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SOBRE LAS PASIONES
PAIOOS TRANSICIONES JON ELSTER
L R.]. Sternherg y 1'. l. Lubart, La creatiuidad en una culture conformista
2. T. Engelhardt, El fin de fa cultura de la victoria
3. L. Grinspoon y]. B. Bakalar, Marihuana. La medicina probibida
4. P. Singer, Repensar La uida y La muerte
5. S. Turklc, La vida en Lapuntalla
6. R J. Sternberg, l nteligcncia exitosa
7. J. Horgan, El fin de La ciencia
8. S. 1. Greenspan y B. L. Bcnderly, ELcrecimicnto de Lamente
9. M. Csikszcntmihalyi, Cre,uiz;id<ld
10. A. Sokal y J Ericrnont, lmpost uras inrclectualcs
11. H. Gardner y E. Laskin, Mentes lidercs
12. H. Gardner, Inteligcncias multipic:
13. H. C;ardner, Mentes crcatiuas
14. H. Gardner, La nueua cicncia de la mente
15. J. Artali, Du.aonano dr:l sig!o XXI
16. A. C. Danto, Des/,f.{<;sdel/ill del artc
17. M. D. Lemonick , OttOS mundos
18. D. F. Noble. l.a religion ele 1(( tecnologia
19. R. Conlan (COl11p.), EJta'/o.r de animo
20. J. Gribbin, iu nacimiento del tiempo
21. H. Gardner, La cducacion de fa mente y el conocimiento de Las disciplinns
22. A.lvLntelart, l listoria de la utopia planetaria
23. D. D. Hoffman, lntcligenciu uisual
24. J. T. Bruer, FJ mito de LOl ires primcros anos
25. S. Blackmore. L, nuiquina de los memes
26. K. Kavc. La »ida mental y social del hehc
27. P. N.johns()n-Laircl, L'l ordcnador y la mente
28. P. Xiallacl" t» ilsimfogill tiP internet
29. 11. Gardner, I.;,illleii!!,/,llcla rcformulada
3().J. Horgan, l.a tncttt c pur descubrir
3]. R Lcwonrin, E! S/I('nO del gcnOlllil burnano y otras ilusiones
32. J. Elster, Sobrc laspasiones
SOBRE LAS PASIONES
Emocion, ediccion y conducta humana
~II~
PAIDOS
Barcelona
Buenos Aires
Mexico
l
Titulo original: Strong Feelings. Emotion, Addiction, and Human Behavior
Publicado en ingles, en 1999, por el Massachusetts Institute of Technology,
Cambridge, EE.UU.
Traducci6n de}. Francisco Alvarez y Adriana Kiczkowski
Cubierta de Diego Feijoo
Para George y George
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizaci6n cscrita de los titulares del copyright,
bajo las sanciones esrablecidas en las leyes, la reproducci6n total 0 parcial de esta obra
por cualquicr medic 0 procedimienta, comprendidas la reprografia y el tratamiento
informatico, y la distribuci6n de ejcrnplares de ella mediante alquiler 0 prestarno publicos.
© 1999 Massachusetts Institute of Technology
© 2001 de la traducci6n,.J. Francisco Alvarez y Adriana Kiczkowski
© 2001 de todas las ediciones en castellano,
Ediciones Paidos Iberica, S.A.,
Mariano Cubi, 92 - 08021 Barcelona
y Editorial Paid6s, SAlCE
Defensa, 599 - Buenos Aires
http://www.paidos.com
ISBN: 84-493·1097·0
Deposito legal: B. 28.510·2001
Impreso en Grafiques 92, S.A.,
Av.Can Sucarrats, 91 08191 Rubi (Barcelona)
Impreso en Espana - Printed in Spain
Sumario
Prefacio y agradecimientos 11
l. Introduccion '.' '.' _.. . . . . . . . . . . . . . . . 13
2. Emociones , . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.l. ~C6mo sabemos 10 que sabemos sobre las emociones? . . . 23
2.2. ~Que emociones hay? 29
2.3. ~Que son 1as emociones? Un analisis fenomenologico 34
2.4. ~Que son 1as emociones? Un analisis causal 48
3. La adiccion 57
3.1. ~C6mo sabemos 10 que sabemos sobre la adicci6n? 57
3.2. ~QlJ(:;adicciones hay? .: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
3.3. (Que son las adicciones? Un analisis fenomeno16gico 63
3.4. ~Que son 1as adicciones? Un analisis causal 79
4. Cultura, ernocion y adiccion . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
4.1. E1conceptode cultura 87
4.2. Cultura y emocion . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
4.3. Cultura y adiccion . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
10 SOBRE LAS PASIONES
5. Elecci6n, erii'oCi6n y adiccion .
5.1. El concepto de elecci6n .
5.2. Elecci6n yemoci6n ., .
5.3. Elecci6n y adicci6n .
6. Conclusi6n .
Bibliografla , .
Indice analitico y de nombres .. ~ .
131
131
143
157
Prefacio yagradecimientos
181
193
205
_.Este libro es una version corregida y ampliada de las Conferencias
Jean Nicod que impart! en Paris durante el mes de junio de 1997. Los
+materiales proceden de dos fuentes principales. La primera es un traba-
jo sobre las emociones que cornence en 1985 y que segui desarrollando
durante los aDOSnoventa, y cuyo result ado fue la publicaci6n de Alcbe-
mies 0/the Mind en 1998. La discusi6n de Ias emociones, que desarrollo
en el capitulo 2 yen las secciones 4.2 y 5.2, se apoya en aquel trabajo,
- al tiernpo que aqui le doy otro enfoque para adaptarlo a los objetivos es-
pedficos que persigo en este libro. La segunda fuente es un trabajo sobre
la adiccion que inicie en 1992. Aunque ya he publicado algunos articulos
-sobre el tema aqui planteado, en el capitulo 3 yen las secciones 4.3 y 5.3
seotrece una discusi6n mas general y mas completa,
Estoy en deuda con el pragrama de investigaci6n desarrollado por
George Loewenstein sabre los «facto res viscerales» en la conducta, por 10
que se refiere a la idea de analizar las emociones y la adicci6n como casos
de «sentimientos profundos» 0 «pasiones». Este libro tambien debe mu-
cho a nuestra colaboraci6n con el grupo de trabajo sobre Elecci6n Inter-
temporal, apoyado por la Fundaci6n Russell Sage. Mis ideas sobre la adic-
it ,
12 SOBRE LAS PASIONES
cion y, en un plano mas general, sobre la eleccion se inspiran engran me-
dida en el innovador trabajo de George Ainslie yen muchas discusiones
que he mantenido con el a 10 largo de afios, Par todo ello, este libro esta
dedicado a George y a George.
Mis ideas sobre la adiccion tambien se fueron desarrollando durante
las discusiones que mantuvimos en un grupo de trabajo sobre la adic-
cion, en el que participaban George Ainslie, Eliot Gardner, Olav Gjels-
vik, Aanund Hylland, George Loewenstein, Karl Ove Moene, Ierg M0r-
land, Thomas Schelling, Ole-jorgen Skog y Helge Waal. El trabajo de
este grupo 10 han apoyado el Norwegian Research Council, el Instituto
noruego para la investigaci6n sobre el alcohol y las drogas, el Comite no-
ruego para la prevencion del alcohol y los problemas con las drogas y la
Fundacion Russell Sage.
He recibido comentarios escritos a una primera version del capitulo 3
por parte de George Ainslie, James Fearon, Avram Goldstein, Olav
Gjelsvik, David Laibson, jorg Morland, Wiktor Osiatynski y Ole'Jorgen
Skog. Por ultimo, quiero dar las gracias a mi ayudante de invesrigacion,
Joshua Rosenstein, as! como a Cheryl Seleski y al equipo extraordinaria-
mente eficiente de la biblioteca de la Fundacion Russell Sage, Iundacion
que ademas me concedi6 una ayuda para finalizar este libro.
Capitulo 1
Introducci6n
En esre analisis de las emociones y la adicci6n me planteo ala vez una
cuesti6n metodol6gica y otra teorica. Por una parte, estudiare las rela-
ciones que existen entre el analisis conceptual y el causal en el estudio de
la conducta humana. (Cwil es la relacion que existe entre la definicion
de emoci6n 0 de adicci6n y la explicacion de esos mismos fenomenos? Es
decir, (hasta que punto las emociones 0 las adicciones constituyen clases
naturales? Por otra, discutire la relaci6n que se da entre tres diferentes
enfoques explicativos de la conducta: el neurobiologico, el cultural y el
de la teoria de la eleccion, incluyendo aqui el caso especial de la elecci6n
racional. Intuitivamente resulta claro que, debido a su peculiar intensi-
dad fisiol6gica, las emociones y las ansias adictivas pueden cortocircuitar
0, al menos, distorsionar la racionalidad de nuestras elecciones. Como
ocurre con toda intuici6n preanalitica, haee falta revisar atentamente es-
ta intuici6n. Tarnbien me preguntare en que me did a las emociones y las
ansias se implementan fisio16gicamente y hasta que punto son eonstruc-
ciones culturales.
Las emociones y los diversos estados indueidos por las sustancias
adietivas son casos espeeiales de 10 que George Loewenstein ha Hamado
INTRODUCcr6N 15
14 SOBRE LAS PASIONES
factores oiscerales de la conducta.LEsta categoria mas general incluye pul-
siones como el hambre, la sed y el des eo sexual, adernas de urgencias co-
mo orinar, defecar 0 dormir, asi como rnolestias organicas como pueden
ser el dolor, 1afatiga, el vertigo y lanausea. En sus formas extremas estos
estados van unidos a fuertes cambios fisiologicos que pueden interferir
en la capacidad para tomar decisiones 0, a1menos, para adoptar decisio-
nes raciona1es. Por ejemplo, a 10s negociadores se les recomienda abste-
nerse de tomar cafe debido a que sus efectos diureticos distraen la aten-
cion del asunto que se esta p1anteando. Al mismo tiempo, esos sujetos
pueden sentir ansias de tomar cafe para veneer la somnolencia.
Estos estados viscerales difieren de las emociones y de los estados re-
lacionados con la adicci6n porque tienen menor vinculaci6n con aspec-
tos cognitivos y culturales. En buena.medida las emociones se desenca-
denan por las creencias. Las ansias adictivas tarnbjen pueden dispararse
por creer que se puede disponer.de 'una droga y se pueden extinguir al
creer que no se dispone de elk Tambien las emociones y las ansias se
conforman en gran medida porqueestan culturamente definidas como
emociones y ansias. Por el contrario,.otros impulsos 0 necesidades, como
la sed extrema de una persona que ha estado durante mucho tiempo en
el desierto sin agua, la necesidad de 'orinar que siente una persona que
lleva mucho tiempo sin hacerlo y elabrumador suefio que tiene una per-
sona que no ha dormido durante varios dias, resultan basicamente inde-
pendientes de aspectos .cognitivos y·culturales.
De manera mas general, se pueden-distinguir tres formas de inter-
venci6n de 10 cognitivo en estos factores viscerales. Primero, un esta-
do visceral se pucde desencadenar por una creencia. En segundo lugar,
una vez disparada, la motivaci6n visceral puede verse modelada por 1a
creencia de que es ese tipo particular de motivaci6n. Por ejcmplo, una
persona puede sentir envidia a la vista de un amigo que tiene mayor exi-
to, y, una vez que ella reconoce que tiene sentimientos de envidia, sentir
vergiienza. Alguien que bebe en exceso puede cambiar su autoimagen y
su conducta cuando comienza a C'ree~que es un alcoholico. En tercer lu-
gar, la motivaci6n puede tener ~n objeto intencional: puede ser acerca de
algo. Algunos factores viscerales, como el dolor 0 el vertigo, no tienen
ninguno de estos aspectos cognitivos. Otros, como la sed y el deseo se-
xual, tienen objetos intencionales, pero no se desencadenan ni se modelan
pOl' las creencias. Las ansias tienen objetos intencionales (se tienen ansias
por Ias drogas). Aunque en menor grado que las emociones tarnbien las
ansias son susceptibles de verse disparadas y conformadas por Ias creen-
cias. Las emociones ocupan un Iugar destacado entre 1as motivaciones
viscerales porque en ellas, tipicamente 0 al menos con cierta frecuencia
intervienen 10s aspectos cognitivos en esas tres formas comentadas. '
~stamos hac.iendo caracterizaciones muy generales que es preciso
matizar y corregir. A menudo Ias personas se excitan sexualmente cuan-
do creen que su pareja esta excitada. Un conductor puede ser conscien-
te de que esta a punto de dorrnirse y combatir su somnolencia. Deterrni-
nadas emociones, como el miedo, pueden dispararse tanto por percepciones
como ~or aspectos cognitivos. Asi y todo creo que, en los cas os tipicos,
estos diversos facto res motivacionales pueden situarse sin mucha discu-
si6n a 10 largo de un continuo. En un extremo tendremos los estados no
cognitivos 0 puramente visceraies como el dolor, 1a somnolencia, ete. A
continuaci6n nos encontramos con estados que tienen objetos intencio-
nales, pero ningun otro aspecto cognitivo que Ios conforme; son casos
como los del hambre, la sed y el deseo sexual. Despues vienen las ansias
que tienen objetos intencionaies y que tarnbien pueden involucrar otros
aspectos cognitivos. A continuaci6n aparecen las emociones, que con fre-
cuencia presuponen las tres formas de los aspectos cognitivos. Y, en el
otro extremo del continuo, nos encontramos con los estados motivacio-
nales, que no implican ninguna visceralidad ni excitacion, como ocurre
en el caso de la tranquila decisi6n de sacar un paraguas porque pensamos
que llovera y no que rem os mojarnos.
Los estados que se sinian en los extremos de ese continuo tienen di-
ferentes implicaciones en relaci6n con la elecci6n. Aunque las conductas
inducidas porIa somnolencia, la fatiga y el dolor sean acciones mas com-
plicadas que simples acciones reflejas, con frecuencia tienen un caracter
involuntario bastante similar a estas. El conductor de un coche puede lu-
char contra la somnolencia y un montafiero puede resistir la fatiga mus-
cular, pero no pueden hacerlo de manera indefinida. Quedarse dormido
o soltar la cuerda no es hacer algo, es simplemente un even to, es algo que
ocurre. En el otro extreme, aparece Ia decisi6n racional no distorsionada
por ning~n tipo de excitaci6n, que es el paradigma de la elecci6n libre y
voluntaria. Entre esos extremos se encuentran los casos que me interesan
aqui, aquellos en los cuales la conducta se ve afectada por 1a excitaci6n y
por 1a elecci6n. Entre estos casos excluyo de mi interes las pulsiones fi-
sio16gicas, principalmente porque resultan cultural mente invariables. Es-
tudio la emoci6n y la adicci6n porque me permiten examinar el triple
I. Loewenstein (1996, 1998).
16 SOBRE LAS PASIONES INTRODUCCrC)N 17
contraste y relacion que se da entre la neurobiologia, la cultura y la eleccion,
envez de quedarnos encerrados en algun tipo de dicotornia simple.
Antes de seguir adelante, quisiera aclarar primero dos puntos que de-
berian resultar obvios, pero que puede que no 10 sean. En primer lugar,
cuando distingo la neurobiologia de la cultura y de la eleccion, no quiero
decir que estos segundos fen6menos no tengan ningun tipo de sustrato
neurobio16gico. Doy por supuesto que toda la conducta humana y todos
105 estados mentales tienen una base neurobiologica; de hecho, la nega-
cion de esta perspectiva es tan falsa como incomprensible. Utilize «neu-
robiologia» sencillamente como abreviatura para referirme a los .mec~-
nismos neurologicos que generan la excitacion, la euforia 0 la dlsfona
que caracterizan a la mayor parte de las emociones y ansias. Aunque las
creencias tambien descansen en mecanismos similares, no rendria senti-
do insistir en ese sustrato subyacente porque sabemos muy poco de los
aspectos neurobiologicos de las creencias complejas que participan en las
:ansias y en las emociones.
Veamos, como ejernplo, la sugerencia que ha hecho Michael Liebo-
witz sobre que «la quimica del arnot» es como la de las anfetaminas.
2
Co-
nocemos bastante la neurofisiologia de las anfetaminas y como producen
Ios efectos caracteristicos de agudizacion de la conciencia, elevacion del
ani~o reduccion de la necesidad de suefio y de alimento, sentimientos
de euforia, ete. Estos efectos siguen un curso predictible, duran varias
horas y posteriormente se transforman en depresion. Los sintoma~ son
tremeridarnente parecidos a los del arnor, en el sentido del encapricha-
miento agudo, 0 10 que Dorothy Tennov ha llamado limerence? yes per-
fectamente posible que algunos de los circuitos neurologicos activados
por el amor y las anfetaminas sean los mismos. Pero tambien exis.te una
diferencia muy notable. La excitacion provocada por las anfetaml11as se
produce por la ingesta de una sustancia quimica. La euforia del amor
puede venir producida por la creencia de que la ot ra persona nos arna
y puede transformarse en disforia cuando esa creencia no se c~nflrma: 4
La euforia y la disforia pueden brotar practicamente de forma instanta-
nea, mientras que 10s efectos de la anfetamina se producen y se extinguen
de manera mas graduaL Mientras que conocemos el circuito neurologico
mediante el cual esa sustancia quimica produce sus efectos-es.muy proba-
ble que la quimica de la creencia de que el amor es corresporidido y el
efecto de esa creencia en el sistema de recornpensas de nuestro cerebro
sean procesos enormemente mas complicados. En el futuro previsible, y
quiza por siempre, solamente podremos describir esa creencia en terrninos
de su contenido (<<mearna») y no en terrninos de su sustrato molecular.
En segundo lugar, tam bien es un atajo cualquierreferencia a la «cul-
. tura». No pretendemos negar el principio del individualismo rnetodolo-
gico, negacion tan falsa como incornprensible. Cuando digo que una cul-
tura 0 una sociedad «inducen» conceptos y creencias especificas 0 que
«condenan» 0 «aprueban» deterrninadas practicas, solamente quiero de-
cir que a) 10s individuos de esa cultura cornparten 105 conceptos, creen-
cias, valores 0 normas y saben que 10s cornpartcn, y b) los individuos de
alguna otra cultura carecen de esos eonceptos, creencias onormas. Si acep-
tames la segunda condicion, los conceptos, las creencias y las normas
compartidas por los individuos seran debidos a 5U desarrollo y socializa-
cion en el seno de una sociedad particular, mas que a rasgos universales
de la condicion humana. Toda cultura debe tener el concepto de una
puesta de sol, pero no todas tiencn el concepto de culpa. Eneste sentido,
decimos que el concepto de culpa es «socialmente construido». Como ve-
rernos mas adelante en 1asecci6n 4.2, esto no quieredecir que la emocion
de culpa sea una construccion social.
Ellibro se organiza a partir de analisis paralelos de la emoci6n y la
adiccion para intentar extraer sus aspectos comunes y sus- diferencias.
Ademas de las comparaciones entre ellas, tambien podemos considerar
como es que pueden interactuar 1a emoci6n y la adiccion. Por una parte,
hay quienes han dicho que podemos llegar a ser adictos a la emocion. Es-
to incluye la idea de que es posible ser adicto a la crnocion de la hybris 0
soberbia, inducida por la creeneia de que uno es superior a 105 demas," y
tambien que podemos ser adictos al amor, ya sea al amor en general" 0 al
arnor por una persona deterrninada.? No seguire ese tipo de sugerencias,
que parecen dernasiado especulativas 0 metaioricas como para perrnitir
una discusi6n mas derallada, Por otra parte, nos encontramos con otra
idea mas plausible, que discutirc en el capitulo cuarto, a saber: que la
emocion puede desempenar un papel causal en la adiccion, .porque muchos
2. Liebowitz (1983), pugs. 92·103
3. Tennov (1979).
4. Vcanse por ejemplo las multiples y vividas descripciones que aparecen en Stendhal (1980) y
en Tennov (19791-
5. Lewis (] 992), pag. 78.
6. Liebowitz (1983), pags, 91·95.
J. Peele y Brodsky (j 9911.
18 SOBRE LAS PASIONES
adictos son proclives a experimentar sentimientos de culpa y vergiienza
que pueden perpetuar su adicci6n 0 que, por elcontrario, pueden indu-
cirles a abandonarla.
Tanto la emocion como la adiccion son categories esquivas. No es fa-
cil saber que sentirnientos 0 ansias especificas podemos incluir bajo esos
rotulos. 2Es la sorpresa una ernocion? (Es una adiccion el juego cornpul-
sivo? Dado un ejemplo indiscutihle de ernocion 0 adiccion, como pue-
dan ser el miedo 0 el alcoholismo, podremos definir un fen6meno deter-
minado como emocional 0 adictivo si en algunos aspectos resulta analogo
a esos casos centrales. Pero, puesto que cualquier cosa es un poco como
cualquier otra, la analogia resulta una herramienta demasiado debil para
el analisis."
Para propositos cientificos, la homologia es uninstrumento mas po-
deroso que la analogia. Sobre la base de la analogla, resulta tentador cla-
sificar en un unico grupo a las ballenas conjuntamente con los tiburones
(anirnales que viven en el agua) y en otro grupo a 10s pajaros con 10s
murcielagos (animales que vuelan). Sobre la base de la homologia, es de-
cir de una historia causal cornun, las ballenas y los rnurcielagos tienen
mas en cornun que cualquier otro par que seforrne entre estos cuatro
animales (vease la figura 1.1). El conocimiento, del sistema reproductor
o el del metabolismo de las ballenas nos permite formular hipotesis para
10s murcielagos, y viceversa. Por el contrario, losanimales que solamen-
te estan relacionados por analogia es poco probable que tengan en co-
mun algo mas que los rasgos mismos que definen la 'analogia y otros ras-
gos que procedan causa/mente de aquellos rasgos que constituyen la base
de la analogia.
La frase en cursivas seiiala el papel util, aunque limitado, de la ana-
logia en el razonamiento cientifico. Si queremos explorar el metabolis-
mo de 10s tiburones, no hay ninguna razon para privilegiar las hipotesis
que se deriven del metabolismo de las ballenas. Sin embargo, si quere-
mos examinar las propiedades hidrodinamicas de un animal que vive en
el agua, es muy probable que nos sea util conocer los rasgos de otros
animales acuaticos, Incluso resulta mas evidente que si queremos com-
8. Veasc, por ejcmplo, la discusion sobre la extension analoga del concepto de «capital" en
Elster (1997). EI principio de que cualquier cosa cs un poco como cualquier otra se puede llamar la
prirncra ley de Ia pseudociencia. La segunda ley es que cualquier cosa esta coneetada eausalmente
con cualquier otra, idea que provoca la resistencia ante la modelizacion analitica porque, est a inevi-
rablernenrc haec abstraccion de algunos de los rasgos causal mente rclevantes de la srtuacron para po-
der eomprender el papel de los aspectos mas irnporranres.
-------- -- --
r
rr,
!
INTRODUCCI6N
prender como es que 10s murcielagos consiguen mantenerse en el aire es
muy ~.robable qu~ nos pueda ser util conocer como consiguen hace~10
10s paJar~s. Par ejernp]o, en su clasico estudio Sabre e! crecimiento y la
forma, DArcy Wentworth Thompson escribe: «Conocemos ... de acuerdo
estrictamente con la teoria ... como las alas, ya sean de pajaro 0 de insec-
to, se ma~~ienen extendidas y tens as a 10 largo de su "borde principal 0
de ataqu~ ,de igual manera a como el mastil sujeta 1a vela, y como, por
el contano, s,; extienden d~ m,~nera extraardinariamente fina a 10 largo
de su cola 0 borde postenor , donde las discontinuidades bruscas fa-
vorecen la formacion de remolinos propulsores».9
Analog,a
Alas de los murciclagos .•.•-----_ .••.Alas de 10spajaros
IH'~log;,
Analogia
Alctas de Ias ballenas ~.-----_+•.Aletas dc los tiburones
Figura 1.1: La homologia es una herramienta mas potente que la analogia.
Los rasgos que subyacen a la homologia deben su existencia a una
histaria causa! comun. Los rasgos que subyacen a la analogia pueden te-
ner hls~onas causales completamente diferentes pero, a pesar de todo,
producir e~ectas causales similares, Me referire a 10s rasgos que definen
una analogfn como rasgos primarios y a aquellos que resulran causalmente
implicados por los primarios 10s Hamare rasgos Jccundarios. De esta ma-
nera el rasgo primario de la analogia, entre 108 pajaros y 10s murcieJagos,
c~nsl~te en que ambos animales pueden mantenerse par S1 mismos en el
arre Sll1 depender para ello de un impulso inicial, resultando asi simila
res a 10s aviones, pero diferentes de los peces voladores y de 10s cohetes.
Los rasgos secundarios son 10s que se derivan de las restricciones aero-
dinarnicas sobre los cuerpos pesados que se mantienen por S1 mismos en
el aire .
. A~,ticipemonos. al capitulo tercero y utilicernos algunos ejemplos de
adlcc~on que perrnuan mostrar la relevancia de estos conceptos para el
estudio del problema que nos preocupa. Los estudiosos de la adiccion
9. Thompson (1992), pag. 961.
19
I
I
I
I
I
I
I
J
20
SOBRE LAS PASIONES
coinciden ahora en que la mayor parte de las adicciones quimkas son ho-
m610gas, en el sentido de que sus efectos euf6ricos y disf6ricos derivan
de mecanismos muy similares (aunque no idcnticosl en 10s sistemas do-
paminergicos de recompensas del cerebro. Por el contnirio, las adiccio-
nes quirnicas y ciertos fen6menos conductuales, tales como el juego com-
pulsivo 0 la sobreingesta de alimentos, pueden no ser sino analogos en el
senti do de caracterizarse por fuertes tendencias a ini ciar actividades que
tienen consecuencias perjudiciales a largo plazo. Estas urgencias consti-
tuyen 105rasgos primarios de estos fen6menos analogos Si la urgencia de
beber y la urgencia de jugar descansan en mecanismosneur610gicos COI11-
pletamente diferentes, no podemos apoyarnos en una de estas supuestas
adicciones para hacer predicciones sobre el grado de las reacciones de
abstinencia, de tolerancia 0 de sensibilizaci6n que se observ.?rian en la
ot ra. Pero si la urgencia induce una conducta autodestructlva, podemos
predecir que imcntaran resistirse. Es mas, podel11os predecir que, con in-
dependencia del origen de la urgencia, su coexistencia con un deseo [ucr-
te de resistirla generani vergiienza, negaci6n, racionalizaci6n, desarrollo
de estrategias de autocontrol y otros fen6mel1os con claras implicaciones
conductuales. Estas consecuencias son 10s rasgos secnndarios de 11l11chas
adicciones.
