1. ¡Hola! Me llamo “El Español II”. Estoy en el Palacio Real de Madrid. Soy
uno de los quinientos violines Stradivarius que se conservan, y también, una obra
maestra. Soy propiedad de la Casa Real. Es decir, soy un “violín real”.
Los otros violínes dicen, que somos los reyes de los Violínes.
Yo soy un miembro del conjunto Stradivarius Palatinos. Somos tres violínes, una
viola y un violonchelo. Todos fabricados por el más famoso luthier del mundo:
Antonio Stradivari.
Soy maravilloso. Mis bordes están decorados con rombos de marfil sobre un fondo
negro rellenado con mástil de ébano.
Mi padre era un... ¡Árbol! Era un abeto. Y con más de 25 años. Y Stradivari era
muy exigente y siempre quería y buscaba la mejor madera.
Yo tengo un secreto. Nadie sabe cuál es el secreto del violín. Stradivari la escribió en
la tapa de su Biblia. Pero, ¡sssssssssshhhhhh! no se lo digais a nadie. Es un
secreto... un secreto que no tiene respuesta. La composición del barniz dorado rojizo, se
esfumó cuando años después se perdió su Biblia.
Stradivari nos hizo más esbeltos y altos, porque alargó y estilizó la caja del
instrumento al límite (36 cm.). Si hubiera sido más largo, las cuerdas de tripa de
gato se hubieran roto.
Cuenta la historia, que el grupo de violínes Palatinos de Stradivari,
como se sienten sólos en el palacio, han invitado a los más grandes
violinistas del mundo. Vivaldi, Paganini, Mendelsshon... Todos aquí,
en Madrid.
Para los violines, era el mejor día de sus vidas. El Capriccio nº24 en la
menor, la sonata imperial de Vivaldi... era... Música Celestial.
Después del silencio, lo que más se acerca a expresar lo inexpresable es la
música.