está servido en bandeja) sobre aquellos dorados años 60
en los que buscaban “emociones fuertes”. Durante el viaje, Phoebe buscará
descubrir su propia identidad. El espectador también, ya que nada sabe de la
relatora, sin contar que las motivaciones (y la actuación) de la chica son tan poco
atractivas que resulta realmente difícil identificarse con ella.
A través de flashbacks y dos voces en off que se mechan para narrar el presente
(Phoebe) y el pasado (Faith), Secretos intenta llamar la atención sobre los anhelos
y frustraciones de estas dos jóvenes: la que ya no está; y la que quedó, que no
sabe exactamente qué busca pero encuentra un hombre con quien relacionarse
en este recorrido sin rumbo fijo. Si bien aporta cierto condimento el juego con la
2. idea del triángulo incestuoso, no es comprensible esta decisión en el guión ya que
no se profundiza esa veta, ni apunta a ningún lado.
De todas formas Wolf es de gran ayuda para Phoebe porque tiene las claves para
develar todas las incógnitas. Además, es el único de los tres personajes y de los
tres actores principales que sale airoso. La estructura de Secretos repite siempre
el mismo mecanismo: hablan y hablan, luego introducen el flashback que muestra
lo que pasó y así sucesivamente. Al final, ya no importa qué encontró Phoebe, por
qué se suicidó Faith, qué ocurrió con la madre y con Wolf. Todo es muy general,
no hay nada de particular -ni interesante- en esta película que mucho abarca y
poco aprieta.
Yvonne Yolis