Estos rasgos secundarios surgen porque 10s adictos human()s son ca-
paces de ser conscientes de sus adicciones, lamentar renerlase intentar
superarlas. Los animales utilizados para estudios experimentales sobre la
adiccion, particu1armente las ratas y 10s monos, no tierien estas capaci-
dades cognitivas y morales. Debido a que la neurofisiologia de la adi c-
cion quimica es esencialmente la misma para 10s humanos que para otros
animales (<<animales», dicho sea por abreviar l, muchos de 10s patrories
conductua1es son bastantc similares, en particular en las primeras lases
de la adicci6n. Las ansias de cocaina, pOl' ejemplo, incluccn en las ratas y
en los hurnanos conductas extremas de busqucda de la droga bastante si-
milaresY
'
Sin embargo, en Eases mas avanzadas de la adicci6n, cuando las
consecuencias adversas a largo plazo comienzan a aparecer, el adicto hu-
rnano exhibe respuestas bastante diferentes. Con frecuencia se dice, creo
que correctamente, que entre 10s humanos la ambivalencia es cl signo
10. Para una comparaci6n llamativa sabre 111 adiccion al crack entre animalcs y humanos, vca-
se Gardner y Davis (1998). Lo que dicen no cs que las ratas adicras v los aclictos humanos rcalicen
literalmente la misma conducta, sino mas bien que en sus es[ucrzos per eO!lScguir la droga ambos
parccen rnostrar la misma dcsprcocupaci6n por cualesquiera ot ras conslderaciones. Veasc tambicn
mas adclaruc la scccion 5.3.
INTRODUCCIC)N 21
dist~ntivo .de la adiccion, Par el contrario, los<tni~ales muy pocas veces
exhiben slgnos conductuales de ambivalencia." "
En el caso de las emociones se da un contraste similar entre 1a con-
ducta hu~ana y la conducta animal. Los animales son incapaces de man-
tener.el tipo de creencias cornplejas que forman parte de muchas de las
emo.c1Ones humanas. En particular, los animales (por 10 que sabernos)
son incapaces .de tener creencias sobre sus propias emociones. Mientras
que las expresiones conductuales de las emociones humanas de ira, mie-
do 0 arnor pueden verse Iuertemente rnoduladas por la conciencia que el
agente tenga de ellas, .en.los animales el vinculo entre la emoci6n y 1a
conduct~ no se~'e mediatizado por 10 cognitivo. Los seres humanos pue-
den sentir verguenza por tener micdo, por ejemplo, e in ten tar ocultar su
ternor 0 presentarlo como simple prudencia, Por 10 que se ni , . .I' ' , lllgun a111-
ma es capaz de sentrrse avergonzado por sentir-rniedo.
Por tanto; vemos como 10~ognitivo, incluidaslas _creencias morales, jue-
g.aun papel doble en el estudio de la emocion y-laadiccion. Por una parte,
sl~ve para difercnciar entre las form as especiticamente hurnanas de estos fe-
~omenos y !as que s: observan en los animales. Por otro laclo, nos ayuda a
c~)mprender por que la~ ernocroncs y las adiccionespueden adoptar formas
~lf~r~~t,es,en culturas dlfer:ntes, dependiendo de 5US respectivos principios
cognruv 0: y n~orales. Debido a la importanciade los aspectos cognitivos
debemos ~rmas alla de 10s estudios sobre los anirnales a la hora de estudiar
las ex~reslOnes conductuales de las ernociones y lasidicciones. Debido alas
vanaciones cognitiva.s entre divers as culturas, no.podemos asumir que estas
expresiones sean universales y fijas entre los humanos.Sin embargo tam-
poco deberiarnos aceptar que csas expresiones sean indefinidamen~e ma-
leables. Aunque la c~ltura pueda modular y conforrnar las emociones y las
ansias, esta I111S111aafirmacion ya presupone que existen tendencias precul-
turales 0 transculrurales que son las que hay que modific r t-. . a y con or111ar.
~a estrategia que seguirnos en el resto dellibro es la siguiente. En los
capitulos 2 y 3 sc e~tudianin la emoci6n y la adiccion, siguiendo un mismo
esque.ma, ,que consiste en avanzar des de el analisis.ernpirico, a traves de la
descripcion fenomeno16gica, hasta llegar al analisis causal. En primer lu-
11. Un cas a de posible ambivalencia animal 10 presenta Snealman (1970
) ,
I di ". . . 1 7 , que encontro que
c os monos ar illa sc autoadministraban cocain a presionando una palarica bajo Ul1 pl n J f" I . 1 " a e re 'uerzo
con mterva 0 varia lie. 11 nnsrno ticmpo, conseguian suprimir la posibilid 1 I 1 J" II• " . ." <. (e aummist rarse e os
mlsm~s cocama presionando una segunda barra bajo un plan 'de refuerzo de intervale fijo». Vcasc
rambien Altman y otros (19%), p,ig" 291.
22 SOBRE LAS PASIONES
gar se enumcra una serie de sentiniientos y ansias que con frecuencia se
subsumen bajo el rotulo de emoeiones y adicciones. Esta fase del proce-
dimiento es completamente preanalitica y sirve exclusivamente para dar-
nos una vaga idea de la amplitud del fenomeno que vamos a estudiar. Mas
tarde, para cada una de las dos clases de Ienomenos, se sefiala cierto nu-
mero de rasgos observables que se utilizan con frecuencia para caracte-
rizarlas 0 definirlas. Este paso es conceptual 0 fenornenologico. Ideal-
mente, deberia suministrarnos condiciones necesarias y suficientes para
determinar que algo es una emoci6n 0 una adiccion. En tercer lugar, in-
---rento resumir nuestro conocimiento sobre los rnecanisrnos causales que
generan las emociones y las ansias adictivas, Una vez que hemos identifi-
cado estos mecanismos podemos volver atras, revisar eI conjunto de ras-
gos fcnomcnologicos que caracterizan.las emociones y adicciones, al igual
que eI conjunto de conductas que caen bajo esas denorninaciones. De es-
ta manera puede ocurrir que fenomenos que parecen analogos en el nivel
fenornenologico carezcan de hornologia en el plano causal, y a la inversa.
Hasta que no comprendamos los mecanismos causales de la emoci6n y la
adiccion no podremos saber que sonlas ernociones y Ias adicciones, ni po-
drcmos saber cuales son las ernociones y adicciones que hay. Veremos que
sabemos mucho mas sobrclaneurofisiologia de la adicei6n que sobre Ia
de la cmocion. Sobre Ia base de 10 que se conoce de los mecanismos cau-
sales implicados, parece que podernos afirmar seriamente que las adiccio-
nes quimicas constituyen una clase natural. Si ocurre 10 mismo con ias
crnociones es algo que por ahora queda sin respuesta.
En los capitulos 4 y 5, me centrare en la cultura yen la eleccion como de-
terminantes de la conducta ernocional y adictiva. Como ya he sefialado, [a
culrura es un lcnomeno especificarnente humano, algo que nos ayuda a dis-
tinguir entre la conducta humana y la animal, y a comparar las variedades
de la ernocion y la adicci6n .enrre diferentes sociedades. Por el contrario, la
cleccion no es un fen6meno exclusivamente hurnano. Los animates tam-
bien son capaces de sopesar las diversas alternativas y de elegir entre ellas
sobre la base de las consecuencias 0 las recornpensas obtenidas. Pero que
solamente 10s humanos seam os capaces de hacer elecciones racionales tie-
ne eonsecuencias muy importantes para Ias emociones y las ansias adictivas,
Sin embargo, incIuso entre 10shumanos, podemos preguntarnos si es posi-
ble que Ias emociones y Ias ansias sean a veces tan fuertes como para que
puedan cortocircuitar la elecci6n racional, e incluso la simple eleccion, En
su senti do mas fuerte, esas urgencias parecen tener una cualidad sobrepo-
de rosa que deja poco espacio para la comparaci6n y la eleccion.
r:,., -
;
(
Capitulo 2
Emociones
2_ L ~C()MO SABEMOS LO _QUE SABEMOS SOBRE LAS EMOCIONES?
Comencemos conla introspeccion Tod - di id ' -
-d 1 - - 0 In IVI uo no patolotrlCO ha
senti 0 a guna vez Ita y vergiienza por solo citar estas d t.,
la m ia d ' os emociones y
ayona e riosotros tarnbien ha experiment'ldo orr. h _'
nes E1 - - - c as muc as emoClO-
- conoClmlento mtrospcctivo es indispensable per - /---
S ' difi -I .- . 0 rnsu :lClente
ena I ICI comprender por que la verguenza pucd t _ _-
t - - - .' 'e enel una potcncm
a~ 1l11preSIonante capaz mcluso de llevar a la gente al suicidi _- , ,
I11IS1110S n h b-' , -, d 10 SInosotros
o u rerarnos esta 0 nunca prcsos de esa emoci6n AI -
nunca haya semi do verguenza podria estar tenta:l :l ' I- - glUle~1ql_le
por las sanci . - (0 ( e exp lear e sUlcldlO
or a_ss~~Clone~ matenales que se imponen sobre la persona condenada
~l ostracismo, mas quepor el sentimiento subJ-etivo de dolor e /- d- - I d
I11d d 1 - . n In-niea
UCI 0 por as sanliones_ b
d AI mismo tiempo laintrospecci6n no resulta suficiente_ Por un la-
0, porque pued: que algun?s individuos no hayan experimentado
n~nca una deterrninadn ernocron en particular. Por ejernpl M -
dice: «Sob I idi d 0, ontaigne,
- ,re a envr -ra no pue 0 decir priicticamente nada; esa pasion
que segun dlcen es tan poderosa y violenta, nunca se ha apoderado de
I
I
/'
I:
II
I
24 SOBRE LAS PASIONES
mi». I La manifiesta inadecuacion del analisis deHume de la misrna erno-
cion puede tambien deberse a una carencia personal de familiaridad ~on
ella.' Por otra parte, la emocion puede que sea tan fuerte como para im-
pedir el analisis cognitivo. Citemos una vez mas a Montaigne, quien a su
vez citaba a Petrarca para decir que: «Quien puede describir como su co-
razon se inflama se esta abrasando en una pequena pira».' No podemos
observar nuestra ira cuando estamos en sus garras y tampoco hay garan-
ria de que posteriormente nuestra memoria nos sirva de ayuda. De he-
cho, experiencias muy traumaticas puede que no nos dejen ningun vesti-
gio en la memoria-:- . .
Hasta cierto punto podernos corregir las limitaciones de la mtros-
peccion si la complementamos can la observaci6n de otras personas en
circunstancias cotidianas y no controladas. Porsupues~.Qque esta Fuente
de inspiracion tambien tiene sus limitaciones. Porrazones que pueden 0
no tener que ver con su propia configuracion emocional, algunas perso-
nas son inca paces de interpreter las emociones de 16s dernas. Corneten
tanto errores de subestimacion como de sobrevalora'cion, como ocurre
cuando iznoran las cxprcsioncs de hostilidad 0 cuando encuentran en lasb . .
otras personas signos de afectos inexistentes. Algunos parecen tener una
habilidad y una intuicion infalibles a la hora de-interpretar lo que otros
hacen y dicen en terminos de las emociones subyacentes a esas personas.
Concretamentc, algunos novclistas y dramaturgosexhiben una extraor-
dinaria capacidad para cornprendcr las emociones humanas. Aungue he
aprendido principalmente de Jane Austen y de Stendlial; se podrian citar
otros muchos autor es." Los escritos de los moralistas, desde Seneca y
Plutarco basta Montaigne y La Rochefoucauld, son otra Fuente casi ina-
zotable de intuiciones. En un plano mas sistematico, un pufiado de file-
sofos, que van desde Arisroreles hasta Hurne, han sido capaces de extraer
de sus expcriencias algunas proposiciones generales sobrc las emociones.
A fin de cuentas, estes cscritores -dramaturgos, novelistas, moralistas y
1. De Montaignc (19')]), pag. 97'1.
2. IlUIllC (1960), pags. 375·376, trata I" cnvidia como un simple ctccto de conrrastc inrcrperso-
nal cs decir, como alga an.ilogo a 10 que cxperimcnramos cuando c~)mpar'lmos nuestro cstado pre-
sente con orro anterior mas feliz (vcasc rambicn Elster y Loewenstein [[992)). Esta concepcion asep-
tica de la cnvidia no sirvc de rnucha ayuda para cxplicar la violeneia destructiva de las ernocioncs.
3. Dc Montaignc (1991 i, rag. 9
4. El caso mas desconcerrantc es el de Dostoievsky. Algunos de los pcrsonajes de sus novelas
son a la vez convinccntcs e incomprensibJes; sus conductas no sun ni «e xt rafias a1 persouaje- ni
«adccuadas al personaje».
",.
EMOCIONES
filesofos- siguen siendo 1as Fuentes mas importantes para el estudio de
1as emociones humanas.
Pero esto no significa que otras Fuentes mas cientfficas no tengan na-
da que decir al respecto. Gran parte de 10 que sabemos sobre Ias ernocio-
nes 10 obtenemos de 1a historia, 1a ciencia social y la ciencia naturaL Las
contribuciones pertinentes pertenecen ados categorias. Por una parte, los
estudios hist6ricos y antropologicos pueden arnpliar nuestro conocimien-
to de 1as variedades de 1a conducta ernocional. Y, por otro lado, 10s estu-
dios psico16gicos, biologicos y neurocientificos intentan descubrir los de-
talles precisos de nuestros mecanismos emocionales. Cornentare cad a uno
de 10s diversos tipos de eseritos sucesivamente.
Si las emociones fueran universales, es decir, si las mismas emocio-
nes se encontrasen en todas partes en la misma rnedida y se desencade-
nasen por 1as mismas situaciones, parasu estudio no seria preciso ale-
jarse de 1as rriodernas sociedades occidentales, que son las mejores que
conozco (y que conocen la rnayoria delos lectorcs de este libro). Pero,
tal como defendere mas adelante, en la seccion 4.2, las emociones no son
universales en estc sentido. (Puede que 10 sean 0 no en otro sentido,
que tarnbien cornentare en la scccion 4.2.) A partir de los estudios his-
toricos y antropologicos podemos aprcndcr que hay una gran variabili-
dad en el rango de las emociones expresadas y en 1as situaciones que las
suscitan, Incluso aunque esos estudiosno se-refieran directamente al re-
ma de las emociones, pueden ofrecernos testimonios y datos de con-
ductas que podemos interpretar en rerrninosde emociones especificas
y que, ademas, pueden esclarecer esas rnisrnas ernociones. Un ejernplo
de 10 que quiero decir 10 rcpresenta el extraordinario trabajo de Step-
hen Wilson sobre la enemistad 0 el odio de. sangre en la C6rcega del si-
glo XIX. Ellibro se apoya exclusivamcnte en documentos legales y ad-
ministrativos, y no conticne ninguna atirmacion especifica sobre 10s
estados emocionales de los diversos individuos que participaron en
aquellas disputas. Ahara bien, cl peso acumulativo de 10s hechos que
presenta Wilson perrnite que nos forrnemos una idea de las divers as
emociones que entraron en esa disputa.-ira, miedo, odio, envidia-.
Por ejemp1o, nos cuenta que en 1845 un tal «Antone Santa1ucia ... le
peg6 un tiro a Antono Quilichini, cl sex to de los restigos contra su her-
mana en el juicio de 1840 en el que 10 condenaron a muerte» y que, en
otra ocasion, «un notario de Novale fue acusado falsamente de hornici-
dio y posteriormente murio en prision. Su hermano se convirtio en un
bandido y a largo de los an os consiguio matar a los catorce individuos
25
Ii,!
,
",
,'.
!,:
I.
26 SOBRE LAS PASIONES
que actuaron en el proceso como testigos de cargo».' Se trata de ext!~-":~
rnos del espiritu de venganza, del rencor, que no conocemos en nuestnis
sociedades. Nos dicen que la emoci6n correspondiente no es la ira culti-
vada, comun y corriente, que, como observaba Arist6teles, tiende a des-
vanecerse rapidamente.
6
Para buscar los mecaoismos causalcs basicos implicados en las emo-
ciones -como se activan las emociones y como ellas pueden a su vez
activar la canducta- deberiamos fijarnos en la psicologia y en las di-
versas ciencias bio16gicas. Los estudios relevantes se pueden clasificai
en cuatro categorias. En primer lugar,encontramos el estudio experimen-
tal de los sujetos humanos normales. Este es el paradigma de la 'mayor
parte de las investigaciones psico16gicas sobre las emociones. Normal-
mente las emociones nos sirven mas como explananda que como expla- .
nantia: la variable depel1lliente suele ser una emoci6n en vez de que sea .. '
otro estado mental 0 conducta el que se explique en terminos de la
ernocion. Tambien ocurre que las emociones se miden normalmente'
por medio de inforrnes personales en vez de utilizar algunos rasgos o~-
servables asociados con clla (vcase mas adclantc]. El paradigma habi-
tual consiste en pedirle a los sujetos que informen sobre las emociones'
que sienten 0 que podrian sentir en diversas situaciones para, con.ello,
establecer correlaciones entre las diversas emociones y las difer(ntes si-
tuaciones antecedentes. Sin embargo, en algunos estudios la v<lr~able .
dependiente es la conducta. En experimentos realizados can el;«juego
del ultimatum», par ejernplo, alas sujetos se les da la oportunrda:dd~
perjudicar a otro como revancha por haber recibido un trato injusto,
aunque esa represalia Ies perjudique tam bien a ellos.' El resultado gene-
ral al que se llega es que si el tratamiento es suficientemente injusto, los
individuos cfectivamente intenran desquitarse. Aunque los experimentos
normal mente no sc hall disenado con vistas a decidir cual es la emocion
que esta implicada, ya sea enviciia, ira 0 indignacion, deberia ser posi-
ble hacerlo asi."
5. Wilson (l98R), pags. 30 Y 2RO.
6. «Se .unansa la gente cuando han gastado la iru contra otro, 10 cual ocur rio en d caso de Er-
[(Milo, contra el que estando mas irritado cI pueblo Clue contra Calistincs, 10 dejaron librc, ". causa
de que a Calistcnes la vispcra 10 habian condenado a rnuerte» (Aristoteles. Rctorico 13800, 11-13).
Durante 105 juicios contra 105 colaboradores en los paises ocupados por los .lemanes, cclehraclos
despues de I" Seguncla Guerra Mundial, a quicncs 51': juzg6 mas tarde se Ie aplicaron norm"Imen!e
sentencias m.is suavcs, aunque los delirns fueran sirnilares (Elster [1998f]).
7. Para una revision de estos trabajos vcasc Roth (1.995).
8. Para algunos sugcrencias veasc EISler (19'J8a).
rfi:-
t
~i.
l'
r
EMOCIONES 27
Muchos de estos estudios tienen problemas metodo16giccOs~ue redu-
cen su posible utilidad. Los intormes person ales son notablernente fragi-
les. Incluso cuando los resultados de esos in formes personales resulten
fiables (por ej., puedan repetirse), puede que no sean validos (par ej., pue-
de que no midan 10 que se supone que miden). Los estudiosque inducen
una determinada conducta, ya sea mediante recompensas 0 negaci6n de
las recompensas, pueden verse afectados por el problema de que las can-
tidades implicadas sean tan pequeiias que los individuos se comporten de
manera diferente a como 10 harlan en situaciones de la vida real en las que
los ~eneficios fuesen mucho rnayores, ya sea porque no presten mucha
atenci6n, ya sea porque quieran agradar a quienes estan hacienda el ex-
perimento. Sin embargo, puede que este problema no sea tan grave como
a rnenudo se supone. Mediante la utilizaci6n de ayudas de investigaci6n
del Primer Mundo para estudiar a sujetos del Tercer Mundo-Cameron ha
conseguido mostrar que los sujetos en el jucgo del ultimatum se cornpor-
tan de ~amisma manera (<<irracional» 0 «emocional») cuandolo:~ premios
son suticientemente altos como para tener importancia." Elproblema de
los intorrnes personales es mas grave, entre arras razones, porque se pro-
duce una tendencia sistematica a infravalorar eI impacto subjerivo de sen-
timientos viscerales pasados, futuros 0 hipoteticos.!" .
En segundo lugar, tenernos los estudios de pacicntes huma~C;s con le-
siones cerebrules que inducen patologias cognitivas, emocionales 0 con-
ductuales. En EI error de Descartes, Antonio Damasio utiliza 19~t~abajos
sobre tales pacientcs para enfrentarse a la vieja concepcion de que las
emociones son un obstaculo para la adopcion racional de decisiones. En
su teoria, las ernociones emergen mas bien como una precondicion esen-
cial para la racionalidad. En pacientes can lesiones prefrontales ha ob-
scrvado cierta pasividad 0 neutralidad emocional y una tendencia a diferir
o a no adoptar las decisiones mas trivialcs, Concluye diciendoque nues-
tra capacidad para adoptar decisiones rapidas, cuando el ticmpo es 10de-
cisivo, se debe a nuestra dependcncia 0 confianza en ciertos «marcado-
res sornaticos» 0, en sentido tradicional, «a una cuestion de. enrrafias» 0
«sentimientos viscerales», Retomare estas ideas mas adelante,en el capi-
tulo 5. : .
En tercer lugar, tenemos 10s estudios cxperimentales sobre la con-
ducta animal, principalrnente de ratas y monos. En este caso el experimen-
9. Cameron (1995).
10. Loewenstein (996), Loewenstein y Schkade (1998),
28 SOBRE LAS PASrONES
tador no solamente puede manipular las variables del entorno, sino que
tarnbien utiliza intervenciones quirurgicas para modificar la fisiologia del
animal. Al destru'ir algunos 6rganos y conservar otros, podemos deter-
minar los circuitos fisiologicos espedficos que intervienen en algunas de
Ias principales reacciones emocionales. Posiblemente sea el miedo la
emoci6n mejor estudiada, y ha sido objeto de un trabajo muy innovador
realizado por Joseph LeDoux, sintetizado en El cerebra emocional." Mas
adelante, en las secciones 2.2 y 2.3, rctornare sus descubrimientos y con-
jeturas, y volvere sobre ello en el capitulo 4. Por ahora quisiera solame~-
te sefialar que para el estudio de las emociones humanas result a muy 11-_
mitada la pertinencia de 10s estudios experimentales con animales.
Muchas emociones humanas, quiza la mayoria de ellas, se manifiestan
por creencias que tienen una complejidad que se encuentra mas aHa de la
capacidad que consideramos que riencn 10s animales. .
En cuarto lugar, disponemos de datos de observaciones sobre aruma-
les que viven en libertad () en condiciones serninaturales, como pueda ser
un zoolozico. Muchos habran vis to los documentales de television de J a-D ' ,.
ne Goodall protagonizados por el chimpance rrodo. Este aparecia prr-
mcro consumido por la envidia cuando su herrnano mas joven ocupaba
su lunar en 105 afectos de su madre, luego se lc vc bailando alegremente, h
cuando muere SlI hermano y por ulrimo se le ve muriendo de tristeza cuan-
do mucre su madre. Aunque no tengo la competencia nccesaria para juz-
gar la validez de esta particular presentaci6n, parece plausible que 105 es-
rudios de animales realizados en su medic natural puedan ofrecer alguns
informacion util sobre sus vidas emocionales. Por ejemplo, De Waal ha
dernosrrado la presencia de culpa C-:overguenza?) entre los macacos su-
bordinados cuando se les perrnite tener acccso alas hernbras y copular
con ellas en ausencia del macho alla (dominantc], posteriormente se les
ve aJoptar una conducta de sometimiento mayor de 10 habitual cuando
el macho dominante regresa. l2 Pero en muchos cases no queda claro si se
han dado los pertinentes estados cognitivos antecedentes. En anirnales
diferentes al hombre, puede resultar dificil decidir si 10 que considera-
mos una rcaccion emocional se ha desencadenado, ya sea por una repre-
sentacion mental de la situacion 0 si sencillamente se trata de una res-
puesta aprendida. La aparente culpa de un perro, que ha hecho trizas un
periodico en ausencia de su duefio, puede ser simplemente un temor con-
1L LeDoux (I996). Para otros csrudios snore cl rniedo vcansc Marks ([987) y Gray (1991).
12. DcWaal(1996l.pag.lIO.
•
EMOCIONES 29
f
t~
rl
i
dicionado al castigo.ipuesto que [a misma respuesta se produce en el pe-
rro cuando es el propietario mismo quien rompe el periodico y 10 deja en
el suelo. 13
Resumiendo.idistinguiremos las diferentes emociones segun dos di-
mensiones: emociones fuertes (profundas) 0 debiles y emociones con
antecedentes cognitivos com plejos 0 simples. En sociedades en las que
se ha superado la constante lucha por la supervivencia, las emociones
mas importantes se caracterizan par una gran excitacion y valencia (vea-
se mas adelanre) y por antecedentes cognitivos complejos. Los ejemplos
incluyen tanto la ira producida por la creencia de que un rival ha utili-
zado medios inrnorales para obtener 1;1promoci6n que anhelabarnos,
como cl deleite producido al creer que la persona que uno ama tiene
esos misrnos sentimientos hacia nosotros, Por razones eticas, financieras
y tecnicas, las ernocrories profundas no pueden producirse en experi-
mentes de laboratorio realizados con humanos. Por razones de comple-
jidad en su desarrollo, las emociones con antecedentes cognitivos COI11-
plejos no se pucden producir en otros animales que no scan los humanos.
