1. Sergio Juárez Correa
El soñaba con ser piloto o bombero, no pasaba por su mente ser profesor de
matemáticas, quería ser un profesional de kung fu o tae kwon do pero con el
tiempo fue cambiando las artes marciales por los números y los problemas
matemáticos un campo que ha dejado huella en niños de escasos recursos.
Tras implantar un sistema práctico novedoso en la primaria José Urbina López,
para aplicar las ciencias exactas a la vida y los problemas cotidianos de esta
ciudad, Juárez Correa Desarrolló el talento para las matemáticas de Paloma
Noyola, la llamada Niña Jobs, y otros nueve estudiantes de esa escuela, quienes
el año antepasado, obtuvieron las más altas calificaciones en la prueba de
ENLACE en esa especialidad.
En la deteriorada aula donde imparte su clase, el profesor comparte su sueño
que “es el algún día poder cambiar a México, con mis alumnos, con mi granito
de arena”. Admite que la situación es muy difícil en el estado y en el país. “Hay
muchas familias pobres, mucha carencia. Espero algún día que los mexicanos
estemos a gusto, que estemos tranquilos en nuestra casa, que tengamos
suficiente para comer, que las familias no sufran. Yo salgo a la calle, y quiero que
algún día no suceda eso, que tengamos seguridad cuando salgamos, que
estemos a gusto”.
Pero con los pies bien puestos en la tierra, Sergio confía que una de sus mayores
influencias y ejemplo a seguir es el filósofo español Fernando Savater.
Su libro ética por Amadorme ha ayudado mucho en cuestión de mi trabajo, pues
con él he aprendido que toda persona tiene algo que dar, por más pobre o por
más rico que sea. Lo leo y lo leo y me deja el mensaje de que todos podemos ser
héroes para alguien, todos podemos lograr algo.
Su lucha es que sus alumnos sean conocidos. “Que ellos consideren que son
alguien, que no son personas que van a vivir, crecer y morir sin dejar algo. Si yo
2. dejo una semilla en ellos, que ellos dejen una semilla en alguien más, ir pasando
esas ideas”.