Debido a esrasIirnitaciones, me parcce justificado afirmar que 1a mayor
parte de 10 que sabernos sobre las emociones profundas y complejas se
apoya en la literatura y en la filosofia mas que en estudios cieuuficos.
Como cspero que qucdeclaro, de ninguna manera excluyo 10s estudios
controlados 0 lasobservaciones sisternaticas como Fuentes de conoci-
miento sobre las emociones, pcro ocupan un lugar secundario si quere-
mos comprender las emociones como fa sustancia de fa vida, aquello que
nos mantiene despiertos por la noche y que nos haec esperar mas alia de
toda esperanza. .
2.2. (QUI: EMOCI()NES HAY?
Antes de intentar afrontar este asunto, parece necesario especificar el
contexto: (que ernociones hay en la sociedad x 0 en la cultura y? POSPOl1-
dremos est a cuestion hasta el capitulo 4. Aqui nos limitarernos ingenue-
mente alas emociones que podemos identificar en las modernas socieda-
des occidentalcs-Dejaremos a un lado, por ahora, si estas emociones
tam bien existen en otros lugares, 0 en todos, y la cuesti6n de si en otras
culturas aparecen ernociones que no encontramos en las nuestras.
13. Vollmer (1977).
30 SOBRE LAS PASIONES
Aunque ellenguaje puede servirnos como una primera aproximacion
util para enumerar y clasificar las ernociones, no puede convertirse en la
autoridad final. En primer lugar, ellenguaje no puede decirnos si deter-
minadas palabras como «sorpresa» 0 «[rustracion» son 0 no terminos pa-
ra nombrar ernociones. En segundo lugar, ellenguaje no puede decirnos
cuarido dos rerminos, utilizados para nombrar emociones, «turia» y «ra-
bia», 0 «culpa» y «remordirniento», son sinonimos 0 cuando resulta que
denotan emociones diferentes. En tercer lugar, ellenguaje puede tener
lagunas. Aunque diferenciamos entre el sentimiento de pesar, de lamen-
tar y la dccepcion, sin embargo, tenemos un unico termino para el co-
rrespondiente conjunto de emociones positivas: «alivio». Aunque Descar-
tes utilizaba «indignacion» para referirse a la emoci6n que siente A al ver
que B desprecia a C,14 ellenguaje ordinario no restringe 1apalabra a este
caso especial, para el que no tenemos un terrnino particular. Para resol-
ver estc tipo de problemas, necesitamos-una caractcrizacion mas te6rica
de Ias cmociones, asunto que voy adiscutir en las secciones siguientes.
Por ahora solarnente ofrecere unavision general preanalitica sobre 10 que
indiscutiblerncnte se acepta que sonemociones, conjuntamente con algu-
nos comcntarios sobre algunos casas frontera. Caractcrizare estas emo-
ciones como positivas 0 negativas, d"~pendiendo de si se experimcntan
como placenteras 0 como dolorosas.·
Un grupo importante de ernocionesson aquellas que podemos deno-
rninar como cmocioncs sociales, Suponen una evaluaci6n positiva 0 nega-
tiva de nuestra conducta o caracter, o de los de otra persona. Estas tres
dicotomias conjuntarnente nos producen ocho emociones:
•• VC,.,~ljcnz{/: ernocion negative desencadenada par una creencia en
relacion con el propio caractcr.
" Dcsprccio y odio: ernociones negativas descncadenadas por crecn-
cias sobre el car.icter de otros. (El desprecio 10 induce el pensamiento de
que el otro es inferior; el odio, el pensarniento de que es rnalo.)
• Culpa: emocion ncgativa desencadenada por una creencia sobre la
propia accion.
• Ira: emocion negativa desencadenada por una creencia sobre la ac-
cion de otro.
• Amor propio ()dignidad: emoci6n positiva provocada par una creen-
cia sobre el propio caractcr,
14. Descartes. Lcspassions de l'dmc, art. 201 (trad. cast.: Pasioncs del alma, Madrid, Tecnos, 199!l).
EMOCIONES 3J
• Simpatia: ernocion positiva provocada por una creencia sobre el ca-
racter de otro.
• Orgullo: ernocion positiva provocada par una creencia sobre la pro-
pia accion.
• Admiracion: emoci6n positiva provocada par una creencia sobre la
accion realizada por otro.
En segundo lugar, hay un conjunto de ernociones generadas al pensar
que alguien merecida 0 inmerecidamente posee algo bueno 0 algo malo."
Siguiendo la discusi6n que plantea Arist6teles en la Retorica, podemos
distinguir seis casos:
• Envidia: emoci6n negativa causada par el merecido bien de alguien.
• Indignaci6n: emocion negativa causada par el bien inmerecido de
alguien.
• Congratulaci6n: ernocion positiva causada por el merecido bien de
alguien.
• Compasi6n: emoci6n negativa causada por la desgracia no rnereci-
da de alguien.
• Crueldad: ernocion positiva causada par la desgracia no merecida
de alguien.
• Regodeo: ernocion positiva causada por la desgracia mereeida de
alguien.
En tercer lugar, hay emociones positivas a negativas generadas por
pensar en las cosas buenas 0 malas que Ie han ocurrido 0 que Ie ocurri-
ran a uno mismo -deleite y pesar can sus divers as variantes y afines- .
Como han observado muchos autores, las desgracias pasadas tambien
pueden generar ernociones positivas en el prescnte, y sucesos dichosos pue-
den provocar ernociones ncgativas." Asi, en la principal colecci6n de
proverbios y apotegmas de la Antigiiedad, las Sentencias de Publilio Si-
ro, es posible encontrarnos tanto can «el recuerdo de 10s peligros pasa-
dos result a placentero» como con «la felicidad pasada aumenta la mise-
ria del presente».
15. A continuaci6n incluyo «no inrnerecido» bajo el concepto de «merecido». De est" manera,
y a diferencia del uso ordinario, si alguien se gana un premio importance en la loreria, dirernos que
se 10 rnerece.
16. En Elster y Loewenstein (!992), sc dcfiende que 10 mismo es cierto para los evcnros furu-
ros buenos 0 malos.
IIt
l
32 SOBRE LAS PASIONES
Todas las emociones quehemos discutido hasta aqui las provocan
J creencias de las que estamos plenamente convencidos. Con mayor pre-
cisi6n, se las puede inducir mediante creencias que se mantengan con
total certidumbre, aunque algunas de esas emociones puedan darse
tarnbien con creencias que no sean tan firmes. Tarnbien hay otras emo-
ciones -esperanza, miedo, am or y celos- que esencialmente presu-
ponen mantener ciertas creencias como probables 0 posibles. Estas
emociones sc generan al pensar en ciertas cosas buenas 0 malas que
pueden 0 no ocurrir en el futuro y en buenas 0 malas situaciones que puc-
den 0 no conseguirse en el presente. Por 10 general, estas emociones
precisan de que el suceso 0 el estado en cuestion sea visto como algo
mas que meramente concebible, es decir, debe existir una oportunidad
no nula de que pueda efectivamente ocurriro que sepueda real mente
conseguir. Pcnsar en ganar el primer premio de la loteria puedc gene-
rar esperanZ<l, pero esta no segeriera por que pensemos que vamos a
recibir un cnorrnc regale deuo'millonario desconocido. Estas ernocio-
nes tam bien parccen exigir que no consideremos el suceso 0 estado co-
mo totalmentc cierto 0 seguro. Si se que me van a cjecutar, senti re pe-
sar () desespero mas que micdo. De acuerdo con Stendhal y Tennov, eI
amor desaparcce 0 se marchita tanto si uno tiene la com plcta seguri-
dad de ser correspondido como si estamos convencidos de no serlo.
Segun La Rochefoucauld y PrOtist, los celos pueden desaparccer en el
mismo morncnto en que Sa.bC,7IOS que la persona a quicn amamos ama
a ot ra.." .-
Hay tam bien emociones que se gene ran por pensamientos contrafdc-
ticos sobre 10 que pudo haber ocurrido 0 10que pudo baberse hecho. Es-
tas incluycn las emociones negativas de pesar y deccpcion, adem as de las
correspoildientes crnociones positivas que hemos incluido bajo el rondo
general de alivio. No se trata de emociones morales. En el caso de la de-
cepcion es que no habia nada que hubieramos podido hacer; en el case
del pesar es que no bay nada 'que podriamos y deberiarnos hacer. Aunque
baya individuos que se culp'~npor 10s malos resultados que podrian ha-
ber impedido y aunque no bubieran podido saber que hacer en su mo-
mento (<<Si[e hubiese llamado, podria haber salido mas tarde y no hu-
biers muerto en el accidente»), estarnos ante casos de culpa (irracional),
no de pesar.
17. Srcndhal (1980), Tennov (J979). La Rochefoucauld, Mdxim(/s, n" 32; Proust (1954). vol. ,
pag.365.
EMOCIONES 33
Un caso de emociones afines alas anteriores son los sentimientos de
tristeza 0 de malos augurios, provocados por creencias subjuntiuas res-
pecto a sucesos que podrian haber ocurrido, aunque no tuvieran la su-
ficiente probabilidad como para generar esperanza 0 miedo. Muchos
ensueiios caen d~ntro de esta categoria. Un conjunto de emociones apa-
rentemente relacionado con las anteriores, pero que es sutilmente dife-
rente, es el for~a~o por el~10ciones provocadas por obras de arte que
nos narran algun npo de historia: novelas, obras de teatro y peliculas.
Aunque el tema es dificil y polernico," me parece que puedo considerar
como alegria la cmocion que cxperirnento alleer una experiencia que
~ne hubler~ ,causado alegria si me hubiera ocurrido a mf. A partir de 1<1
1I1trospecc.lOn, parece. ~uc la ernocion que siento cuando un personaje
d~ una sene, de. television se pone en ridicule en publico es muy similar,
e mcluso identica, a la verglienza ajena que siento cuando un amigo ha-
ce .10 mismoen una situacion real. Se me encoge el coraz6n y q~isiera
dejar de .ver ,la situacion 0 marcharme. Las obras de arte que no se apo-
yan en mngun tipo de narrativa tam bien pueden inducir emociones. En
particul~r, la musica tiene 1a capacidad de inducirnos emociones puras
de alegna, pesar, triunfo y otras similarcs. Salvo un caso excepcional, no
parec.~ que hay~ emocio_nes inducidas por obras de arte que no podarnos
tambien experrrncntar Iuera de ese mundo del artc. La excencion vicnc
dada por las emociones esteticas -asombro, s()brecogimie~to y sirnila-
res- provocadas por las estructuras puramentc formales de las obras
de arte.
He enumerado mas de veinte estados mentales de los que he dicho
que son emociones. En algunos casos, la afirmaci6n es dificilmente con-
testable. Si no son crnociones el amor, la ira 0 el miedo, (que 10 es? En
otros casos cl asunto es discutiblc. Hay quicnes pueden decir que lamen-
rarse no es una emocion, sino exclusivamente un des eo de haber actuado
de manera difercntc. Otr05 diran que la csperanza no es necesariarncnte
una ernocion, sino una crecncia en que algo pudiera ocurrir junto 31 de-
seo de que ocu rra. Incluso otros podnin pensar que 10 que he llamado
«emociones estericas» consisten en una pura apreciacion intelectual.
Otros casos frontera o controvertidos incluyen la sorpresa, el aburri-
miento, el !~lteres, el deseo sexual, cl placer, la preocupacion v la irustra-
cion. Dejare por ahora a un lado la cuestion de que ernociones hay y me
18. Para dos opiniones opuesras vcanse Walton ([990) y Yanal (1.994).
34 SOBRE LAS PASIONES
centrare en clestudio de que son las emociones para ver si puede ayu-
darnos a resolver esas discusiones.
2.3. (QUE SON LAS EMOCIONES? UN ANAuSIS FENOMENOLOGICO
Podemos definir las emociones por cierto numero de rasgos direc-
tamente observables antes de proceder a cualquier tipo de analisis cientifi-
co. Aunque veremos que ninguno de esos rasgos se dan necesariamente en
todos 105 estados que intuitivamente 0 preanaliticamente consideramos
como ernociones, cada una de esas {acetas juega un papel importante en
la vida cmocional. Por hacer una sencilla analogia, no es cierto que to-
dos los mucbles scan pcsados. Las larnparas de papel son mueb1es y no
pesan casi nada. Ahora bien, para much os propositos practices, el hecho
de scr pes ados es una propiedad importante de 10s muebles, De forma
similar, qljr;algunas emociones se desencadenen por cierta percepci6n,
en vez de por algun aspccto cognitivo, no reduce para nada la impor-
tancia que rierien 10s elementos cognitivos como aspectos antecedentes
de las emociones.Por todo ello, en esta secci6n se plantc a la cuesti6n
«(que son las emociones?» en el sentido de «(cwiles son las propieda-
des caracteristicas de las emociones?», en vez de «(cwiles son las con-
diciones nccesarias y suficicntes para que un estado mental sea una
ernocion?» .
Sin embargo, es neccsario hacer en primer lugar una distinci6n que
debia habcr hecho mucho antes. La palabra «emoci6n» puede tomarse
en el sentido de un hecho que se da 0 considerarse en un sentido dispo-
sicianal. Los acontecil11ientos ernocionales son cpisodios efcctivos de ex-
pcriencias de ira,miedo, deleite y similarcs. Las disposiciones cmociona-
Ies son tcndencias a tener emocioncs efectivas, son cosas tales como la
irascibilidad, pusilanimidad 0 10 que llamamos «un caracter alegre». Cier-
tos prejuicios como la misogjn ia 0 el antisemitismo tam bien se pueden
considerar disposicioncs emocionales. La disposici6n se puede caracteri-
zar en terrninos del umbral nccesario para que se desencadene la emo-
cion (por ejernplo, la irritabilidad), en terrninos de la intensidad de la
ernocion cuarido se desencadena (por ejemplo, la irascibilidad) 0 bien
utilizando los dos criterios. Ni siquiera las personas irascibles estan enfa-
dad as todo el tiernpo, y una persona enojada no necesariamente es iras-
cible, de manera que 105 dos f~n6menos son diferentes. Normalmente,
resultara claro por el contexte cuando me estare refiriendo a ernociones
EMOCIONES 35
como acontecimientos 0 como disposiciones, pero cuando haga falta 10
dire explicitamente.
La mayor parte de las veces, la mayoria de las emociones en acto,
enurneradas en la seccion 2.2, tienen las propiedades siguientes;"
• sensaci6n cualitativa singular;
• aparicion subita;
• imprevisibilidad;
• corta duraci6n;
• las desencadena un est ado cognitivo;
• dirigidas hacia un objeto intencional;
• inducen cambios fisiologicos (<:<:excitaci6n»);
• tienen expresiones fisio16gicas y fison6micas;
,einducen tendencias a realizar determinadas acciones;
• van acornpafiadas de placer 0 dolor (<:<:valencia»).
Con la posible excepcion del primer rasgo, ninguna de estas caracte-
risticas parece ser una propiedad universal de 10 que preteoricamente
identificamos como emociones. De hecho, mas adelante ofrecere contra-
ejernplos para cada una de tales propiedades. Por tanto no podemos uti-
lizarestos rasgos para definir las ernociones, pero podemos, quizas, adop-
tar un enfoque puramente pragrnatico y decir que algo es una e1110ci6n si
posee Ipor decir un nurncro) seis de las diez propiedades. Ahora bien, es-
teprocedimiento no tiene mucho sentido porque no hay ninguna necesi-
dad practica de decidir si algo es 0 no una ernocion.
«Sensacion» cualitativa singular
- Introspectivamente, each emoci6n se experiments como tener una
sensacion especial 0 quale, 10 rnismo que cada color se percibe por un as-
pecto cualitativo unico. Sin embargo, debemos preguntarnos si esta sen-
sac-ion es algo que se encuentra por encima y separado de la percepcion
subjetiva de las otras propiedades que tiene un acontecimiento emocio-
nal, La mejor evidencia de que es as! puede proceder de la percepci6n de
la musica, Por ejemplo, Malcolm Budd mantiene que «cuando se oye una
rnusica que consideramos que expresa la ernocion E -cuando Olmos E
19. Los rasgos segundo, Tercero y cuarto los tomo de Ekman (1992a). En la cliscusi6n de los
otros rasgos, me he apoyado muchisimo en la destacada exposicion sintetica de,Frijda (1986).
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36 SOBRE LAS PASIONES
.- en la musica-s- oirnos que la musica suena de la manera en que se siente
.£».20 Cuando escucho una pieza musical triste, 10 que experimento es
tristeza pura, no una tristeza intensa (porque no hay excitaci6n ni ten-
dencia ala accion), pero sin duda tristeza. El caso de la alegria es un po-
co mas complejo, porque una rnusica alegre tiende a provocar la acci6n y
sus expresiones caracteristicas. Sin embargo, seria exagerado creer y de-
fender que el sentimiento de alegria es la percepci6n placentera de la ex-
citacion, la tendencia a la accion, etc. Tarnbien, cuando las emociones se
provocan por estirnulacion cerebral directa 0 par rnedios quimicos, los
sujetos describen con frecuencia sus experiencias en terrninos que sugie-
ren la existencia de cualidades (qualia) ernocionales." En todo caso, la
cuestion no es nada clara. No volvere a referirme a elIo porque, en el me-
jor de 10s casos, se trata de un aspecto marginal en el estudio de las erno-
Clones.
Aparici6n sub ita
Segun plantea Paul Ekman: «El inicio repentino es fundamental [-..J
para el valor adaptativo de las cmociones, nos moviliza para responder a
sucesos irnportantes sin perder rnucho tiempo en la evaluaci6n 0 prepa-
racion»." Volvere al tema de la adaptaci6n mas adelante, en la seccion
2.4. Por ahora solamente quiero hacer dos observaciones. En primer lu-
gar, decir que efectivamente es cierto que en muchos casos norm ales las
reacciones emocionales se desatan de manera casi instantanea debido a
ciertos estimulos perceptuales 0 cognitivos. Ante una agresi6n fisica 0
ante determinado peligro, las ernociones de ira y de temor, con sus co-
rrespondientes tendencias a la acci6n, quedarse helado, huir, enfrentar-
se, pueden surgir en una fracci6n de segundo. En segundo lugar, sin em-
bargo, hay tantas excepciones que el cornienzo rcpentino no puede
considerarse como una caracteristica universal ni como un rasgo defini-
torio de las emociones. La ira y el amor, por ejemplo, pueden crecer sigi-
losarnente de forma gradual e imperceptible de manera que no nos de-
mos cuenta de 10 que esta ocurriendo. Al mismo tiempo, estas emociones
se caracterizan frecuentemente por tener un «punto de no retorno», mas
20. Budd (1995), pag. 136.
21. Para el caso de Ia estimulacion cerebral directa, vcase Brothers (1995), pag. 1.111, que cita a
Gloor (1986), pag. 164. Para la estirnulacion quimica, veanse Servan-Schreiber y Perlstein (1997).
22. Ekman (1992a). pag. 185.
EMOCTONES
37
/ a~a del cual ya no se dispone de aurocontrol.> Segun-,_Montaigne, la ra-
. zon por la cual es tan dificil controlar la ira es porquererdemos el con-
trol antes de tener conciencia de 1aernocion. «La infancia de todas las co-
sas es floja y debil. En sus comienzos debemos mantener bien abiertos
nuestros .ojos; no po~emos percibir en esos mementos su peligro porque
es dernasiado pequeno; una vez que ha crecido, ya no podemos encontrar
la cura.»>' En una novela del siglo XVII, Ciro el grande, encontramos una
observacion similar sobre el amor: «Cleobuline le amaba sin pensar que
le amaba, y estuvo bajo esta ilusion durante tanto tiempo que, cuando
por fin alcanzo conciencia de ello, el afecto ya no se podia combatir»."
En otras palabtas,ladinarnica de la ira y del arnot se encuentra sometida
al dilema que se presenta en 1a figura 2.1. _
Punta de
retorno
Punta de primers
dctcccion
---+------ ..Intensidad de Ia cmocion
Figura 2.1: El dilerna de la dinamica del amor y la ira.
Imprevisibilidad
Un sinonimo de «emoci6n» es «pasion», terniino estrechamente rela-
cion.ado con «pasivo». Aunque el origen de las palabras nopueda nunca
servrrnos como argumento para llegar a una conclusion sustantiva en es-
te caso ocurre que la etimologia se ajusta bastante bienal p~nto de vista tra-
dic~onal de que las ernociones son cosas que se sufren -0 experimentan :
pasrvarnente en vez de ser algo que elegimos de manera activa. Las reac-'
ciones ernocionales son euentos; no son acciones. A pesar de Ios recientes
y variados argumentos en su contra, me parece que el punta de vista tra-
dicional es esencialmente correcto. Volvere a tratar este asunto con ma-
yor d.etenimiento ~n la secci6n 5.2. POl' ahora solamente indicare que la
propiedad de ser involuntarias no es una caracterfstica universal 0 defi-
nitoria de las emociones. Por ejernplo, podemos decidir enfadarnos pen-
sando en algo que nos ocurri6 y que nos hizo enfadar en el pas ado, 0 po-
demos provocarnos tristeza a1 retroalimentarnos con las expresiones de
23. Frijda (1986), prigs. 43-45, 91 y241.
24. De Monraigne (1991), pag. 1.154; vcase tam bien Ekman (i992h), pag. 47.
25. Citado siguiendo a Sellicr (1991), pag. 395, n. 1. .
---l
38 SOBRE LAS -PASTONES
las emociones para llegar a experitnen~rJa emoci6n en si mism.a. Co~o
sugieren estos ejemplos, las emociones provocad~s d~.m~nera mtenc~o-
na1 son parasitas 0 dependientes de 1as involuntanas. SI ciertas creencias
no generan demanera espontaneauna ernocion espedfica, no podemos
conseguir que suceda 1a emoci6n tratando de provocar aquellos ~ensa-
mientos, y si ciertas expresiones no acompanan de manera espontanea a
cierta emoci6n, no podemos ocasionarla 0 causarla simulando tales ex-
presiones. _
COI1£l duracion
Citemos de nuevo a Ekman: «El heche de ser capaz de movilizar al
organismo de manera muy rapida (ataque) no es el (mic.o componente
adaptativo de las ernociones, tarnbrenlo es que 10s carnbios de respues-
ta asi movilizados no duran mucho a menos que la emoci6n se vuelva a
cvocar».~" Retrasaremos, una ve: mas, la discusi6n del tema de la adapta-
ci6n. Creo que (10 mismo que en el caso del ataque repentino 0 aparici6n
stlbita) Ekman ha identificado L111apropiedad frecuente pero que no es
universal de las emocioncs. Efectivamente es cierto que, como ya he di-
cho muchas emociones tienden a desarrollarse y a seguir su curso basta
que' «se ban pasado». Pero rambienes cierto que las emociones pueden
durar muchos an os, e incluso toda una vida. Anteriormente me he refe-
rido a1 caso de la venganza. En SlI -analisis del amor rornantico (al que se
refiere con el neologismo de limcrencer, Dorothy Tennov encuentra que
la duraci6n tipica de uno de esos episodios amorosos discurre entre los
dieciocho rneses y 10s tres aiios, dandose algunos episodios que duran so-
lamente unas semanas y otros toda la vida." Las «emociones de prejuicio»,
desprecio y odio, tarnbien pueden durar muchisimo. Podr~amos pregun-
tarnos si estas «emocioncs permanentes» son aconteclmlentos 0 actos
emocionales que se producen de hecho 0 si simplemente se trata de dis-
posiciones emocionales estables. Al menos en el caso de 1a limerence y de
la venganza, me parece que estamos ante emociones capaces d~ lle~ar la
mayor parte de la vida consciente de una persona. Podriamos Cl~ar111?U-
mcrables descripciones literarias del amor, mas veamos 10 que dice MIlo-
van Djilas sobre la venganza:
26_ Ekman (J992a), pag. 185.
27. Tennov (1979), pag_ 142.
EMOCIONES 39
Esta tierra nunca recompense Lavirtud, pero siempre ha sido brutal en
Lavenganza y en eI castigo del mal. La venganza es su mayor satisfacci6n y
gloria. (Es posibLe que eI coraz6n humano pueda encontrar paz y placer so-
Iamente ai devolver mal por mal? [...] La venganza es un fuego incontrola-
ble y que consume. Estalla, y destruye con sus llamaradas cuaiquier otro
pensamiento 0 emoci6n. Se mantiene y destaca sobre todas las cosas. C..]
La vcnganza [...] brillaba en nuestros ojos, inflamaba nuestros rostros, es-
trernecla nuestras sienes, era Ia palabra que se agolpaba en nuestras gargan-
tas aLoir que se habra derramado sangre. [...] La venganza no es el odio, si-
no Lamas salvaje y mas dulce de las bebidas para quienes deben vengarse y
para quienes desean ser vengados."
Las desencadena un estado cognitivo
Quiza sea la relacioueriire emociones y estados cognitivos el tema
central en el estudio de las emociones bumanas. Tal como indique en la
secci6n 2.2, las ernociones pueden provocarse por gran diversidad de
creencias, que pueden tenerrelacion con 10s otros 0 con uno rnismo, con
el pasado, el presente 0 el futuro; y estas creencias puedc que las consi-
deremos como ciertas, probables 0 simplemente posibles. Adernas, las
ernociones pueden conformar.la propia cognici6n, por ejemplo, median-
te el pensamiento desiderativo de que la realidad se ajusta alas propios
deseos, y ellas mismas pueden ser objeto de conocimiento, como cuando
por fin nos damos cuenta de que estamos enamorados. Debido a la inti-
ma relaci6n que existe entre los-aspectos cognitivos y la cultura, no sera
sino hasta la seccion 4.2 cuando plantee buena parte de 10 que tengo que
decir sobre estos temas. Por ahora, solamente discutire algunas excep-
ciones a la afirmaci6n de que las emociones se provo can de manera inva-
riable par una evaluaci6n 0 estimaci6n cognitiva previa.
Joseph LeDoux, en su trabajo sobre el miedo, ha demostrado que bay
dos vias separadas que median entre las sefiales sensoriales y las reaccio-
nes de temor. Como se muestra en la figura 2.2, solamente uno de esos
caminos pasa por la partedelcerebro que es capaz de realizar estirnacio-
nes cognitivas.
La otra via conduce directamente des de el aparato sensorial hasta 1a
amigdala, una parte del cerebro involucrada principalmente en las reac-
ciones emocionales. El parrafo siguiente dellibro de LeDoux resume al-
gunas de las diferencias entre las dos vias:
28. Djilas (l958)' pags. 86, 105, 106 Y107.
------------------------------------------------------------------------------------------------,
40 SOBRE LAS PASIONES
------------
Cortex
sensorial
Camino superior
Talamo
sensorial
Amigdala
Camino inferior
IRespuesta emocionalEstimulo emocional
IO. - 2 2' Dos vias diferentes que sirven de intermediaci6n entre !as senales
'lgura ., .', .' ° ' 164
scnsorialcs y las reacciones de ternor (Fuente: LeDoux [1996], pag. ).
Aunq:ie'el sistema talarnico no puede haccr distinciones finas,.la via de
la amigdala ticuc una ventaja importante sobre la via de input C(:rtlcal. Esta
vcntaja CS ~Itiempo. Para que un esrimulo auditive alcance la amlgciala a tra-
ves de la via tahlmica se requiere, en el caso de una rata, de unos doc,e ITlll:-
seg-undos, y casi el doble si se realiza a travcs de la via ~ort1cal. La via tala-
. _ [ ] nole puede decir a la amigdala con prcctsion 10 que hay, peromica t.'. . ]' r
pucde suministrar una seiial rapid a de la presencia de algCmpe igro . .os un
sistema de procesamiento rapido y basto 0 poco discriminarivo. .
- Imaginemos que caminamos por el bosque. Se produce un ,rwdo e;ctra-
no, algun chirrido. Va directamente ala amigdala pOI la via talamica. H so-
nido tarnbien va del talamo al cortex y estc 10 rcconocc como una ram a seca
que se quebro con el peso de nuestras botas 0 como una serpiente de casca-
bel agitando su cola. Pero cuando e1cortex ha llegado a establecer e1resul-
tado, la amigdala ya ha comenzado a defenderse de la serprente. La infer-
maci6n procedente del talarno no viene ya filtrada y sesgacla para provocar
determinadas rcspucstas. El trabajo del cortex es impcdir 13 respues:a ina-
decuada mas que producir la adecuada 0 pertincntc. POI' cl cont.rarro, su-
pongamos que en el camino vernos algo curvo y fino. La curvatura y la del-
gadez liega a la amigdala desde el talarno, micntras que solamente es el
cortex e1que distingue entre una serpiente cnroscada y un palo curvo. S1es
una serpiente, la amigdala tiene la ventaja en cl juego. Dcsde el punto de VIS-
ta de la supervivencia, es mejor responder a peligros pot~nclales como SI de
hccho fueran realcs en vez de fracasar en la rcspuesta. U coste de conside-
rar que el palo es una serpiente es menor, a largo plazo, que el coste de tra-
tar a la serpiente como si fuera un palo.:"
29. LeDoux (J996), pags. 163-165.
EMOCIONES 41
En el estado actual del conocimiento, es diffcil evaluar la importancia
- de estas ideas para el estudio de las emociones humanas. Como ya indi-
que al final de la secci6n 2.1, en las sociedades que han superado ya la
lucha directa por 1asupervivencia, las principales experiencias emociona-
les tienden a tener antecedentes cognitivos complejos. Supongamos que
me enfado cuando oigo a alguien decir algo que me hace suponer que he
sido tratado injustamente. Salvo casos especiales, parece implausible que
haya un «camino inferior» mediante el cual el input auditivo recibido por
el talarno sea capaz de provocar la ira antes de que se produzca algun ti-
po de procesamiento cognitive.'?
Sin embargo, el «camino inferior» puede que sea importante de ma-
nera indirecta. Supongamos que estoy de pie en el anden del metro y que
otra persona choca conmigo. Antes de procesar cognitivamente 1a situa-
don y decidir si el otro actuo intencionalmente, por imprudencia, negli-
gentemente Cl de forma totalmente inocente, puede que se produzca en
_rni una reaccion de enfado por medio de algun camino «rapido y bas-
to»." Supongamos que, de heeho, el otro actuo inoeentemente (que al-
guien tropezo con el y le hizo perdcr el equilibrio); podriamos distinguir
tres cases. Prirnero, reconoeemos que nuestra ira era inrnotivada y deja-
mas. de sentirla 0 de expresarla en cualquier forma. Incluso puede que
pidamos disculpas por haber expresado ira. En segundo lugar, reconoce-
mosque la ira no estaba motivada, pero reprimimos la conciencia y nos
inventamos otra historia que justifique 1a ira. En tercer lugar, 1a inven-
--cion dela historia incluso puede darse antes de reconoeer la inocencia
del otro. Mientras que en cl segundo esccnario estamos ante un caso de
autoengaiio, cl tercero es uno de pensarniento desiderativo. En ambos, la
resistencia a admitir (ante rni 0 ante los otros) que me he comportado aira-
damente sin ninguna justifieaci6n es la causa de que me invente una his-
'toria que justifique mi ira, Por tanto, 10 que he llamado «antecedentes
cognitivos complejos» de una emoci6n pueden estar inducidos por un
--- 30. Un caso especial se relaciona con c1 «fcnomcno de la fiesta coctcl». En un coctcl, normal-
mente nos aislamos del ruido de Iondo para centrarnos en 10'lue nos est a diciendo nuestro interlocu-
tor. Pero si por algun lado sc meuciona nuestro nombre, inmediatarnenre nos percatamos. De la mis-
ma rnancra, si 5'C mcnciona en alguna otra convcrsacion cl nombre de alguien que es nuestro cncrnigo
desde haec mucho ticmpo, es posible pensar que comenzamos por reaccionar ernocionalrnente antes
de que nuestro cortex dccida si el conjunto del contexto proposicional justifica nuestra ira.
- 31. Es una afirrnacion purarncnte especulativa. Par 10 que se, no cxiste una cvidcncia neurofi-
sio16gica para distinguir un camino superior 0 un camino inferior en 1a gencraci6n de 1a Ira. Aunque
.a nivel fenomeno16gico, disponemos de suficicntes datos qne muestran que 1a genre a vcccs ataca aira-
damente antes de tencr ticmpo de decidir si su agresi6n esta justificada.
42 SOBRE LAS PASIONES
itl
I,
con junto de causas que incluyen 1) una reacci6ri ernecional sin ninguno
de tales ante~edentes y 2) una imagen propia por la que nos resulta inco-
modo pensar que fuimos cap aces de reaccionar airadamente sin raz6n al-
guna. En tales casos, la relacion entre los elementos cognitivos y la emo-
cion se da tanto hacia arras como hacia delante -la emoci6n produce la
creencia que la justifica-, en vez de darse, como es el caso habitual, so-
lamente hacia delante.
LeDoux ha mostrado que el miedo puede desencadenarse mas por
cuestiones sensoriales 0 perceptivas que por aspectos cognitivos. De
manera similar, eLdesencadenamiento de la emoci6n musical es mas per.::.
ceptiva que cognitiva. No hay creencias prcposicionales que debamos
tener antes de que experimentemos un fragmento musical deterrnina-
do como triste, placentero 0 jubiloso. De manera mas discutible, tam-
bien el amor puede desencadenarse por la percepcion de un rostro 0
de determinada forma corporal, en vez de por albergar determinadas
crecncias sobre la persona en cuestion. Por ejernplo, es frecuente citar
a Stendhal para decir que Ias creencias sobre las maravillosas propie-
dades de la otra persona son el efecto del amor, atravcs del proccso
que elllamaba «cristalizacion», en vez de ser esas propiedades la causa
del arnor. Aunque es cierto que bay frases de Stendhal en las que apa-
recen esos planteamientos, sin embargo, tambien afirrnaba que una con-
dici6n necesaria para el amor es que creamos que la otra persona pue-
de arnarnos." Esta creencia relacional desencadena el am or, 10 que en
su momenta provoca que tarnbien se desencaderrencreencias no rela-
cionales respecto a la otra persona. El terna, evidenternente, no es de fa-
cil resoluci6n. Recomendaria allector multiples pasajes de la literatura
universal.
Dirigidas bacia un objeto intencional
Las emociones, 10 misrno que los deseos y las creencias, son intcncio-
nales: son sabre algo. Difieren en este aspecto de otros sentimientos vis-
cerales, como puedan ser el dolor, la somnolencia, Ia nausea y el vertigo.
A veces se !leva muy lejos la analogfa de las emocioncs con Ios deseos y
las creencias. Lo mismo que decimos que una persona desea que p sea el ca-
so 0 que cree que p es el caso, don de p es alguna proposici6n, con fre-
cuencia se dice que la forma tipica de los enunciados de emoci6n es «X
32. Stendhal (1980), pag. 279.
EMOCIONES 43
experimenta la ernocion p».J3 En ciertoscasos, este analisis resulta sufi-
cientemente preciso. Puedo estar avergonzado ya que he hecho algo mal
o sentir enfado ya que el mundo es as! de injusto. Pero puedo tambien
enfadarme can 0 por alguien: el objeto intencional es una persona en vez de
un estado de hechos. Y en el caso del odio 0 del amor, la emoci6n sola-
mente puede establecerse como relaci6n con una persona como objeto de
la relaci6n. La envidia tarnbien se dirige siernpre hacia una persona. Hay
varias entradas en el OED (Oxford English Dictionary) para «estoy in-
dignado ya que ...» (y para «estoy indignado con ...»), pero ninguna para
«estoy envidioso ya que ...».
Normalmente se dice que ciertos estados de animo, como la ansiedad
generalizada, constituyen una excepci6n ala afirmaci6n de que todas las
emociones tienen objetos intencionales. Debido a que no me parece que
tengamos una buena comprensi6n de la relacion existente entre las erno-
ciones efectivas 0 acontecimientos emocionales, los estados de animo y
las disposiciones emocionales, pretieroreferirrne a 10s contraejemplos
nada ambiguos que nos ofrecen las emociones musicales. Como ha dicho
Malcolm Budd:
En el caso de la expresion musical delas emociones, la ernocion que nos
mueve 0 impulsa es ... a la vez abstracta y; por as! decirlo, desencarnada: la
ernocion no se refiere a ningun estado dehechos definido y tampa co la ex-
perirnenta alguien con caracteristicas definidas (edad, raza, sexo, etc). Si la
emoci6n es un estado exultantc, sera la exaltacion de un os objetos que no se
especifican y sera eI sentimiento de exaltacion de una persona indetermina-
da, no de un individuo en particular, y vendra definida solamente por la na-
turaleza misma de la emoci6n ... La emoci6n carece tanto de objeto definido
como de un sujeto definido."
La induccion de cambio.r/isioI6gicos (<<excitaci6n»)
La intensidad subjetiva de las emociones se deriva en gran medida de
la excitacion fisiologica que las acornpafia, (Tarnbien de su valencia, algo
que discutiremos mas adelante.) Los sintomas familiares de la excitacion
emocional incluyen palpitaciones intensas, perdida del control intestinal,
nudos en la garganta, nauseas, etc." En cierta medida, determinadas erno-
3.3. A modo de ejcmp]o vease Gordon (1987).
34. Budd (1991), pig. 149.
35. Frijda (]9%i, cap. 2. presenta el panorama complete.
44 SOBRE LAS PASIONES
ciones se pueden vincular a unos determinados niveles de excitacion. En
el importante y especial caso de las respuestas autonomas, Robert Le-
venson ha registrado la aceleracion del ritmo cardiaco durante episodios
de ira, miedo y tristeza, asi como una reducci6n de ese ritmo durante la
repugnancia a disgusto, y adem as ha reportado diferencias de presion
sangufnea entre el miedo y la ira. Sin embargo, afiade que incluso aunque
la investigacion fuera mayor, «el compute final de las diferencias es pro-
bable que resultase pequefio»."
En algunos casas podemos utilizar la presencia de la excitaci6n (y la
valencia) para distinguir las autenticas emociones de las «cuasi-emocio-
nes», que son superficialmente similares. Como sefiala Robert Gordon,
la idea de temor nos lleva tanto a una interpretaci6n visceral como a una
no visceral.'? La primera es la que ocurre cuando me enfrento con un pe-
ligro muy grave; la segunda es a 10 que me refiero cuando digo que cojo
el paraguas porque temo que pueda llover. De la misma manera, las acti-
tudes de pesar 0 de sentir congratularnos par alguien pueden ir unidas 0
no a sentimientos dolorosos 0 afectuosos. Sin embargo, no par ello de-
beriamos conduir que la excitaci6n sea un rasgo universal de las emo-
ciones. Nico Frijda defiende que algunas veces «no hay signos de excitacion
aut6noma mientras los sujetos dicen que estan 0 se sienten fe!ices, ansio-
sos 0 airados. Parece procedente aceptar las palabras de estos sujetos,
mientras que su conducta no les contradiga»." Otro contraejemplo nos
10 ofrecen las emociones generadas por las obras de arte. Aunque las pe-
liculas de terror puedan generar excitaci6n, es bast ante menos probable
que 10 hagan las Variaciones de Goldberg.
Tienen expresiones jisio/6gicas y [isonomicas
Las emociones tienen expresiones caracterfsticas. Entre estas cxpre-
siones se induyen las posturas corporales, el tono de voz, ruborizarse,
sonrcir 0 mostrar los dientes, reirse 0 fruncir el ceiio, llorar y gritar. Aun-
que tal como dice Frijda: «Una fina linea divide alas expresiones de las
autenticas acciones emocionales»," normalmente se puede establecer la
distincion. Tambien ocurre que, aunque muchas expresiones estan estre-
charnente vinculadas a respuestas fisiol6gicas que ya he discutido, algu-
36. Levenson (1992), pag. 26.
37. Gordon (1987), pag. 77.
38. Frijda (1986), pag. 173.
39. Frijda (1986), pag. 12.
45EMOCIONES
nas no 10 estarr.Las expresiones, por definicion, son observables por 10s
dernas, mientras que la excitaci6n norrnalmente no 10 es. Algunas expre-
siones puede que deban su existencia a su capacidad para comunicar la
emocion a 10s demas, mientras que en otros casos estc efecto puede ser
un subproducto accidental que puede resultar adaptativo 0 que puede
no serlo. En una riria, una persona puede querer que su adversario pien-
se que esta enfadada, pero no que esta temerosa. Por tanto, su interes
consiste en simular 0 suprimir las expresiones emocionales pertinentes,
es decir, destacar los signos de ira y ocultar 10s de temor. Debido a que es-
tos son en gran medida involuntarios, puede resultar muy dificilla simu-
lacion 0 supresion perfecta. Ahora~bien, en las interacciones sociales 10
irnportante es la capacidad de engafiar a los demas, cuya capacidad de
detectar simulaciones a supresiones imperfectas puede que sea bastante
poco perfecta·;40.·_."
Aun que el miedo, la ira, el placer y otras cuantas ernociones estan
claramente asociadas con expresiones faciales caracteristicas, no parece
que las cosas scan asi en el caso de las emociones humanas mas comple-
jas. Par lei que sabemos, no hay signos externos observables que nos
perrnitan distinguir la culpa de la vergiienza, la esperanza de la alegria,
el orgullode la soberbia, la crueldad de la envidia 0 la pena de la de-
cepcion. Noel Carroll seiiala, por ejemplo, que para transmitir 0 expre-
sar las ernocionesen.una pelicula puede que no sea suficiente mostrar el
rostro humano. «Para conseguir una caracterizaci6n mas precisa y menos
ambigua de lasemociones, dependemos del conocimiento del objeto 0
de la causa de laemoci6n corrrespondiente.» Par tanto, ala hora de edi-
tar «el material cinematografico que se precis a para transmitir el estado I
emocional de un personaje, nos tenemos que mover de 10 que vemos 0
experimentamos al objetivo para asi conseguir determinar bien la emo-
cion particular que trans mite cl personaje».:"
lnduccion de tendencies a realizar determinadas acaones
Las emociones suelen asociarse con tendencias espedficas a actuar de
/ determinadas maneras. La culpa induce tendencias a reparar el dario, a
confesar y a.castigarse uno mismo, La vergi.ienza provoca la tendencia
a desaparecer 0 a ocultarse, y en casos extrernos induso provoca tenden-
40. Ekman (1992b).
41. Carroll (1996), pag. 131.
46 SOBRE LAS PASrONES
cias suicidas. La envidia tiende a producir una acci6n destructiva del ob-
jeto envidiado 0 de su poseedor. La ira induce una tendencia a daiiar ala
persona que nos ha hecho dafio. EI odio provoca una tendencia a hacer
desaparecer de la faz de la tierra el objeto de la emoci6n. Aunque todas
estas son emociones oscuras 0 negativas, tambien las ernociones positi-
vas tienen asociadas tendencias especificas a la acci6n. Par ejernplo, el
amor provoca una tendencia ala acci6n que consiste en la busqueda de
Ja compaiiia de la persona que es objeto de la emoci6n. La tendencia a la
acci6n provocada por la condolencia consiste en una tendencia a apoyar a
quienes nos han ayudado.
Como sugieren todos est os ejemplos, las tendencias ala acci6n pue-
den tener objetivos muy diversos. Dada una emoci6n negativa, can fre-
cuencia tendemos a eliminar las condiciones que la producen. Laperso-
na que ha hecho trampas en sus impuestos y envia un cheque anonimo a
la oficina recaudadora intenta con ello crear una situacion en la queya no
tenga razones para sentirse culpable, y la persona que destruye la carrera
de un competidor intenta con ello crear una situaci6n en la que no haya
nada que provoque su envidia. En otros casos 10 que se busca es el resta-
blecimiento de algun equilibrio. La persona airada que busca la venganza
no esta tratando de deshacer el dafio que se Ie hizo, sino mas bien crear
un equilibrio en el que el dafio se equilibre con el dafio. La persona cul-
pable que reacciona castigandose a SI misma no esta tratando de desha-
cer el dafio que hizo, sino crear un equilibrio en el cual el sufrimierrto se
compense con el sufrimiento.
Tiene importancia insistir en que se trata de tendencias a la acci6n.
Incluso aunque podamos sentir una fugaz ansia demu~t!va a la vista del
mayor bien obtenido por otra persona, la mayor parte de la gente apren-
de a no darle importancia y a no realizar esa acci6n destructiva, Las an-
sias de venganza normalmente se suprimen en las sociedades que ense-
fian a poner la otra mejilla. La persona que siente el impulso de enviar un
cheque a la oficina recaudadora de impuestos puede decidir, despues de
reflexionar, que despues de todo puede quedarse can el dinero: Como
sugieren todos estos ejemplos, las fuerzas que se oponen alas tenden-
cias a la acci6n, y que las mantienen bajo control, van desde ef propio
interes hasta las norrnas sociales.: Volveremos a este asunto en la see-
cion 4.2.
No todas las emociones provocan tendencias ala acci6n. Hume afir-
ma, de manera verosimil, que «el orgullo y la humildad son emociones
puras del alma, no estan acompafiadas por deseo alguno, ni nos incitan
EMOCIONES 47
inmediatamente ala accion».? Tampoco parece que el alivio, el pesar, la
decepci6n, la tristeza y la mayor parte de las emociones esteticas inciten
a algun tipo especffico de acciones. Aunque a veces los nifios pequefios
quieren subir al escenario para sa1var a1actor de un peligro inrnincnte, la
mayor parte de las obras de arte no inducen ninguna tendencia a la ac-
cion por parte de 105 lectores, oyentes 0 espectadores. De hecho, hay quie-
nes han sugerido que las emociones esteticas tienen una pureza excep-
cional debido a que estan disociadas de la accion."
Acompaiiadas por placer 0 dolor (eoalencia»)
Los psicologos utilizan el termino «valencia» para referirse al hecho
de quc las emociones se experimentan como placcnteras 0 dolorosas, de-
seables 0 indeseables, que nos hacen felices 0 infelices. Este aspecto de
las ernociones es el que resulta mas importante para buena parte de quie-
nes viven en las ciudades del siglo xx. Aunque puede que 1as emociones
se hayan originado como parte de los sistemas de acci6n defensivos u
ofensivos del organismo y que todavia exhiban ese aspecto en circuns- .
tancias de gran tension, en 1avida cotidiana rcsulta mas importante su as-
pectohedonico. E1 sentimiento de vergiienza puede resultar insoporta-
blemente doloroso, como 10 muestra el suicidio de un almirante de
marina que llevaba inmerecidamente algunas de sus rnedallas 0 105 seis
franceses que se suicidaron en 1997 a1ser pillados en actividades ilegales
de pedofilia. Par el contrario, el amor radiante de Anne Elliott a1final de
Persuasion es de una felicidad insuperable. Algunas emociones se persi-
guen 0 se desean intensamente y otras se evitan con toda intensidad.
La valencia y la excitaci6n se funden habitualmente en la experiencia
subjetiva de la emoci6n. Sin embargo, analiticarnente, pueden en cierta
medida disociarse, como 10 muestran las «ernociones mixtas», tales como
la nostalgia 0 la ernocion agridulce que podemos sentir a la vista del exi-
to de un amigo. Si los placeres derivados de pensar sobre una buena ex-
periencia pasada compensan el dolor de dames cuenta de que ya ha pa-
sado 0 si el placer de la sirnpatia compensa los dolores de la envidia, la
experiencia puede tener una valencia neutral y, sin embargo, ir acompa-
fiada de excitaci6n. Abraham Tesser, en un experimento que involucraba
comparaciones interpersonales, consigui6 inducir experiencias ernocio-
42. Hurne (1960), pag. 367.
43. Fry (192l), pag. 13; rarnbien Budd (1995), pag. 77.
48 SOBRE LAS PASIONES
nales que eran afectivamenre neutrales, pero que tenian excitaci6n positi-
va, tal como 10 mostraba la mejora de la capacidad de los sujetos ala hora
de realizar tareas simples y la reduccion de su capacidad para ejecutar ta-
reas complejas." Cort1ci demuestran estos descubrimientos, una valencia
diferente de cero (positiva 0 negativa) no es un rasgo universal de las ex-
periencias emocionales. Aunque la introspeccion nos sugiere que las
experiencias puras 0 element ales son dolorosas 0 placenteras, no conoz-
co pruebas firmes que 10 demuestren.
Resumen
A partir de este panorama podemos concluir que los r!lsgos mas
persistentes asociados alas emociones son los de la imprevisibilidad,
los antecedentes cognitivos, tener objetos intencionales Ia excitacion
las tendencias a la accion y la valencia. (Ignorare una no~ion tan diffcii
de aprehender corrio la de sensacion cualitativa singular.) Aunque la apa-
ricion subita, la duracion breve y Ias expresiones caracterfsticas sean ras-
gos que tarnbien se observan frecuentemente, parecen ser caracteristicas
menos centrales en.las ernociones humanas que en las que exhiben los
animales. Pero no hay un rasgo en particular que aparezca universal-
mente. Los contraejernplos mas destacados son las emociones musicales,
que no parecen tener ninguno de los supuestos rasgos definitorios adernas
de los de la imprevisibilidad y la valencia. Sin embargo, estos dos ultimos
rasgos caracterizanarczor los estados viscerales y, por tanto, no pueden
captar 10 que sea especifico de la emoci6n.
2.4. 2QUE SON LAS EMOCIONES? UN t ALlSIS CAUSAL
Estas conclusiones nos dejan con un cuadro algo confuse. Para poder
avanzar deberiarnos in ten tar ir mas alla del tratamiento fenomenol6gico
y tratar de explorarlas causas pr6ximas 0 remotas de lasreacciones erno-
cionales. Por un Iado, podrfamos investigar las vias neurofisiol6gicas por
las cuales la percepcion y Ia cognici6n desencadenan emociones e/ectivas.
44. Tesser (1991). Por tanto, Hume (1960), pag. 278, esta cquivocado cuando afirma: «Susci-
tar cualquier pasion y al mismo tiempo provocar de igual rnanera su antagonica tiene como resulta-
do deshacer inmediatamente 10 que se habra hecho y debe dejar a Ia mente finalmente en total cal-
ma e indiferencia». La faiacia se da por identificar «calma» e «indiferencia». La primera se refiere a
la ausencia de exciracion: la segunda, a 1. ausencia neta de placer 0 dolor.
I
-[
EMOCIO ES 49
Por otro Iado, podriamos tratar de identificar los mecanismos de evolu-
ci6n que producen las divers as disposiciones emocionales. En la medida
en que se me alcanza, no hay ningun analisis que haya conseguido produ-
cir algo parecido a una comprensi6n uniticada de las emociones.
Causas pr6ximas
Muchos estudios neurofisioI6gicos de las ernociones caen en la cate- .
goria de 10s analisis tipo caja negra. En la actualidad hay muchos datos
que confirman que multiples aspectos de ciertas emociones, que se prestan
a la experimentaci6n con animales, estan bajrrcontrol neuroquimico; tal es.
el casu de «la rabia, el miedo, 1a angustia de Ia separaci6n, el cuidado ma-
ternal, la anticipaci6n del deseo y diversos aspectos de la sexualidad»."
Por poner un ejemplo al azar: «EI glutamato y sus analogos administrados
directamente en el cerebra pueden precipitar una rabia agresiva, respues-
tas de miedo y vocalizaciones inducidas por la angustia. Sin embargo, que-
da por demostrar plenamente que estas manifestaciones conductuales
vayan acornpafiadas de afectos experimentados internamente. Queda den-
tro de 10 posible que las conductas provocadas por el glutamato reflejen
manifestaciones motoras pseudoafectivas organizadas a un nivel muy ba-
jo de los axones 0 neuritas»." Ahora bien, estos estudios no contribuyen
ala construcci6n de una teoria unificada. Por un Iado, porque no se re-:
fieren alas emociones especificamente humanas. Y por otra parte, por-
que no nos ofrecen nada parecido a un mecanismo cornun compartido,.
ni siquiera respecto alas emociones sobre Ias que investigan. Mas bien
nos dan ciertas piezas que podrian servirnos para la construcci6n de un
mecanismo (0 diversos mecanisrnos).
A partir de Ios trabajos de LeDoux sobre el miedo, sabemos c6mo
podria ser un mecanismo de tal tipo. La estructura basica que se repre-
senta en la figura 2.2 se puede ampliar y refinar incluyendo diferenciacio-'
nes mas precisas y conexiones neuronales adicionales. Aunque su especifi-
caci6n sea todavia imperfecta, la maquinaria neurologica del miedo parece
suficienternente trazada como para permitirnos afirrnar que comprende-
mos los mecanismos basicos involucrados. La amigdala sirve como un
nucleo 0 una central de distribuci6n que regula las respuestas aut6nomas
y conductuales, al mismo tiempo que actua como retroalimentadora del
./
. ',. Panksepp l19~3.:. pag, 90.
". Panksepp (1')93), pag. 00.
Sobre las Pasiones
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Sobre las Pasiones

  • 1.
  • 3. PAIOOS TRANSICIONES JON ELSTER L R.]. Sternherg y 1'. l. Lubart, La creatiuidad en una culture conformista 2. T. Engelhardt, El fin de fa cultura de la victoria 3. L. Grinspoon y]. B. Bakalar, Marihuana. La medicina probibida 4. P. Singer, Repensar La uida y La muerte 5. S. Turklc, La vida en Lapuntalla 6. R J. Sternberg, l nteligcncia exitosa 7. J. Horgan, El fin de La ciencia 8. S. 1. Greenspan y B. L. Bcnderly, ELcrecimicnto de Lamente 9. M. Csikszcntmihalyi, Cre,uiz;id<ld 10. A. Sokal y J Ericrnont, lmpost uras inrclectualcs 11. H. Gardner y E. Laskin, Mentes lidercs 12. H. Gardner, Inteligcncias multipic: 13. H. C;ardner, Mentes crcatiuas 14. H. Gardner, La nueua cicncia de la mente 15. J. Artali, Du.aonano dr:l sig!o XXI 16. A. C. Danto, Des/,f.{<;sdel/ill del artc 17. M. D. Lemonick , OttOS mundos 18. D. F. Noble. l.a religion ele 1(( tecnologia 19. R. Conlan (COl11p.), EJta'/o.r de animo 20. J. Gribbin, iu nacimiento del tiempo 21. H. Gardner, La cducacion de fa mente y el conocimiento de Las disciplinns 22. A.lvLntelart, l listoria de la utopia planetaria 23. D. D. Hoffman, lntcligenciu uisual 24. J. T. Bruer, FJ mito de LOl ires primcros anos 25. S. Blackmore. L, nuiquina de los memes 26. K. Kavc. La »ida mental y social del hehc 27. P. N.johns()n-Laircl, L'l ordcnador y la mente 28. P. Xiallacl" t» ilsimfogill tiP internet 29. 11. Gardner, I.;,illleii!!,/,llcla rcformulada 3().J. Horgan, l.a tncttt c pur descubrir 3]. R Lcwonrin, E! S/I('nO del gcnOlllil burnano y otras ilusiones 32. J. Elster, Sobrc laspasiones SOBRE LAS PASIONES Emocion, ediccion y conducta humana ~II~ PAIDOS Barcelona Buenos Aires Mexico
  • 4. l Titulo original: Strong Feelings. Emotion, Addiction, and Human Behavior Publicado en ingles, en 1999, por el Massachusetts Institute of Technology, Cambridge, EE.UU. Traducci6n de}. Francisco Alvarez y Adriana Kiczkowski Cubierta de Diego Feijoo Para George y George Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizaci6n cscrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones esrablecidas en las leyes, la reproducci6n total 0 parcial de esta obra por cualquicr medic 0 procedimienta, comprendidas la reprografia y el tratamiento informatico, y la distribuci6n de ejcrnplares de ella mediante alquiler 0 prestarno publicos. © 1999 Massachusetts Institute of Technology © 2001 de la traducci6n,.J. Francisco Alvarez y Adriana Kiczkowski © 2001 de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidos Iberica, S.A., Mariano Cubi, 92 - 08021 Barcelona y Editorial Paid6s, SAlCE Defensa, 599 - Buenos Aires http://www.paidos.com ISBN: 84-493·1097·0 Deposito legal: B. 28.510·2001 Impreso en Grafiques 92, S.A., Av.Can Sucarrats, 91 08191 Rubi (Barcelona) Impreso en Espana - Printed in Spain
  • 5. Sumario Prefacio y agradecimientos 11 l. Introduccion '.' '.' _.. . . . . . . . . . . . . . . . 13 2. Emociones , . . . . . . . . . . . . . . . . 23 2.l. ~C6mo sabemos 10 que sabemos sobre las emociones? . . . 23 2.2. ~Que emociones hay? 29 2.3. ~Que son 1as emociones? Un analisis fenomenologico 34 2.4. ~Que son 1as emociones? Un analisis causal 48 3. La adiccion 57 3.1. ~C6mo sabemos 10 que sabemos sobre la adicci6n? 57 3.2. ~QlJ(:;adicciones hay? .: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 3.3. (Que son las adicciones? Un analisis fenomeno16gico 63 3.4. ~Que son 1as adicciones? Un analisis causal 79 4. Cultura, ernocion y adiccion . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87 4.1. E1conceptode cultura 87 4.2. Cultura y emocion . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 4.3. Cultura y adiccion . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
  • 6. 10 SOBRE LAS PASIONES 5. Elecci6n, erii'oCi6n y adiccion . 5.1. El concepto de elecci6n . 5.2. Elecci6n yemoci6n ., . 5.3. Elecci6n y adicci6n . 6. Conclusi6n . Bibliografla , . Indice analitico y de nombres .. ~ . 131 131 143 157 Prefacio yagradecimientos 181 193 205 _.Este libro es una version corregida y ampliada de las Conferencias Jean Nicod que impart! en Paris durante el mes de junio de 1997. Los +materiales proceden de dos fuentes principales. La primera es un traba- jo sobre las emociones que cornence en 1985 y que segui desarrollando durante los aDOSnoventa, y cuyo result ado fue la publicaci6n de Alcbe- mies 0/the Mind en 1998. La discusi6n de Ias emociones, que desarrollo en el capitulo 2 yen las secciones 4.2 y 5.2, se apoya en aquel trabajo, - al tiernpo que aqui le doy otro enfoque para adaptarlo a los objetivos es- pedficos que persigo en este libro. La segunda fuente es un trabajo sobre la adiccion que inicie en 1992. Aunque ya he publicado algunos articulos -sobre el tema aqui planteado, en el capitulo 3 yen las secciones 4.3 y 5.3 seotrece una discusi6n mas general y mas completa, Estoy en deuda con el pragrama de investigaci6n desarrollado por George Loewenstein sabre los «facto res viscerales» en la conducta, por 10 que se refiere a la idea de analizar las emociones y la adicci6n como casos de «sentimientos profundos» 0 «pasiones». Este libro tambien debe mu- cho a nuestra colaboraci6n con el grupo de trabajo sobre Elecci6n Inter- temporal, apoyado por la Fundaci6n Russell Sage. Mis ideas sobre la adic-
  • 7. it , 12 SOBRE LAS PASIONES cion y, en un plano mas general, sobre la eleccion se inspiran engran me- dida en el innovador trabajo de George Ainslie yen muchas discusiones que he mantenido con el a 10 largo de afios, Par todo ello, este libro esta dedicado a George y a George. Mis ideas sobre la adiccion tambien se fueron desarrollando durante las discusiones que mantuvimos en un grupo de trabajo sobre la adic- cion, en el que participaban George Ainslie, Eliot Gardner, Olav Gjels- vik, Aanund Hylland, George Loewenstein, Karl Ove Moene, Ierg M0r- land, Thomas Schelling, Ole-jorgen Skog y Helge Waal. El trabajo de este grupo 10 han apoyado el Norwegian Research Council, el Instituto noruego para la investigaci6n sobre el alcohol y las drogas, el Comite no- ruego para la prevencion del alcohol y los problemas con las drogas y la Fundacion Russell Sage. He recibido comentarios escritos a una primera version del capitulo 3 por parte de George Ainslie, James Fearon, Avram Goldstein, Olav Gjelsvik, David Laibson, jorg Morland, Wiktor Osiatynski y Ole'Jorgen Skog. Por ultimo, quiero dar las gracias a mi ayudante de invesrigacion, Joshua Rosenstein, as! como a Cheryl Seleski y al equipo extraordinaria- mente eficiente de la biblioteca de la Fundacion Russell Sage, Iundacion que ademas me concedi6 una ayuda para finalizar este libro. Capitulo 1 Introducci6n En esre analisis de las emociones y la adicci6n me planteo ala vez una cuesti6n metodol6gica y otra teorica. Por una parte, estudiare las rela- ciones que existen entre el analisis conceptual y el causal en el estudio de la conducta humana. (Cwil es la relacion que existe entre la definicion de emoci6n 0 de adicci6n y la explicacion de esos mismos fenomenos? Es decir, (hasta que punto las emociones 0 las adicciones constituyen clases naturales? Por otra, discutire la relaci6n que se da entre tres diferentes enfoques explicativos de la conducta: el neurobiologico, el cultural y el de la teoria de la eleccion, incluyendo aqui el caso especial de la elecci6n racional. Intuitivamente resulta claro que, debido a su peculiar intensi- dad fisiol6gica, las emociones y las ansias adictivas pueden cortocircuitar 0, al menos, distorsionar la racionalidad de nuestras elecciones. Como ocurre con toda intuici6n preanalitica, haee falta revisar atentamente es- ta intuici6n. Tarnbien me preguntare en que me did a las emociones y las ansias se implementan fisio16gicamente y hasta que punto son eonstruc- ciones culturales. Las emociones y los diversos estados indueidos por las sustancias adietivas son casos espeeiales de 10 que George Loewenstein ha Hamado
  • 8. INTRODUCcr6N 15 14 SOBRE LAS PASIONES factores oiscerales de la conducta.LEsta categoria mas general incluye pul- siones como el hambre, la sed y el des eo sexual, adernas de urgencias co- mo orinar, defecar 0 dormir, asi como rnolestias organicas como pueden ser el dolor, 1afatiga, el vertigo y lanausea. En sus formas extremas estos estados van unidos a fuertes cambios fisiologicos que pueden interferir en la capacidad para tomar decisiones 0, a1menos, para adoptar decisio- nes raciona1es. Por ejemplo, a 10s negociadores se les recomienda abste- nerse de tomar cafe debido a que sus efectos diureticos distraen la aten- cion del asunto que se esta p1anteando. Al mismo tiempo, esos sujetos pueden sentir ansias de tomar cafe para veneer la somnolencia. Estos estados viscerales difieren de las emociones y de los estados re- lacionados con la adicci6n porque tienen menor vinculaci6n con aspec- tos cognitivos y culturales. En buena.medida las emociones se desenca- denan por las creencias. Las ansias adictivas tarnbjen pueden dispararse por creer que se puede disponer.de 'una droga y se pueden extinguir al creer que no se dispone de elk Tambien las emociones y las ansias se conforman en gran medida porqueestan culturamente definidas como emociones y ansias. Por el contrario,.otros impulsos 0 necesidades, como la sed extrema de una persona que ha estado durante mucho tiempo en el desierto sin agua, la necesidad de 'orinar que siente una persona que lleva mucho tiempo sin hacerlo y elabrumador suefio que tiene una per- sona que no ha dormido durante varios dias, resultan basicamente inde- pendientes de aspectos .cognitivos y·culturales. De manera mas general, se pueden-distinguir tres formas de inter- venci6n de 10 cognitivo en estos factores viscerales. Primero, un esta- do visceral se pucde desencadenar por una creencia. En segundo lugar, una vez disparada, la motivaci6n visceral puede verse modelada por 1a creencia de que es ese tipo particular de motivaci6n. Por ejcmplo, una persona puede sentir envidia a la vista de un amigo que tiene mayor exi- to, y, una vez que ella reconoce que tiene sentimientos de envidia, sentir vergiienza. Alguien que bebe en exceso puede cambiar su autoimagen y su conducta cuando comienza a C'ree~que es un alcoholico. En tercer lu- gar, la motivaci6n puede tener ~n objeto intencional: puede ser acerca de algo. Algunos factores viscerales, como el dolor 0 el vertigo, no tienen ninguno de estos aspectos cognitivos. Otros, como la sed y el deseo se- xual, tienen objetos intencionales, pero no se desencadenan ni se modelan pOl' las creencias. Las ansias tienen objetos intencionales (se tienen ansias por Ias drogas). Aunque en menor grado que las emociones tarnbien las ansias son susceptibles de verse disparadas y conformadas por Ias creen- cias. Las emociones ocupan un Iugar destacado entre 1as motivaciones viscerales porque en ellas, tipicamente 0 al menos con cierta frecuencia intervienen 10s aspectos cognitivos en esas tres formas comentadas. ' ~stamos hac.iendo caracterizaciones muy generales que es preciso matizar y corregir. A menudo Ias personas se excitan sexualmente cuan- do creen que su pareja esta excitada. Un conductor puede ser conscien- te de que esta a punto de dorrnirse y combatir su somnolencia. Deterrni- nadas emociones, como el miedo, pueden dispararse tanto por percepciones como ~or aspectos cognitivos. Asi y todo creo que, en los cas os tipicos, estos diversos facto res motivacionales pueden situarse sin mucha discu- si6n a 10 largo de un continuo. En un extremo tendremos los estados no cognitivos 0 puramente visceraies como el dolor, 1a somnolencia, ete. A continuaci6n nos encontramos con estados que tienen objetos intencio- nales, pero ningun otro aspecto cognitivo que Ios conforme; son casos como los del hambre, la sed y el deseo sexual. Despues vienen las ansias que tienen objetos intencionaies y que tarnbien pueden involucrar otros aspectos cognitivos. A continuaci6n aparecen las emociones, que con fre- cuencia presuponen las tres formas de los aspectos cognitivos. Y, en el otro extremo del continuo, nos encontramos con los estados motivacio- nales, que no implican ninguna visceralidad ni excitacion, como ocurre en el caso de la tranquila decisi6n de sacar un paraguas porque pensamos que llovera y no que rem os mojarnos. Los estados que se sinian en los extremos de ese continuo tienen di- ferentes implicaciones en relaci6n con la elecci6n. Aunque las conductas inducidas porIa somnolencia, la fatiga y el dolor sean acciones mas com- plicadas que simples acciones reflejas, con frecuencia tienen un caracter involuntario bastante similar a estas. El conductor de un coche puede lu- char contra la somnolencia y un montafiero puede resistir la fatiga mus- cular, pero no pueden hacerlo de manera indefinida. Quedarse dormido o soltar la cuerda no es hacer algo, es simplemente un even to, es algo que ocurre. En el otro extreme, aparece Ia decisi6n racional no distorsionada por ning~n tipo de excitaci6n, que es el paradigma de la elecci6n libre y voluntaria. Entre esos extremos se encuentran los casos que me interesan aqui, aquellos en los cuales la conducta se ve afectada por 1a excitaci6n y por 1a elecci6n. Entre estos casos excluyo de mi interes las pulsiones fi- sio16gicas, principalmente porque resultan cultural mente invariables. Es- tudio la emoci6n y la adicci6n porque me permiten examinar el triple I. Loewenstein (1996, 1998).
  • 9. 16 SOBRE LAS PASIONES INTRODUCCrC)N 17 contraste y relacion que se da entre la neurobiologia, la cultura y la eleccion, envez de quedarnos encerrados en algun tipo de dicotornia simple. Antes de seguir adelante, quisiera aclarar primero dos puntos que de- berian resultar obvios, pero que puede que no 10 sean. En primer lugar, cuando distingo la neurobiologia de la cultura y de la eleccion, no quiero decir que estos segundos fen6menos no tengan ningun tipo de sustrato neurobio16gico. Doy por supuesto que toda la conducta humana y todos 105 estados mentales tienen una base neurobiologica; de hecho, la nega- cion de esta perspectiva es tan falsa como incomprensible. Utilize «neu- robiologia» sencillamente como abreviatura para referirme a los .mec~- nismos neurologicos que generan la excitacion, la euforia 0 la dlsfona que caracterizan a la mayor parte de las emociones y ansias. Aunque las creencias tambien descansen en mecanismos similares, no rendria senti- do insistir en ese sustrato subyacente porque sabemos muy poco de los aspectos neurobiologicos de las creencias complejas que participan en las :ansias y en las emociones. Veamos, como ejernplo, la sugerencia que ha hecho Michael Liebo- witz sobre que «la quimica del arnot» es como la de las anfetaminas. 2 Co- nocemos bastante la neurofisiologia de las anfetaminas y como producen Ios efectos caracteristicos de agudizacion de la conciencia, elevacion del ani~o reduccion de la necesidad de suefio y de alimento, sentimientos de euforia, ete. Estos efectos siguen un curso predictible, duran varias horas y posteriormente se transforman en depresion. Los sintoma~ son tremeridarnente parecidos a los del arnor, en el sentido del encapricha- miento agudo, 0 10 que Dorothy Tennov ha llamado limerence? yes per- fectamente posible que algunos de los circuitos neurologicos activados por el amor y las anfetaminas sean los mismos. Pero tambien exis.te una diferencia muy notable. La excitacion provocada por las anfetaml11as se produce por la ingesta de una sustancia quimica. La euforia del amor puede venir producida por la creencia de que la ot ra persona nos arna y puede transformarse en disforia cuando esa creencia no se c~nflrma: 4 La euforia y la disforia pueden brotar practicamente de forma instanta- nea, mientras que 10s efectos de la anfetamina se producen y se extinguen de manera mas graduaL Mientras que conocemos el circuito neurologico mediante el cual esa sustancia quimica produce sus efectos-es.muy proba- ble que la quimica de la creencia de que el amor es corresporidido y el efecto de esa creencia en el sistema de recornpensas de nuestro cerebro sean procesos enormemente mas complicados. En el futuro previsible, y quiza por siempre, solamente podremos describir esa creencia en terrninos de su contenido (<<mearna») y no en terrninos de su sustrato molecular. En segundo lugar, tam bien es un atajo cualquierreferencia a la «cul- . tura». No pretendemos negar el principio del individualismo rnetodolo- gico, negacion tan falsa como incornprensible. Cuando digo que una cul- tura 0 una sociedad «inducen» conceptos y creencias especificas 0 que «condenan» 0 «aprueban» deterrninadas practicas, solamente quiero de- cir que a) 10s individuos de esa cultura cornparten 105 conceptos, creen- cias, valores 0 normas y saben que 10s cornpartcn, y b) los individuos de alguna otra cultura carecen de esos eonceptos, creencias onormas. Si acep- tames la segunda condicion, los conceptos, las creencias y las normas compartidas por los individuos seran debidos a 5U desarrollo y socializa- cion en el seno de una sociedad particular, mas que a rasgos universales de la condicion humana. Toda cultura debe tener el concepto de una puesta de sol, pero no todas tiencn el concepto de culpa. Eneste sentido, decimos que el concepto de culpa es «socialmente construido». Como ve- rernos mas adelante en 1asecci6n 4.2, esto no quieredecir que la emocion de culpa sea una construccion social. Ellibro se organiza a partir de analisis paralelos de la emoci6n y la adiccion para intentar extraer sus aspectos comunes y sus- diferencias. Ademas de las comparaciones entre ellas, tambien podemos considerar como es que pueden interactuar 1a emoci6n y la adiccion. Por una parte, hay quienes han dicho que podemos llegar a ser adictos a la emocion. Es- to incluye la idea de que es posible ser adicto a la crnocion de la hybris 0 soberbia, inducida por la creeneia de que uno es superior a 105 demas," y tambien que podemos ser adictos al amor, ya sea al amor en general" 0 al arnor por una persona deterrninada.? No seguire ese tipo de sugerencias, que parecen dernasiado especulativas 0 metaioricas como para perrnitir una discusi6n mas derallada, Por otra parte, nos encontramos con otra idea mas plausible, que discutirc en el capitulo cuarto, a saber: que la emocion puede desempenar un papel causal en la adiccion, .porque muchos 2. Liebowitz (1983), pugs. 92·103 3. Tennov (1979). 4. Vcanse por ejemplo las multiples y vividas descripciones que aparecen en Stendhal (1980) y en Tennov (19791- 5. Lewis (] 992), pag. 78. 6. Liebowitz (1983), pags, 91·95. J. Peele y Brodsky (j 9911.
  • 10. 18 SOBRE LAS PASIONES adictos son proclives a experimentar sentimientos de culpa y vergiienza que pueden perpetuar su adicci6n 0 que, por elcontrario, pueden indu- cirles a abandonarla. Tanto la emocion como la adiccion son categories esquivas. No es fa- cil saber que sentirnientos 0 ansias especificas podemos incluir bajo esos rotulos. 2Es la sorpresa una ernocion? (Es una adiccion el juego cornpul- sivo? Dado un ejemplo indiscutihle de ernocion 0 adiccion, como pue- dan ser el miedo 0 el alcoholismo, podremos definir un fen6meno deter- minado como emocional 0 adictivo si en algunos aspectos resulta analogo a esos casos centrales. Pero, puesto que cualquier cosa es un poco como cualquier otra, la analogia resulta una herramienta demasiado debil para el analisis." Para propositos cientificos, la homologia es uninstrumento mas po- deroso que la analogia. Sobre la base de la analogla, resulta tentador cla- sificar en un unico grupo a las ballenas conjuntamente con los tiburones (anirnales que viven en el agua) y en otro grupo a 10s pajaros con 10s murcielagos (animales que vuelan). Sobre la base de la homologia, es de- cir de una historia causal cornun, las ballenas y los rnurcielagos tienen mas en cornun que cualquier otro par que seforrne entre estos cuatro animales (vease la figura 1.1). El conocimiento, del sistema reproductor o el del metabolismo de las ballenas nos permite formular hipotesis para 10s murcielagos, y viceversa. Por el contrario, losanimales que solamen- te estan relacionados por analogia es poco probable que tengan en co- mun algo mas que los rasgos mismos que definen la 'analogia y otros ras- gos que procedan causa/mente de aquellos rasgos que constituyen la base de la analogia. La frase en cursivas seiiala el papel util, aunque limitado, de la ana- logia en el razonamiento cientifico. Si queremos explorar el metabolis- mo de 10s tiburones, no hay ninguna razon para privilegiar las hipotesis que se deriven del metabolismo de las ballenas. Sin embargo, si quere- mos examinar las propiedades hidrodinamicas de un animal que vive en el agua, es muy probable que nos sea util conocer los rasgos de otros animales acuaticos, Incluso resulta mas evidente que si queremos com- 8. Veasc, por ejcmplo, la discusion sobre la extension analoga del concepto de «capital" en Elster (1997). EI principio de que cualquier cosa cs un poco como cualquier otra se puede llamar la prirncra ley de Ia pseudociencia. La segunda ley es que cualquier cosa esta coneetada eausalmente con cualquier otra, idea que provoca la resistencia ante la modelizacion analitica porque, est a inevi- rablernenrc haec abstraccion de algunos de los rasgos causal mente rclevantes de la srtuacron para po- der eomprender el papel de los aspectos mas irnporranres. -------- -- -- r rr, ! INTRODUCCI6N prender como es que 10s murcielagos consiguen mantenerse en el aire es muy ~.robable qu~ nos pueda ser util conocer como consiguen hace~10 10s paJar~s. Par ejernp]o, en su clasico estudio Sabre e! crecimiento y la forma, DArcy Wentworth Thompson escribe: «Conocemos ... de acuerdo estrictamente con la teoria ... como las alas, ya sean de pajaro 0 de insec- to, se ma~~ienen extendidas y tens as a 10 largo de su "borde principal 0 de ataqu~ ,de igual manera a como el mastil sujeta 1a vela, y como, por el contano, s,; extienden d~ m,~nera extraardinariamente fina a 10 largo de su cola 0 borde postenor , donde las discontinuidades bruscas fa- vorecen la formacion de remolinos propulsores».9 Analog,a Alas de los murciclagos .•.•-----_ .••.Alas de 10spajaros IH'~log;, Analogia Alctas de Ias ballenas ~.-----_+•.Aletas dc los tiburones Figura 1.1: La homologia es una herramienta mas potente que la analogia. Los rasgos que subyacen a la homologia deben su existencia a una histaria causa! comun. Los rasgos que subyacen a la analogia pueden te- ner hls~onas causales completamente diferentes pero, a pesar de todo, producir e~ectas causales similares, Me referire a 10s rasgos que definen una analogfn como rasgos primarios y a aquellos que resulran causalmente implicados por los primarios 10s Hamare rasgos Jccundarios. De esta ma- nera el rasgo primario de la analogia, entre 108 pajaros y 10s murcieJagos, c~nsl~te en que ambos animales pueden mantenerse par S1 mismos en el arre Sll1 depender para ello de un impulso inicial, resultando asi simila res a 10s aviones, pero diferentes de los peces voladores y de 10s cohetes. Los rasgos secundarios son 10s que se derivan de las restricciones aero- dinarnicas sobre los cuerpos pesados que se mantienen por S1 mismos en el aire . . A~,ticipemonos. al capitulo tercero y utilicernos algunos ejemplos de adlcc~on que perrnuan mostrar la relevancia de estos conceptos para el estudio del problema que nos preocupa. Los estudiosos de la adiccion 9. Thompson (1992), pag. 961. 19 I I I I I I I J
  • 11. 20 SOBRE LAS PASIONES coinciden ahora en que la mayor parte de las adicciones quimkas son ho- m610gas, en el sentido de que sus efectos euf6ricos y disf6ricos derivan de mecanismos muy similares (aunque no idcnticosl en 10s sistemas do- paminergicos de recompensas del cerebro. Por el contnirio, las adiccio- nes quirnicas y ciertos fen6menos conductuales, tales como el juego com- pulsivo 0 la sobreingesta de alimentos, pueden no ser sino analogos en el senti do de caracterizarse por fuertes tendencias a ini ciar actividades que tienen consecuencias perjudiciales a largo plazo. Estas urgencias consti- tuyen 105rasgos primarios de estos fen6menos analogos Si la urgencia de beber y la urgencia de jugar descansan en mecanismosneur610gicos COI11- pletamente diferentes, no podemos apoyarnos en una de estas supuestas adicciones para hacer predicciones sobre el grado de las reacciones de abstinencia, de tolerancia 0 de sensibilizaci6n que se observ.?rian en la ot ra. Pero si la urgencia induce una conducta autodestructlva, podemos predecir que imcntaran resistirse. Es mas, podel11os predecir que, con in- dependencia del origen de la urgencia, su coexistencia con un deseo [ucr- te de resistirla generani vergiienza, negaci6n, racionalizaci6n, desarrollo de estrategias de autocontrol y otros fen6mel1os con claras implicaciones conductuales. Estas consecuencias son 10s rasgos secnndarios de 11l11chas adicciones. Estos rasgos secundarios surgen porque 10s adictos human()s son ca- paces de ser conscientes de sus adicciones, lamentar renerlase intentar superarlas. Los animales utilizados para estudios experimentales sobre la adiccion, particu1armente las ratas y 10s monos, no tierien estas capaci- dades cognitivas y morales. Debido a que la neurofisiologia de la adi c- cion quimica es esencialmente la misma para 10s humanos que para otros animales (<<animales», dicho sea por abreviar l, muchos de 10s patrories conductua1es son bastantc similares, en particular en las primeras lases de la adicci6n. Las ansias de cocaina, pOl' ejemplo, incluccn en las ratas y en los hurnanos conductas extremas de busqucda de la droga bastante si- milaresY ' Sin embargo, en Eases mas avanzadas de la adicci6n, cuando las consecuencias adversas a largo plazo comienzan a aparecer, el adicto hu- rnano exhibe respuestas bastante diferentes. Con frecuencia se dice, creo que correctamente, que entre 10s humanos la ambivalencia es cl signo 10. Para una comparaci6n llamativa sabre 111 adiccion al crack entre animalcs y humanos, vca- se Gardner y Davis (1998). Lo que dicen no cs que las ratas adicras v los aclictos humanos rcalicen literalmente la misma conducta, sino mas bien que en sus es[ucrzos per eO!lScguir la droga ambos parccen rnostrar la misma dcsprcocupaci6n por cualesquiera ot ras conslderaciones. Veasc tambicn mas adclaruc la scccion 5.3. INTRODUCCIC)N 21 dist~ntivo .de la adiccion, Par el contrario, los<tni~ales muy pocas veces exhiben slgnos conductuales de ambivalencia." " En el caso de las emociones se da un contraste similar entre 1a con- ducta hu~ana y la conducta animal. Los animales son incapaces de man- tener.el tipo de creencias cornplejas que forman parte de muchas de las emo.c1Ones humanas. En particular, los animales (por 10 que sabernos) son incapaces .de tener creencias sobre sus propias emociones. Mientras que las expresiones conductuales de las emociones humanas de ira, mie- do 0 arnor pueden verse Iuertemente rnoduladas por la conciencia que el agente tenga de ellas, .en.los animales el vinculo entre la emoci6n y 1a conduct~ no se~'e mediatizado por 10 cognitivo. Los seres humanos pue- den sentir verguenza por tener micdo, por ejemplo, e in ten tar ocultar su ternor 0 presentarlo como simple prudencia, Por 10 que se ni , . .I' ' , lllgun a111- ma es capaz de sentrrse avergonzado por sentir-rniedo. Por tanto; vemos como 10~ognitivo, incluidaslas _creencias morales, jue- g.aun papel doble en el estudio de la emocion y-laadiccion. Por una parte, sl~ve para difercnciar entre las form as especiticamente hurnanas de estos fe- ~omenos y !as que s: observan en los animales. Por otro laclo, nos ayuda a c~)mprender por que la~ ernocroncs y las adiccionespueden adoptar formas ~lf~r~~t,es,en culturas dlfer:ntes, dependiendo de 5US respectivos principios cognruv 0: y n~orales. Debido a la importanciade los aspectos cognitivos debemos ~rmas alla de 10s estudios sobre los anirnales a la hora de estudiar las ex~reslOnes conductuales de las ernociones y lasidicciones. Debido alas vanaciones cognitiva.s entre divers as culturas, no.podemos asumir que estas expresiones sean universales y fijas entre los humanos.Sin embargo tam- poco deberiarnos aceptar que csas expresiones sean indefinidamen~e ma- leables. Aunque la c~ltura pueda modular y conforrnar las emociones y las ansias, esta I111S111aafirmacion ya presupone que existen tendencias precul- turales 0 transculrurales que son las que hay que modific r t-. . a y con or111ar. ~a estrategia que seguirnos en el resto dellibro es la siguiente. En los capitulos 2 y 3 sc e~tudianin la emoci6n y la adiccion, siguiendo un mismo esque.ma, ,que consiste en avanzar des de el analisis.ernpirico, a traves de la descripcion fenomeno16gica, hasta llegar al analisis causal. En primer lu- 11. Un cas a de posible ambivalencia animal 10 presenta Snealman (1970 ) , I di ". . . 1 7 , que encontro que c os monos ar illa sc autoadministraban cocain a presionando una palarica bajo Ul1 pl n J f" I . 1 " a e re 'uerzo con mterva 0 varia lie. 11 nnsrno ticmpo, conseguian suprimir la posibilid 1 I 1 J" II• " . ." <. (e aummist rarse e os mlsm~s cocama presionando una segunda barra bajo un plan 'de refuerzo de intervale fijo». Vcasc rambien Altman y otros (19%), p,ig" 291.
  • 12. 22 SOBRE LAS PASIONES gar se enumcra una serie de sentiniientos y ansias que con frecuencia se subsumen bajo el rotulo de emoeiones y adicciones. Esta fase del proce- dimiento es completamente preanalitica y sirve exclusivamente para dar- nos una vaga idea de la amplitud del fenomeno que vamos a estudiar. Mas tarde, para cada una de las dos clases de Ienomenos, se sefiala cierto nu- mero de rasgos observables que se utilizan con frecuencia para caracte- rizarlas 0 definirlas. Este paso es conceptual 0 fenornenologico. Ideal- mente, deberia suministrarnos condiciones necesarias y suficientes para determinar que algo es una emoci6n 0 una adiccion. En tercer lugar, in- ---rento resumir nuestro conocimiento sobre los rnecanisrnos causales que generan las emociones y las ansias adictivas, Una vez que hemos identifi- cado estos mecanismos podemos volver atras, revisar eI conjunto de ras- gos fcnomcnologicos que caracterizan.las emociones y adicciones, al igual que eI conjunto de conductas que caen bajo esas denorninaciones. De es- ta manera puede ocurrir que fenomenos que parecen analogos en el nivel fenornenologico carezcan de hornologia en el plano causal, y a la inversa. Hasta que no comprendamos los mecanismos causales de la emoci6n y la adiccion no podremos saber que sonlas ernociones y Ias adicciones, ni po- drcmos saber cuales son las ernociones y adicciones que hay. Veremos que sabemos mucho mas sobrclaneurofisiologia de la adicei6n que sobre Ia de la cmocion. Sobre Ia base de 10 que se conoce de los mecanismos cau- sales implicados, parece que podernos afirmar seriamente que las adiccio- nes quimicas constituyen una clase natural. Si ocurre 10 mismo con ias crnociones es algo que por ahora queda sin respuesta. En los capitulos 4 y 5, me centrare en la cultura yen la eleccion como de- terminantes de la conducta ernocional y adictiva. Como ya he sefialado, [a culrura es un lcnomeno especificarnente humano, algo que nos ayuda a dis- tinguir entre la conducta humana y la animal, y a comparar las variedades de la ernocion y la adicci6n .enrre diferentes sociedades. Por el contrario, la cleccion no es un fen6meno exclusivamente hurnano. Los animates tam- bien son capaces de sopesar las diversas alternativas y de elegir entre ellas sobre la base de las consecuencias 0 las recornpensas obtenidas. Pero que solamente 10s humanos seam os capaces de hacer elecciones racionales tie- ne eonsecuencias muy importantes para Ias emociones y las ansias adictivas, Sin embargo, incIuso entre 10shumanos, podemos preguntarnos si es posi- ble que Ias emociones y Ias ansias sean a veces tan fuertes como para que puedan cortocircuitar la elecci6n racional, e incluso la simple eleccion, En su senti do mas fuerte, esas urgencias parecen tener una cualidad sobrepo- de rosa que deja poco espacio para la comparaci6n y la eleccion. r:,., - ; ( Capitulo 2 Emociones 2_ L ~C()MO SABEMOS LO _QUE SABEMOS SOBRE LAS EMOCIONES? Comencemos conla introspeccion Tod - di id ' - -d 1 - - 0 In IVI uo no patolotrlCO ha senti 0 a guna vez Ita y vergiienza por solo citar estas d t., la m ia d ' os emociones y ayona e riosotros tarnbien ha experiment'ldo orr. h _' nes E1 - - - c as muc as emoClO- - conoClmlento mtrospcctivo es indispensable per - /--- S ' difi -I .- . 0 rnsu :lClente ena I ICI comprender por que la verguenza pucd t _ _- t - - - .' 'e enel una potcncm a~ 1l11preSIonante capaz mcluso de llevar a la gente al suicidi _- , , I11IS1110S n h b-' , -, d 10 SInosotros o u rerarnos esta 0 nunca prcsos de esa emoci6n AI - nunca haya semi do verguenza podria estar tenta:l :l ' I- - glUle~1ql_le por las sanci . - (0 ( e exp lear e sUlcldlO or a_ss~~Clone~ matenales que se imponen sobre la persona condenada ~l ostracismo, mas quepor el sentimiento subJ-etivo de dolor e /- d- - I d I11d d 1 - . n In-niea UCI 0 por as sanliones_ b d AI mismo tiempo laintrospecci6n no resulta suficiente_ Por un la- 0, porque pued: que algun?s individuos no hayan experimentado n~nca una deterrninadn ernocron en particular. Por ejernpl M - dice: «Sob I idi d 0, ontaigne, - ,re a envr -ra no pue 0 decir priicticamente nada; esa pasion que segun dlcen es tan poderosa y violenta, nunca se ha apoderado de I I /' I: II I
  • 13. 24 SOBRE LAS PASIONES mi». I La manifiesta inadecuacion del analisis deHume de la misrna erno- cion puede tambien deberse a una carencia personal de familiaridad ~on ella.' Por otra parte, la emocion puede que sea tan fuerte como para im- pedir el analisis cognitivo. Citemos una vez mas a Montaigne, quien a su vez citaba a Petrarca para decir que: «Quien puede describir como su co- razon se inflama se esta abrasando en una pequena pira».' No podemos observar nuestra ira cuando estamos en sus garras y tampoco hay garan- ria de que posteriormente nuestra memoria nos sirva de ayuda. De he- cho, experiencias muy traumaticas puede que no nos dejen ningun vesti- gio en la memoria-:- . . Hasta cierto punto podernos corregir las limitaciones de la mtros- peccion si la complementamos can la observaci6n de otras personas en circunstancias cotidianas y no controladas. Porsupues~.Qque esta Fuente de inspiracion tambien tiene sus limitaciones. Porrazones que pueden 0 no tener que ver con su propia configuracion emocional, algunas perso- nas son inca paces de interpreter las emociones de 16s dernas. Corneten tanto errores de subestimacion como de sobrevalora'cion, como ocurre cuando iznoran las cxprcsioncs de hostilidad 0 cuando encuentran en lasb . . otras personas signos de afectos inexistentes. Algunos parecen tener una habilidad y una intuicion infalibles a la hora de-interpretar lo que otros hacen y dicen en terminos de las emociones subyacentes a esas personas. Concretamentc, algunos novclistas y dramaturgosexhiben una extraor- dinaria capacidad para cornprendcr las emociones humanas. Aungue he aprendido principalmente de Jane Austen y de Stendlial; se podrian citar otros muchos autor es." Los escritos de los moralistas, desde Seneca y Plutarco basta Montaigne y La Rochefoucauld, son otra Fuente casi ina- zotable de intuiciones. En un plano mas sistematico, un pufiado de file- sofos, que van desde Arisroreles hasta Hurne, han sido capaces de extraer de sus expcriencias algunas proposiciones generales sobrc las emociones. A fin de cuentas, estes cscritores -dramaturgos, novelistas, moralistas y 1. De Montaignc (19')]), pag. 97'1. 2. IlUIllC (1960), pags. 375·376, trata I" cnvidia como un simple ctccto de conrrastc inrcrperso- nal cs decir, como alga an.ilogo a 10 que cxperimcnramos cuando c~)mpar'lmos nuestro cstado pre- sente con orro anterior mas feliz (vcasc rambicn Elster y Loewenstein [[992)). Esta concepcion asep- tica de la cnvidia no sirvc de rnucha ayuda para cxplicar la violeneia destructiva de las ernocioncs. 3. Dc Montaignc (1991 i, rag. 9 4. El caso mas desconcerrantc es el de Dostoievsky. Algunos de los pcrsonajes de sus novelas son a la vez convinccntcs e incomprensibJes; sus conductas no sun ni «e xt rafias a1 persouaje- ni «adccuadas al personaje». ",. EMOCIONES filesofos- siguen siendo 1as Fuentes mas importantes para el estudio de 1as emociones humanas. Pero esto no significa que otras Fuentes mas cientfficas no tengan na- da que decir al respecto. Gran parte de 10 que sabemos sobre Ias ernocio- nes 10 obtenemos de 1a historia, 1a ciencia social y la ciencia naturaL Las contribuciones pertinentes pertenecen ados categorias. Por una parte, los estudios hist6ricos y antropologicos pueden arnpliar nuestro conocimien- to de 1as variedades de 1a conducta ernocional. Y, por otro lado, 10s estu- dios psico16gicos, biologicos y neurocientificos intentan descubrir los de- talles precisos de nuestros mecanismos emocionales. Cornentare cad a uno de 10s diversos tipos de eseritos sucesivamente. Si las emociones fueran universales, es decir, si las mismas emocio- nes se encontrasen en todas partes en la misma rnedida y se desencade- nasen por 1as mismas situaciones, parasu estudio no seria preciso ale- jarse de 1as rriodernas sociedades occidentales, que son las mejores que conozco (y que conocen la rnayoria delos lectorcs de este libro). Pero, tal como defendere mas adelante, en la seccion 4.2, las emociones no son universales en estc sentido. (Puede que 10 sean 0 no en otro sentido, que tarnbien cornentare en la scccion 4.2.) A partir de los estudios his- toricos y antropologicos podemos aprcndcr que hay una gran variabili- dad en el rango de las emociones expresadas y en 1as situaciones que las suscitan, Incluso aunque esos estudiosno se-refieran directamente al re- ma de las emociones, pueden ofrecernos testimonios y datos de con- ductas que podemos interpretar en rerrninosde emociones especificas y que, ademas, pueden esclarecer esas rnisrnas ernociones. Un ejernplo de 10 que quiero decir 10 rcpresenta el extraordinario trabajo de Step- hen Wilson sobre la enemistad 0 el odio de. sangre en la C6rcega del si- glo XIX. Ellibro se apoya exclusivamcnte en documentos legales y ad- ministrativos, y no conticne ninguna atirmacion especifica sobre 10s estados emocionales de los diversos individuos que participaron en aquellas disputas. Ahara bien, cl peso acumulativo de 10s hechos que presenta Wilson perrnite que nos forrnemos una idea de las divers as emociones que entraron en esa disputa.-ira, miedo, odio, envidia-. Por ejemp1o, nos cuenta que en 1845 un tal «Antone Santa1ucia ... le peg6 un tiro a Antono Quilichini, cl sex to de los restigos contra su her- mana en el juicio de 1840 en el que 10 condenaron a muerte» y que, en otra ocasion, «un notario de Novale fue acusado falsamente de hornici- dio y posteriormente murio en prision. Su hermano se convirtio en un bandido y a largo de los an os consiguio matar a los catorce individuos 25
  • 14. Ii,! , ", ,'. !,: I. 26 SOBRE LAS PASIONES que actuaron en el proceso como testigos de cargo».' Se trata de ext!~-":~ rnos del espiritu de venganza, del rencor, que no conocemos en nuestnis sociedades. Nos dicen que la emoci6n correspondiente no es la ira culti- vada, comun y corriente, que, como observaba Arist6teles, tiende a des- vanecerse rapidamente. 6 Para buscar los mecaoismos causalcs basicos implicados en las emo- ciones -como se activan las emociones y como ellas pueden a su vez activar la canducta- deberiamos fijarnos en la psicologia y en las di- versas ciencias bio16gicas. Los estudios relevantes se pueden clasificai en cuatro categorias. En primer lugar,encontramos el estudio experimen- tal de los sujetos humanos normales. Este es el paradigma de la 'mayor parte de las investigaciones psico16gicas sobre las emociones. Normal- mente las emociones nos sirven mas como explananda que como expla- . nantia: la variable depel1lliente suele ser una emoci6n en vez de que sea .. ' otro estado mental 0 conducta el que se explique en terminos de la ernocion. Tambien ocurre que las emociones se miden normalmente' por medio de inforrnes personales en vez de utilizar algunos rasgos o~- servables asociados con clla (vcase mas adclantc]. El paradigma habi- tual consiste en pedirle a los sujetos que informen sobre las emociones' que sienten 0 que podrian sentir en diversas situaciones para, con.ello, establecer correlaciones entre las diversas emociones y las difer(ntes si- tuaciones antecedentes. Sin embargo, en algunos estudios la v<lr~able . dependiente es la conducta. En experimentos realizados can el;«juego del ultimatum», par ejernplo, alas sujetos se les da la oportunrda:dd~ perjudicar a otro como revancha por haber recibido un trato injusto, aunque esa represalia Ies perjudique tam bien a ellos.' El resultado gene- ral al que se llega es que si el tratamiento es suficientemente injusto, los individuos cfectivamente intenran desquitarse. Aunque los experimentos normal mente no sc hall disenado con vistas a decidir cual es la emocion que esta implicada, ya sea enviciia, ira 0 indignacion, deberia ser posi- ble hacerlo asi." 5. Wilson (l98R), pags. 30 Y 2RO. 6. «Se .unansa la gente cuando han gastado la iru contra otro, 10 cual ocur rio en d caso de Er- [(Milo, contra el que estando mas irritado cI pueblo Clue contra Calistincs, 10 dejaron librc, ". causa de que a Calistcnes la vispcra 10 habian condenado a rnuerte» (Aristoteles. Rctorico 13800, 11-13). Durante 105 juicios contra 105 colaboradores en los paises ocupados por los .lemanes, cclehraclos despues de I" Seguncla Guerra Mundial, a quicncs 51': juzg6 mas tarde se Ie aplicaron norm"Imen!e sentencias m.is suavcs, aunque los delirns fueran sirnilares (Elster [1998f]). 7. Para una revision de estos trabajos vcasc Roth (1.995). 8. Para algunos sugcrencias veasc EISler (19'J8a). rfi:- t ~i. l' r EMOCIONES 27 Muchos de estos estudios tienen problemas metodo16giccOs~ue redu- cen su posible utilidad. Los intormes person ales son notablernente fragi- les. Incluso cuando los resultados de esos in formes personales resulten fiables (por ej., puedan repetirse), puede que no sean validos (par ej., pue- de que no midan 10 que se supone que miden). Los estudiosque inducen una determinada conducta, ya sea mediante recompensas 0 negaci6n de las recompensas, pueden verse afectados por el problema de que las can- tidades implicadas sean tan pequeiias que los individuos se comporten de manera diferente a como 10 harlan en situaciones de la vida real en las que los ~eneficios fuesen mucho rnayores, ya sea porque no presten mucha atenci6n, ya sea porque quieran agradar a quienes estan hacienda el ex- perimento. Sin embargo, puede que este problema no sea tan grave como a rnenudo se supone. Mediante la utilizaci6n de ayudas de investigaci6n del Primer Mundo para estudiar a sujetos del Tercer Mundo-Cameron ha conseguido mostrar que los sujetos en el jucgo del ultimatum se cornpor- tan de ~amisma manera (<<irracional» 0 «emocional») cuandolo:~ premios son suticientemente altos como para tener importancia." Elproblema de los intorrnes personales es mas grave, entre arras razones, porque se pro- duce una tendencia sistematica a infravalorar eI impacto subjerivo de sen- timientos viscerales pasados, futuros 0 hipoteticos.!" . En segundo lugar, tenernos los estudios de pacicntes huma~C;s con le- siones cerebrules que inducen patologias cognitivas, emocionales 0 con- ductuales. En EI error de Descartes, Antonio Damasio utiliza 19~t~abajos sobre tales pacientcs para enfrentarse a la vieja concepcion de que las emociones son un obstaculo para la adopcion racional de decisiones. En su teoria, las ernociones emergen mas bien como una precondicion esen- cial para la racionalidad. En pacientes can lesiones prefrontales ha ob- scrvado cierta pasividad 0 neutralidad emocional y una tendencia a diferir o a no adoptar las decisiones mas trivialcs, Concluye diciendoque nues- tra capacidad para adoptar decisiones rapidas, cuando el ticmpo es 10de- cisivo, se debe a nuestra dependcncia 0 confianza en ciertos «marcado- res sornaticos» 0, en sentido tradicional, «a una cuestion de. enrrafias» 0 «sentimientos viscerales», Retomare estas ideas mas adelante,en el capi- tulo 5. : . En tercer lugar, tenemos 10s estudios cxperimentales sobre la con- ducta animal, principalrnente de ratas y monos. En este caso el experimen- 9. Cameron (1995). 10. Loewenstein (996), Loewenstein y Schkade (1998),
  • 15. 28 SOBRE LAS PASrONES tador no solamente puede manipular las variables del entorno, sino que tarnbien utiliza intervenciones quirurgicas para modificar la fisiologia del animal. Al destru'ir algunos 6rganos y conservar otros, podemos deter- minar los circuitos fisiologicos espedficos que intervienen en algunas de Ias principales reacciones emocionales. Posiblemente sea el miedo la emoci6n mejor estudiada, y ha sido objeto de un trabajo muy innovador realizado por Joseph LeDoux, sintetizado en El cerebra emocional." Mas adelante, en las secciones 2.2 y 2.3, rctornare sus descubrimientos y con- jeturas, y volvere sobre ello en el capitulo 4. Por ahora quisiera solame~- te sefialar que para el estudio de las emociones humanas result a muy 11-_ mitada la pertinencia de 10s estudios experimentales con animales. Muchas emociones humanas, quiza la mayoria de ellas, se manifiestan por creencias que tienen una complejidad que se encuentra mas aHa de la capacidad que consideramos que riencn 10s animales. . En cuarto lugar, disponemos de datos de observaciones sobre aruma- les que viven en libertad () en condiciones serninaturales, como pueda ser un zoolozico. Muchos habran vis to los documentales de television de J a-D ' ,. ne Goodall protagonizados por el chimpance rrodo. Este aparecia prr- mcro consumido por la envidia cuando su herrnano mas joven ocupaba su lunar en 105 afectos de su madre, luego se lc vc bailando alegremente, h cuando muere SlI hermano y por ulrimo se le ve muriendo de tristeza cuan- do mucre su madre. Aunque no tengo la competencia nccesaria para juz- gar la validez de esta particular presentaci6n, parece plausible que 105 es- rudios de animales realizados en su medic natural puedan ofrecer alguns informacion util sobre sus vidas emocionales. Por ejemplo, De Waal ha dernosrrado la presencia de culpa C-:overguenza?) entre los macacos su- bordinados cuando se les perrnite tener acccso alas hernbras y copular con ellas en ausencia del macho alla (dominantc], posteriormente se les ve aJoptar una conducta de sometimiento mayor de 10 habitual cuando el macho dominante regresa. l2 Pero en muchos cases no queda claro si se han dado los pertinentes estados cognitivos antecedentes. En anirnales diferentes al hombre, puede resultar dificil decidir si 10 que considera- mos una rcaccion emocional se ha desencadenado, ya sea por una repre- sentacion mental de la situacion 0 si sencillamente se trata de una res- puesta aprendida. La aparente culpa de un perro, que ha hecho trizas un periodico en ausencia de su duefio, puede ser simplemente un temor con- 1L LeDoux (I996). Para otros csrudios snore cl rniedo vcansc Marks ([987) y Gray (1991). 12. DcWaal(1996l.pag.lIO. • EMOCIONES 29 f t~ rl i dicionado al castigo.ipuesto que [a misma respuesta se produce en el pe- rro cuando es el propietario mismo quien rompe el periodico y 10 deja en el suelo. 13 Resumiendo.idistinguiremos las diferentes emociones segun dos di- mensiones: emociones fuertes (profundas) 0 debiles y emociones con antecedentes cognitivos com plejos 0 simples. En sociedades en las que se ha superado la constante lucha por la supervivencia, las emociones mas importantes se caracterizan par una gran excitacion y valencia (vea- se mas adelanre) y por antecedentes cognitivos complejos. Los ejemplos incluyen tanto la ira producida por la creencia de que un rival ha utili- zado medios inrnorales para obtener 1;1promoci6n que anhelabarnos, como cl deleite producido al creer que la persona que uno ama tiene esos misrnos sentimientos hacia nosotros, Por razones eticas, financieras y tecnicas, las ernocrories profundas no pueden producirse en experi- mentes de laboratorio realizados con humanos. Por razones de comple- jidad en su desarrollo, las emociones con antecedentes cognitivos COI11- plejos no se pucden producir en otros animales que no scan los humanos. Debido a esrasIirnitaciones, me parcce justificado afirmar que 1a mayor parte de 10 que sabernos sobre las emociones profundas y complejas se apoya en la literatura y en la filosofia mas que en estudios cieuuficos. Como cspero que qucdeclaro, de ninguna manera excluyo 10s estudios controlados 0 lasobservaciones sisternaticas como Fuentes de conoci- miento sobre las emociones, pcro ocupan un lugar secundario si quere- mos comprender las emociones como fa sustancia de fa vida, aquello que nos mantiene despiertos por la noche y que nos haec esperar mas alia de toda esperanza. . 2.2. (QUI: EMOCI()NES HAY? Antes de intentar afrontar este asunto, parece necesario especificar el contexto: (que ernociones hay en la sociedad x 0 en la cultura y? POSPOl1- dremos est a cuestion hasta el capitulo 4. Aqui nos limitarernos ingenue- mente alas emociones que podemos identificar en las modernas socieda- des occidentalcs-Dejaremos a un lado, por ahora, si estas emociones tam bien existen en otros lugares, 0 en todos, y la cuesti6n de si en otras culturas aparecen ernociones que no encontramos en las nuestras. 13. Vollmer (1977).
  • 16. 30 SOBRE LAS PASIONES Aunque ellenguaje puede servirnos como una primera aproximacion util para enumerar y clasificar las ernociones, no puede convertirse en la autoridad final. En primer lugar, ellenguaje no puede decirnos si deter- minadas palabras como «sorpresa» 0 «[rustracion» son 0 no terminos pa- ra nombrar ernociones. En segundo lugar, ellenguaje no puede decirnos cuarido dos rerminos, utilizados para nombrar emociones, «turia» y «ra- bia», 0 «culpa» y «remordirniento», son sinonimos 0 cuando resulta que denotan emociones diferentes. En tercer lugar, ellenguaje puede tener lagunas. Aunque diferenciamos entre el sentimiento de pesar, de lamen- tar y la dccepcion, sin embargo, tenemos un unico termino para el co- rrespondiente conjunto de emociones positivas: «alivio». Aunque Descar- tes utilizaba «indignacion» para referirse a la emoci6n que siente A al ver que B desprecia a C,14 ellenguaje ordinario no restringe 1apalabra a este caso especial, para el que no tenemos un terrnino particular. Para resol- ver estc tipo de problemas, necesitamos-una caractcrizacion mas te6rica de Ias cmociones, asunto que voy adiscutir en las secciones siguientes. Por ahora solarnente ofrecere unavision general preanalitica sobre 10 que indiscutiblerncnte se acepta que sonemociones, conjuntamente con algu- nos comcntarios sobre algunos casas frontera. Caractcrizare estas emo- ciones como positivas 0 negativas, d"~pendiendo de si se experimcntan como placenteras 0 como dolorosas.· Un grupo importante de ernocionesson aquellas que podemos deno- rninar como cmocioncs sociales, Suponen una evaluaci6n positiva 0 nega- tiva de nuestra conducta o caracter, o de los de otra persona. Estas tres dicotomias conjuntarnente nos producen ocho emociones: •• VC,.,~ljcnz{/: ernocion negative desencadenada par una creencia en relacion con el propio caractcr. " Dcsprccio y odio: ernociones negativas descncadenadas por crecn- cias sobre el car.icter de otros. (El desprecio 10 induce el pensamiento de que el otro es inferior; el odio, el pensarniento de que es rnalo.) • Culpa: emocion ncgativa desencadenada por una creencia sobre la propia accion. • Ira: emocion negativa desencadenada por una creencia sobre la ac- cion de otro. • Amor propio ()dignidad: emoci6n positiva provocada par una creen- cia sobre el propio caractcr, 14. Descartes. Lcspassions de l'dmc, art. 201 (trad. cast.: Pasioncs del alma, Madrid, Tecnos, 199!l). EMOCIONES 3J • Simpatia: ernocion positiva provocada por una creencia sobre el ca- racter de otro. • Orgullo: ernocion positiva provocada par una creencia sobre la pro- pia accion. • Admiracion: emoci6n positiva provocada par una creencia sobre la accion realizada por otro. En segundo lugar, hay un conjunto de ernociones generadas al pensar que alguien merecida 0 inmerecidamente posee algo bueno 0 algo malo." Siguiendo la discusi6n que plantea Arist6teles en la Retorica, podemos distinguir seis casos: • Envidia: emoci6n negativa causada par el merecido bien de alguien. • Indignaci6n: emocion negativa causada par el bien inmerecido de alguien. • Congratulaci6n: ernocion positiva causada por el merecido bien de alguien. • Compasi6n: emoci6n negativa causada por la desgracia no rnereci- da de alguien. • Crueldad: ernocion positiva causada par la desgracia no merecida de alguien. • Regodeo: ernocion positiva causada por la desgracia mereeida de alguien. En tercer lugar, hay emociones positivas a negativas generadas por pensar en las cosas buenas 0 malas que Ie han ocurrido 0 que Ie ocurri- ran a uno mismo -deleite y pesar can sus divers as variantes y afines- . Como han observado muchos autores, las desgracias pasadas tambien pueden generar ernociones positivas en el prescnte, y sucesos dichosos pue- den provocar ernociones ncgativas." Asi, en la principal colecci6n de proverbios y apotegmas de la Antigiiedad, las Sentencias de Publilio Si- ro, es posible encontrarnos tanto can «el recuerdo de 10s peligros pasa- dos result a placentero» como con «la felicidad pasada aumenta la mise- ria del presente». 15. A continuaci6n incluyo «no inrnerecido» bajo el concepto de «merecido». De est" manera, y a diferencia del uso ordinario, si alguien se gana un premio importance en la loreria, dirernos que se 10 rnerece. 16. En Elster y Loewenstein (!992), sc dcfiende que 10 mismo es cierto para los evcnros furu- ros buenos 0 malos. IIt l
  • 17. 32 SOBRE LAS PASIONES Todas las emociones quehemos discutido hasta aqui las provocan J creencias de las que estamos plenamente convencidos. Con mayor pre- cisi6n, se las puede inducir mediante creencias que se mantengan con total certidumbre, aunque algunas de esas emociones puedan darse tarnbien con creencias que no sean tan firmes. Tarnbien hay otras emo- ciones -esperanza, miedo, am or y celos- que esencialmente presu- ponen mantener ciertas creencias como probables 0 posibles. Estas emociones sc generan al pensar en ciertas cosas buenas 0 malas que pueden 0 no ocurrir en el futuro y en buenas 0 malas situaciones que puc- den 0 no conseguirse en el presente. Por 10 general, estas emociones precisan de que el suceso 0 el estado en cuestion sea visto como algo mas que meramente concebible, es decir, debe existir una oportunidad no nula de que pueda efectivamente ocurriro que sepueda real mente conseguir. Pcnsar en ganar el primer premio de la loteria puedc gene- rar esperanZ<l, pero esta no segeriera por que pensemos que vamos a recibir un cnorrnc regale deuo'millonario desconocido. Estas ernocio- nes tam bien parccen exigir que no consideremos el suceso 0 estado co- mo totalmentc cierto 0 seguro. Si se que me van a cjecutar, senti re pe- sar () desespero mas que micdo. De acuerdo con Stendhal y Tennov, eI amor desaparcce 0 se marchita tanto si uno tiene la com plcta seguri- dad de ser correspondido como si estamos convencidos de no serlo. Segun La Rochefoucauld y PrOtist, los celos pueden desaparccer en el mismo morncnto en que Sa.bC,7IOS que la persona a quicn amamos ama a ot ra.." .- Hay tam bien emociones que se gene ran por pensamientos contrafdc- ticos sobre 10 que pudo haber ocurrido 0 10que pudo baberse hecho. Es- tas incluycn las emociones negativas de pesar y deccpcion, adem as de las correspoildientes crnociones positivas que hemos incluido bajo el rondo general de alivio. No se trata de emociones morales. En el caso de la de- cepcion es que no habia nada que hubieramos podido hacer; en el case del pesar es que no bay nada 'que podriamos y deberiarnos hacer. Aunque baya individuos que se culp'~npor 10s malos resultados que podrian ha- ber impedido y aunque no bubieran podido saber que hacer en su mo- mento (<<Si[e hubiese llamado, podria haber salido mas tarde y no hu- biers muerto en el accidente»), estarnos ante casos de culpa (irracional), no de pesar. 17. Srcndhal (1980), Tennov (J979). La Rochefoucauld, Mdxim(/s, n" 32; Proust (1954). vol. , pag.365. EMOCIONES 33 Un caso de emociones afines alas anteriores son los sentimientos de tristeza 0 de malos augurios, provocados por creencias subjuntiuas res- pecto a sucesos que podrian haber ocurrido, aunque no tuvieran la su- ficiente probabilidad como para generar esperanza 0 miedo. Muchos ensueiios caen d~ntro de esta categoria. Un conjunto de emociones apa- rentemente relacionado con las anteriores, pero que es sutilmente dife- rente, es el for~a~o por el~10ciones provocadas por obras de arte que nos narran algun npo de historia: novelas, obras de teatro y peliculas. Aunque el tema es dificil y polernico," me parece que puedo considerar como alegria la cmocion que cxperirnento alleer una experiencia que ~ne hubler~ ,causado alegria si me hubiera ocurrido a mf. A partir de 1<1 1I1trospecc.lOn, parece. ~uc la ernocion que siento cuando un personaje d~ una sene, de. television se pone en ridicule en publico es muy similar, e mcluso identica, a la verglienza ajena que siento cuando un amigo ha- ce .10 mismoen una situacion real. Se me encoge el coraz6n y q~isiera dejar de .ver ,la situacion 0 marcharme. Las obras de arte que no se apo- yan en mngun tipo de narrativa tam bien pueden inducir emociones. En particul~r, la musica tiene 1a capacidad de inducirnos emociones puras de alegna, pesar, triunfo y otras similarcs. Salvo un caso excepcional, no parec.~ que hay~ emocio_nes inducidas por obras de arte que no podarnos tambien experrrncntar Iuera de ese mundo del artc. La excencion vicnc dada por las emociones esteticas -asombro, s()brecogimie~to y sirnila- res- provocadas por las estructuras puramentc formales de las obras de arte. He enumerado mas de veinte estados mentales de los que he dicho que son emociones. En algunos casos, la afirmaci6n es dificilmente con- testable. Si no son crnociones el amor, la ira 0 el miedo, (que 10 es? En otros casos cl asunto es discutiblc. Hay quicnes pueden decir que lamen- rarse no es una emocion, sino exclusivamente un des eo de haber actuado de manera difercntc. Otr05 diran que la csperanza no es necesariarncnte una ernocion, sino una crecncia en que algo pudiera ocurrir junto 31 de- seo de que ocu rra. Incluso otros podnin pensar que 10 que he llamado «emociones estericas» consisten en una pura apreciacion intelectual. Otros casos frontera o controvertidos incluyen la sorpresa, el aburri- miento, el !~lteres, el deseo sexual, cl placer, la preocupacion v la irustra- cion. Dejare por ahora a un lado la cuestion de que ernociones hay y me 18. Para dos opiniones opuesras vcanse Walton ([990) y Yanal (1.994).
  • 18. 34 SOBRE LAS PASIONES centrare en clestudio de que son las emociones para ver si puede ayu- darnos a resolver esas discusiones. 2.3. (QUE SON LAS EMOCIONES? UN ANAuSIS FENOMENOLOGICO Podemos definir las emociones por cierto numero de rasgos direc- tamente observables antes de proceder a cualquier tipo de analisis cientifi- co. Aunque veremos que ninguno de esos rasgos se dan necesariamente en todos 105 estados que intuitivamente 0 preanaliticamente consideramos como ernociones, cada una de esas {acetas juega un papel importante en la vida cmocional. Por hacer una sencilla analogia, no es cierto que to- dos los mucbles scan pcsados. Las larnparas de papel son mueb1es y no pesan casi nada. Ahora bien, para much os propositos practices, el hecho de scr pes ados es una propiedad importante de 10s muebles, De forma similar, qljr;algunas emociones se desencadenen por cierta percepci6n, en vez de por algun aspccto cognitivo, no reduce para nada la impor- tancia que rierien 10s elementos cognitivos como aspectos antecedentes de las emociones.Por todo ello, en esta secci6n se plantc a la cuesti6n «(que son las emociones?» en el sentido de «(cwiles son las propieda- des caracteristicas de las emociones?», en vez de «(cwiles son las con- diciones nccesarias y suficicntes para que un estado mental sea una ernocion?» . Sin embargo, es neccsario hacer en primer lugar una distinci6n que debia habcr hecho mucho antes. La palabra «emoci6n» puede tomarse en el sentido de un hecho que se da 0 considerarse en un sentido dispo- sicianal. Los acontecil11ientos ernocionales son cpisodios efcctivos de ex- pcriencias de ira,miedo, deleite y similarcs. Las disposiciones cmociona- Ies son tcndencias a tener emocioncs efectivas, son cosas tales como la irascibilidad, pusilanimidad 0 10 que llamamos «un caracter alegre». Cier- tos prejuicios como la misogjn ia 0 el antisemitismo tam bien se pueden considerar disposicioncs emocionales. La disposici6n se puede caracteri- zar en terrninos del umbral nccesario para que se desencadene la emo- cion (por ejernplo, la irritabilidad), en terrninos de la intensidad de la ernocion cuarido se desencadena (por ejemplo, la irascibilidad) 0 bien utilizando los dos criterios. Ni siquiera las personas irascibles estan enfa- dad as todo el tiernpo, y una persona enojada no necesariamente es iras- cible, de manera que 105 dos f~n6menos son diferentes. Normalmente, resultara claro por el contexte cuando me estare refiriendo a ernociones EMOCIONES 35 como acontecimientos 0 como disposiciones, pero cuando haga falta 10 dire explicitamente. La mayor parte de las veces, la mayoria de las emociones en acto, enurneradas en la seccion 2.2, tienen las propiedades siguientes;" • sensaci6n cualitativa singular; • aparicion subita; • imprevisibilidad; • corta duraci6n; • las desencadena un est ado cognitivo; • dirigidas hacia un objeto intencional; • inducen cambios fisiologicos (<:<:excitaci6n»); • tienen expresiones fisio16gicas y fison6micas; ,einducen tendencias a realizar determinadas acciones; • van acornpafiadas de placer 0 dolor (<:<:valencia»). Con la posible excepcion del primer rasgo, ninguna de estas caracte- risticas parece ser una propiedad universal de 10 que preteoricamente identificamos como emociones. De hecho, mas adelante ofrecere contra- ejernplos para cada una de tales propiedades. Por tanto no podemos uti- lizarestos rasgos para definir las ernociones, pero podemos, quizas, adop- tar un enfoque puramente pragrnatico y decir que algo es una e1110ci6n si posee Ipor decir un nurncro) seis de las diez propiedades. Ahora bien, es- teprocedimiento no tiene mucho sentido porque no hay ninguna necesi- dad practica de decidir si algo es 0 no una ernocion. «Sensacion» cualitativa singular - Introspectivamente, each emoci6n se experiments como tener una sensacion especial 0 quale, 10 rnismo que cada color se percibe por un as- pecto cualitativo unico. Sin embargo, debemos preguntarnos si esta sen- sac-ion es algo que se encuentra por encima y separado de la percepcion subjetiva de las otras propiedades que tiene un acontecimiento emocio- nal, La mejor evidencia de que es as! puede proceder de la percepci6n de la musica, Por ejemplo, Malcolm Budd mantiene que «cuando se oye una rnusica que consideramos que expresa la ernocion E -cuando Olmos E 19. Los rasgos segundo, Tercero y cuarto los tomo de Ekman (1992a). En la cliscusi6n de los otros rasgos, me he apoyado muchisimo en la destacada exposicion sintetica de,Frijda (1986).
  • 19. ------------------- ---- - - -- -- -- ---- 36 SOBRE LAS PASIONES .- en la musica-s- oirnos que la musica suena de la manera en que se siente .£».20 Cuando escucho una pieza musical triste, 10 que experimento es tristeza pura, no una tristeza intensa (porque no hay excitaci6n ni ten- dencia ala accion), pero sin duda tristeza. El caso de la alegria es un po- co mas complejo, porque una rnusica alegre tiende a provocar la acci6n y sus expresiones caracteristicas. Sin embargo, seria exagerado creer y de- fender que el sentimiento de alegria es la percepci6n placentera de la ex- citacion, la tendencia a la accion, etc. Tarnbien, cuando las emociones se provocan por estirnulacion cerebral directa 0 par rnedios quimicos, los sujetos describen con frecuencia sus experiencias en terrninos que sugie- ren la existencia de cualidades (qualia) ernocionales." En todo caso, la cuestion no es nada clara. No volvere a referirme a elIo porque, en el me- jor de 10s casos, se trata de un aspecto marginal en el estudio de las erno- Clones. Aparici6n sub ita Segun plantea Paul Ekman: «El inicio repentino es fundamental [-..J para el valor adaptativo de las cmociones, nos moviliza para responder a sucesos irnportantes sin perder rnucho tiempo en la evaluaci6n 0 prepa- racion»." Volvere al tema de la adaptaci6n mas adelante, en la seccion 2.4. Por ahora solamente quiero hacer dos observaciones. En primer lu- gar, decir que efectivamente es cierto que en muchos casos norm ales las reacciones emocionales se desatan de manera casi instantanea debido a ciertos estimulos perceptuales 0 cognitivos. Ante una agresi6n fisica 0 ante determinado peligro, las ernociones de ira y de temor, con sus co- rrespondientes tendencias a la acci6n, quedarse helado, huir, enfrentar- se, pueden surgir en una fracci6n de segundo. En segundo lugar, sin em- bargo, hay tantas excepciones que el cornienzo rcpentino no puede considerarse como una caracteristica universal ni como un rasgo defini- torio de las emociones. La ira y el amor, por ejemplo, pueden crecer sigi- losarnente de forma gradual e imperceptible de manera que no nos de- mos cuenta de 10 que esta ocurriendo. Al mismo tiempo, estas emociones se caracterizan frecuentemente por tener un «punto de no retorno», mas 20. Budd (1995), pag. 136. 21. Para el caso de Ia estimulacion cerebral directa, vcase Brothers (1995), pag. 1.111, que cita a Gloor (1986), pag. 164. Para la estirnulacion quimica, veanse Servan-Schreiber y Perlstein (1997). 22. Ekman (1992a). pag. 185. EMOCTONES 37 / a~a del cual ya no se dispone de aurocontrol.> Segun-,_Montaigne, la ra- . zon por la cual es tan dificil controlar la ira es porquererdemos el con- trol antes de tener conciencia de 1aernocion. «La infancia de todas las co- sas es floja y debil. En sus comienzos debemos mantener bien abiertos nuestros .ojos; no po~emos percibir en esos mementos su peligro porque es dernasiado pequeno; una vez que ha crecido, ya no podemos encontrar la cura.»>' En una novela del siglo XVII, Ciro el grande, encontramos una observacion similar sobre el amor: «Cleobuline le amaba sin pensar que le amaba, y estuvo bajo esta ilusion durante tanto tiempo que, cuando por fin alcanzo conciencia de ello, el afecto ya no se podia combatir»." En otras palabtas,ladinarnica de la ira y del arnot se encuentra sometida al dilema que se presenta en 1a figura 2.1. _ Punta de retorno Punta de primers dctcccion ---+------ ..Intensidad de Ia cmocion Figura 2.1: El dilerna de la dinamica del amor y la ira. Imprevisibilidad Un sinonimo de «emoci6n» es «pasion», terniino estrechamente rela- cion.ado con «pasivo». Aunque el origen de las palabras nopueda nunca servrrnos como argumento para llegar a una conclusion sustantiva en es- te caso ocurre que la etimologia se ajusta bastante bienal p~nto de vista tra- dic~onal de que las ernociones son cosas que se sufren -0 experimentan : pasrvarnente en vez de ser algo que elegimos de manera activa. Las reac-' ciones ernocionales son euentos; no son acciones. A pesar de Ios recientes y variados argumentos en su contra, me parece que el punta de vista tra- dicional es esencialmente correcto. Volvere a tratar este asunto con ma- yor d.etenimiento ~n la secci6n 5.2. POl' ahora solamente indicare que la propiedad de ser involuntarias no es una caracterfstica universal 0 defi- nitoria de las emociones. Por ejernplo, podemos decidir enfadarnos pen- sando en algo que nos ocurri6 y que nos hizo enfadar en el pas ado, 0 po- demos provocarnos tristeza a1 retroalimentarnos con las expresiones de 23. Frijda (1986), prigs. 43-45, 91 y241. 24. De Monraigne (1991), pag. 1.154; vcase tam bien Ekman (i992h), pag. 47. 25. Citado siguiendo a Sellicr (1991), pag. 395, n. 1. .
  • 20. ---l 38 SOBRE LAS -PASTONES las emociones para llegar a experitnen~rJa emoci6n en si mism.a. Co~o sugieren estos ejemplos, las emociones provocad~s d~.m~nera mtenc~o- na1 son parasitas 0 dependientes de 1as involuntanas. SI ciertas creencias no generan demanera espontaneauna ernocion espedfica, no podemos conseguir que suceda 1a emoci6n tratando de provocar aquellos ~ensa- mientos, y si ciertas expresiones no acompanan de manera espontanea a cierta emoci6n, no podemos ocasionarla 0 causarla simulando tales ex- presiones. _ COI1£l duracion Citemos de nuevo a Ekman: «El heche de ser capaz de movilizar al organismo de manera muy rapida (ataque) no es el (mic.o componente adaptativo de las ernociones, tarnbrenlo es que 10s carnbios de respues- ta asi movilizados no duran mucho a menos que la emoci6n se vuelva a cvocar».~" Retrasaremos, una ve: mas, la discusi6n del tema de la adapta- ci6n. Creo que (10 mismo que en el caso del ataque repentino 0 aparici6n stlbita) Ekman ha identificado L111apropiedad frecuente pero que no es universal de las emocioncs. Efectivamente es cierto que, como ya he di- cho muchas emociones tienden a desarrollarse y a seguir su curso basta que' «se ban pasado». Pero rambienes cierto que las emociones pueden durar muchos an os, e incluso toda una vida. Anteriormente me he refe- rido a1 caso de la venganza. En SlI -analisis del amor rornantico (al que se refiere con el neologismo de limcrencer, Dorothy Tennov encuentra que la duraci6n tipica de uno de esos episodios amorosos discurre entre los dieciocho rneses y 10s tres aiios, dandose algunos episodios que duran so- lamente unas semanas y otros toda la vida." Las «emociones de prejuicio», desprecio y odio, tarnbien pueden durar muchisimo. Podr~amos pregun- tarnos si estas «emocioncs permanentes» son aconteclmlentos 0 actos emocionales que se producen de hecho 0 si simplemente se trata de dis- posiciones emocionales estables. Al menos en el caso de 1a limerence y de la venganza, me parece que estamos ante emociones capaces d~ lle~ar la mayor parte de la vida consciente de una persona. Podriamos Cl~ar111?U- mcrables descripciones literarias del amor, mas veamos 10 que dice MIlo- van Djilas sobre la venganza: 26_ Ekman (J992a), pag. 185. 27. Tennov (1979), pag_ 142. EMOCIONES 39 Esta tierra nunca recompense Lavirtud, pero siempre ha sido brutal en Lavenganza y en eI castigo del mal. La venganza es su mayor satisfacci6n y gloria. (Es posibLe que eI coraz6n humano pueda encontrar paz y placer so- Iamente ai devolver mal por mal? [...] La venganza es un fuego incontrola- ble y que consume. Estalla, y destruye con sus llamaradas cuaiquier otro pensamiento 0 emoci6n. Se mantiene y destaca sobre todas las cosas. C..] La vcnganza [...] brillaba en nuestros ojos, inflamaba nuestros rostros, es- trernecla nuestras sienes, era Ia palabra que se agolpaba en nuestras gargan- tas aLoir que se habra derramado sangre. [...] La venganza no es el odio, si- no Lamas salvaje y mas dulce de las bebidas para quienes deben vengarse y para quienes desean ser vengados." Las desencadena un estado cognitivo Quiza sea la relacioueriire emociones y estados cognitivos el tema central en el estudio de las emociones bumanas. Tal como indique en la secci6n 2.2, las ernociones pueden provocarse por gran diversidad de creencias, que pueden tenerrelacion con 10s otros 0 con uno rnismo, con el pasado, el presente 0 el futuro; y estas creencias puedc que las consi- deremos como ciertas, probables 0 simplemente posibles. Adernas, las ernociones pueden conformar.la propia cognici6n, por ejemplo, median- te el pensamiento desiderativo de que la realidad se ajusta alas propios deseos, y ellas mismas pueden ser objeto de conocimiento, como cuando por fin nos damos cuenta de que estamos enamorados. Debido a la inti- ma relaci6n que existe entre los-aspectos cognitivos y la cultura, no sera sino hasta la seccion 4.2 cuando plantee buena parte de 10 que tengo que decir sobre estos temas. Por ahora, solamente discutire algunas excep- ciones a la afirmaci6n de que las emociones se provo can de manera inva- riable par una evaluaci6n 0 estimaci6n cognitiva previa. Joseph LeDoux, en su trabajo sobre el miedo, ha demostrado que bay dos vias separadas que median entre las sefiales sensoriales y las reaccio- nes de temor. Como se muestra en la figura 2.2, solamente uno de esos caminos pasa por la partedelcerebro que es capaz de realizar estirnacio- nes cognitivas. La otra via conduce directamente des de el aparato sensorial hasta 1a amigdala, una parte del cerebro involucrada principalmente en las reac- ciones emocionales. El parrafo siguiente dellibro de LeDoux resume al- gunas de las diferencias entre las dos vias: 28. Djilas (l958)' pags. 86, 105, 106 Y107.
  • 21. ------------------------------------------------------------------------------------------------, 40 SOBRE LAS PASIONES ------------ Cortex sensorial Camino superior Talamo sensorial Amigdala Camino inferior IRespuesta emocionalEstimulo emocional IO. - 2 2' Dos vias diferentes que sirven de intermediaci6n entre !as senales 'lgura ., .', .' ° ' 164 scnsorialcs y las reacciones de ternor (Fuente: LeDoux [1996], pag. ). Aunq:ie'el sistema talarnico no puede haccr distinciones finas,.la via de la amigdala ticuc una ventaja importante sobre la via de input C(:rtlcal. Esta vcntaja CS ~Itiempo. Para que un esrimulo auditive alcance la amlgciala a tra- ves de la via tahlmica se requiere, en el caso de una rata, de unos doc,e ITlll:- seg-undos, y casi el doble si se realiza a travcs de la via ~ort1cal. La via tala- . _ [ ] nole puede decir a la amigdala con prcctsion 10 que hay, peromica t.'. . ]' r pucde suministrar una seiial rapid a de la presencia de algCmpe igro . .os un sistema de procesamiento rapido y basto 0 poco discriminarivo. . - Imaginemos que caminamos por el bosque. Se produce un ,rwdo e;ctra- no, algun chirrido. Va directamente ala amigdala pOI la via talamica. H so- nido tarnbien va del talamo al cortex y estc 10 rcconocc como una ram a seca que se quebro con el peso de nuestras botas 0 como una serpiente de casca- bel agitando su cola. Pero cuando e1cortex ha llegado a establecer e1resul- tado, la amigdala ya ha comenzado a defenderse de la serprente. La infer- maci6n procedente del talarno no viene ya filtrada y sesgacla para provocar determinadas rcspucstas. El trabajo del cortex es impcdir 13 respues:a ina- decuada mas que producir la adecuada 0 pertincntc. POI' cl cont.rarro, su- pongamos que en el camino vernos algo curvo y fino. La curvatura y la del- gadez liega a la amigdala desde el talarno, micntras que solamente es el cortex e1que distingue entre una serpiente cnroscada y un palo curvo. S1es una serpiente, la amigdala tiene la ventaja en cl juego. Dcsde el punto de VIS- ta de la supervivencia, es mejor responder a peligros pot~nclales como SI de hccho fueran realcs en vez de fracasar en la rcspuesta. U coste de conside- rar que el palo es una serpiente es menor, a largo plazo, que el coste de tra- tar a la serpiente como si fuera un palo.:" 29. LeDoux (J996), pags. 163-165. EMOCIONES 41 En el estado actual del conocimiento, es diffcil evaluar la importancia - de estas ideas para el estudio de las emociones humanas. Como ya indi- que al final de la secci6n 2.1, en las sociedades que han superado ya la lucha directa por 1asupervivencia, las principales experiencias emociona- les tienden a tener antecedentes cognitivos complejos. Supongamos que me enfado cuando oigo a alguien decir algo que me hace suponer que he sido tratado injustamente. Salvo casos especiales, parece implausible que haya un «camino inferior» mediante el cual el input auditivo recibido por el talarno sea capaz de provocar la ira antes de que se produzca algun ti- po de procesamiento cognitive.'? Sin embargo, el «camino inferior» puede que sea importante de ma- nera indirecta. Supongamos que estoy de pie en el anden del metro y que otra persona choca conmigo. Antes de procesar cognitivamente 1a situa- don y decidir si el otro actuo intencionalmente, por imprudencia, negli- gentemente Cl de forma totalmente inocente, puede que se produzca en _rni una reaccion de enfado por medio de algun camino «rapido y bas- to»." Supongamos que, de heeho, el otro actuo inoeentemente (que al- guien tropezo con el y le hizo perdcr el equilibrio); podriamos distinguir tres cases. Prirnero, reconoeemos que nuestra ira era inrnotivada y deja- mas. de sentirla 0 de expresarla en cualquier forma. Incluso puede que pidamos disculpas por haber expresado ira. En segundo lugar, reconoce- mosque la ira no estaba motivada, pero reprimimos la conciencia y nos inventamos otra historia que justifique 1a ira. En tercer lugar, 1a inven- --cion dela historia incluso puede darse antes de reconoeer la inocencia del otro. Mientras que en cl segundo esccnario estamos ante un caso de autoengaiio, cl tercero es uno de pensarniento desiderativo. En ambos, la resistencia a admitir (ante rni 0 ante los otros) que me he comportado aira- damente sin ninguna justifieaci6n es la causa de que me invente una his- 'toria que justifique mi ira, Por tanto, 10 que he llamado «antecedentes cognitivos complejos» de una emoci6n pueden estar inducidos por un --- 30. Un caso especial se relaciona con c1 «fcnomcno de la fiesta coctcl». En un coctcl, normal- mente nos aislamos del ruido de Iondo para centrarnos en 10'lue nos est a diciendo nuestro interlocu- tor. Pero si por algun lado sc meuciona nuestro nombre, inmediatarnenre nos percatamos. De la mis- ma rnancra, si 5'C mcnciona en alguna otra convcrsacion cl nombre de alguien que es nuestro cncrnigo desde haec mucho ticmpo, es posible pensar que comenzamos por reaccionar ernocionalrnente antes de que nuestro cortex dccida si el conjunto del contexto proposicional justifica nuestra ira. - 31. Es una afirrnacion purarncnte especulativa. Par 10 que se, no cxiste una cvidcncia neurofi- sio16gica para distinguir un camino superior 0 un camino inferior en 1a gencraci6n de 1a Ira. Aunque .a nivel fenomeno16gico, disponemos de suficicntes datos qne muestran que 1a genre a vcccs ataca aira- damente antes de tencr ticmpo de decidir si su agresi6n esta justificada.
  • 22. 42 SOBRE LAS PASIONES itl I, con junto de causas que incluyen 1) una reacci6ri ernecional sin ninguno de tales ante~edentes y 2) una imagen propia por la que nos resulta inco- modo pensar que fuimos cap aces de reaccionar airadamente sin raz6n al- guna. En tales casos, la relacion entre los elementos cognitivos y la emo- cion se da tanto hacia arras como hacia delante -la emoci6n produce la creencia que la justifica-, en vez de darse, como es el caso habitual, so- lamente hacia delante. LeDoux ha mostrado que el miedo puede desencadenarse mas por cuestiones sensoriales 0 perceptivas que por aspectos cognitivos. De manera similar, eLdesencadenamiento de la emoci6n musical es mas per.::. ceptiva que cognitiva. No hay creencias prcposicionales que debamos tener antes de que experimentemos un fragmento musical deterrnina- do como triste, placentero 0 jubiloso. De manera mas discutible, tam- bien el amor puede desencadenarse por la percepcion de un rostro 0 de determinada forma corporal, en vez de por albergar determinadas crecncias sobre la persona en cuestion. Por ejernplo, es frecuente citar a Stendhal para decir que Ias creencias sobre las maravillosas propie- dades de la otra persona son el efecto del amor, atravcs del proccso que elllamaba «cristalizacion», en vez de ser esas propiedades la causa del arnor. Aunque es cierto que bay frases de Stendhal en las que apa- recen esos planteamientos, sin embargo, tambien afirrnaba que una con- dici6n necesaria para el amor es que creamos que la otra persona pue- de arnarnos." Esta creencia relacional desencadena el am or, 10 que en su momenta provoca que tarnbien se desencaderrencreencias no rela- cionales respecto a la otra persona. El terna, evidenternente, no es de fa- cil resoluci6n. Recomendaria allector multiples pasajes de la literatura universal. Dirigidas bacia un objeto intencional Las emociones, 10 misrno que los deseos y las creencias, son intcncio- nales: son sabre algo. Difieren en este aspecto de otros sentimientos vis- cerales, como puedan ser el dolor, la somnolencia, Ia nausea y el vertigo. A veces se !leva muy lejos la analogfa de las emocioncs con Ios deseos y las creencias. Lo mismo que decimos que una persona desea que p sea el ca- so 0 que cree que p es el caso, don de p es alguna proposici6n, con fre- cuencia se dice que la forma tipica de los enunciados de emoci6n es «X 32. Stendhal (1980), pag. 279. EMOCIONES 43 experimenta la ernocion p».J3 En ciertoscasos, este analisis resulta sufi- cientemente preciso. Puedo estar avergonzado ya que he hecho algo mal o sentir enfado ya que el mundo es as! de injusto. Pero puedo tambien enfadarme can 0 por alguien: el objeto intencional es una persona en vez de un estado de hechos. Y en el caso del odio 0 del amor, la emoci6n sola- mente puede establecerse como relaci6n con una persona como objeto de la relaci6n. La envidia tarnbien se dirige siernpre hacia una persona. Hay varias entradas en el OED (Oxford English Dictionary) para «estoy in- dignado ya que ...» (y para «estoy indignado con ...»), pero ninguna para «estoy envidioso ya que ...». Normalmente se dice que ciertos estados de animo, como la ansiedad generalizada, constituyen una excepci6n ala afirmaci6n de que todas las emociones tienen objetos intencionales. Debido a que no me parece que tengamos una buena comprensi6n de la relacion existente entre las erno- ciones efectivas 0 acontecimientos emocionales, los estados de animo y las disposiciones emocionales, pretieroreferirrne a 10s contraejemplos nada ambiguos que nos ofrecen las emociones musicales. Como ha dicho Malcolm Budd: En el caso de la expresion musical delas emociones, la ernocion que nos mueve 0 impulsa es ... a la vez abstracta y; por as! decirlo, desencarnada: la ernocion no se refiere a ningun estado dehechos definido y tampa co la ex- perirnenta alguien con caracteristicas definidas (edad, raza, sexo, etc). Si la emoci6n es un estado exultantc, sera la exaltacion de un os objetos que no se especifican y sera eI sentimiento de exaltacion de una persona indetermina- da, no de un individuo en particular, y vendra definida solamente por la na- turaleza misma de la emoci6n ... La emoci6n carece tanto de objeto definido como de un sujeto definido." La induccion de cambio.r/isioI6gicos (<<excitaci6n») La intensidad subjetiva de las emociones se deriva en gran medida de la excitacion fisiologica que las acornpafia, (Tarnbien de su valencia, algo que discutiremos mas adelante.) Los sintomas familiares de la excitacion emocional incluyen palpitaciones intensas, perdida del control intestinal, nudos en la garganta, nauseas, etc." En cierta medida, determinadas erno- 3.3. A modo de ejcmp]o vease Gordon (1987). 34. Budd (1991), pig. 149. 35. Frijda (]9%i, cap. 2. presenta el panorama complete.
  • 23. 44 SOBRE LAS PASIONES ciones se pueden vincular a unos determinados niveles de excitacion. En el importante y especial caso de las respuestas autonomas, Robert Le- venson ha registrado la aceleracion del ritmo cardiaco durante episodios de ira, miedo y tristeza, asi como una reducci6n de ese ritmo durante la repugnancia a disgusto, y adem as ha reportado diferencias de presion sangufnea entre el miedo y la ira. Sin embargo, afiade que incluso aunque la investigacion fuera mayor, «el compute final de las diferencias es pro- bable que resultase pequefio»." En algunos casas podemos utilizar la presencia de la excitaci6n (y la valencia) para distinguir las autenticas emociones de las «cuasi-emocio- nes», que son superficialmente similares. Como sefiala Robert Gordon, la idea de temor nos lleva tanto a una interpretaci6n visceral como a una no visceral.'? La primera es la que ocurre cuando me enfrento con un pe- ligro muy grave; la segunda es a 10 que me refiero cuando digo que cojo el paraguas porque temo que pueda llover. De la misma manera, las acti- tudes de pesar 0 de sentir congratularnos par alguien pueden ir unidas 0 no a sentimientos dolorosos 0 afectuosos. Sin embargo, no par ello de- beriamos conduir que la excitaci6n sea un rasgo universal de las emo- ciones. Nico Frijda defiende que algunas veces «no hay signos de excitacion aut6noma mientras los sujetos dicen que estan 0 se sienten fe!ices, ansio- sos 0 airados. Parece procedente aceptar las palabras de estos sujetos, mientras que su conducta no les contradiga»." Otro contraejemplo nos 10 ofrecen las emociones generadas por las obras de arte. Aunque las pe- liculas de terror puedan generar excitaci6n, es bast ante menos probable que 10 hagan las Variaciones de Goldberg. Tienen expresiones jisio/6gicas y [isonomicas Las emociones tienen expresiones caracterfsticas. Entre estas cxpre- siones se induyen las posturas corporales, el tono de voz, ruborizarse, sonrcir 0 mostrar los dientes, reirse 0 fruncir el ceiio, llorar y gritar. Aun- que tal como dice Frijda: «Una fina linea divide alas expresiones de las autenticas acciones emocionales»," normalmente se puede establecer la distincion. Tambien ocurre que, aunque muchas expresiones estan estre- charnente vinculadas a respuestas fisiol6gicas que ya he discutido, algu- 36. Levenson (1992), pag. 26. 37. Gordon (1987), pag. 77. 38. Frijda (1986), pag. 173. 39. Frijda (1986), pag. 12. 45EMOCIONES nas no 10 estarr.Las expresiones, por definicion, son observables por 10s dernas, mientras que la excitaci6n norrnalmente no 10 es. Algunas expre- siones puede que deban su existencia a su capacidad para comunicar la emocion a 10s demas, mientras que en otros casos estc efecto puede ser un subproducto accidental que puede resultar adaptativo 0 que puede no serlo. En una riria, una persona puede querer que su adversario pien- se que esta enfadada, pero no que esta temerosa. Por tanto, su interes consiste en simular 0 suprimir las expresiones emocionales pertinentes, es decir, destacar los signos de ira y ocultar 10s de temor. Debido a que es- tos son en gran medida involuntarios, puede resultar muy dificilla simu- lacion 0 supresion perfecta. Ahora~bien, en las interacciones sociales 10 irnportante es la capacidad de engafiar a los demas, cuya capacidad de detectar simulaciones a supresiones imperfectas puede que sea bastante poco perfecta·;40.·_." Aun que el miedo, la ira, el placer y otras cuantas ernociones estan claramente asociadas con expresiones faciales caracteristicas, no parece que las cosas scan asi en el caso de las emociones humanas mas comple- jas. Par lei que sabemos, no hay signos externos observables que nos perrnitan distinguir la culpa de la vergiienza, la esperanza de la alegria, el orgullode la soberbia, la crueldad de la envidia 0 la pena de la de- cepcion. Noel Carroll seiiala, por ejemplo, que para transmitir 0 expre- sar las ernocionesen.una pelicula puede que no sea suficiente mostrar el rostro humano. «Para conseguir una caracterizaci6n mas precisa y menos ambigua de lasemociones, dependemos del conocimiento del objeto 0 de la causa de laemoci6n corrrespondiente.» Par tanto, ala hora de edi- tar «el material cinematografico que se precis a para transmitir el estado I emocional de un personaje, nos tenemos que mover de 10 que vemos 0 experimentamos al objetivo para asi conseguir determinar bien la emo- cion particular que trans mite cl personaje».:" lnduccion de tendencies a realizar determinadas acaones Las emociones suelen asociarse con tendencias espedficas a actuar de / determinadas maneras. La culpa induce tendencias a reparar el dario, a confesar y a.castigarse uno mismo, La vergi.ienza provoca la tendencia a desaparecer 0 a ocultarse, y en casos extrernos induso provoca tenden- 40. Ekman (1992b). 41. Carroll (1996), pag. 131.
  • 24. 46 SOBRE LAS PASrONES cias suicidas. La envidia tiende a producir una acci6n destructiva del ob- jeto envidiado 0 de su poseedor. La ira induce una tendencia a daiiar ala persona que nos ha hecho dafio. EI odio provoca una tendencia a hacer desaparecer de la faz de la tierra el objeto de la emoci6n. Aunque todas estas son emociones oscuras 0 negativas, tambien las ernociones positi- vas tienen asociadas tendencias especificas a la acci6n. Par ejernplo, el amor provoca una tendencia ala acci6n que consiste en la busqueda de Ja compaiiia de la persona que es objeto de la emoci6n. La tendencia a la acci6n provocada por la condolencia consiste en una tendencia a apoyar a quienes nos han ayudado. Como sugieren todos est os ejemplos, las tendencias ala acci6n pue- den tener objetivos muy diversos. Dada una emoci6n negativa, can fre- cuencia tendemos a eliminar las condiciones que la producen. Laperso- na que ha hecho trampas en sus impuestos y envia un cheque anonimo a la oficina recaudadora intenta con ello crear una situacion en la queya no tenga razones para sentirse culpable, y la persona que destruye la carrera de un competidor intenta con ello crear una situaci6n en la que no haya nada que provoque su envidia. En otros casos 10 que se busca es el resta- blecimiento de algun equilibrio. La persona airada que busca la venganza no esta tratando de deshacer el dafio que se Ie hizo, sino mas bien crear un equilibrio en el que el dafio se equilibre con el dafio. La persona cul- pable que reacciona castigandose a SI misma no esta tratando de desha- cer el dafio que hizo, sino crear un equilibrio en el cual el sufrimierrto se compense con el sufrimiento. Tiene importancia insistir en que se trata de tendencias a la acci6n. Incluso aunque podamos sentir una fugaz ansia demu~t!va a la vista del mayor bien obtenido por otra persona, la mayor parte de la gente apren- de a no darle importancia y a no realizar esa acci6n destructiva, Las an- sias de venganza normalmente se suprimen en las sociedades que ense- fian a poner la otra mejilla. La persona que siente el impulso de enviar un cheque a la oficina recaudadora de impuestos puede decidir, despues de reflexionar, que despues de todo puede quedarse can el dinero: Como sugieren todos estos ejemplos, las fuerzas que se oponen alas tenden- cias a la acci6n, y que las mantienen bajo control, van desde ef propio interes hasta las norrnas sociales.: Volveremos a este asunto en la see- cion 4.2. No todas las emociones provocan tendencias ala acci6n. Hume afir- ma, de manera verosimil, que «el orgullo y la humildad son emociones puras del alma, no estan acompafiadas por deseo alguno, ni nos incitan EMOCIONES 47 inmediatamente ala accion».? Tampoco parece que el alivio, el pesar, la decepci6n, la tristeza y la mayor parte de las emociones esteticas inciten a algun tipo especffico de acciones. Aunque a veces los nifios pequefios quieren subir al escenario para sa1var a1actor de un peligro inrnincnte, la mayor parte de las obras de arte no inducen ninguna tendencia a la ac- cion por parte de 105 lectores, oyentes 0 espectadores. De hecho, hay quie- nes han sugerido que las emociones esteticas tienen una pureza excep- cional debido a que estan disociadas de la accion." Acompaiiadas por placer 0 dolor (eoalencia») Los psicologos utilizan el termino «valencia» para referirse al hecho de quc las emociones se experimentan como placcnteras 0 dolorosas, de- seables 0 indeseables, que nos hacen felices 0 infelices. Este aspecto de las ernociones es el que resulta mas importante para buena parte de quie- nes viven en las ciudades del siglo xx. Aunque puede que 1as emociones se hayan originado como parte de los sistemas de acci6n defensivos u ofensivos del organismo y que todavia exhiban ese aspecto en circuns- . tancias de gran tension, en 1avida cotidiana rcsulta mas importante su as- pectohedonico. E1 sentimiento de vergiienza puede resultar insoporta- blemente doloroso, como 10 muestra el suicidio de un almirante de marina que llevaba inmerecidamente algunas de sus rnedallas 0 105 seis franceses que se suicidaron en 1997 a1ser pillados en actividades ilegales de pedofilia. Par el contrario, el amor radiante de Anne Elliott a1final de Persuasion es de una felicidad insuperable. Algunas emociones se persi- guen 0 se desean intensamente y otras se evitan con toda intensidad. La valencia y la excitaci6n se funden habitualmente en la experiencia subjetiva de la emoci6n. Sin embargo, analiticarnente, pueden en cierta medida disociarse, como 10 muestran las «ernociones mixtas», tales como la nostalgia 0 la ernocion agridulce que podemos sentir a la vista del exi- to de un amigo. Si los placeres derivados de pensar sobre una buena ex- periencia pasada compensan el dolor de dames cuenta de que ya ha pa- sado 0 si el placer de la sirnpatia compensa los dolores de la envidia, la experiencia puede tener una valencia neutral y, sin embargo, ir acompa- fiada de excitaci6n. Abraham Tesser, en un experimento que involucraba comparaciones interpersonales, consigui6 inducir experiencias ernocio- 42. Hurne (1960), pag. 367. 43. Fry (192l), pag. 13; rarnbien Budd (1995), pag. 77.
  • 25. 48 SOBRE LAS PASIONES nales que eran afectivamenre neutrales, pero que tenian excitaci6n positi- va, tal como 10 mostraba la mejora de la capacidad de los sujetos ala hora de realizar tareas simples y la reduccion de su capacidad para ejecutar ta- reas complejas." Cort1ci demuestran estos descubrimientos, una valencia diferente de cero (positiva 0 negativa) no es un rasgo universal de las ex- periencias emocionales. Aunque la introspeccion nos sugiere que las experiencias puras 0 element ales son dolorosas 0 placenteras, no conoz- co pruebas firmes que 10 demuestren. Resumen A partir de este panorama podemos concluir que los r!lsgos mas persistentes asociados alas emociones son los de la imprevisibilidad, los antecedentes cognitivos, tener objetos intencionales Ia excitacion las tendencias a la accion y la valencia. (Ignorare una no~ion tan diffcii de aprehender corrio la de sensacion cualitativa singular.) Aunque la apa- ricion subita, la duracion breve y Ias expresiones caracterfsticas sean ras- gos que tarnbien se observan frecuentemente, parecen ser caracteristicas menos centrales en.las ernociones humanas que en las que exhiben los animales. Pero no hay un rasgo en particular que aparezca universal- mente. Los contraejernplos mas destacados son las emociones musicales, que no parecen tener ninguno de los supuestos rasgos definitorios adernas de los de la imprevisibilidad y la valencia. Sin embargo, estos dos ultimos rasgos caracterizanarczor los estados viscerales y, por tanto, no pueden captar 10 que sea especifico de la emoci6n. 2.4. 2QUE SON LAS EMOCIONES? UN t ALlSIS CAUSAL Estas conclusiones nos dejan con un cuadro algo confuse. Para poder avanzar deberiarnos in ten tar ir mas alla del tratamiento fenomenol6gico y tratar de explorarlas causas pr6ximas 0 remotas de lasreacciones erno- cionales. Por un Iado, podrfamos investigar las vias neurofisiol6gicas por las cuales la percepcion y Ia cognici6n desencadenan emociones e/ectivas. 44. Tesser (1991). Por tanto, Hume (1960), pag. 278, esta cquivocado cuando afirma: «Susci- tar cualquier pasion y al mismo tiempo provocar de igual rnanera su antagonica tiene como resulta- do deshacer inmediatamente 10 que se habra hecho y debe dejar a Ia mente finalmente en total cal- ma e indiferencia». La faiacia se da por identificar «calma» e «indiferencia». La primera se refiere a la ausencia de exciracion: la segunda, a 1. ausencia neta de placer 0 dolor. I -[ EMOCIO ES 49 Por otro Iado, podriamos tratar de identificar los mecanismos de evolu- ci6n que producen las divers as disposiciones emocionales. En la medida en que se me alcanza, no hay ningun analisis que haya conseguido produ- cir algo parecido a una comprensi6n uniticada de las emociones. Causas pr6ximas Muchos estudios neurofisioI6gicos de las ernociones caen en la cate- . goria de 10s analisis tipo caja negra. En la actualidad hay muchos datos que confirman que multiples aspectos de ciertas emociones, que se prestan a la experimentaci6n con animales, estan bajrrcontrol neuroquimico; tal es. el casu de «la rabia, el miedo, 1a angustia de Ia separaci6n, el cuidado ma- ternal, la anticipaci6n del deseo y diversos aspectos de la sexualidad»." Por poner un ejemplo al azar: «EI glutamato y sus analogos administrados directamente en el cerebra pueden precipitar una rabia agresiva, respues- tas de miedo y vocalizaciones inducidas por la angustia. Sin embargo, que- da por demostrar plenamente que estas manifestaciones conductuales vayan acornpafiadas de afectos experimentados internamente. Queda den- tro de 10 posible que las conductas provocadas por el glutamato reflejen manifestaciones motoras pseudoafectivas organizadas a un nivel muy ba- jo de los axones 0 neuritas»." Ahora bien, estos estudios no contribuyen ala construcci6n de una teoria unificada. Por un Iado, porque no se re-: fieren alas emociones especificamente humanas. Y por otra parte, por- que no nos ofrecen nada parecido a un mecanismo cornun compartido,. ni siquiera respecto alas emociones sobre Ias que investigan. Mas bien nos dan ciertas piezas que podrian servirnos para la construcci6n de un mecanismo (0 diversos mecanisrnos). A partir de Ios trabajos de LeDoux sobre el miedo, sabemos c6mo podria ser un mecanismo de tal tipo. La estructura basica que se repre- senta en la figura 2.2 se puede ampliar y refinar incluyendo diferenciacio-' nes mas precisas y conexiones neuronales adicionales. Aunque su especifi- caci6n sea todavia imperfecta, la maquinaria neurologica del miedo parece suficienternente trazada como para permitirnos afirrnar que comprende- mos los mecanismos basicos involucrados. La amigdala sirve como un nucleo 0 una central de distribuci6n que regula las respuestas aut6nomas y conductuales, al mismo tiempo que actua como retroalimentadora del ./ . ',. Panksepp l19~3.:. pag, 90. ". Panksepp (1')93), pag. 00.